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Trío con mis nuevos compañeros de trabajo
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Tiempo de lectura: 7 minutos

Hola. Soy Euge y trabajo desde los 16 años, pero recién ahora casi por cumplir 20 puedo decir que disfruto lo que hago.  Siempre trabajé en negocios de ropa, pero ahora conseguí laburo en un local de buenas marcas y es espectacular. Hacemos 8 horas seguidas pero con recreos o nos vamos cubriendo entre todos. Lo mejor es que hay aire acondicionado… así que no me puedo quejar. Encima, en mi turno casi siempre me toca con Juan Manuel y Rodrigo que aparte de estar buenísimos, son re buena onda.

Los dos son bastante más altos que yo, pero Juanma es más rubión con rulitos y de ojos claros, mientras que Rodri es tiene los ojos y el pelo negro, la piel blanca y un cuerpo un poco más marcado. Siempre los cargo que son el sueño de toda chica… el rubio y el morocho. Aparte me encanta que por el trabajo, siempre están impecables… afeitados al ras, con pelito cortito y bien perfumados. Yo soy una rubia más petacona, con una cola que es la parte favorita de mi cuerpo y unas tetas decentes… ni muy grandes, ni muy chicas.

Desde el primer día pegamos onda los tres. Ellos venían trabajando juntos hace un año así que eran más compinches. Se notaba cómo se cargaban entre sí y una cierta rivalidad de compañeros de trabajo que me resultaba bastante excitante. Dos o tres veces por semana, cuando salíamos, íbamos a tomar algo. Yo siempre me cuido, así que solo limonadas para mí… y para los muchachos las infaltables birras.

Hablábamos de todo… pero el tema sexo no podía no estar. Sabían que era gauchita… solo cuando lo eran conmigo. Razón por la cual había cortado con mi novio anterior. Ellos contaban sus historias y se hacían ver, diciendo que sus compañeras sexuales siempre llegaban al orgasmo. Ilusos… les decía yo… y me les reía en la cara. Entre nuestras conversaciones, algo que descubrimos que teníamos en común, es que ninguno había hecho trío y a todos nos calentaba la idea. Ellos me jodían que era cosa del destino que teníamos que coger… y yo les decía que no se la bancaban… que era demasiado mujer empoderada para ellos.

Todas las juntadas salía el tema, así que empezamos a fantasear en voz alta y poner condiciones hipotéticas. Juanma decía que valía todo. Rodri, que no quería que Juan lo tocara… y yo, les decía que solo estaba dispuesta a dar lo que recibía. Si querían un buen pete, me tenían que chupar bien la cachufleta. Ellos se ponían como locos, y más de una vez… me dijeron "vamos!"…

Un día salí con otro pibe y cuando lo rechacé… y le dije que no le iba a chupar la pija si él no me chupaba la concha antes, se enojó y me insultó de arriba a abajo haciéndome sentir pésimo. La que mayor bronca me dió, fue que me afectara tanto lo que un machirulo idiota pudiera decirme.

Al otro día, cuando les conté con lágrimas en los ojos, Juanma dejó su birra, se levantó de su silla, se arrodilló adelante de la mía y me abrazó. Yo me largué a llorar desconsoladamente. Mi mayor sorpresa fue que al segundo, sentí otro cuerpo abrazándome. Rodri se había sumado y los dos me contenían juntos. Paré de llorar, sintiéndome entre avergonzada y caliente. Los chicos sonreían cálidamente y mientras Juanma me peinaba un poco, Rodri me pasaba un pañuelito por la cara.

Los chicos se pararon para volver a las sillas, pero yo sin pensarlo, me paré, les agarré las manos y les dije… "vamos"… Rodri no entendía nada… pero Juanma sacó su billetera, dejó unos pesos en la mesa y me puso en el medio de ellos, empezando a caminar todos abrazados. El departamento de Rodri era el más cerca y en 10 minutos estábamos ahí. Nadie hablaba del tema, pero todos sabíamos lo que iba a pasar.

Ni bien entramos, Juanma le pidió un vaso de agua a Rodri. Apenas se fue a la cocina, Juanma me agarró la cara y mirándome a los ojos me preguntó:

– Estás bien Euge?

– Sí. Le dije sonriendo y enternecida.

Acercó su cara de a poco, como tanteando el terreno y me besó de manera suave y superficial. Rodri estaba parado con cara de boludo y el vaso de agua en la mano.

– Vení, besala. Le dijo Juanma.

Ya se perfilaba quien iba a llevar la batuta en este encuentro. Rodri le dio el vaso a Juanma y me dio un beso profundo, un poco desesperado. Juanma le dio un sorbo al agua, dejó el vaso por ahí y le agarró los pelos a nuestro amigo.

– Para… tranqui… tenemos toda la noche.

Entre los dos empezaron a turnarse para darme besos en la boca y el cuello. Juanma tenía gusto a cerveza y Rodri un leve gusto a tabaco por el pucho que se había fumado cuando veníamos a su departamento… los sabores se me mezclaban y me gustaba… me ratoneaba pensar que ellos sentían el sabor del otro al besarme.

Esta vez Rodri tomó la iniciativa y nos llevó a su habitación. Por suerte había una cama grande y mientras uno se sentaba, el otro me iba sacando la camisa. Estaba abrumada en todos los sentidos. Eran dulces los dos… pero muy pasionales. Juanma con sus ojazos azules me miraba con profundidad y deseo. En los ojos negros de Rodri sólo veía lujuria y un poco de miedo. Cuando sentí el pecho de Juanma en mi espalda, me dí cuenta que mi corpiño había desaparecido y que los dos ya estaban en cuero. Juanma me desprendió el pantalón despacito y me lo sacó muy lento, dándome besitos en los muslos y las piernas que me daban escalofríos. Rodri me besaba fuerte otra vez, jadeando y me tocaba las tetas haciendo hincapié en los pezones. Tengo que admitir que lo hacía perfecto el maldito. Suavecito y juguetón… como me gusta a mí. Cuando se bajó a chuparmelos, Juanma aprovechó para besarme posesivamente mientras me acariciaba el clítoris por encima de la bombachita.

– Sos deliciosa. Dijo Rodri cuando salió a respirar de entre mis pechos.

– Te quiero comer toda. Retrucó Juan, bajándome la bombacha.

Yo estaba colorada de placer y calentura. Me recosté en la cama y mientras Rodri se desnudaba completo y se tendía al lado mío, Juanma empezaba con su tortura de besitos por mis piernas de nuevo. Cuando llegó a mi clítoris, yo estaba empapada. Le dio unos lengüetazos despacito y después se abalanzó a chuparme la concha con todo.

Rodrigo seguía alternando entre besos a mis labios, mi cuello y mis lolas. Yo ya no tenía vergüenza y gemía fuerte y agudo… cuando creía que ya no podía más de placer, Juanma me dio un lengüetazo en el orificio de mi ano. Sólo me lo habían hecho una vez. La sorpresa y el placer fueron tanto que tuve que gritar..:

– Ay… si…si…!

Rodrigo paró lo que estaba haciendo para ver qué me estaba pasando. Cuando vio mi vagina libre aprovechó a dedearme el clítoris. Yo con una mano le agarraba la cabeza a Rodri y la otra la tenía estirada, casi tocando la pared del respaldo.

Habrán sido 5 minutos… pero eran tantas las sensaciones y el morbo que exploté en un orgasmo exquisito.

Juanma apareció de entre mis piernas todo embadurnado de babas y flujos, sonriendo. Rodri seguía chupándome las tetas pero ya no me dedeaba.

– Sabés chupar concha? Juanma preguntó mirándome a los ojos. Yo no entendía… hasta que Rodri respondió.

– Sí, obvio… y me encanta.

– Tiraré en el medio de la cama. Y vos Euge sentate en su cara.

Todos obedecimos y cuando empecé a sentir otra lengua en mi concha sentí que este trío había sido lo mejor de mi vida sexual hasta el momento… y eso que aún faltaba.

Juanma se paró en la cama y quedó en frente mío con una pija grande y linda. Tenía toda la cabeza afuera y le salía un hilito de líquido… se había cortado los pelos púbicos medio castaños que tenía por ser rubión y le quedaba bien. Le agarré la verga y le di un beso con lengua. Juanma empezó a gemir. Rodri, mientras seguía con su juego de lengua y no me gusta comparar… pero lo hacía aún mejor que Juanma. Movía la lengua de una manera inexplicable y al final hacía cómo un efecto de sopapa con la boca en mi conchita que me sacaba grititos de placer. Grititos que ahogaban la verga de Juanma.

Si bien no soy una experta chupapija, lo que no tengo de experiencia, lo suplanto con voluntad. Juanma me tenía de la cabeza pero no me forzaba a chupar. Me dejaba libre… yo trataba de meterla toda en mi boca y garganta pero no llegaba. Yo le había agarrado las bolas a Juanma y a veces jugueteaba en su ano un poquito. Él se dejaba hacer. En un momento, con un dedo ya casi entero metido adentro suyo y media pija en mi garganta se hizo para atrás y me apartó.

– No quiero acabar todavía. Lo estoy disfrutando demasiado.

Yo le sonreí a mi compañero de trabajo y si bien estaba por acabar de nuevo gracias a la lengua de Rodri, salí de arriba de su cara. Rodri la tenía parada, pero no a tope.

– Te quiero culear. Dijo Juanma sin tapujos.

– Mientras me la chupas a mí. Dijo Rodri tratando de darse justicia.

Los tres estábamos en bolas, de rodillas, mirándonos en la cama. Se acercaron de nuevo y me hicieron un sanguchito. Rodri por delante, Juanma por detrás. Rodri me besaba y Juanma me chuponeaba el cuello. Yo quería que nos besáramos los tres juntos, pero Rodri siempre sacaba la cara cuando Juanma se acercaba. Igual notaba que ya estaba más relajado y cuando me acariciaban y una mano de Juanma pasaba por su cuerpo, ya no le sacaba. Hasta lo ví agarrarle la cintura a su amigo y eso me puso a cien.

– Y… quién me coge? les pregunté juguetonamente.

Juanma se salió de atrás mío y abrió un cajón.

– En el otro… en el de abajo. Atinó a decir Rodri antes de que yo bajara y le empezara chupar la pija larga que tenía.

Cuando sentí a Juan atrás mío con el condón puesto, no daba más de excitación. Rodrigo era más brusco que Juanma y sí le gustaba que me atragante con su pija. Sentí la punta de la verga de Juan en mi vagina esponjosa… y cómo se fue metiendo de a poco hasta sentir su pubis cortito en mis nalgas. Yo estaba en 4, recibiendo placer por atrás y disfrutando de una buena poronga por delante.

Juanma empezó un mete saca lento que iba subiendo intensidad. Rodri seguía a lo bruto… pero me gustaba. Su pija más delgada entraba mejor en mi garganta y llegaba más lejos.

Juanma empezó cada vez más fuerte y ya jadeaba ronco y grave.

– Ah… qué conchita amigo. No sabés lo que es.

Yo les había comentado que me gusta que me digan cosas durante el sexo. Pero hasta ahora habían estado bastante muditos.

– Y esta boquita? Esta boquita de pu…

Rodri no sabía si decirlo o no…

– De putita? Te gusta puto? Le largué sacandome su pija un segundo de mi boca.

Rodri sonrió y empezó un mete saca más bruto.

– Sí, chupa pija putita… chupa que me encanta cómo lo haces. Tragátela toda!

Juanma seguía a lo bestia atrás mío. Sus huevos chocaban con mi clítoris y me daban espasmos de placer. En eso, noto un silencio raro y saco la pija de Rodri de mi boca otra vez para encontrar a mis compañeros de trabajo transando desaforadamente. Yo me incorporé, sin sacar la pija de Juanma de adentro mío y me metí en el medio del beso. Rodri me empezó a estimular el clítoris con sus dedos hábiles y no pude más… tuve mi segundo orgasmo. Juanma empezó a gritar atrás mío y me empotraba salvajemente. Gritó sin contención y acabó llenando el forro.

Rodri seguía besándome y tocándome las tetas y la conchita mientras yo lo pajeaba.

– Cabalgame. Me pidió Rodri entre jadeos.

Hice que se acostara en la cama, me le subí arriba y empecé a moverme. Es una de mis posiciones favoritas así que lo estaba disfrutando un montón. Juanma ya se había salido, se había sacado el forro y se había limpiado. Se recostó al lado de su amigo a ver el show, mientras me acariciaba una pierna. Rodri me tenía de la cintura y me veía las tetas bambolearse.

– Los pezones… dijo Rodri a modo de súplica ahogada.

Yo estaba fuera de mí, incrustándome su pija larga en mi concha. Las manos las tenía sobre las costillas de Rodrigo. Juanma, al entender al vuelo, se mojó los dedos en la boca y los llevó a los pezones de su compañero. Rodri hizo un intento inútil de sacarlo, pero el placer pudo más…

– Ahh… Ahhh… seee… gritaba Rodri haciendo música con mis gemidos agudos y entrecortados.

Juanma se le acercó a la boca… y alcancé a escuchar un suave…

– No culeado…

Pero otra vez sus bocas se comían la lengua del otro desaforadamente. Se escuchaban gemidos apagados provenientes de Rodri que sacó una de sus manos de mi cintura y le agarró los pelos a Juanma, para acabar teniendo un orgasmo increíble… llenando otro condón con la leche joven de la experiencia nueva.

Salí de arriba del cuerpo de Rodri y me recosté a su lado. Juanma, tierno como siempre, trajo una toalla húmeda del baño para que nos limpiáramos un poco y le recibió el condón ya cerrado a Rodri para que él pudiera seguir abrazándome. Juanma también se acostó un ratito y otra vez me hicieron sanguchito.

Nos reímos un rato y después me preparé para irme con la excusa de que me esperaban en mi casa. Cuando salí del baño toda cambiada, los dos amigos seguían en pelota riéndose de algo al parecer muy gracioso. Les di un pico a ambos y cuando me estaba yendo escuché a Juanma…

– Euge… mañana salimos todos temprano. Sí querés te venís a tomar una limonada a mi casa.

– Podría ser. Le respondí sugestivamente.

– Yo también voy! Dijo Rodri rápidamente. Juanma y yo sonreímos y dijimos a la vez:

– OBVIO…!

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