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Robando la tanga de mi vecina

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Este relato es acerca del día que tuve sexo con mi vecina.  Soy un joven de 20 años con una complexión media, hace tiempo que tenía ganas de tirarme a mi vecina, ella es una mujer de unos 40 años, físicamente es llenita, pero sin llegar a ser gorda, tiene unas tetas grandes, sin embargo su culo no es tan rico, cuando enfermaba, solía ir con ella a qué me aplicara las inyecciones ya que era enfermera.

Un día de esos que estaba enfermo, acudí a su casa de forma habitual para que me aplicara la inyección, antes de que me inyectara, le pedí permiso para ocupar su baño a lo que ella accedió sin inconvenientes, al entrar al baño vi que en la regadera había algo colgado, para mi sorpresa, al acercarme e indagar, tomé en cuenta que aquel objeto era una tanga, que sin dudarlo ese día había estado en la vagina de mi vecina, por lo que sin siquiera pensarlo la tomé y guarde en la bolsa de mi pantalón, salí del sanitario y deje que me inyectara.

Una vez que salí de la casa de mi vecina, corrí a mi casa y me encerré dentro del baño, saqué la tanga que guardaba en mi bolsillo y procedí a olerla, su olor era mágico, me recordó a la primera vez que introduje un dedo en una vagina y tenía la necesidad de olerla a cada instante, al acercarla a mi nariz comenzó a levantarse mi pene de inmediato, entre más la olía, más se me endurecía la verga, continúe oliéndola mientras comenzaba a masturbarme, después deje de olerla y procedí a envolver mi pene con aquella tanga, de inmediato el grado de expiración se fue al cielo y mi verga comenzó a palpitar, al dar un par de jalones más explote como jamás lo había hecho, sin duda esa fue la mejor paja que creí haber podido experimentar, pero esto no sería así, a lo largo del día cada que tenía oportunidad me masturbaba con aquel objeto robado del baño de mi vecina.

Al día siguiente yo sabía que tenía que dejar la tanga nuevamente en la casa de mi vecina, para que no sospechara nada, al entrar a la casa de mi vecina nuevamente para que me pusiera la inyección, note cierta tensión en el ambiente, pero no le tomé importancia, todo fluyó con normalidad, pero antes de que me subiera los pantalones ella dijo:

Vecina: Que lindos calzones, te gustaría que yo me los quedara?

A lo que me quede perplejo y me puse sumamente nervioso, era obvio que sabía que yo había hurtado la tanga de su baño, le dije que por qué lo decía a lo que ella respondió:

Vecina: Simple curiosidad, ya que como tú decidiste llevarte una de mis tangas, creí que sería Justo que tú me dejarás uno de tus calzones, que te parece si te quitas esos que traes puestos y me los dejas, junto con la tanga de ayer.

Yo estaba congelado, no sabía que hacer así que solo hice lo que me pidió, después volví a ponerme mis pantalones, le pedí perdón y salí rápidamente de su casa.

Por obvias razones, al otro día no fui a qué me inyectara, sin embargo por la mañana del otro día alguien tocaba a la puerta de mi casa, para mi sorpresa era mi vecina, quien me dijo:

Vecina: No quieres que te inyecte? Ya solo te hacen falta un par (con un tono bastante serio)

Le dije claro y la dejé entrar a mi casa, nos dirigimos a mi habitación, yo moría de pena, por lo que había acontecido el día anterior, ella simplemente se notaba sería, paso lo que tenía que pasar y me inyectó con normalidad, al lado de mi cama, se encuentra mi closet, el cual se encontraba abierto, ella me pregunto

Vecina: En que cajón guardas tú calzones?

Yo sorprendido solo lo señalé, ella lo abrió, dio un vistazo y me dijo, veo que la mayoría son iguales, esos que traes puestos se nota que son muy pegados.

Yo no sabía que hacer así que solo asentí con la cabeza.

Ella se acercó más a mi y comenzó a tocar mi pierna derecha con sus manos, al mismo tiempo ella me decía:

Vecina: sabes, ayer que te robe tus calzones lo hice solo por maldad, sin embargo cuando los tomé pude percibir el olor de tu verga y eso me dejo con mucha curiosidad

Yo estaba pasmado, ella comenzó a subir más con su mano, hasta llegar a mi pene, el cual obviamente ya estaba que explotaba, me dijo: Te gustaría que intercambiáramos algo más que prendas interiores, a lo que yo respondí que si

Al instante en que dijo eso, yo me desplomé encima de ella y comencé a besarla como si no hubiera un mañana, comencé a bajar por su cuello, la despoje que la blusa que llevaba puesta y con un movimiento, saqué esas tetas que tanto deseaba del sostén, una vez fuera no dude y las comencé a chupar, la recosté en la cama y procedí a recorrer todo su cuerpo con mis labios, ella me dijo que me pusiera a un costado, después procedió a sacarme el pene de mi bóxer, comenzó a jalarlo como si no hubiera un mañana, mientas ella me masturbaba yo hacía lo mismo, después me dijo que me parara al pie de la cama y empezó a chupármelo, sin duda tenía bastante experiencia y quedaba claro que le gustaba mamar pito.

Después de unos minutos, me dirigí a mi buró y me puse un condón, me recosté en la cama y ella me montó como la perra que es, yo no paraba de estrujar sus tetas y cada que podía le metía un par de buenas nalgadas, cuando se cansó, fue mi turno, se puso en cuatro y comencé a darle de embestidas, la nalgueaba cada par de bombeadas y ella gemía y gritaba que le encantaba como me la cogía, la voltee de modo que quedara al pie de la cama y se la volví a meter, con cada metida estaba mucho más cerca de correrme, ella gritaba y se estremecía disfrutando de aquellas metidas salvajes.

Cuando ya no aguántame, le dije que me iba a venir saqué mi verga, me quite el cordón y con un par de jaladas me vine encima de todo su cuerpo, mi semen yacía en su abdomen, otro poco habían caído en sus tetas y un chisguete había llegado a su cabello.

Nos recostamos un poco y recuperamos el aliento, después de vistió y me dijo, te recuerdo que aún te falta una inyección, mañana te espero en mi casa...

Sin duda fue de los mejores palos que he tenido en mi vida.

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