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Sandra la loba

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Toño es un hombre corpulento de casi sesenta años que se maneja con un bastón desde que un accidente laboral le fastidiara el tendón de Aquiles, acompaña a su esposa a todas partes y en general es un buen tipo.

Sandra es dependienta en el mostrador de carnicería de un súper: una mujer exuberante de casi metro setenta con una cara graciosa; el uniforme de trabajo es incapaz de disimular un cuerpo echo para el pecado; largas y torneadas piernas un pandero respingón los pechos redondos y de un respetable tamaño que suele mostrar siempre que tiene ocasión y descarada muy descarada: lo que se dice una buena pieza; a sus veintipocos es incapaz de recordar cuantos son sus “ex” y es que cambia más de pareja que de bolso; actualmente lleva casi un año con el mismo pero quien sabe lo que eso puede durar.

Cuando su esposa recorre los pasillos Toño se sienta en un banco frente a la carnicería por no andar incomodando y como no es el típico viejo “pesado” cuando no están despachando las chicas suelen hablar con él; esa tal Sandra aprovecha cualquier oportunidad para “provocarlo” y él responde a las picardías de la chica con moderación aunque no sin un punto canalla.

Un lunes casi a mediodía apareció Toño y la única que estaba libre era Sandra que como siempre empezó a caracolear para que la admirase.

Parece que ayer tomaste mucho sol; se te ve la piel colorada.

La chica se inclinó tirando del escote para mostrarle el pecho hasta las areolas diciendo.

Fuimos a una playa nudista y no veas como me puse.

— a lo que él respondió de inmediato con sorna.

Imagino como se pondrían los demás al ver tus gracias.

Sandra sonrió y dio el “asalto” por ganado; se dio cuenta que estaba solo y al preguntar le respondió que su mujer había ido a comer con unas amigas como hace un par de veces al año; después van a tomar helados o copas y no regresa hasta la noche.

— preguntó entonces en que podía servirle y fijando la mirada de forma descarada en sus pechos le respondió.

Si supieras en lo que estoy pensando no te andarías por las ramas

Sandra se puso seria y sin bacilar le espetó.

Me deben horas y salgo en diez minutos: media hora antes de mi hora habitual y si quieres me demuestras de lo que eres capaz.

— Toño le guiñó el ojo y marchó empujando el carro en el que ya llevaba algunas cosas; Sandra lo vio entre los estantes mirando y echando algún producto en el carro y pensó. ¡Otro que se asusta!

Unos minutos después entró en el vestuario de las chicas y comenzó a desvestirse; había dejado la puerta de la taquilla abierta para sacar la ropa y al cerrarla vio frente a si a Toño que la miraba con una sonrisa en los labios y que inmóvil preguntó.

¿Me esperabas? Si lo que decías ahí fuera era broma te pido disculpas pero si iba en serio puedo darte una muestra aquí y si te complace podemos ir a otro sitio para qué disfrutes del resto.

— sin esperar respuesta le dio la vuelta atrapó sus pechos con rudeza; besó su cuello y le susurró al oído.

.- sueño cada día con ese cuerpo serrano que tienes.

— al decir eso aplastó su cuerpo contra el suyo añadiendo.

.- voy a lamerlo todo como un helado.

— lo dijo tras pasar la lengua desde el cuello hasta la oreja

.- no puedo esperar para estar dentro de ti.

— separó sus piernas con sus pies empujando su pelvis para que notara bien el “paquete”

.- mira si la tengo dura y es por tu culpa.

— hizo como si pretendiera clavársela.

Mientras Sandra escuchaba su respiración se aceleró: llevó una mano atrás para acariciar ese “nabo” que se apretaba contra su culo y puso los ojos en blanco un instante.

Toño presionó su nuca con la barbilla y ella se dobló hasta apoyar las manos en el banco; notó como el enorme capullo se paseaba entre sus “mofletes” guiado por la mano del hombre que la encarriló al fin y comenzó a meterla tímidamente entre sus labios.

.- te voy a dar lo que te mereces.

— fueron apenas un par de centímetros que retiró otra vez; repitiendo la operación varias veces hasta que Sandra exigió.

¡MÉTEMELA YA CABRÓN!

.- eres una puta y lo sabes.

— no había terminado de escuchar la frase cuando notó una punzada de dolor; con una fuerte embestida la había ensartado y sin pausa la sujetó por las caderas y comenzó a bombear.

.- la puta del macho y ese soy yo.

— cada caderazo hacia que Sandra se estremeciera; jamás había estado con alguien que la follara con esa energía; ni le pasó por la cabeza que alguien pudiera entrar y descubrirlos pues en su mente solo había una idea.

¡FOLLAR!

— follar con ese tío que la estaba llevando al paraíso; con el primero de los orgasmos llegaron los problemas; Sandra es muy escandalosa pero al comenzar a bramar Toño alargó una mano y le tapó la boca; le dio varias zurras que le cortaron el “rollo” de inmediato; se giró enojada y él la atrajo aprisionando sus labios que mordisqueó haciéndose perdonar; hurgó en su boca con la lengua mientras manoseaba sus pechos y al soltarla dijo.

Me encanta follarte pero no que te comportes como una mojigata. Prepárate para el mejor polvo de tu vida y cuando no puedas más te comeré el coño y si te portas bien volveré a la carga para reventarte el culo.

— Sandra se dio la vuelta adoptando la postura original dispuesta a continuar; reculó hasta notar el enhiesto falo que de inmediato invadió de nuevo sus entrañas y en esta ocasión comenzó a culear a ritmo para notarlo todavía más adentro; el siguiente de los orgasmos tardó poco en aparecer pero en esta ocasión se tapó la boca con el antebrazo evitando así que se oyera aunque las continuas embestidas consiguieron que a ese primero se uniera otro para sorpresa de la joven a quien ningún “semental” había logrado servirla como “ese viejo” que la volvió loca.

— le fallaron las piernas y Toño la sujetó para evitar que cayera; se oyó barullo y detuvieron toda actividad: se trataba de las chicas del turno de tarde que por fortuna emplean las taquillas de detrás que queda más cerca de la entrada; si ninguna iba al baño dispondrían de unos cuatro o cinco minutos para vestirse y salir disimuladamente antes de que entraran las del turno de mañana que se cambian en ESE pasillo.

— tenían que espabilar y mientras Toño se abotonaba los pantalones recomendó a media voz.

¡No te entretengas! Ya te peinaras y maquillaras después; salgo por la puerta de carga y te espero en la parte de atrás; puedes acompañarme a mi casa si estas interesada en que “terminemos” lo que hemos empezado.

— Sandra estaba perpleja además de entusiasmada y naturalmente que ¡QUERÍA MÁS! Recogió la ropa y entró en el baño donde se vistió con calma tratando de disimular las señales externas de “la calentura “que llevaba y que no desaparecería hasta que “el viejo” le diera lo suyo; sonrió ante ese pensamiento y tomó conciencia que no se trataba de un polvo; estaba lista para salir y lo hizo caminando lentamente poniendo especial atención en que no se viera las marcas que dejó en su antebrazo.

— una de sus compañeras preguntó porque había tardado tanto en salir y le soltó la excusa que preparó mientras se maquillaba: se sacó uno de los vistosos pendientes que guardó en el bolso y a la compañera le mostró el otro asegurándole que estuvo buscando la pareja “sin encontrarlo” pidiéndole que si lo encontraba alguna de ellas lo guardara.

— en la parte de atrás esperaba Toño que le hizo un gesto para que lo acompañara; entraron en el portal sin cruzarse con nadie y en el ascensor le dijo mirándola con ojos de vicio.

Si pequeña si: me la puedes coger; mírala bien porque en cuanto entremos en casa te la voy a enterrar donde pille y te aseguro que me pedirás más y más.

— Sandra se consideraba en deuda y quiso “vacilarle” además de compensar en parte a ese hombre que le había descubierto algo tan importante como su condición de multiorgásmica. Resbaló por su cuerpo arrodillándose frente a él; le sacó el cipote y comenzó a lamerlo con devoción; Toño la sujetó por los sobacos para ponerla en pie justo cuando se abría la puerta en el cuarto piso y entraba una vecina llamada “Paca” que preguntó.

¿Es que sube? Que putada.

— subió con ellos hasta el ático y se quedó dentro murmurando algo sobre: “luces y flechas que se iluminan o no en su piso y algo de hablar con el presidente de la comunidad”

— entraron en la vivienda y Toño prácticamente la arrastró hasta una especie de despacho donde había un sofá aclarándole que esa era “su habitación”, le desabotonó la blusa y vio que había prescindido del sujetador; soltó la falda y tampoco llevaba bragas; soltó su cinturón y dejó que el pantalón resbalara por sus piernas; la tremenda erección evitaba que cayera del todo; Sandra ayudó y se quedó mirándola como hipnotizada. Estaba babeando cuando oyó.

¡Tómala en tus manos y haz lo que te apetezca con ella!

— se adelantó un poco se abrazó a él y volvió a resbalar por su cuerpo aunque en esta ocasión presionó el cipote contra su cuerpo; lo llevó hasta sus labios y después de unos cuantos lametones se interrumpió para mirar al hombre a los ojos y decirle vocalizando para que se entendieran claramente sus palabras.

Quiero beberte y que disfrutes tanto como yo. ¡QUIERO HACERLO!

— el hombre se apoyó en el sofá y la dejó hacer; como en tantas otras ocasiones se contuvo al ser la primera vez; ya habría momento de follarle la boca tal y como le apetece porque a ese tipo de mujer todo cuanto les propones les encanta.

Lo cierto es que Sandra tenía un “toque especial” y mientras chupaba el tronco jugaba con los huevos y de vez en cuando también paseaba dedos y lengua por el perineo; para lo que Toño tuvo que separar bastante las piernas. Cuando todavía le era posible se despojó de la camisa: poco después necesito ambas manos para sujetarse al sofá y evitar caer cuando le fallaron las piernas.

— la maestría de Sandra estaba fuera de toda duda y a pesar de que consiguió alargar el final mucho más que otras que la precedieron llegó el momento y oír los rechupeteos para evitar que se perdiera ni una gota confirmó que era una perfecta “mamona”; primero fueron potentes descargas después otras más débiles y por ultimo succiones para extraer hasta la última gota y fue en ese momento cuando se incorporó sin dejar de acariciar el cuerpo del hombre y mirándole a los ojos le dijo.

Me encanta que un hombre sea paciente y me permita jugar con su verga sin importarle lo que haga con ella; ahora ya puedes hacerme lo que se te ocurra; soy tu puta y lo tengo muy claro.

— la atrajo abrazándola fuertemente para sentir los pezones contra su cuerpo y le dijo al oído

¡Más fuerte! Dilo más fuerte. Quiero escucharte alto y claro.

— Sandra repitió alzando la voz. ¡SOY TU PUTA Y LO TENGO CLARO!

Eso me parecía al ver cómo te exhibías y si me convences te daré lo que quieres y ya veremos si aguantas lo suficiente para merecer ese título. Que eras una perra lo suponía. Que eres una mamona lo has “clavao”. Que eres una verdadera mujer es lo que voy a averiguar ahora.

— parecía imposible: tenía una erección completa como comprobó Sandra a la que guió una mano para que lo comprobase; le dio la vuelta y la dobló sobre el respaldo del sofá; le separó las piernas y comenzó la fiesta; se apoyó en los riñones para dar la primera estocada que le arrancó un sonoro jadeo y al ver que llevaba su antebrazo a la boca se dobló sobre su espalda y desde los hombros paseó sus manos guiando los brazos de la mujer hacia sus costados; se irguió y tirando de sus manos comenzó el “martirio”: a Toño le encanta oír los jadeos de la mujer y cada vez que intentaba levantar el tronco elevaba sus manos y eso la obligaba a mantener la posición; la que facilitaba largos y potentes caderazos cada vez más enérgicos y cargados de esa energía que maravilla a cuantas tienen la oportunidad de disfrutarlos.

— en esa tesitura llegó el primero de los orgasmos y Sandra se olvidó de todo; en su mente solo brillaba esa luz que percibió por primera vez en el vestuario de su trabajo y que desde ese momento seria su verdadero y único Leitmotiv; el faro que la guiaría desde ahora pues el avance había sido significativo. ¿Quién le iba a decir que “ese viejo” tenía las claves de su felicidad? Fuera quien fuera: su pareja debía acompañarla por ese camino que estaba segura que todavía guardaba alguna sorpresa.

— los espasmos se multiplicaban y Toño supo que “la tenía”: fueron más de cinco los orgasmos que soportó antes de un desvanecimiento que la dejó grogui. Unos instantes que para él que estaba consciente solo fueron diez o quince segundos; para ella representó un paseo por ese mundo maravilloso en que todo y nada se confunden: donde no hay más “que eso” eso que en todo momento deseas: aunque seas incapaz de identificar pero con un valor añadido; sientes ese placer aumentado por mil y que parece no acabar y cuando las brumas van desapareciendo queda el deseo de “regresar” a ese lugar para quedarse.

¿Qué me has hecho? Me siento viva.

— dijo apenas sin voz; agotada y emocionada al tiempo.

Eres lo mejor que me ha pasado y no tenía ni idea que algo así pudiera existir.

— todo eso desnuda doblada sobre el sofá y girando la cabeza para hablar con el hombre que todavía estaba dentro de ella y que no había terminado; se dio la vuelta y comenzó a culear al tiempo que lo animaba.

¡Eres el mejor amante que he tenido!

— eso era evidente por cómo soportaba cualquiera de sus perrerías.

¡Me encanta tenerte dentro!

— encadenar orgasmos era algo nuevo para ella: nunca había logrado dos seguidos.

¡Quiero que me rompas el culo! Lo habías prometido y lo quiero.

— Toño esperaba esa petición desde hacía rato pero no se precipitó; continuó un poco más pero espaciando las embestidas; acompañó al cipote con un par de dedos que metía en la parte superior “machacándole” el clítoris aunque en realidad lo que quería era mojarse los dedos que poco después le introdujo en el culo; primero uno y después ambos masajeando alrededor; Toño es consciente del tamaño de su herramienta y no sería la primera vez que provoca escandalosas fisuras y lo último que deseaba en ese momento era asustarla.

— el cambió de agujero fue mucho menos agresivo de lo que la mujer había imaginado a juzgar por lo vivido anteriormente; presionó con el capullo lentamente hasta superar el anillo anal; retrocedió hasta casi salir y volvió a entrar repitiendo la operación varias veces aunque en cada ocasión progresaba un poco más hasta que varios minutos después consiguió llegar al fondo del recorrido y aplastar su pelvis contra los cachetes de ese culo que acarició con delicadeza. Llevó una de sus manos delante para “ayudar” y los manejos en el clítoris cumplieron su misión; Sandra comenzó a culear al ritmo que marcaban los “pellizcos” que recibía en el maltratado clítoris y sin que Toño apenas se moviera todo comenzó a encajar.

— los primeros espasmos llamaron poderosamente la atención de la joven pues jamás imaginó que “por ahí” lograra un orgasmo como el que a pesar de todo se avecinaba.

— fueron muchos y fuertes los espasmos los que zarandearon a la pobre Sandra que notó resbalar por sus muslos sus fluidos y es que se “corrió” y ese orgasmo quizá por ser el enésimo fue mucho más fuerte que los anteriores o esa fue su sensación; las piernas apenas la soportaban cuando comenzaron las descargas. El chapoteo le llamó la atención y el modo en que los fluidos “circulaban” por sus entrañas la alarmaron pero no había forma de escapar de la trampa en que se encontraba; Toño se dobló sobre su espalda y besó su columna mientras la obsequiaba con las últimas y cortas descargas. Se retiró y Sandra comenzó a gritar nerviosa.

¡El baño, donde está el baño!

— con las manos intentando “no salirse” corrió a saltitos hasta el baño al que la acompañó Toño; trató de cerrar la puerta y entre una estruendosa carcajada Toño le dijo.

¡Después de todo! ¿Te da vergüenza que te mire? ¡No seas tonta!

— Toño trajo una toalla grande y le hizo tomar una ducha para eliminar los residuos del “escape”. La ayudó con el cabello tratando de que no se notara demasiado lo sucedido esa tarde. Estaba vestida y se escuchó la puerta; la esposa regresaba antes de lo previsto pero Toño reaccionó con calma.

¡Quédate aquí y espera a que salgamos a la terraza! no cierres fuerte y baja un piso por la escalera antes de llamar al ascensor. Mañana nos veremos.

— espero unos instantes hasta que oyó.

¡Vamos a la terraza! me apetece tomar una cerveza mientras me cuentas como te ha ido con tus amigas.

— Sandra llegó a su casa contenta; continuaría con su chico a pesar de haberle puesto los cuernos y trataría de avanzar por ese camino; ahora que se sabía multiorgásmica intentaría de que su chico u otro la ayudara a pasear por esa senda; había estado en el paraíso donde pensaba regresar cada vez que “el viejo” se lo permitiera.

— al día siguiente: a media mañana vio venir a Toño con su esposa que al llegar frente al mostrador le pidió que fuera a por unas galletas de mantequilla; cuando el hombre marchó le hizo una seña a Sandra para que fuera a la punta del mostrador y allí acercándose mucho a ella para que nadie más lo oyera le explico.

Toño me ha vuelto a ganar y ya vamos siete a uno; nos queremos mucho pero desde que le dije que ya no me interesaba el sexo y le di libertad para ir con quien quisiera; de vez en cuando hacemos una apuesta: yo le señalo una mujer y le propongo seducirla; si acepta cuenta como apuesta y como digo tu eres la séptima con la que me gana; no te apures porque nosotros estamos bien y jamás discutimos aunque comentamos lo que hace y como lo hace recordando cómo lo hacíamos antes juntos; esas mujeres son su harén y si quieres continuar formando parte estas son las condiciones; buscar un lugar donde encontraros; no exigir nada disfrutar lo que se pueda y tener claro que sois varias.

Por cierto; no fui a comer con mis amigas; estaba en nuestra habitación desde la que vi vuestra fiesta en una tele de cincuenta pulgadas y las cámaras que hay en “su leonera” que se seleccionan con un teclado y es que Toño es un “manitas” muy considerado como has podido comprobar; eres una chica muy traviesa: casi tanto como lo era yo y eso es muy importante para los tres; lástima que me perdiera el episodio del vestuario.

— en esas llegó Toño que sonrió a ambas mujeres que volvieron a hablar en voz alta y regresaron a su posición. Desde ese día han repetido sus encuentros; Sandra lo llevó a casa de su hermana que actualmente está en Bruselas por trabajo y más adelante ya se verá.

©PobreCain

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