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Te vi en un blog y tu recuerdo me volvió loco

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Hola Iraia

Hoy no he podido resistir la tentación de ponerme en contacto contigo y es que aunque tú no lo sabes, tu eres la inspiración de mis fantasías sexuales, desde hace mucho, mucho, tiempo y el ver ayer tu blog y reconocerte hizo que casi explotara de la emoción y que mis fantasías subieran 100 enteros ya que además de lo que pensaba, eras realmente apasionada, liberal, lanzada y en fin increíble.

Pero voy a explicarme para que sepas de qué estoy hablando.

Anoche tras la cena y sobremesa con mi mujer, como de costumbre, nos acostamos, yo también como es costumbre en mí, estaba caliente y excitado, pero ella no tenía ganas en ese momento y tras un poco de insistencia, insinuaciones y caricias, tuve que desistir.

Al poco rato noté que se había quedado profundamente dormida y como yo, a cuenta de mi calentón, no podía dormir, me levanté, sin decidir aun, que hacer, si masturbarme o entrar en Internet a ver que pillaba. Me decidí por esto último, ya que para pajearme siempre tenía tiempo y quizás pillara a alguien que quisiera tener sexo virtual conmigo. Pero casualidades de la vida, no estaban conectadas ninguna de mis amigas, por lo que me decidí a fisgonear páginas y blogs, para excitarme aún más.

Estaba en ello, cunado por enésima vez me llegó la publicidad de una página y aunque nunca me había interesado, probé a entrar y afiliarme, para matar el rato. Y he ahí mi sorpresa, cuando al ir a los blogs de mi zona, veo el tuyo. Nada más ver tu fotografía, te reconocí sin ninguna duda.

Aquel precioso cuerpo, sus tetitas pequeñitas pero redondas y firmes, su barriguita plana y bien definida, su postura sexy y desafiante, no podían ser de otra que de la culpable de mis tribulaciones. Mi alegría fue indescriptible. y es que tú seguro que no lo recuerdas, y que no sabrás quien soy (y tampoco te lo diré), pero hace ya muchos años que nos conocemos y unos pocos que te convertiste en mi obsesión frustrada.

Fue, hará este verano tres o cuatro años, concretamente a finales del mes de junio o principios de julio, cuando como era costumbre, fuimos, tanto mi mujer como yo invitados a cenar por vuestros padres.

Al entrar en vuestra casa de verano, y también como de costumbre, saliste a recibirnos, y tras besar a mi mujer, te echaste en mis brazos y me plantaste dos sonoros besotes en mis mejillas, apretándome en un fuerte y caliente abrazo. Hasta aquí, todo era normal, lo habías hecho muchas veces, pero esta vez, al menos para mí, era diferente, aquella chiquilla traviesa que yo conocía, se había convertido en una preciosa mujer, tus pechos se habían desarrollado y se adivinaban increíblemente tiesos y turgentes bajo la escasa camiseta que llevabas (por cierto ibas sin sujetador) haciendo que tus pezones, erectos como casi siempre, se notaran en mi pecho al abrazarme, lo que hizo que notara un fuerte escalofrío, y una incipiente comezón en mi entrepierna. Incluso, probablemente producto de mi imaginación, note el vello de tu pubis, contra mi pierna, a través de tu escasa falda de licra.

Quise quitarle importancia, diciéndome que eras la hija de mis mejores amigos, que te quería como si fueras mi propia sobrina y mil pensamientos similares que pasaron por mi mente, pero no podía quitarme la sensación del calor de tu cuerpo, el olor de tu piel, de mi cabeza.

En fin, que después de ir al baño y refrescarme la cara y cabeza, logre poner en orden mis ideas y dejar por un momento de sentirme tan excitado y tan indefenso, ante aquella muñeca.

Pero la noche no había hecho más que empezar, tras los saludos y un aperitivo pasamos a la mesa.

Te sentaste justo frente a mí, con lo que no te podía quitar la mirada, creo que te diste cuenta por que no paraste quieta en toda la cena. Te ponías de pie y te inclinabas hacia mi cada dos por tres, con la disculpa de ofrecerme ahora pan, ahora vino, después una fuente…

Y cada vez que lo hacías, dejabas, como por descuido, al descubierto tus maravillosos pechos, enseñándome unas veces hasta la aureola, rosada y fresca, otras incluso tus duros pezones, siempre sin parar de reírte.

Yo cada vez estaba más caliente y ya no sabía qué hacer para que no se me notase la hinchazón de mis pantalones, que tuve que cubrir con la servilleta. Me sentí enormemente violento, porque pensé que mi mujer se daba cuenta, pues me preguntó varias veces porque estaba tan callado.

Tuve que recurrir a la tan gastada excusa de que me dolía la cabeza y ante su insistencia, tomarme una aspirina, aunque no era la cabeza la que realmente me dolía. Pero lo peor, (o lo mejor) no llego hasta los postres.

Me pareció muy raro que estabas muy callada y seria de repente y que no parabas de mover tus piernas y hacer gestos raros, y que te subía un rubor que no venía a cuento, pensé por un momento que, te habías dado cuenta de mi calentón, que a pesar de que había hecho todo lo posible por disimularlo, y que en varias ocasiones incluso estuve a punto de ir al WC a pajearme para intentar bajar el tono, pero no me había atrevido, debido a que con la tremenda erección que tenía, se me iba a notar.

Así las cosas, deje caer disimuladamente mi tenedor al suelo, y con la disculpa de cogerlo, aproveche para echar una miradita a tus piernas, y cual sería mi sorpresa al ver, que te dedicabas a lo que ahora, gracias a las historias que he leído en tu blog, sé que es tu deporte favorito, que te estabas masturbando, abriendo y cerrando las piernas rítmicamente.

Por si fuera poco, para colmar mi estupor, no llevabas bragas, y la visión de tu increíble coñito, casi chorreante, casi hace que me corriera violentamente, pero afortunadamente lo pude impedir y me di un fuerte golpe en la cabeza al levantarme, que casi hace que tirara la mesa.

Todos reísteis de mi torpeza que yo achaqué al dolor de cabeza. A partir de aquel momento no pararon de caérseme los cubiertos, salírseme los zapatos, etc.

En fin, cualquier disculpa que me permitiera repetir la increíble visión que había bajo la mesa. Al llegar el café, ya tenía los testículos a punto de reventar, con lo que aprovechando un momento de confusión, fui al servicio, y me masturbé como nunca lo había hecho, regodeándome en las fantásticas visiones que me habías brindado.

La corrida fue monumental, y ya más relajado volví al comedor y terminamos la cena, momento en el que te retiraste a tu habitación, no sin darme otro abrazo aún más intenso y caliente que el del recibimiento y de que nuestros labios casi se rozaran al besarme en las mejillas.

Luego tras una larga y animada conversación con tus padres, marchamos nuestra casa, pero al ir a la cama con mi mujer, volvió tu impresionante recuerdo y volví a empalmarme como hacía tiempo que no lo hacía, follé con el cuerpo de mi mujer como un loco, sin quitarme de mi mente tus tentadoras tetitas, tu firme culito, ese coñito que me dejo KAO solo con su visión, y aunque estaba con ella realmente, con quien follaba era contigo, Iraira,

Ella consiguió tres orgasmos estrepitosos, cosa que hacía años que no le pasaba, por lo que después de aquel maravilloso polvo, me preguntó que me había pasado, que no parecía el mismo, a lo que le contesté que tu madre debía haber puesto algún afrodisíaco en la cena y reímos a gusto hasta quedarnos dormidos.

Desde entonces, casi a diario pienso en ti, y en aquella cena (ya no se repitió, puesto que ya empezaste a salir con tus amigos y aunque sigo cenando a menudo con tus padres, tu nunca asistes a las cenas), y te has convertido, como he dicho al principio en el objeto de mis fantasías, y en la inspiración de mis mejores orgasmos, tanto solitarios como en compañía.

De ahí mi alegría de esta noche al descubrir tu blog, ya que con tus escritos, has incrementado mi interés y me has dado nuevas fantasías en las que soñar, (estoy seguro de que te veré en el cine, metiéndote puñados de granizo bajo tus bragas, masturbándote en el balcón de tu casa, jugando con un plátano en el agua…).

Por todo ello no puedo dejar de darte las gracias, y quizás otro día pueda escribirte de nuevo, para contarte los sueños que me has provocado.

Y ahora quiero pedirte un favor, ya que te gusta hacerle caso a tu ciber amo, haz al menos una vez por mí, realidad la fantasía, de invitar a cenar a algún amigo y vestida al completo, con ropa interior, pedirle que te masturbe bajo la mesa, mientras cenáis con tus padres, mastúrbale también tu a él, y piensa que soy yo, aunque no sabrás quien soy.

Un besazo muy fuerte en la parte de tu cuerpo que más te apetezca.

(9,00)