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Todo inició en el parque

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En mis años mozos conocí a Leticia en un grupo de jóvenes, una chica muy agradable, animada y hasta cierto punto ocurrente con algunas bromas. Sus ojos cafés muy vivos, labios delgados, sonrisa de ángel, cabello negro largo, casi siempre peinada de cola de caballo. Cuerpo delgado y bien formado. Entre semana usualmente vestía ropa de oficina y los fines de semana casi siempre usaba vestidos largos holgados. Siempre alegre, un tanto llena de curiosidad.

No pasó mucho tiempo de convivir que me sentí atraído hacia ella, teníamos platicas muy amenas de temas variados. Había un par de muchachos interesados en ella, un día le pedí que saliéramos para conocernos mejor, ella aceptó y quedamos de vernos para ir al cine.

Después de unas salidas en las que la pasábamos muy bien regresábamos a casa en autobús, ya era algo tarde y casi no había gente, el chofer apagó las luces del interior, viajamos en silencio disfrutando de la noche.

Lety puso su cabeza en mi hombro acomodándose para estar un poco más cómoda, me sentí muy confortado con esa acción, oler su cabello, sentir que me tenía confianza.

Descendimos del autobús y fuimos a un parque cerca de su casa. Platicamos un rato, le dije que me sentía muy bien con ella, que me gustaba mucho y le pedí que fuera mi novia, ella aceptó y sellamos el momento con un beso.

El espacio del parque estaba entre dos construcciones, solo había una entrada, en la parte del frente había juegos y bancas, había una división de arbustos que no dejaba ver qué pasaba al fondo haciéndolo muy apropiado para “el faje”, por eso era conocido como el parque de los enamorados.

Nuestro noviazgo fue muy inocente. Nuestras visitas al parque siempre eran para platicar un poco y darnos besos largos y húmedos, besos que ya llegaban a lo apasionado. No es que antes no lo fueran, pero Lety me gustaba en serio, no quería que fuera una chica más, no quería que pensara que solo la quería para pasarla bien. Algunas veces tuve erecciones mientras nos besábamos, pero nunca intenté algo más.

Un día no me pude contener, y mientras acariciaba su brazo deslicé mi mano hacia su busto, sentí la firmeza de su forma sobre la tela. Lety emitió un sonido como suspiro, sorprendida por mi atrevimiento y a la vez como gemido porque le gustó la sensación. Me disculpe por el atrevimiento, no me dijo nada y continuamos besándonos. Pasado un tiempo la acompañé hasta su casa.

No pude quitarme de la mente la sensación de su seno. Al otro día ya con malicia repetí el movimiento, esta vez no se sorprendió puedo decir que lo estaba esperando. Acaricié los dos senos, si así se sentían sobre la ropa, sería increíble sentir su piel. Los besos no paraban, ahora un poco más intensos. Decidí no avanzar más y nos abrazamos.

-¿No te gustaron mis pechos?

Le contesté que sí, me parecían muy hermosos, se sentía muy bien su forma, “entonces, ¿Por qué no seguiste tocándolos?”. Le contesté que me había dejado llevar, “no quiero que pienses que solo te quiero por tu cuerpo, en verdad me gustas mucho”.

-Tú también me gustas mucho, pero creo que es mejor que aquí terminemos.

Me fulminaron sus palabras, le pedí perdón, le dije que no volvería a pasar, que la quería mucho y quería una relación sería con ella.

-No es por eso, -Titubeo un poco y continuó-. No soy virgen, ya he tenido relaciones antes.

Aunque no esperaba que me dijera eso, no fue algo que me molestara.

-No me importa Lety.

-Piénsalo Javier.

-No tengo que pensar nada, te quiero bien.

Por un par de días no quiso ir al parque por lo que solo nos veíamos un rato para platicar y la acompañaba a su casa.

Le pedí que platicáramos, que aclaráramos las cosas. Fuimos al parque, está vez no alcanzamos banca y nos quedamos detrás de unos arbustos junto a un árbol.

La tomé de la cintura y la besé, ella me correspondió, así pasamos unos minutos.

-Tócame como el otro día, acaricia mis senos. -Me susurró al oído-.

Sin dejar de besarnos acomodé su cuerpo un poco de lado para tener espacio y acariciarla, su cadera chocó con mi pene endurecido. Miré discretamente alrededor, no había nadie, aproveché y desabotoné su blusa, sentir su piel fue muy excitante, sentir el encaje de su brasier y la parte de su seno que no cubría me calentó más. Suavemente metí mis dedos para tocar su pezón y acariciarlo.

-Mmh sí, me gusta como lo exploras.

Levanté su sostén para dejar su seno descubierto y acariciarlo libremente. En ese momento me pidió que nos sentáramos en una de las bancas. Al sentarnos entre su blusa abierta pude ver su seno, redondo, levantado y en forma de cono en el pezón.

-Soy muy caliente, me moría de ganas de que me tocaras, no ahorita, desde hace días, casi desde que empezamos de novios. No soy virgen, no quería que pensaras que soy fácil o una cualquiera.

Le dije que no me importaba, en verdad era importante para mí y que este placer era parte de la pareja. Seguimos besándonos emanando la calentura por nuestros poros.

Estábamos más a gusto de pie por lo que regresamos a dónde estábamos. Besé su seno, su piel era muy suave, su pezón levantado quedaba perfecto entre mis labios. Lety tocaba mi pene nuevamente erecto, excitado por el movimiento de su mano. Bajó el cierre del pantalón para introducir su mano y acariciarlo directamente, su mano inquieta recorría desde el escroto hasta la punta con movimientos de deseo.

Hice lo mismo y bajé el cierre de su pantalón, el que usara ropa holgada facilitaba mucho la exploración de su cuerpo. Acaricié su sexo sobre la tela de su prenda íntima que se sentía mojada.

-Imagina que tus dedos son tu pene y quieren penetrarme.

Voltee a mi alrededor para saber si aún estábamos solos. Hice a un lado su prenda y sentí su vagina totalmente mojada, impregné dos de mis dedos en sus mieles y los metí suavemente, en ese momento Lety gimió de placer y apretó su cuerpo contra el mío, mi mano le estaba dando el placer que quería darle con mi pene. Movió su cadera marcando el ritmo en el que quería sentir placer, dejé mi mano quieta y sentí el balanceo de su pelvis.

-Saca tu pene, no quiero lastimarte con el cierre si lo hago yo, quiero acariciarlo bien.

Con la otra mano, con un poco de dificultad por el poco espacio lo saqué. Me la estuvo jalando bastante fuerte, me estaba haciendo sentir un placer intenso. Me sentía un poco incómodo por sentir que podían sorprendernos, tenía que hacer más rápido las cosas, pegué la falange de mi pulgar sobre su clítoris para estimularla más, su respuesta fueron unos gemidos ahogados intensos, sabíamos que era mejor evitar sonidos que nos delataran.

Presionaba y soltaba su clítoris al ritmo de mis dedos entrando y saliendo. Sus movimientos eran más intensos, sus muslos se cerraban sobre mi mano, Lety se estaba viniendo de manera muy intensa, sus gemidos ahogados fueron volviéndose suspiros de satisfacción.

-Quiero que te vengas en mis manos. -Dijo Lety juntando las manos como queriendo hacer una vagina-.

Me la jalaba con rapidez, sentí mucho placer, sus manos suaves y húmedas con mi líquido resbalaban excitándome bastante, seguimos besándonos mientras ahora ella estaba dando mucho placer. No sé cuánto tiempo pasó, aunque estaba muy excitado no podía venirme, sentir que alguien podía cacharnos estaba evitando mi eyaculación.

-Está bien Lety, tus manos me masturban muy rico, pero me falta para llegar.

-Me diste placer, quiero que estés satisfecho también.

-Me da miedo que nos puedan encontrar, es mejor así, sentir tu orgasmo es más que suficiente para mí.

Me miró con mucha ternura, “me encanta tu pene, si duras tanto la vamos a pasar muy bien”.

Yo me sentí como todo un macho, cumplidor que tenía bastante resistencia para cumplirle de sobra a su mujer. Nos acomodamos la ropa y nos sentamos en una de las bancas y nos besamos un poco más.

-Mi mano huele a ti, me encanta el perfume de tu vagina.

-Mis manos huelen a tu pene, me gusta mucho tu esencia.

La acompañé a su casa y nos despedimos.

Yo estaba muy caliente, con ganas de descargarme, al llegar a mi casa me encerré en mi habitación y me masturbé con la fuerza que hubiera querido penetrarla, el olor a ella aún estaba en mi mano con eso ya no podía estar más excitado y no tarde en tener mi orgasmo, traté de mantener mi semen en mi mano embarrándolo por todo mi pene pensando en que así hubiera quedado al explotar con ella.

Al otro día nos vimos como siempre al salir del trabajo. Lety no quiso ir al parque, prefirió ir a otro lugar en el que pudiéramos platicar. Cerca de allí hay un camellón con bancas, a esa hora ya no había mucha gente.

Ella me dijo que lo de ayer había sido una locura, no creía que casi tuviéramos sexo en ese lugar público, estuve de acuerdo yo quería decirle lo mismo.

-Yo soy muy caliente, pierdo el control fácilmente, es por eso que no quería tener novio, quiero que tú me cuides y me ayudes a tener el control. Quiero tener una relación seria contigo, te pido que no juegues conmigo, si solo quieres sexo dímelo abiertamente y no hay problema, jugamos un rato, pero no quiero salir lastimada otra vez.

Le dije que en verdad la quería, y que asumía la responsabilidad de que no volviera a pasar, al menos no en un lugar público y que mis intenciones eran serias con ella.

El fin de semana nos vimos cerca del mediodía, quedamos en ir a comer al centro y tal vez ver alguna película. Película a la que no hicimos caso por el faje que nos estábamos dando.

-Javier, estoy muy caliente, quiero cogerte, no creo que pueda contenerme.

Le dije que nos fuéramos y que tomáramos aire para calmarnos.

Caminamos un poco tratando de encontrar algún tema que nos bajara lo caliente. En el camino encontramos una farmacia, eso fue el detonante.

-Vamos a comprar condones y buscamos en dónde podemos hacerlo. -Dijo Lety.

Eso elevó nuevamente mi calentura. Entramos y tomé la primera caja de condones que encontré, no me importo ni la marca ni las características y nos dirigimos a la caja a pagar.

Salimos y con prisa y sin platicarlo nos dirigimos a una parte en la que había hoteles, pedimos habitación y nos encerramos.

Al entrar, Lety entre besos y caricias me quitó la ropa. Se hincó, bajó mi bóxer y chupó mi pene, sus labios se amoldaban a la redondez de mi miembro, su lengua jugaba alrededor de mi glande incrementando el placer, con una de sus manos lo sostuvo para pasar su lengua por todo mi tronco y con la otra jugaba con mis bolas. Instintivamente puse mi mano sobre su cabeza, solo como apoyo, no intervine en sus movimientos.

-Ahh, no lo esperaba, que delicia.

Mas que chuparlo, estaba succionando el glande, nunca me lo habían hecho así, “un poco más suave o me voy a venir”. Me miró, sonrío de manera coqueta mientras lo masajeaba con su mano, se puso de pie, se bajó la falda y se acostó con las piernas abiertas. “Dámelo”.

Su calzón se había transparentado por lo mojada que estaba Lety. Me puse uno de los condones y me coloqué sobre ella para penetrarla.

-Oh si, así te quería sentir, que dura está.

Al ritmo que la estaba penetrando Lety movía un poco su cadera para permitir mejor la penetración, ella estaba buscando su orgasmo, no me estaba dejando todo el trabajo a mí. Apretaba y soltaba su vagina, no era algo que no hubiera experimentado antes de una mujer, solo que ella lo hacía con más fuerza, la intensidad de sus movimientos estaba bien sincronizada para apretar cuando entraba en ella y soltar un poco cuando la sacaba, no era una sensación de que no pudiera penetrarla, pero la fuerza que tenía hacía que la fricción fuera mayor. Yo estaba muy excitado con todos sus movimientos, quería bajar un poco el ritmo, era tan intensa que no había forma de hacerlo.

-Lety, lo siento.

-¿Qué amor?

Perdí el control de mi cuerpo, la intensidad era tal que no pude contenerme y exploté, tuve uno de los orgasmos más intensos que había sentido, quedé paralizado mientras eyaculaba adentro de ella sintiendo sus espasmos vaginales. Lety nunca se detuvo casi sentía que me desmayaba de placer.

-¿Te gustó amor?

No tenía aliento para contestarle, y me dejé caer junto a ella para descansar un poco.

Lety sujeto mi pene para retirar el condón y desecharlo. Nuevamente succionó mi pene para sacar el poco semen que había quedado. Estaba muy sensible y fue muy excitante, pero en definitiva en ese momento no lograría otra erección.

Me disculpe con ella por mi falta de caballerosidad al no brindarle primero su orgasmo. Me dijo que estaba bien, que, de hecho, ella me debía un orgasmo. Le comenté de las contracciones de su vagina, que eran muy fuertes, dijo que eran por practicar ballet, esa zona y los muslos se habían fortalecido por la actividad.

Lety me miraba con ternura, su rostro estaba sonrojado, seguía excitada, pero tenía la paciencia de esperar a que pasara mi periodo refractario.

No tenía por qué hacerla esperar, Me sumergí entre sus muslos, los recorrí comiéndolos a besos hasta llegar al punto en que se juntan y encontrando su vagina húmeda, rosadita y carnosa, lamí sus labios mayores y poco a poco me adentre hasta su entrada palpitante, sus gemidos eran intensos, no había forma de disimular su placer, chupe su clítoris haciendo que su cuerpo se estremeciera, sus piernas vibraban anunciando su orgasmo, Lety se vino, no deje de chupar su clítoris provocándole de inmediato un segundo orgasmo.

-Ahora te debo otro orgasmo. -Dijo de manera pícara y complacida-. Acuéstate, quiero estar lista cuando se te ponga dura.

Se acomodó sobre mi para hacernos un oral mutuo. Abrí sus labios para chupar su clítoris. Lety devoró mi pene flácido, succionándolo tratando de darle volumen, por momentos se le escapaba y de inmediato lo atrapaba con su boca, estaba dispuesta a despertarlo como fuera.

Moví mi lengua en círculos sobre su entrada, haciendo fuerza, introduje uno de mis dedos y lamí su clítoris. Después de unos momentos sentí que mi pene se empezaba a despertar, lo devoró entero y se quedó quieta sintiendo como se alargaba y engrosaba hasta que ya no había espacio en su boca y se concentró en chupar mi glande.

-Qué bueno que despertaste amiguito, alguien te extraña.

Rápidamente se dio la vuelta, lo acarició y lo enfundó en un condón, se montó sobre él, mi pene se abría paso con facilidad, Lety apoyó sus manos en mis piernas arqueando su espalda mientras subía y bajaba una y otra vez mientras yo acariciaba sus senos.

Lety pasó sus manos para apoyarse ahora en mi pecho, su cadera cambió, su movimiento ya no subía y bajaba, ahora se movía de adelante hacia atrás, lo que ocasionaba que mi pene se doblara apenas un poco, ese movimiento estimulaba su entrada, lo hacía con muchísimo cuidado para no lastimar mi pene. La experiencia estaba siendo muy placentera ya que nunca había experimentado esos movimientos.

La sujeté por la cadera dejando que mis manos acompañaran su vaivén, Lety me tenía totalmente excitado gimiendo de placer al igual que ella, dejó caer su cuerpo sobre mi pene, sentí que estaba por venirse y sujetándola con fuerza hundí mi miembro en ella con fuerza, movimientos rápidos entrando y saliendo para provocarle su orgasmo, quedó inmóvil y exploto, sentí su orgasmo, sentí su cuerpo vibrar mientras la seguía embistiendo. Se inclinó hacia mí y me miró mientras retomaba el ritmo sensual de su cuerpo.

Le pedí que cambiáramos y sin preguntar cómo, se recostó boca abajo levantando su trasero redondo, bien formado como un corazón. Su mano ya estaba frotando su vagina, solo estaba esperando la penetración. Viendo esa zona totalmente expuesta se me antojó lamer su vagina, recorrí su clítoris y subí hasta su ano unas tantas veces haciéndola gemir de placer. Los dos estábamos tan mojados que mi pene resbalaba placenteramente.

Lety movía su cadera de tal manera que mi excitación estaba llevándome casi al punto del orgasmo. Dejé mis brazos caer a mis costados y dejé que ella controlara ese momento de placer. Se movía hacia adelante, hacía los lados casi salvajemente nuestros jadeos estaban sincronizados, puse mis manos en sus nalgas y las masajeé entre apretones. Lety estaba a punto de venirse nuevamente por lo que la tomé de la cadera y la embestí con fuerza hasta que se vino, era excitante y hermoso sentir su cuerpo estremecerse, escuchar sus gemidos de orgasmo, fuertes, pidiendo más diciéndome el placer que estaba sintiendo.

Casi exhausta Lety dejó caer su trasero y quedo completamente recostada, yo estaba tan excitado que mi cuerpo casi exigía un orgasmo. La seguí, mi pene se abrió paso entre sus nalgas hasta encontrarse con su vagina y entrar en ella.

La penetré con movimientos rápidos, entrando con la fuerza que mi miembro duro podía, ya le había dado varios orgasmos sentí que ya venía el mío, aunque quisiera ya no podría aguantar mucho. Sus dedos chocaban con mi tronco, Lety estaba frotando su clítoris con firmeza, quería más y no podía dejarla así, ya no podía aguantar más dejé caer el peso de mi cadera sobre ella hundiendo todo mi pene tratando de reducir la fricción y aguantar un poco más, de repente las contracciones de su vagina fueron tan intensas que sentí la primera expulsión de semen, otra, y otra y otra, prácticamente estaba bufando al sentir mi orgasmo.

Casi en el momento que mi pene estaba perdiendo su erección Lety se vino nuevamente, como pude empuje con la poca fuerza que me quedaba. Sus piernas vibraban, empujaba sus nalgas contra mí y jadeaba de placer. Traté de permanecer así lo más que pude, hasta que ya no tenía nada de erección. Sujeté el condón y me recosté junto a ella, nos miramos mientras tratábamos de recuperar el aliento.

Aunque mi experiencia no era mucha en cuanto al número de chicas con las que había estado. Lety era completamente diferente, durante el sexo toda su expresión era corporal, prácticamente no hablaba, tomaba el control y dejaba llevarse, sabía que quería placer, sabía darse placer y dar placer, me había hecho cosas que antes no había experimentado.

Durante casi medio año la pasamos muy bien, el sexo era intenso, cada vez me sorprendía con algo. Fuera del sexo tuvimos una muy buena relación. Lamentablemente nuestra primera pelea de novios no pudo ser sorteada, malos entendidos y orgullo hicieron que termináramos de manera irreconciliable.

(9,50)