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Profesora particular (IV)

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Llegó el jueves por fin y fui a dar mis clases particulares a casa de los mejores amigos de mis padres. Iba con una chaqueta que me llegaba un poco por encima de las rodillas, muy elegante y cara. Quería dar una sorpresa a Manuel.

–Hola, Esther!

–Hola!

–Qué puntual!

–Tenía ganas de verte, tito! – le doy un beso en los labios.

–Esther, cuidado, los vecinos! Entra, entra! Vas muy tapada, hija!

–Te gusta mi chaquetatita?

–Sí, sí, muy elegante! Eres toda una señorita!

–Por supuesto!

–Una señorita fina y elegante! Pero hoy vas muy abrigada!

–Sí, tito! Voy muy tapada porque tengo una sorpresa: mira!

Decidida a no perder tiempo, me quito la chaqueta y Manuel descubre que debajo solo llevo ropa interior muy bonita y sexy de encaje.

–Carai, Esther!

–Te gusta? Es lencería muy cara. O sea, me gasté todo el dinero que me diste el otro día en este conjunto.

–Estás muy guapa! Irresistible!

–Y así, por detrás, me queda bien?

–Genial! Se te ve un culo magnífico!

–Ven, tito! Hmmm! – le abrazo y él me aprieta contra su cuerpo y noto que mojo las braguitas y que los pezones se me endurecen. – Notas mis tetas?

–Sí, sí, hmmm! – nos seguimos besando y él ya baja sus manos hasta mis deseadas nalgas y juega con ellas y me las separa y enseguida me baja las bragas hasta los tobillos y me introduce varios dedos en el culo, creo que de las dos manos porque siento que me abre mucho el agujero y me tumba en el sofá, boca abajo y le oigo exclamar palabras soeces.

–Te voy a dar porculo, niña, de hoy no te escapas que te de porculo!

–No, tito, no, eso no! – me aprieta la cabeza contra unos cojines mientras me levanta la cadera y flexiono las piernas y él sigue penetrándome con sus dedos y abriéndome el culo – Ay, no, nunca he tenido sexo anal, Manuel, no, no! Déjame!

–Qué? Cómo? Una putita como tú y todavía tienes el culo virgen? Eso aún me lo hace más apetecible! – noto su aliento en el agujero mientras me huele y luego me lame – Qué sabroso tienes el culo, Esther!

–Gracias, tito! – noto que me ruborizo, así en pompa ante su cara. Dudo de si me gustaría que me follara por el agujerito trasero. Pero no.

–Tengo la polla más dura que nunca en mi vida! Verás como te voy a romper el culo!

–No, no, tito! Eso no! Mira, si quieres, méteme los dedos en el ano y yo te la chupo!

–Hoy te quiero encular, niña! Sueño con tu culo! Llevas mucho tiempo viniendo aquí exhibiéndote, como la cerda que eres!

–No, tito, yo solo...

–Mira, de hoy no pasa que te de porculo! – me lo abre mucho y casi me duele, pero la verdad es que eso me excita y siento que el flujo me resbala por los muslos.

–Tito, ya te digo que no! Muchos novios y amigos me han querido encular y nunca se lo he permitido. Todo menos eso, Manuel!

–A ver, Esther, mira, te voy a dar el doble de dinero, pero quiero desvirgar tu ano! Es que es muy apetecible!

–Tito, no, una señorita no... eso no es correcto, no... y menos con alguien que no es tu pareja, no, no!

–Bueno, tú misma, pero… sabes qué te digo? Que ya puedes vestirte y marcharte. No te obligaré, no temas. Ningún problema!

–Pero tito, no te enfades! – me levanto y le abrazo y quiero besarlo.

–No, no. Mira, ya está, dejémoslo por hoy.

–Tito, venga, va, hombre! – intento tomar su pene totalmente erecto pero él me lo impide – Deja que te masturbe, tito, y si quieres, me eyaculas en la cara! O en mis nalgas!

–No, Esther, creo que me he estado portando muy bien contigo. Mejor que bien!

–Sí, es cierto. Pero el culo, no!

–Sabes qué? Ya te puedes ir y no vuelvas. Diré a mi mujer y a Fernando que ya no puedes venir más a darle clases y ya está.

–Tito! No me digas eso! El trato es que no me obligarías a hacer nada que no quisiera!

–Y no te obligo, ya ves. Ponte la chaqueta y márchate, tranquila. –me sube las bragas y me alcanza la chaqueta.

–Ay, no sé, tito! Me sabe mal que te pongas así! Mira, ven, va, me tumbo y te corres en mis nalgas, va! – le doy la espalda, me inclino, me vuelvo a bajar las braguitas y me apoyo con los codos en el sofá para darle una visión irresistible – Va, tito, venga! Eyacula encima de mí!

–No, Esther! Te quiero dar porculo y si no, nada!

–Pero, es que... yo nunca… además, tú la tienes muy gruesa! O sea, no me iba a caber!

–Eso no debe preocuparte. Tienes el culo muy flexible! Pero si hoy casi te he metido los diez dedos de las manos hasta el fondo!

–Ay, no sé, siempre he pensado que daría mi culo a alguien especial, quizá cuando me case!

–Yo soy especial para ti, Esther! Pero si te conozco desde que eras muy niña. Mira, ya verás, iré con mucho cuidado.

–Tito, es que el culo... querría que la primera vez fuera para alguien con quien esté prometida. Y tú, o sea, estás casado, con la tita.

–Venga, Esther, nadie tiene por qué saberlo. Mira, te meteré solo la punta y ya está.

–Es que me hará daño! Y enseguida tendré que ir a dar la clase de matemáticas a... oh!… tito! Ay!

–Esther, ya está, ya tengo el glande en tu culo. Lo tienes muy dilatado. A que no te duele, verdad?

–Ay, no sé... no, lo cierto es que no... ay… me gusta la sensación… hmm! – Manuel me baja el sostén hasta debajo de los pechos y me los agarra y juega con mis tetas y mis pezones muy duros para él, me pongo a cien y yo misma me meto varios dedos en la vagina inundada de mis jugos y me masturbo con placer. Mi sexo rezuma.

–Tienes el culo hirviendo, Esther! Me encanta!

–Oh, gracias, tito, eres muy amable y cariñoso. Por favor, acaríciame el clítoris!

–Sí, me enamora tu clítoris! Mi polla arde en tu ano!

–Hmmm, ay, tito! Qué bien me acaricias! Ay, hmmm! Oh! Siento tu verga dentro!

–Te hago daño, hija?

–No, no, es que estoy muy caliente. Introdúcela un poco más si quieres.

–Sí, seguro?

–Algo más, sí. Me siento muy guarra, pero me da morbo también, tito!

–Ya ves que soy muy delicado contigo, Esther!

–Sí, tito! Acaríciame un poco más deprisa el clítoris! Y méteme tus dedos en el coño, por favor!

–Claro, tus deseos son órdenes para mí! Estás empapada, niña! Te resbala el flujo por los muslos! Qué cerda!

–Ay, es que estoy muy caliente! Si quieres, puedes metérmela un poco más adentro, tito!

–No, Esther, imposible! Es que ya la tengo toda en tu culo!

–Oh, sí? Pero tan larga y gruesa! Hmmm!

–Mira, toca, ves, esto ya son mis cojones, tocando tus nalgas! Sabía que te gustaría, Esther!

–Hmmm, sí, tito! Fóllame el culo! Más adentro!

–Sí, toma, toma, guerra, cerda! – me la mete y saca y también sus dedos en mi vagina y me corro y gimo y suspiro y él me pega algunes nalgadas – Tu culo quema, niña! Me encanta y a ti también que te de porculo, a que sí! Puta!

–Ay, sí, Manuel! Oh! Ay! Lléname con tu leche, tito, por favor, ay, hmmm!

–Quieres que te llene el culo de semen, guarra?

–Sí, sí, ay. Me corro, tito, ay! Méteme más dedos en el chocho!

–Tengo los diez dentro, hija! Y mi polla en tu ano!

–Sí, sí, ya la siento, ya, oh, ah, qué caliente, oh, hmmm, tito, así, sí, así, más, más, oh, ah, dios!

–Toma, toma, puerca, te follo el culo y te gusta, cochina!

–Ay, sí, sí, oh! Más, más!

–Toda mi leche en tu culo, guarra, toma, toma, ay, oh, ah! – noto que me inunda las entrañas con su lefa hirviendo y como rebosa y me resbala por el perineo y la vulva hasta las piernas y él aparta sus manos de mi coño y yo lanzo tanto squirt que forma un charco. – Qué cerda, mira como nos estás dejando el suelo! Toma, toma!

–Si, sí, tito,venga!

Al cabo de unos minutos, Manuel saca su pene ya algo flácido de mi ano, me tumba en el sofá, boca arriba y él se pone de rodillas y nos besamos en la boca y me agarra los pechos y me los acaricia y baja su cabeza hasta mi sexo y me lame el coño inundado y el culo rebosando de semen y me penetra el chocho con sus dedos y lengua y yo le ofrezco todas mis ambrosías como si fuera una fuente.

Al cabo de más de una hora de mis continuos orgasmos, Manuel para de darme placer y se levanta:

–Se ha hecho muy tarde, niña!

–Ya? Pero… ya? O sea… Es que estoy aun muy caliente, tito!

–Esther, eres insaciable, hija!

–Yo todavía…

–Pues… está por llegar Fernando.

–Ay, sí, es verdad! – me pongo de pie – Uy, me tiemblan las piernas, tito! Ay, parece que me vaya a caer!

–Es que no me extraña. Te has estado corriendo durante horas!

–Hmmm, sí! Ay, me duele el culo, tito. Te has pasado. Ay!

–Pero si me has pedido que te la meta hasta el fondo!

–Es que… o sea… no sé… me he sentido como muy guarra, pero también me ha dado mucho morbo! Y contigo, el mejor amigo de mis padres!

–Me ha encantado encularte, hija! La verdad, Esther, es que no pensaba que te gustaría tanto que te diera porculo, y más siendo la primera vez!

–Es que has sido muy cariñoso, tito! Ay, pero ahora me duele. Oh, y el chocho también!

–Es normal que estés irritada, niña, es mucho tiempo de mete-y-saca y de correrte!

–Ay, sí! Que gusto!

–Oyes la puerta? Es Fernando!

–Oh, hoy sí que querría ducharme! Me siento sucia!

–Pues es lo que hay, Esther! Corre, ve a dar la clase!

–Ay, sí, pero primero me visto.

–No, no, espera! – Manuel me arranca el sostén.

–Tito!

–Me quedo tu ropa interior! Me gusta mucho y será un buen recuerdo de la primera vez que te he dado porculo! Bueno, que te han dado porculo!

–Ay, sí! Pero, Manuel, cómo quieres que vaya a dar la clase así desnuda? No, dame las bragas por lo menos!

–Hola, papá? Ya estás en casa?

–Corre, ponte la chaquetita, Esther!

–Ay, sí!

–Fernando! Estoy aquí en mi despacho!

–Hola, sí que vienes pronto! – entra.

–Ya ves, hoy ha ido así, hijo.

–Oh, Esther! Tu también llegaste!

–Hola, Fernando! Sí, acabo de entrar. Mira, aun llevo puesta la chaqueta. Bueno, vamos a dar la clase. Hasta luego, Manuel! – le miro pícaramente y le mando un besito.

El chico se sorprendió que no me quitara la chaqueta durante toda la clase de repaso.

–Esther, no hace frío! Oye, y por qué no te sientas?

–Mira, hoy estoy mejor así, de pie.

–Ya veo. –no para de mirarme el escote y las piernas, que sé que están sucias de mis jugos y de la lefa de su padre. No sé si se da cuenta. Me parece que me huele cuando me acerco para explicarle algo.

Me dolía mucho el culo, la verdad. Siento que estaré días sin poderme sentar. Varias noches he estado soñando que es Fernando quien me encula y me encanta. Y seguro que, a él, le encantaría igual o más. Me despierto empapada. Quizá alguna vez Fernando me folle. Que sea pronto

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