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Tras bambalinas (capítulo 10)

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Capítulo 10. La defensa de las siervas: ¡Los royal knights en movimiento!

En el capítulo anterior Serena logro coronarse como la ganadora del Gran Festival de Hoenn, así que después de una cita romántica entre los novios, Anthony y sus esclavas se disponían a tener una apasionada noche de diversión para recompensar a la performer. Sin embargo esta fue interrumpida por Malva, la miembro del Alto Mando de Kalos, quién no sólo confirmó las sospechas del chico sobre Palermo sino que también le ofreció una alianza para derrotarla.

Al día siguiente todos en el apartamento se levantaron algo tarde, así que después del desayuno fue cuando el chico permitió que las chicas salieron de compras, con la excepción de Jenny, ya que la oficial era una pieza clave en sus nuevos planes. Por lo que unas horas más tarde, cuando Alexa, Shauna y Serena regresaron a la casa cargando algunas bolsas de compras se encontraron con una sorpresiva revelación.

— ¿En verdad tienes que irte, Jenny? —preguntó Serena con ternura al ver a la oficial con una maleta en la sala de la casa, lo cual la entristeció un poco.

—Me temo que sí, Ama Serena. A pesar de que estos fueron los días más increíbles de mi vida, todavía tengo una importante misión que cumplir y para ello debo regresar a mi trabajo de inmediato —explicó la mujer de forma dulce, pero respetuosa, antes de guiñarle un ojo a la chica.

—Pero le aseguro que nos veremos de nuevo y más pronto de lo que cree, mi Ama. Entonces estaré completamente a su servicio y al del Amo Anthony —y tras esas palabras la oficial unió sus labios con los de la joven, quien tras un breve instante de sorpresa no dudo en corresponderle.

—Esperaremos ese día con ansias, Jenny. Además de que confió totalmente en ti —respondió Anthony con una sonrisa mientras tomaba la cintura de Serena, recibiendo una sonrisa de la oficial, quién salió de la casa dispuesta a cumplir con su nuevo objetivo y no decepcionar a su Amo.

Mientras tanto en la habitación principal de una lujosa mansión en Kalos se puede apreciar como Palermo estaba recostada a 4 patas sobre su espaciosa cama King-size, pero eso no era todo ya que la productora estaba siendo penetrada por 2 jóvenes mientras se encargaba de lamer apasionadamente la verga de un tercero.

Los 3 jóvenes embestían a la mujer con intensidad y pasión, y esta a su vez les correspondía moviendo sus caderas y permitiendo que la enorme verga que invadía su boca se adentrara cada vez, mientras la lamía con lujuria. Por lo que no era sorprendente que después de unos minutos después ellos lo soltaron todo dentro de los orificios de Palermo, quien dejó salir un gran gemido de placer y comenzó a tragarse todo el semen que cayó en su boca con lujuria.

Tras un breve instante de descanso aquellos chicos sacaron sus miembros del cuerpo de la mujer, quién con una gran sonrisa de satisfacción se sentó sobre la cama frente a ellos y con gran parsimonia estiro sus pies.

—Lo hicieron muy bien, chicos. En verdad necesitaba de esto —comentó la productora, quien a pesar de lo complacida que estaba, nunca dejo su habitual tono de superioridad.

—Es un verdadero placer estar a su servicio, Ama Palermo. Los Royal Knigths solo existimos para su placer y diversión —respondieron los tres chicos al unísono al escuchar la voz de la productora, mientras se ponían de rodillas frente a ella e inclinaban sus cabezas antes de besar los pies de la mujer.

—Lo sé, mis lindos niños. Pero antes de seguir con nuestras actividades me gustaría hablar un poco con ustedes —dijo ella con una sonrisa antes de dirigirse hacia el chico que tenía más cerca.

—Alphonse ¿Consideras que dentro de mis cazadores haya alguno que sea digno de ser ascendido a Royal Knight? —preguntó la productora con interés y su habitual tono altivo.

Mientras que el aludido, un hombre musculoso y de tez morena que no aparentaba tener más de unos 25 años, cuyo cabello y ojos eran de un brillante color negro y que estaba situado en medio de sus compañeros inclino un poco más su cabeza para besar los pies de Palermo una vez más antes de responder con su voz profunda.

—Mi adorada Ama, me temo que en este momento dentro de nuestras filas no hay nadie que cumpla con los requerimientos necesarios para ascender a tan importante puesto, a excepción de una persona.

— ¿Y de quién se trata? —preguntó ella, aunque de cierta forma ya intuía cual sería la respuesta de su esclavo y eso la incomodaba un poco.

—De su sobrino Anthony, mi Señora. Su experiencia en campo es superada únicamente por la de nosotros —mencionó Alphonse señalándose a el mismo y a sus compañeros —Además de que su nivel de combate actual es muy superior al de la mayoría de los líderes de gimnasio. De hecho si él se lo propusiera sería capaz de conquistar la Liga sin demasiadas dificultades.

Al oír aquello la mujer se mordió el labio y lo pensó por unos momentos. Ella siempre supo que Anthony era muy bueno en su trabajo, fue esa la razón por la que decidió dejar la misión de Serena a su cargo, pero también era cierto que ella lo odiaba y no confiaba del todo en él... Aunque pensándolo mejor... Ascender a su sobrino no solo era la manera perfecta de mantenerlo vigilado, sino de tenerlo bajo control.

—No tengo ningún inconveniente sobre su efectividad en las misiones... Sin embargo... ¿Están seguros de que no exageran sobre su capacidad de combate? —preguntó Palermo un tanto escéptica sobre la habilidad de su sobrino.

—Mi Ama, él fue capaz de derrotarnos a los 3 al mismo tiempo... De hecho creó que solo el Alto Mando y los finalistas de la última Liga Kalos serían rivales a su nivel —intervino el joven que estaba a la izquierda de Alphonse, un chico de unos 18 años y cabello rubio oscuro, un poco fornido y de ojos castaños, llamado Max Hagen.

Al oír aquella declaración la altanera mujer no pudo evitar sorprenderse, ya que ella en persona se había encargado de que los 3 jóvenes que en esos momentos estaban a sus pies tuvieran como mínimo el nivel de los líderes de gimnasio más fuertes. Ya que los Royal Knights no eran únicamente los esclavos sexuales perfectos, sino que también eran su principal fuerza de ataque y la última defensa que tenían las Siervas de Xerneas.

—Debo admitir que esto resulto ser una agradable sorpresa. Pero por el momento esperaré a ver cuáles son los resultados de la última misión de Anthony antes de ascenderlo de manera formal —comentó la productora con una sonrisa maligna antes de añadir.

—Además tengo entendido que desde hace unos meses el ya había estado entrenando con ustedes, además de asistirlos en algunas misiones, por lo que podríamos considerarlo como un escudero ¿No es así?

—En efecto, mi Ama. Pensamos que de esa manera evitamos que tanto sus habilidades como las nuestras se oxiden. La verdad es muy complicado encontrar a alguien que tenga el nivel adecuado para que podamos entrenar —habló un joven delgado de cabello oscuro, ojos verdes y tez pálida, que respondía al nombre de Grenuele.

—De acuerdo. Por el momento dedíquense a sus obligaciones, ya que unos días los llamaré nuevamente para tratar un tema de suma importancia para nosotros —indicó la mujer haciendo el ademán de tomar una copa del mueble más cercano, que inmediatamente fue interpretado por los chicos, ya que Max tomo la copa, mientras que Grenuele rápidamente se puso de pie para llenarla de vino y se la ofreció a Palermo, quien sonrió complacida.

Por unos breves momentos los tres chicos miraron con ensoñación como la productora degustaba su bebida, hasta que una nueva mirada de los ojos grises de Palermo les indicó que era hora de retirarse.

De forma que ellos asintieron y después de besar por última vez los pies de su Ama, se incorporaron para tomar sus ropas y salir de la habitación, mientras que la productora tomaba un último sorbo de vino antes de pensar con malicia: “Anthony y Diantha, muy pronto los 2 serán fieles Royal Knights a mi servicio”.

Región Kalos. 2 días después.

La tenue luz de la luna iluminaba la siempre apacible ruta 18, la cual unía Ciudad Anistar con Pueblo Couriway, y esta sería la única fuente de luz de la misma de no ser por un Centro Pokémon ubicado a la mitad de la ruta. El cual tenía la finalidad de ofrecerle a los entrenadores un acogedor y tranquilo lugar en donde curar a sus pokémon y pasar la noche para continuar su viaje.

Sin embargo en esos momentos el ambiente del Centro Pokémon era todo menos el de un lugar tranquilo, debido a una acalorada y también muy habitual situación: Por un lado la Enfermera Joy quería cerrar el lugar temprano, sabiendo de antemano lo poco transitada que era la ruta durante las noches, sin embargo su testaruda ayudante Audino insistía en que esperaran un par de horas más.

Ambas féminas estaban tan enfrascadas en tratar de convencer a la otra que ninguna de las dos se percató del momento en que una suave y agradable fragancia floral comenzó a inundar el ambiente, en un principio ninguna le tomo mucha atención y continuaron con su discusión, sin embargo cada segundo que inhalaban aquel delicioso aroma sentían como sus cuerpos se relajaban y sus fuerzas se desvanecían, por lo que en cuestión de minutos ambas se tranquilizaron y se concentraron únicamente en aspirar hasta la última partícula de aquel celestial aroma.

Tanto la enfermera como su pokémon estaban tan cautivadas por la fragancia que a ninguna de ellas le importo en lo absoluto que un hombre de tez morena acompañado de un Roselia irrumpieran en el lugar, de hecho desde que aquel hombre y de su pokémon entraron el efecto de aquella fragancia se había incrementado ya que ahora no solo se sentían relajadas sino también muy excitadas.

Ya que al ver a aquel atractivo hombre frente a ella fue que Joy sintió como sus mejillas se sonrojaban, a la vez que un delicioso escalofrió de excitación recorría su cuerpo, en esos momentos la enfermera no pensaba en otra cosa más que la de tener sexo con aquel desconocido y estaba dispuesta a lo que fuera para conseguirlo.

—Buenas noches, guapo. Bienvenido al Centro Pokémon ¿Hay algo en lo que pueda ayudarte? —preguntó la excitada enfermera de forma increíblemente sensual, moviendo su delineada cintura al caminar mientras le dedicaba un sonrisa coqueta a aquel desconocido, quien estaba deleitándose con el hecho de tener a su presa justo en donde la quería.

Ya que desde que Alphonse entró a las órdenes de Palermo él y su fiel Roselia habían entrenado muy duro para perfeccionar el poder y el alcance del movimiento Atracción, el cual era menospreciado por una gran parte de los entrenadores al punto de considerarlo inútil o exclusivo para las coordinadoras o performers. Sin embargo el resultado de sus arduos entrenamientos había sido que el “inofensivo” movimiento de tipo Normal se impregnara en el aroma natural de su pokémon, convirtiéndolo en una inesoerada y poderosa arma.

Una que ya no requería de sus indicaciones para ser ejecutada, razón por la que sus potenciales víctimas jamás sospecharían nada hasta que fuera demasiado tarde para poder defenderse, ya que su arma secreta era tan efectiva que podía afectar tanto a humanos como a pokémon sin problemas, incluso si eran del mismo sexo.

Sin embargo la única desventaja que tenía su movimiento definitivo era la de ser incapaz de doblegar la mente de sus presas de forma directa, sin embargo para ese fin contaba con la valiosa ayuda de otro de sus amigos.

Por lo que sin perder el tiempo, el moreno sacó de su bolsillo una más de sus pokébolas para liberar a otro pokémon. En este caso un Hypno, quién de inmediato comenzó a balancear su péndulo de un lado a otro para sumir a unas indefensas Joy y Audino en un profundo trance.

Por lo que unos minutos más tarde el Centro Pokémon estaba completamente cerrado, y mientras que Audino se encargaba de curar a todos los pokémon de Alphonse, el joven se encontraba en la habitación de la Enfermera Joy reclamando su premio: Estar penetrando a la sexy enfermera y disfrutar de cada centímetro de su erótico cuerpo, ya que gracias a la hipnosis no había otra cosa que la mujer deseara nada más que complacer y obedecer al pie de la letra hasta la más mínima de sus instrucciones del hombre que ahora se había convertido en su Amo.

—Eso fue muy divertido, sin embargo he venido aquí por otras cosas —mencionó el líder de los Royal Knigths después de sacar su verga del húmedo interior de su más reciente adquisición, derramando su semen sobre la concha y el culo de Joy, antes de ponerse de pie y ponerse su ropa.

—Ven conmigo, lindura. Aún hay algo que debes hacer por tu Amo —ordenó el moreno de forma seca mientras que la emocionada mujer de inmediato se puso de pie y sin dudarlo comenzó a seguirlo hacia la recepción, en donde los estaba esperando Audino para entregarle a sus pokémon totalmente recuperados. Por lo que ese era el momento indicado para cumplir el verdadero propósito al que Alphonse venido a este Centro Pokémon en específico.

—Esclava Joy, imagino que aquí hay una máquina de intercambio aquí ¿No es así? —preguntó el joven aun con tono serio, casi desinteresado.

—Por supuesto, Amo, por favor permítame llevarlo —respondió la entusiasmada enfermera antes de comenzar a caminar de manera sensual en dirección a una las habitaciones del lugar.

—Excelente. Ahora quiero que devuelvas a Audino a su pokébola y la coloques en la máquina, mi leal Joy —ordenó el joven antes de poner una pokébola en la máquina mientras que la hipnotizada enfermera de inmediato obedeció aquella orden, por lo que el proceso de intercambio comenzó, y una vez terminado Joy liberó a su nuevo asistente el cual era un Wigglytuff mientras que Alphonse liberaba a Audino, Hypno y a Roselia.

—Audino, Joy necesito que observen el péndulo de Hypno una vez más y escuchen atentamente mis instrucciones —ordenó el moreno con voz clara y firme, mientras las aludidas asentían sumisamente y observaban el péndulo con atención.

—Joy tu nunca has tenido un Audino... Al igual que el resto de las enfermeras tú asistente siempre ha sido un Wigglytuff, repítelo.

—Yo nunca he tenido un Audino, mi asistente siempre ha sido un Wigglytuff —respondió la mujer con una voz monótona y sin dejar de ver el péndulo.

—Lo mismo va para ti, Audino. Tú nunca has trabajado en un Centro Pokémon, sino que siempre has sido uno de mis pokémon, yo soy tu entrenador y harás lo que te pida sin dudar ¿Han entendido? —preguntó Alphonse recibiendo una cabezada de asentimiento tanto del pokémon como de la enfermera.

—Muy bien, con esto mi misión está cumplida —mencionó el chico regresando a la pokémon escucha a sus pokebola, pero antes de irse aún le quedaba afinar algunos detalles.

—Joy, quiero que escuches atentamente mis siguientes ordenes ya que desde ahora serán parte indispensable de tu vida. Al despertar serás una enfermera más eficiente en tu trabajo, sin embargo de manera inconsciente te encargaras de tomar toda la información de cualquier chica que se hospede aquí y la anotaras para mí, de forma que en cuanto oigas decir “Pokelito de nata rosa” volverás a este estado de trance y volverás a ser mi obediente esclava ¿Lo has entendido?

—A la perfección, mi Amo —respondió la hipnotizada enfermera Joy, asimilando aquellas indicaciones en el rincón más profundo de su mente.

—Perfecto. Ahora vuelve a tu habitación y duerme, mi esclava. Pero antes de eso entrégame el collar que cuelga de tu cuello, te aseguro que ya que no la necesitarás —indicó el chico mientras señalaba el cuello de la chica.

—Sí, Amo. Ya no la necesitaré —recitó la indefensa enfermera antes de entregarle la Piedra Llave que le había obsequiado el Profesor Sycamore, y la cual le permitía megaevolucionar a Audino, antes de retirarse a su dormitorio, a donde Alphonse la siguió tras devolver a Hypno a su pokébola. Y tal como se le indico la hermosa enfermera cayó profundamente dormida en el momento en que se recostó sobre la cama.

—Roselia, ya sabes que hacer —indicó el moreno y en ese momento el tipo Planta/Veneno comenzó a usar Danza de Pétalos, por lo que una lluvia de pétalos de color rojo comenzó a cubrir el cuerpo desnudo de su víctima. Ese bello acto era su sello personal y la razón por la que el líder de los Royal Knigths también era conocido como “Alphonse, el atacante de la Rosa”, tras lo cual salió del Centro Pokémon.

Su misión había sido un éxito, ya que no sólo acababa de obtener el poder de la Megaevolución, sino que también había añadido a otra preciosa Enfermera Joy a su colección de esclavas, ya que con ella ya eran casi 30 Enfermeras Joy y Oficiales Jenny que estaban bajo su control, las cuales estaban estratégicamente distribuidas a lo largo de Kalos con la misión secreta de obtener información sobre posibles nuevas presas y amenazas, así como la de eliminar cualquier evidencia que pudiera perjudicar a las Siervas de Xerneas.

Mientras tanto en el interior de un modesto apartamento de la enorme Ciudad Luminalia un chico de cabello rubio y ojos verdes estaba leyendo un libro sobre su cama, el estaba a punto de ir a dormir cuando escuchó que alguien tocaba a su puerta, por lo que conteniendo un bostezo tuvo que levantarse para abrir la puerta y grande fue su sorpresa al encontrarse con que la persona que lo buscaba era nada más y nada menos que una Oficial Jenny, aunque su aspecto era distinto a las oficiales que él había visto, lo cual le dio una mala espina.

Sin embargo en lugar de intentar arrestarlo ella le sonrió con dulzura antes de decirle: —Tu debes de ser Fybelle ¿No, guapo? No tienes nada de que temer, estoy aquí tu hermano Anthony me dijo que tú podrías ayudarme.

—Pasa, estás en tu casa —contestó Fybelle con una sonrisa e invitando a la oficial a entrar, ya que esto solo podía ser obra de Anthony, pero una vez que la puerta se cerró se dirigió de nuevo hacia su invitada

—Espero no ser un mal anfitrión, pero antes que nada me gustaría saber cuáles son los planes de mi hermano —el esperaba que ella adoptara una actitud defensiva, pero grande fue sus sorpresa cuando la oficial lo puso al tanto de la información que el pelinegro había conseguido en Hoenn.

—Entonces la balanza finalmente esta de nuestro lado —comentó Fybelle con una sonrisa antes de añadir —Eso significa que tendremos que esforzarnos bastante.

—Sin embargo antes de comenzar con nuestra labor te ayudare a pasar más inadvertida. Ya que aquí en Kalos, tanto el uniforme como el peinado de las oficiales Jenny son diferentes al que usas ahora —comentó el rubio mientras buscaba una fotografía de las oficiales que estaba tan acostumbrado a ver.

—Si así son las cosas lo hare con gusto. Hare cualquier cosa que haga falta por el Amo Anthony —respondió Jenny con una sonrisa de determinación.

Al día siguiente el joven Max Hagen caminaba tranquilamente por la Avenida Otoño de Ciudad Luminalia, cuando vio algo que llamó mucho su atención: Se trataba de una linda niña de cabello verde que usaba un vestido azul y un moño rojo en su cabeza y que venía en compañía de una chica, unos cuantos años mayor, con el mismo color de cabello y un cuerpo bastante desarrollado, las cuales estaban entrando a uno de los Centros Pokémon de la ciudad.

“Tiene bastante tiempo desde la última vez que me topé con unas chicas tan prometedoras” pensó el chico sacando 2 de sus pokébolas, liberando a un Meowstic macho y a una Kirlia, y con una mirada prácticamente imperceptible él les señaló a sus objetivos. A lo que los pokémon asintieron antes de alejarse de su entrenador, ya que ellos ya sabían perfectamente lo que tenían que hacer.

Unos minutos después ambas hermanas caminaban tranquilamente por la calle cuando de repente el Pichu que estaba en el bolso de la más pequeña salió de este y comenzó a correr en dirección a una calle, por lo que la niña de inmediato salió en su persecución.

—Lyn, espérame —pidió su hermana mayor, quién respondía al nombre de Lena, pero la pequeña la ignoro por completo. Por lo que después de recorrer varias calles, las cuales cada vez se hacían más pequeñas y con menos gente la niña finalmente encontró al ratoncito eléctrico.

Sin embargo algo andaba mal ya que el pequeño Pichu estaba tirado en el suelo y totalmente fuera de combate, por lo que la pequeña se agachó para recoger a su debilitado pokémon y justo cuando estaba a punto de tomarlo en sus brazos ella se quedó quieta...

La pequeña Lyn comenzó a escuchar una ligera pero muy linda canción, ella nunca en su corta vida había escuchado algo similar pero le encantaba, así que cerró los ojos por unos momentos para apreciar la melodía con más atención y en cuando los abrió de nuevo la luz había desaparecido por completo de sus bellos ojos cafés.

A la niña ya no le importaba en lo absoluto el pequeño y herido pokémon que estaba frente ella ya que lo único que le importaba era aquella magnífica canción, por lo que lentamente se puso de pie y dejo a Pichu en el suelo. Y sin dudarlo comenzó a caminar en dirección al origen de la melodía con una sonrisa en su rostro, el único pensamiento que había en la mente de la pequeña Lyn era que debía llegar a la fuente de aquel sonido y en cuanto lo hiciera sabría qué hacer.

Lena por su parte y después de una larga persecución, al fin pudo ver a su hermana, que ahora daba vuelta en una calle con un paso tranquilo y una sonrisa, y aunque la llamó en numerosas ocasiones la pequeña no le respondía y al acercarse pudo ver a su debilitado pokémon en el suelo.

“¿Qué es lo que sucede aquí?” se preguntó la joven entrenadora muy consternada mientras regresaba al tipo eléctrico a su pokébola. Su hermanita adoraba a Pichu y ella nunca lo hubiera dejado abandonado, y menos aún si estaba herido... Para ella era claro que algo muy raro le estaba sucediendo a Lyn y ella averiguaría que era... Aunque fue entonces cuando Lena empezó a escuchar una hermosa melodía que venía de la dirección que tomó su hermana.

“Esto es aún más raro... A Lyn nunca le ha gustado tanto la música” pensó Lena antes de seguir a su hermana y no tardó mucho en encontrarla de nuevo, ya que la pequeña estaba caminando de una manera tranquila y con los brazos extendidos, como si estuviera hechizada, lo cual extraño aún más a su hermana. Sin embargo a cada paso que daba la melodía resonaba con mayor fuerza en su cabeza impidiéndole pensar en el inusual comportamiento de la niña.

“Ahora entiendo porque Lyn actúa así, está melodía es tan... cautivante” fue el último pensamiento de Lena antes de detenerse y cerrar los ojos, pero en cuanto los abrió de nuevo, su mirada estaba vacía... Y al igual que a su hermanita ya nada le importaba más que la canción de forma que ella también comenzó a caminar con los brazos extendidos.

Poco después ambas hermanas llegaron al final de un callejón, en donde descubrieron que los intérpretes de la canción que tanto les fascinaba eran un Meowstic macho y una Kirlia dirigidos por un muchacho rubio, ellas se quedaron observando en silencio y poniendo su total atención, ya que la melodía se los indicaba.

Cuando el joven y sus pokémon se vieron descubiertos, sonrieron triunfantes, los ojos de Kirlia brillaron y el ritmo de la canción cambio. Las hermanas no fueron ajenas a ello, pero su comportamiento no cambio en lo absoluto. Ambas seguían en trance, uno que cada vez era más profundo, escuchando con atención hasta la última nota de aquella melodía y convirtiendo las indicaciones que les daba en sus propios pensamientos.

Max por su parte observaba el resultado de su brillante plan, al verlas salir del Centro Pokémon Kirlia uso Atracción en el pequeño Pichu, quién comenzó a seguirla y una vez que estuvieron lo bastante alejados de las avenidas principales, pero lo suficientemente cerca de donde estaba su entrenador, fue cuando Meowstic rápidamente ataco al pokémon bebé con Pulso Umbrío para dejarlo fuera de combate, y gracias al Teletransporte de Kirlia ambos pokémon volvieron con Max y alistaron su movimiento definitivo: La “Cautivación Hipnótica”.

Y el nombre de esa combinación no podía ser más adecuado, ya que esta era la fusión de la Voz Cautivadora de Meowstic y la Hipnosis de Kirlia, y cuyo efecto era el de crear tenues pero poderosas ondas sonoras que eran capaces de atraer a toda persona en un radio de 30 metros en cualquier dirección, sumiéndolas en un profundo trance hipnótico que se hacía más fuerte entre más se acercaran a la fuente.

Y esa devastadora combinación surgió en cuanto al chico se le ocurrió combinar aquellos movimientos, no solo para maximizar su poder y alcance, sino también para que sus grandes habilidades y su origen como coordinador estuvieran al servicio de su adorada Ama.

Así que después de observar a sus preciosas víctimas por algunos minutos, el chico decidió que ya era suficiente, por lo que devolvió a sus pokémon. Ya que ese era el momento adecuado para iniciar con la verdadera diversión.

—Escúchenme con mucho cuidado, lindas. De ahora en adelante, ustedes me verán como a su guapo hermano mayor, al que tanto adoran y por el que harán cualquier cosa sin dudar. ¿Entendieron?

—Sí, hermano —respondieron las indefensas hermanas sin dudar, ya que sus mentes estaban demasiado influenciadas para oponerse a sus sugestiones.

—Muy bien. Como ustedes deben saber las niñas buenas siempre hacen lo que su hermano dice, ya que todo lo que el hace es por su bien —dijo el mientras sonreía con lujuria, antes de añadir.

—Por ejemplo, si yo les pidiera que me muestren sus cuerpos, ustedes no tienen por qué sentirse temorosas o apenadas conmigo, sino todo lo contario, ya que yo soy su hermano mayor y por eso no les molestará en lo más mínimo si las miro. ¿Entienden?

—Sí, hermano. Haremos todo lo que nos digas porque sabes que es lo mejor para nosotras —respondieron las dos bellas e hipnotizadas hermanas al mismo tiempo.

—Muy bien. De hecho ustedes se sentirán muy bien cuando miro sus cuerpos, ustedes son las que desean mostrarme sus cuerpos y mientras más las vea, más seguras y mejor se sentirán. ¿Entienden?

—Si hermano, nosotras nos sentimos muy bien al mostrarte nuestros cuerpos —repitieron ellas, asimilando y guardando esa orden.

—Muy bien hermanitas, para finalizar de ahora en adelante la idea de tener sexo entre ustedes o con su adorado hermano no será ningún problema. En realidad ustedes siempre han deseado tener sexo con su hermano, viéndolo alrededor se excitarán y se pondrán muy calientes. Ahora contaré hasta 10, y cuando diga 10 cumplirán mis instrucciones al pie de la letra ¿Entendido?

—Sí, hermano. Haremos todo lo que tú digas —respondieron Lena y Lyn al unísono, con un adorable tono sumiso que excitaba bastante al chico.

Al escuchar su respuesta él comenzó a contar y al terminar la cuenta regresivo las hermanas, abrieron sus ojos, que ahora tenían una mirada llena de amor y deseo hacía el chico que estaba frente a ellas.

—Vamos a un lugar más privado ¿Les parece, mis lindas hermanitas? —preguntó Max con una sonrisa, ya que sabía de antemano cual sería la respuesta de las chicas.

—Por supuesto hermano. Iremos a dónde tu gustes —respondieron ambas chicas al unísono, mientras Lena tomaba la mano de Lyn y seguían al chico.

De forma que el trío no tardó en llegar al apartamento del chico, el cual a pesar de la zona era bastante lujoso. De forma que un confiado Max de inmediato se sentó en el sofá de la sala y con una señal le indicó a la pequeña Lyn que se sentara en sus piernas, lo cual ella hizo de inmediato.

—Lena has un striptease para nosotros —ordenó el chico de forma pervertida mientras acariciaba con descaro el trasero de la menor.

—Por supuesto, hermano —respondió la entrenadora con alegría antes de comenzar a quitarse la ropa y dejando ver que tenía un cuerpo hermoso.

—Oye hermanita ¿No has pensado en convertirte en performer? —preguntó el chico al verla únicamente en ropa interior.

—La verdad es que no, hermano. Si te soy honesta los Petformance nunca me han llamado la atención, pero a Lyn sí le gustan ¿Por qué lo dices? —preguntó ella mientras movía sus delineadas caderas de forma sensual

—Porque eres muy hermosa, hermana. Y yo pienso que serías una performer excelente, incluso podrías llegar a ser la Reina de Kalos —respondió el, ruborizando a la chica.

—Si eso es lo que crees, entonces lo haré. ¡A partir de ahora seré una performer! Después de todo mi hermano siempre sabe lo que es mejor para mí —dijo Lena antes de dejar caer su sostén, causándole una sonrisa al chico, quién estaba maravillado con el bello espectáculo frente a sus ojos.

—Ahhh —fue el débil gemido que Lyn dejo escapar, ya que de manera inconsciente Max estaba acariciando su joven concha por debajo de su ropa interior, aquel sonido excitó mucho a los 2 jóvenes y cuando Lena estaba por quitarse sus bragas la puerta se abrió.

Ninguno de los 3 pudo hacer el más mínimo movimiento, en un principio por la sorpresa, pero luego se dieron cuenta de que era por que la fuerza del ataque Psíquico de un Chimecho los había inmovilizado.

—Max Hagen estás arrestado —dijo con seriedad la Oficial Jenny que estaba a lado del pokémon psíquico y que apuntaba al chico con un arma, mientras pensaba “Va uno, y faltan dos, Amo Anthony”.

Continuará...

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