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¡Qué locura!

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Hola de nuevo por aquí, me encontré muy ocupado, pero no ajeno a sus vistas o comentarios y si, ella también los lee.

Esta vez les voy a contar que ella tomó la iniciativa, estimulada por unas caricias mías como siempre, mi instinto calentón no deja nunca de desearla y tratar de enloquecerla.

Lo logré? Pues si, es que verla de espalda y ver ese culito rico abundante listo para ser manoseado, besado y apoyado, no se puede contener. Ella como siempre cae en la tentación en unos minutos ya se encontraba entretenida mientras me tocaba el amigo duro, lo confieso me toca mejor que hasta yo mismo.

Nos acariciamos un buen rato y ella no aguantó.

-cumplime una fantasía -dijo levantándose de la cama

-cual? -respondí un poco sorprendido

- me voy a bañar -dijo emocionada- y entras a forzarme

-segura?... Bueno si eso quieres

Salió apurada hacía el baño obviamente mi mirada no se apartó de su cola deliciosa.

El sonido de la ducha fue mí señal, entre al baño con mí miembro totalmente erecto, listo para la guerra. Me hice lugar, corrí la cortina y ahí la vi, desnuda dándome la espalda tan hermosa tan deseable y tan deliciosa.

Cruce la cortina, no le di tiempo ni a qué me mire y la recosté contra la pared, en seguida mí miembro busco entrar dónde sea y así lo hizo, su cola mí destino favorito. Comer esa manzana ya era mí misión preferida.

-silencio, no grites -le dije tapándole la boca- voy a disfrutar de esa colita que tienes y me voy, no es necesario un escándalo, no hagas esto peor para tu marido.

Tomarla de la cintura y hacer ese culito mío una delicia ella actuaba bien el papel de resistida.

Pero no tardó mucho en liberar unos gemidos y note su espalda doblarse más, ya el papel de resistida no le importaba y lo supe cuando ya no tenía que forzar su cintura para que se moviera, le gustaba ser forzada.

A los minutos todo cambio, me besaba la boca como loca y gemía como una gata en celo, cerraba los ojos y gritaba mordiéndose los labios. Que decir de esa cola que la mayor satisfacción verla rebotar en mí.

Grito tanto que le dije a los oídos que su marido se iba a dar cuenta.

-no me importa, seguí –exclamó.

Cómo me excitaba su actuación no había duda que le gustaba el juego y así fue hasta que de un buen rato sentí acabar y liberar mi miembro de su interior.

Aproveché la ducha para higienizarme rápido el miembro, pero al darme cuenta la vi arrodillada chupándome todo mi miembro como buena atorranta casi sin darme tiempo a nada. Que locura.

(9,11)