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Tras una noche sin levante me masturbé en una charla virtual

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Mi esposo había viajado a Lima temprano por la mañana. Ese día cumplía años una de mis amigas del trabajo. Tendría una reunión el viernes a la que iría con mi esposo. Durante el día surgió la idea de salir con la cumpleañera y una amiga más a tomar algo. Al terminar de trabajar fui a casa.

Le comenté por teléfono a mi esposo la idea y estuvo de acuerdo. Cené con los niños y los dejé a cargo de la señora que nos apoyaba. Me duché y salí. Informalita nomás, jean, blusa y una casaca.

Nos encontramos en la Plaza de Armas de Arequipa a las 8pm. Decidimos ir al Farren’s, un bar rockero en el pasaje de la Catetral. Estuvimos un par de horas. Pronto nos dimos cuenta que esa noche estaba lleno de gays. Todos los chicos lindos, regios, hermosos, vestidos genialmente, pero ninguno para nosotras. Nos dedicamos a mirar y mirar y realmente cada uno estaba más lindo que el anterior.

Hacia las 10 pm decidimos ir al Frogs. Es una disco para jóvenes, pero bueno, mis dos amigas pasaban recién los 20s, yo ya por encima de los 30s pero no iba a ser aguafiestas. Mientras caminábamos me llamó mi esposo para preguntar como estaba todo. Mientras charlábamos escuché una voz femenina que le decía “¿Alonso terminaste?”. Se embarró en su mentira y dijo que había oído mal. Le corté y no le volví a responder. Tuvo cinco llamadas perdidas. Para ser sincera, no me importaba mucho.

En el Frogs se nos juntaron tres jóvenes. Estaban bien para bailar y reírse, pero, en mi caso, para nada más. Poco antes de las 12 pm los dejé. Les dije que tomaría un taxi en la puerta y salí. Tenía algo de calentura entre las piernas y decidí ir al Retro, un bar rockero que me gustaba mucho. Llegué y me senté en barra. Pedí un daiquiri. Había hombres maduros y atractivos por acá y por allá. Se me juntó uno que estaba guapo, pero que me resultó muy desagradable. Terminé mi daiquiri y como tenía hambre, caminé al Turco. Pedí un shawarma. Mientras lo comía se me juntó otro desagradable. Lo mande a volar rápido. Salí y tomé un taxi a casa.

Al llegar le mandé un mensaje por WhatsApp a mi esposo, informándole que había llegado. Me respondió, pero yo no.

Estaba muy caliente y entré a un face “privado” que tenía por aquellos años. Encontré a un amigo en línea, le dije hola y no me respondió. Pensé que era mi noche de mala suerte. Lo dejé conectado igual. Me desnudé y en ese momento mi amigo me respondió.

Fui directo al grano y le dije que quería masturbarme. Puse el celular en la almohada, junto a mi cabeza. Activé video llamada y él comenzó el juego. A decirme groserías, humillarme, decirme que era la más puta, que mi esposo era el más cornudo, mientras con saliva en los dedos jugaba con mis pezones cada vez más tiesos.

Dejé mi mano izquierda, la menos hábil, jugando con mis pezones duros y bajé la derecha a mi concha. Me dijo que separara mis piernas. Que llene de saliva dos dedos. Lo obedecí. Me penetré mientras él seguía tratándome como la más puta, me iba calentando mucho y muy rápido, en dos o tres minutos estaba por explotar. Me ordenó meterme los dos dedos al culo. Los ensalivé más, levante algo las piernas y mientras él guiaba mis dedos con sus palabras sucias, me fui penetrando el culo, metiendo y sacando mis dedos de mi culo llegué.

Le colgué y fui al baño a lavarme las manos. Tras una noche larga, divertida, pero sin éxito, tuve una rica llegada en casa, con mis dedos y la voz guía de mi amigo virtual.

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