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Se la mamé al albañil

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Hola ¡les quiero compartir mi experiencia con un desconocido.

Era un domingo por la mañana, no había nadie en la casa, mis padres habían salido de viaje de fin de semana y tenía la casa sola para mí.

Ese día me dispuse a vestirme con lo más sexy que tenía; me bañe, saque todos mis accesorios y me dispuse hacerlo. Me maquillé lo mejor que pude, mis pestañas son largas así que no tengo que ponerme postizas, me puse labial y me dispuse a vestirme; me puse mi tanga con un liguero y medias de red, me puse unos senos de silicón y un bra negro, minifalda blanca con flores rojas pegadita y una blusa negra de tirantitos, me puse mis zapatillas altas, unas uñas postizas y obviamente mi peluca rubia.

Me mire al espejo y me encantó como me miraba, super sexy, toda una putita, justo como me sentía, anduve un rato por la casa haciendo el quehacer, pero la excitación se verme así me llevo a tener ideas mas allá, para disfrutar todo el vestuario que llevaba, así que decidí salir a la calle en el auto de mis padres, me asome que no me viera nadie y rápidamente me subí al auto, salí a dar una vuelta por la colonia, es una colonia, le verdad que sentir la sensación de andar vestida como putita entre la gente me excito mucho, andaba toda caliente, así que decidí hacer algo más.

Unas cuadras antes de llegar a mi casa había unos departamentos en construcción, todos los días pasaba por ahí y me daba cuenta que trabajaban los albañiles y fantaseaba con tener uno de ellos dentro de mi culito. Los domingos sabía que no trabajaban así que me dispuse a entrar a dar una vuelta: estacioné el coche dentro de la construcción y me cercioré de que no hubiera nadie, me bajé del auto y comencé a merodear por el lugar. La sensación de sentirme putita caminando por el lugar lleno de escombros me excitaba mucho, el sonido de mis tacones por el lugar me hacía sentirme toda una zorrita.

De pronto escuche unas voces, que no se apreciaba de donde venían, me asusté mucho, había caminado muy lejos del auto, solo alcancé a meterme a un lugar que parecía un baño, estaba oscuro y me agache para que no me vieran, eras los veladores del lugar que al escuchar mis tacones fueron a ver quien era.

Estaba super nerviosa, mi corazón latía al mil por hora, me quede en silencio, ya no se escuchaba nada, decidí salir para irme del lugar, pero al salir me encontré con uno de ellos que estaba parado justo delante de mí, me quede helada, paralizada, sin poder moverme, era un tipo alto como de unos 50 años, moreno, delgado un poco musculoso, tenía una camisa roída por el trabajo un pantalón de mezclilla y botas de trabajo.

- ¡Vaya! ¡Vaya! Que tenemos aquí.

Con mi voz lo mas femenina que pude y bajando mi minifalda:

- Por favor señor no diga nada. Solo entré a caminar un poco señor, ya me iba

- Voy a tener que reportarte

Sentí un escalofrío al pensar que se pudiera hacer un escándalo con mas gente en el lugar.

- ¡No por favor! No me reporte ya me iba señor

Acercándose lentamente y yo haciéndome hacia atrás.

- Que me pusieras dar a cambio de que no te reporte, la verdad tendría que llamar a mi compañero y a la policía.

- no! A la policía no señor, hare lo que usted me pida (el acercándose más y yo haciéndome hacia atrás hasta que pegue con la pared y ya no puede seguir alejándome de él, aunque la situación me tenía prendida al mil).

Al irse acercando mas y mas al punto de estar a unos centímetros de mi no puede evitar que se me notara una erección por la excitación que traía a lo que mi extraño se sorprendió y me dijo:

- pero si eres una mariquita! Sabes lo que le hago a las maricas como tú?

- No señor

- Ahorita lo vas a ver putita

- Pero nos van a ver señor

- Mi compañero se fue a la otra sección tardara unos minutos en regresar

Me tomo de la cintura y me jalo hacia él, al sentir sus manos rasposas en mi piel me erice completamente y se me escapo un suspiro. – ¿te gusta la verga verdad? Me dio un beso que me puso a temblar, estaba paralizada no podía moverme solo sentía sus manos en mi cintura y sin darme cuenta como fue ya tenía mi mano en su verga por encima del pantalón, lo empecé acariciar y sentía como se ponía cada vez mas duro, era una locura para mí, mi sueño hecho realidad estaba punto de probar un pene de un desconocido; seguí tocándolo por encima y poco a poco instintivamente comencé a bajar, no olía mal el señor era un olor solo como a tierra y a cemento pero no era desagradable.

Cuando estuve de frente al cierre de ese gran bulto que se le notaba desabroche su pantalón para lamer debajo de su ombligo, el respiraba más rápido, le baje el pantalón hasta la rodilla quedando solo el bóxer que lentamente bajé y con mi lengua iba sacando aquel pedazo de carne que estaba muy caliente, termine de bajar el bóxer y saltó aquel gran pene erecto que ya estaba mojadito, era lo mas grande que había visto; unos 20 centímetros y no estaba tan grueso, pero si se le marcaban su venas (solo he tenido dos vergas en mi boca y ninguna de las dos había podido darme lo que yo quería, ni siquiera se vinieron), al tenerlo de frente me sentí hipnotizada, lo tome con mi mano izquierda, y con la derecha acariciaba sus huevos, se sentía muy suave la piel, lo masturbe unos segundos.

Mi hombre tomándome de mi cabeza me jalo hacia su verga, saque mi lengua le pase por su cabecita en círculos lentamente, le besaba la cabecita lo mejor que podía, realmente todas las noches fantaseaba con es momento así que sabía perfectamente lo que tenía que hacer, me lo metí a la boca y empecé a mamar solo la mitad lo sacaba de mi boca y empecé a lamer los huevos, pasar mi lengua por ellos, morderlos suavemente y volver a mamar un poco mas a fondo el gemía del placer

- Así puta lo haces muy bien

- Te gusta papi?

- Me encanta, coméntela toda.

Y jalándome de mi cabeza mas fuerte me la metió completa, hasta mi garganta sentía que me ahogaba pero no hice por sacarla de ahí, al contrario la quería más adentro.

Sus bellos púbicos me hacían cosquillas en la nariz y con mi mano seguía acariciando sus bolas. -así putita cómetela. La sacaba de mi boca y pasaba mis labios por su cabecita y por el frenillo que también le hacía círculos con mi lengua.

Por ratos me azotaba la cara con ese pedazo de carne que me estaba llevando a la gloria, lo pasaba por toda mi cara, y lo seguí mamando cada vez más rápido, chupaba sus huevos y lo masturbaba con mi mano, el gemía más rápido – ¿quieres leche putita? – si dame tu leche quiero tu leche en mi boca – sigue puta ya casi tienes tu premio.

Me la metí a la boca cuando sentí que estaba a punto de venirse se lo chupe lentamente y lo mas adentro que pude, sentí como el primer chorro de semen golpeaba mi garganta, Él jadeaba de placer, trague el semen (era muy espeso pero delicioso), lo saque un poco para contener toda la leche que estaba saliendo, seguí mamando lentamente y seguía sacando chorros de semen que era demasiado, su sabor era deliciosos un poco espeso y saladito pero muy rico, no pude tenerlos todos en la boca así que la saque, los últimos disparos fueron en mi cara, trague lo que pude, la volví a meter a mi boca para terminar de limpiarla, mi albañil con su dedo limpio el semen de mi cara y me lo dio en la boca – no desperdicies nada puta.

- Que rico lo haces mi amor

- ¿Te gusto papi?

- Claro que si

- Ahora vete que está por llegar mi compañero

Me quité las zapatillas y sali lo más rápido que pude, sin limpiarme por completo la cara, aun levaba algo de semen escurriendo, pero satisfecha de haber hecho mi fantasía realidad; mamársela a un albañil y mas desconocido.

Me subí al auto conduje hasta mi casa, me bañe (ya estaba anocheciendo) me masturbe recordando cada segundo de aquel instante y pensando en volver a salir a conseguir otra aventura.

(9,14)