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Torton el talador de pinos

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Hola y gracias por seguir leyendo mis relatos, les recuerdo mi nombre: soy Paulina, Tengo 33 años bastante bien vividos y soy una mujer trans a tiempo completo, esto básicamente quiere decir que a la actualidad realizó todas y cada una de mis actividades y me desempeño en cada una de ellas en el rol femenino. En la calle, en mi casa y en la intimidad respondo como dama, como mujer y como puta respectivamente.

En esta ocasión les voy a contar otra experiencia cuando era más joven, este relato tiene lugar en la CDMX, y nos remonta al año 2007, teniendo yo mis tiernos 20 años y para ese momento ya bastante bien vividos. En ese punto de mi vida, si bien no era ya una mujer hecha y derecha, si ya tenía mis gustos y preferencias sexuales bien definidas, era yo un chavito gay pasivo afeminado con rasgos sumamente andróginos, por lo que siempre llame la atención del sexo masculino y nunca faltó quien me hiciera el favor.

Se acercaban las Navidades y como todos los años mi familia en afán de cumplir una de las tradiciones decembrinas, se organizaron para adornar la casa de los abuelos, pues como cada año allí sería la reunión familiar, pero ese año algo paso y absolutamente todos tenían algo más que hacer, por lo que fui encomendada a la tarea de acudir al recién instalado bazar navideño tipico de mi colonia, para agarrar al primer camión de descarga y comprar un pino, pues era sabido entre todos los vecinos que esos primeros camiones venían directo de las zonas en dónde se permitía la tala de árboles por temporada, por lo que los más grandes y frondosos eran los primeros en venderse. Así que aquella mañana antes de que todos en casa salieran a sus importantísimas actividades, llegue yo a casa de mis papás a las 7 am para que me dieran dinero, solo tuve oportunidad de tomarme un café con una dona de chocolate, no voy a mentir que acudía vestida con mis mejores ropas, pues en verdad no tenía intenciones de ligue, de hecho en mi mente se repetía una y otra vez el plan de cumplir el encargo familiar y regresarme a dormir un rato mas aprovechando que estaba yo de vacaciones en la universidad. Por tal motivo solo me puse una sudadera algo larga que llegaba por debajo de mis redondas nalgotas, una playerita de tirantes por debajo, un mra deportivo de esos que comúnmente se usan para deporte o para dormir por no traer varilla de soporte y un cachetero de encaje, y el pantalón de mi pijama que era de una tela delgadita y como sedosa, lo malo o bueno de esta tela era que se pegaba mucho mucho a mi piel y dibujaba de una manera escandalosa mis femeninas figuras, ni siquiera me puse tenis, pensé que por querer hacerlo rápido con mis chanclas bastaría, y una mochilita en dónde llevaba apenas lo más básico (celular, dinero y llaves). Aunque en aquellos tiempos aún no vivía el 100% de mi tiempo como niña, mis movimientos y mi actitud si eran ya muy amaneradas, además no escondía para nada mi condición y mis preferencias homosexuales, por lo que no dude ni un momento en darme una pequeña y discreta maquillada, ya saben solo para no espantar a quien pudiera encontrarme por allá…

A buena hora me salí de casa de mis papás, ese día me prestaron un auto que tuve que estacionar unas calles adelante, por dónde hay un Electra pues la gente se había ya aglomerado en la ubicación esperando la llegada de los primeros camiones buscando al igual que yo los mejores pinos. Apenas algunos minutos después de las 8:30 am llegaron 3 monstruosos camiones y algunas camionetas detrás de ellos de dónde se bajaron varios trabajadores que de inmediato se pusieron a mostrar la mercancía de temporada. Hasta ese momento nunca entendí porque no había acudido nunca a disfrutar de ese espectáculo gratuito, pues allí estaban los hombres sudorosos, muchos se quitaron la playera y exponían sus cuerpos fuertes y corriosos descargando pinos de los camiones. Fue entonces que me percaté de que era observada por uno de los trabajadores de una manera muy insistente, al mirarlo yo también me di cuenta de que era como de mi edad y que en verdad el chavo no me desagradaba para nada, así que ni tarde ni perezosa le devolví una coqueta sonrisa y busque acercarme a el con la esperanza de que el pudiera atenderme de manera personal pues por la multitud que se había juntado nadie me había hecho caso. Afortunadamente había terminado de descargar y en ese momento se encontraba solo, por lo que pude apreciarlo bien, era muy musculoso en verdad, ya no traía su playera puesta por lo que su piel morena muy oscura, sus brazotes y su ancha espaldota en donde fácilmente podrían acostarse 3 Paulinas muy cómodamente, quedaban expuestos a escasos centímetros de mis lujuriosos ojitos, era bastante más alto que yo, pues me sacaba casi cabeza y media, sus rasgos faciales eran toscos y lo que me tenía encantada era su barba pues se veía que llevaba un par de días sin rasurarla, apenas estuve frente a el y me saludo como a cualquier clienta más, me dijo:

E- Hola clienta, que puedo hacer por Ud.?

Lo interesante es que se dirigía a mi en femenino, por lo que me percate que no le molestaba mi orientación homosexual ni que fuera yo un chavito afeminado, entonces respondi:

P- Hola… pues estoy buscando un pino… ovi!!

E- Si verdad!! Y como te gustan!!

P- De tronco gordo, fuerte y grandotes!! Por favor búsqueme uno así….

Esto intente decirlo con tono coqueto, de inmediato Ramon (más tarde supe su nombre, y que también le apodaban el Torton, pues gracias a su físico podia cargar mucho peso y lo comparaban con esos camionsotes de carga) se puso a buscar entre los que había bajado, el me mostraba varios y de verdad que intentaba ponerle atención pero lo que más yo apreciaba eran sus poderosas musculaturas, desarrolladas en esta época del año al cortar pinos en los bosques.

R- Hemos estado cortando árboles por medio mes… Tengo la piel quemada por tanto sol en la montaña… pero también me pagarán buenas comisiones por vender los más caros…

De inmediato mi mirada se desvío a su imponente espalda enrojecida por el sol y me dieron unos deseos incontenibles de acariciársela.

R- Qué te parece este pino?

P- Magnífico!!!

Yo respondí, sin mirar siquiera el árbol, pues la verdad es que para ese momento lo miraba embelesada. En un momento determinado, Ramon se dio cuenta y me sonrió pícaramente, ese fue el momento en que sabía que debía aprovechar para hacer mi jugada maestra, entonces aprovechándome de la situación y de mi condición, decidí mentir un poco, y le dije:

P- Ese es el más caro? Me lo llevo, más un pequeño extra por mostrarmelo primero a mi… Lo malo… es que no sé cómo llevarlo a la casa, está bien grandote y obvio yo no lo aguanto…

R- Vives por aquí cerca?

P- Como a 10 cuadras, en la 56A

R- Si quieres, yo puedo llevártelo… Pero me tendrías que dar una buena propina…

P- Por la propina no te preocupes!!!

Respondí yo, buscando un claro tono seductor. Ramon intercambió unas palabras con otro de los hombres, que seguramente era su papá pues guardaban cierto parecido, se puso una camisa sucia a medio desabotonar y cargó sobre sus hombros el pino. Ya regresaría después por el auto de mis padres, por ahora tenía una clara oportunidad de ligue con este delicioso ejemplar joven del sexo masculino. Ramón se acerco a mi y me dijo:

R- Te sigo bonita?

Respondí el cumplido con una sonrisa, y nos dirigimos

Cruzamos la avenida y avanzamos por las calles en dirección a mi casa. De vez en cuando yo me giraba para ver si venía todo bien con este fuertísimo hombre y me recreaba admirando su varonil físico. No parecía en verdad padecer nada en absoluto al cargar el enorme pino sobre su espaldota, de vez en vez lo inclinaba lo suficiente hacia adelante para descansar la postura, también supongo que las ramas se encargaban de molestarlo, pero cuando hacía esto ocultaba al hombre casi por completo, yo me detenía y le preguntaba:

P- Estás bien? No estás muy cansado?

R- No tanto, ya estoy acostumbrado al peso… Lo que más me duele es la espalda por el sol.

P- Lamento lo de tu espalda... Ya falta poco…

R- No se preocupe, es trabajo…

P- Que hombresote…

R- Que dijo perdón?

P- Ohh que me está siguiendo un Pinotote y que ya vamos a llegar… solo 2 calles más…

R- …

En ese momento sentí calor por la caminata, así que me quite la sudadera, pensé por instinto en amarrarla a mi cintura pero también mire la oportunidad de lucir mi cuerpo en esas fachas, el femenino top terminaba por disipar cualquier duda de mis preferencias sexuales, y la delgada tela del pantalón de mi pijama ayudaba a adivinar que yo estaba en verdad muy nalgona.

Llegamos a la casa de mis padres, Ramón se detuvo detrás de mi, yo saqué las llaves de la puerta y me incline a propósito e innecesariamente descarado para darle un pequeño espectaculo gratis de mis femeninas formas que la vida me regaló, tardandome un poco más de lo habitual en abrír la puerta. Lo invite a pasar y de inmediato Ramon cruzo el patio e ingreso a la primera estancia que era la sala, impregnando el área con ese rico y peculiar aroma que un pino natural te proporciona. Ramón descanso el enorme árbol y me preguntó:

R- En dónde quiere que se lo ponga?

P- Ohhh... Pónmelo en dónde tuuu quieras…

Mi respuesta fue en el evidente tono más coqueto que pude, Ramón dejó el pino en un rincón y yo fui a la cocina a traerle algo de tomar.

P- Toma, bebe un poco, hace mucho calor aún para ser diciembre, no quiero que vayas a insolarte por mi culpa…

R- Sí… gracias damita… de verdad lo necesitaba…

P- Ammm... No quieres limpiarte? ducharte? No sé asi te refrescas un poco…

R- No… gracias… es que tengo que volver a ayudar a mi papá y a mi hermano.

P- Oye estás bien fuertote!! Yo ni de broma podría quizá ni mover ese pinote…

R- Jaja… Yo lo hago siempre, de hecho a veces competimos y actualmente soy el que más carga, puedo cargar 3 pinos de buen tamaño sobre mi espalda…

P- No te creo!! 3 en serio??

R- De verdad damita, por eso me dicen el Torton…

P- Ahhh… Woooow!!... Oye tienes bien rojo el cuello…

R- Sí… fue el sol de ayer. Viera ud. cómo tengo la espalda.

P- Mmmm... A ver… enseñamela... Tengo una crema especial para las quemaduras, quitate la ropa…

Ramon se giró y me mostró la parte de atrás del cuello, jalaba cuánto podía su camisa para mostrarme su espalda, yo lo miraba embelesada, dije:

P- A ver... desabotonate la camisa para verte mejor.

Ramón se desabotonó la camisa, dejandome a escasos centímetros ahora sí, su físico que me hacia agua la boca… Sin embargo no quería parecer ofrecida por completo así que le dije:

P- Voy a buscar la crema… dame un momento… no te vayas…

Cuando volví, Ramón “El Torton” se giró mostrándome su imponente espaldota.

P- Voy a ponerte un poco de esta crema… te va a aliviar las quemaduras del sol.

Me unté de crema la mano y empecé a aplicarle crema en la espalda, con movimientos lentos. Ramón replicó:

R- También me arde en el pecho y un poco las costillas…

P- Ohhh… descuida ahorita le damos su atención también…

Yo estaba como poseida esparciéndole la crema por toda la espalda. Y enseguida me unte un poco más para atender las zonas en dónde me indico que también le molestaba, para hacerlo lo común es que me hubiera pasado a su frente o de lado, sin embargo me atrevi a pasar mis manos los sus costados de Ramón, como si estuviera abrazandolo por la espalda y untandole la pomada de esta manera. Ramon echó la cabeza hacia atrás. Nos quedamos callados un instante que pareció una eternidad. Mis manos masajeaban con delicadeza su fuerte torso, entonces pregunte:

P- Justo allí?

R- Si allí…

P- Y aquí?

Ramón ya no contesto pero ahora yo subía y bajaba mi mano ya casi sin rastro de pomada, su cara estaba pegada a la mía por casi nada, casi podia sentir el picor de su barba en mi mejilla. Baje la llena de mis dedos a su abdomen cubierto en esa zona por un grueso vello.

P- Aquí duele?

R- Si un poco…

Ya para este momento estaba a nada de su paquete, el cual con mis movimientos tuve la oportunidad más de una vez de rozarlo descaradamente, sin embargo, como veía que Ramon no oponia resistencia ni se sobresaltaba a mis caricias, mis dos manos bajaron por completo hacia su bultote que para ese momento se miraba enorme. Y sin embargo aun así pregunte:

P- Y aquí te duele?

R- Si mami… pero ese duele porque no le han dado atención… traigo los huevos bien cargados pues la verdad no me gusta darme cariño solo…

P- Ohhh… pues me lo hubieras dicho antes… a mí me gusta hacer caridad y ayudar a los hombres con ese problema…

Dicho esto, comencé a desabrocharle el cinturón, Ramón permaneció estático, sin decirme absolutamente nada, cuando el acceso a su ropa interior me lo pemitio meti con seguridad mis suaves manitas tocando su áspera piel y enseguida noté su durísimo miembro. Ramón solo emitía pequeños gruñidos y permanecía aún sentado, y yo debido a que la diferencia de alturas era mucha, quedaba a la altura de su nuca, por lo que comencé a besarle el cuello por detrás y a morderle suavemente el lóbulo de sus orejas, entonces Ramón no se resistió más y fue en ese momento en que el se giró y comenzó a besarme en la boca, lo hacía con frenesí y desesperación al grado de que parecía que no sabía besar, de pronto me bajo mi top y mi bra con cierta violencia, y de inmediato comenzó a lamerme y a besarme los pezones, para esto había cambiado Completamente mi perspectiva, pues sabía hacerlo muuuy bien, poco a poco fue bajando recorriendo mi cuerpo hasta llegar a mi ombligo, mis piernas. Me tenía loca por el placer de que sentía, y entonces se levantó otra vez y volvió a comerme la boca pero ahora con gruesos besos con lengua que me hacían delirar. Ramón y yo nos manoseábamos mutuamente con lujuria y deseo. No sé exactamente en qué momento nuestras ropas terminaron en el suelo, pero al percatarnos fue el pretexto perfecto para recostarnos en el sillón grande de la sala y continuar con el delicioso faje y cachondeo que habíamos empezado. De pronto Ramón retomó a besarme completita, obvio no me opuse pues en verdad me encantaba como lo estaba haciendo, y en un determinado momento en el que llegó a mi zona íntima, la cuál se encontraba ya solo ataviada por mi femenino calzon cachetero, Ramón comenzó a acariciar mi diminuta verguita erecta por encima de mi prenda, eso ya me había dejado sorprendida, pero cuando el mismo bajo mi pequeño cachetero y la beso, preámbulo de lo que a continuación estaba a punto de hacer, yo me quedé estupefacta, Ramón se la metió completa a su boca y succionaba con verdaderas ganas, la sacaba de su boca y lamía mi pequeña cabecita. Ramón “El Torton”, hombresote tan macho y rudo estaba propinándome una deliciosa chupada de pene-clítoris, y en verdad estaba haciéndome disfrutar. Y es claro, no tengo yo un pene enorme, ni siquiera uno de tamaño promedio, la mía es más bien diminuta, pues apenas mide 7- 8 cm en erección, pero no que este macho le hacía a mi pene de niña, era soberbio, por tal motivo no tarde nada en terminar, eyacule sobre mi propio estómago y enseguida me incorpore, tomando a Ramón de la mano y empujándolo al sillón a modo que quedará sentado enseguida yo me hinque entre sus piernas, quería mandarle un mensaje bastante obvio, yo quería regresarle el favor, yo también quería comerle la verga a un verdadero hombre, baje su boxer, la tomé con ambas manos y pude admirarla bien, Ramón tenía una buena verga, gruesa y dura, no era para nada la más grande que me he comido, pero era la verga de un macho y en ese momento me serviría para aplacar mis necesidades femeninas, así que me dispuse a engullirla y darle a este macho una mamada que no olvidaría, lo que él hizo estuvo bastante Woow, pero lo que yo le haría lo dejaría en otro mundo así de simple, siempre he presumido que en el arte de mamar soy una maestra, y para mí siempre que tengo una verga enfrente, es una oportunidad para demostrarlo. Así que comencé plantándole en sonoro besote en la punta de la verga, mientras dirigí mi mano derecha a sus hinchados huevotes para sobarlos y no restarles importancia, con la Izquierda tenía bien sujeta por el tronco la gorda verga de Ramón, y está realizaba una corta carrera de arriba para abajo liberando y escondiendo la gran cabeza de este monstruo con la misma piel de su prepucio. Mis ojos buscaban y miraban putonamente a los ojos de Ramón, tratando de adivinar si era el momento adecuado para devorarla, quería que el me lo ordenará, y esa orden llego, Ramon me dijo:

R- Mamame la verga bonita, se que quieres hacerlo…

P- Crees que pueda? La tienes bien gorda!!

R- Se que si… tienes toda la pinta de estás mariconas putas de ciudad que les encanta la verga de los pueblerinos como yo… Anda, ponte a mamar…

Ahora era una orden, y en esos casos yo no me hago del rogar, así que acercándome por completo abrí mi boca lo suficiente y la engulli, en un primer intento solo la cabeza, pero a la segunda vez que abrí grande quise mostrarle quien soy y trate de devorarla por completo, desapareciendo al momento poco más de la tercera parte de ese mástil duro y venoso. Seguí con mi tarea oral por poco más de 15 min, cuando de pronto Ramon me dijo:

R- Es suficiente zorrita, no quiero terminar en tu boca, quiero comerme ese rico hoyito de maricona que tienes…

P- Pensé que nunca me lo ibas a pedir…

Ramón se puso de pie y cuando yo iba a hacerlo, de un movimiento brusco me tomo del brazo y me empujó al sillón en dónde hace un rato estábamos en pleno faje, de su cartera que estaba en su pantalón extrajo un preservativo que se colocó en su hinchada vergota, me puso boca abajo y con una de sus fuertes manos me sometió poniéndola en mi cuello para no dejarme mover, me propinó un par de nalgadas para obligarme a levantarlas y sin miramientos comenzó a penetrarme, de una manera lenta pero constante, sin detenerse ni un momento a pesar de mis gemidos que delataban un poco de dolor y de mis súplicas:

P- Ahhh… Ahyyy despacio papi!! Ahhh la tienes muy gorda… Ahyyy…

R- Cállate puta… si se notaba cuando veníamos de camino que era lo que pedías a gritos!! Contoneándote y moviendo tus ricas nalgotas frente a mi… acaso me crees de palo!! Toma puta!! Toma puta!!

P- Ahhh... Ahyyy… Ahhh…

Quiza es esta posición, pero siempre que me cogen así terminó muy rápido, y esta vez termine sobre la tela del sillón de la sala, más tarde tendría que ocuparme de limpiarlo, ahora solo quería disfrutar como perra en celo. De pronto Ramón se giró para quedar acostado ahora el en el sillón, y me tomo por el brazo para indicarme que está vez quería que lo cabalgara de espaldas a el, así que me subi a el, regalandole una vista preferencial de mis nalgotas rebotando y desapareciendo a cada rebote su gorda verga morena. Ramón me acariciaba por todo el cuerpo y aprovechaba la posición para propinarme nalgadas que me hacian chillar de ardor pero gemir de placer, y entonces Ramón hizo notorio su inminente eyaculación pues comenzó a rugir como León al tiempo que subia la intensidad de las embestidas. Yo logré percibir a través del condón cada uno de sus potentes disparos mientras seguía moviendome sobre el, cuando me di cuenta de que ya estaba tratando de recuperar el aliento, me salí y me giré hacia el para poder mirarlo y estuvimos así, besandonos en la boca un largo rato, entonces le dije:

P- Besas bien… Pero coges mucho mejor de lo que besas…

R- Estás nalgotas me estimularon… hahaha…

P- Enserio, estuvo delicioso…

R- A mi también me encantó… oye… Ahora sí te acepto esa ducha…

P- Te bañas conmigo?

R- Vamos!!

Lo hice pasar al baño del cuarto de mis padres. Le abrí el agua. Ramón en verdad parecía una especie de camión o máquina por su envidiable físico. El se metió bajo el chorro de agua caliente y enseguida me metí atrás de el, y allí estuvimos un largo rato enjabonándonos y besándonos, al tiempo que indiscretamente aprovechamos para volver a tocarnos mutuamente, y entonces me dijo:

R- Creo que ya debería irme, mi papá y mi hermano estarán muy molestos conmigo porque ya me tarde…

P- Ohhh… lo lamento, no quería buscarte problemas… es que parece que el no quiere irse…

Le dije mientras sostenia con una mano su verga gorda que ya había recuperado tamaño en mis manos.

P- Parece que el quiere otra tanda de besitos…

R- Mala… eres una diosa mamando verga, no hay hombre que pueda decirte que no… así que no seré yo el primero.

Y de nueva cuenta le regale una soberbia mamada de verga allí en la regadera, mientras el descansaba su espaldota bajo en chorro de agua yo atendía su dura erección, pues en definitiva no podía dejarlo ir así, está vez lo logré muy rápido, pero también está vez pude recibir su descarga de semen en mi boca, la cual devore ante su atenta mirada pues a mí me encanta el sabor de los hombres y Ramón que quizá tenía tiempo sin eyacular, me sabía exquisito. Salimos, le preste una de las toallas que mis papás tienen para las visitas, le unte un poco más de pomada y nos vestimos. Entonces ahora si nos despedimos:

P- Cuánto te debo Ramón?

R- $2,000 del árbol más propina…

P- OKI… aquí está… y esto es para ti…

Le estaba dando una fuerte cantidad de propina y al mismo tiempo en que se lo entregue mi traviesa mano fue a parar a su paquete que ahora descansaba satisfecho, Ramón dijo:

R- No puedo aceptarlo, es muchísimo…

P- Tómalo por favor, es por la cargada del árbol y la recargada que me diste…

R- Vaya… pues debí dártela muy bien para que me des esto…

P- Hahaha… es solo dinero, y si… si lo quieres saber si fue muy buena… Ammm y dime… Sera hasta el próximo año que pueda volver a verte??

R- Depende… Si un día andas por la sierra de Álvarez en San Luis Potosí, pregunta por el Torton en el pueblo, ellos te dirán en dónde encontrarme. Será un gusto darte un recorrido por la sierra y mostrarte los paisajes.

P- Vaya… me lo pensaré… oye y por allá también me recargarias??

R- Hahaha… en mi casa, en mi taller, en mi camioneta, en el bosque, en el río, y en cualquier lugar… si vas, te regresarás a la ciudad harta de tanta verga que te daré…

Por si lo quieren saber, si fui a verlo, y si hubo acción, y estuvo igual de riquísimo, pero eso ya será en otro relato en qué podrán saberlo…

FIN

(9,50)