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Tu novia

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Estás solo en tu cuarto, son cerca de las 12 de la noche. Tienes tu teléfono en la mano, esperando un mensaje de ella.

Tu novia salió con sus amigas como muchas otras noches. Ella es una chica tranquila, le gusta bailar y divertirse, pero no toma en exceso y no le sigue la corriente a otros chicos que intentan ligarla. Tú, como buen novio, la dejas salir de noche con sus amigas y amigos, te muestras tranquilo y confías en que ella llegará bien a su departamento. Como todas esas noches, esperas su mensaje diciendo "amor, ya llegué, todo bien, te amo".

No es la primera noche que esperas ese mensaje. Aunque te muestras tranquilo con ella, aunque a veces tú mismo la animas a que salga y se divierta, sabes muy en el fondo que temes cada vez que eso ocurre. Esperas su mensaje ansioso, ya que al recibirlo, tendrás paz, sabiendo que tu novia llego a su casa a salvo... y no terminó en los brazos de otro. No solo eso, aprovechas esas noches para imaginarlo, elaboras ese escenario en que las cosas salen mal (para ti, claro, no para ella), en la que ella termina haciendo... lo inimaginable. Tu corazón late más fuerte, comienzas a sudar de solo pensarlo, sientes un dolor de estómago, y los celos poco a poco invaden tu cuerpo.

Esa noche, como cualquier otra, esperabas ese mensaje que por fin te dejaría dormir. Estas más intranquilo que otras noches; tu novia se puso una falda negra muy linda y corta, que le dejaba lucir sus bellas piernas blancas. Usaba un top blanco que no llegaba ni al ombligo, lo que le permitía presumir su abdomen plano y suave. Y por supuesto, un hermoso escote, que dejaba lucir los senos que, para ti, eran perfectos: perfecta forma y tamaño, firmes, de una piel blanca y suave. Un lindo collar dorado bajaba por su cuello hasta el inicio de sus senos. Ella te mandó una foto pidiéndote tu opinión antes de salir. Tragaste saliva al verla, y hubieras deseado pedirle que se cambiara de ropa... pero no lo hiciste. Le dijiste que se veía hermosa, aunque no fueras tu quien iba a disfrutar de la vista.

Pasando las horas, recorrías las redes sociales en busca de pistas de cómo iba la noche. Sueles entrar en los perfiles de sus amigas y ver sus historias, y así enterarte de todo. Pudiste ver a tu hermosa novia divirtiéndose, tomando un poco y bailando. Te sentías feliz por ella, de no ser por la ropa que tenía puesto. Sabes cómo son los hombres, lo que desean, y sabes muy bien lo que pensarían de ella con solo mirarla.

Son casi la 1 am. Normalmente, tu novia ya habría enviado ese mensaje minutos atrás. Tratas de mantener la calma, y esperas pacientemente ese mensaje. Revisas las historias una y otra vez, pero no encuentras nada que te de alguna información sobre ella. ¿Estaría bien? ¿Estaría ya de camino a casa con sus amigas? O quizás...

Horas más tarde, mientras platicaba con sus amigas, a tu novia se le acercó un chico, bastante atractivo por cierto. Era guapo, tenía barba, y parecía ejercitarse a menudo, a juzgar por sus brazos y su espalda. Tu novia, casi instintivamente, le sonrió y comenzaron a charlar. El brillo de sus ojos delataban fácilmente su interés, por lo que sus amigas solo reían. Y era claro que aquel muchacho estaba ahí por una, y solo una razón...

El chico invitó a tu novia a bailar, quien inocentemente aceptó. No solo era guapo y buen conversador, sino que también era buen bailarín. No pudo evitar pensar en ti, que aunque eras todo un caballero al sacarla a bailar en fiestas, no tenías la misma habilidad que él. Por supuesto que para ella, solo era bailar un rato... y nada más.

Conforme pasaban los minutos, la música y la multitud de gente promovían un baile menos... tradicional. Cada vez más cerca de él, tu novia no podía evitar sonreír al mirarlo. Él le hablaba al oído, pues la música era alta, y ella solo reía por su buen humor. No pasó mucho tiempo antes de que el la tomara por la cintura para guiarla en el baile. Hábilmente, el muchacho dio un giro a su bella pareja de baile, dejándola de espaldas hacia él. Con sus manos en su cintura, guiaba los movimientos de tu novia, que se movía según su compañero le indicaba. No pudo evitar notar como la mano de él pronto se deslizaba hacia su abdomen desnudo. Naturalmente, una descarga eléctrica atravesó su cuerpo, y sus lindas mejillas blancas se sonrojaron.

Cada vez más ansioso, te preguntas que estará pasando con tu novia. Te animas a enviarle un mensaje, intentando sonar lo más normal posible: "Amor, todo bien? Ten cuidado al volver a casa". La tranquilidad que enviar ese mensaje te traía sería pasajera.

Nada pasa por casualidad. Todo es parte de un plan. Si no de tu novia, lo sería de su compañero. Desde que la vio, quedó hechizado por ella... sus ojos, sus labios, su cabello largo y negro. Sus hombros suaves y femeninos. Su lindo abdomen, que lucía el resultado de una muy buena rutina de ejercicio. Pero sobre todo, sus senos tan hermosos. No podía ni imaginar lo bella que se vería esa chica sin toda esa ropa, solo usando ese lindo collar. Esa noche tendría que ser especial, no podía volver a casa si no era con ella. Es muy curioso, pues poco o nada sabía ninguno de los tres, tú, él, ni tu novia, de lo que ocurriría esa noche...

Es la 1 am. No sabes nada de tu novia. Y siendo honestos, preferirías no enterarte. Solo una noche bastó para que otro hombre lograra seducirla. Quizás fue el baile, o tal vez el alcohol, o simplemente que era un chico sumamente atractivo. Sea lo que sea, tu novia no podía dejar de besarse con su nuevo "amigo". Aun rodeados de gente, ella estaba sentada en sus piernas, besándolo, abrazada de él. El no perdía oportunidad de tocar sus piernas y acariciar ese abdomen que lo volvía loco. Su plan iba bien, y tenía que aprovecharlo... así que la invitó a ir con él a tomar algo... ya sabes, a un lugar "más tranquilo". ¡Qué sorpresa! Ella aceptó sin dudar.

Una vez en su coche, y entre ricos besos, ella no pudo evitar decirle: "tengo novio". ¿Qué quería decir eso? ¿Que ya no quería continuar? ¿Qué quería ir a casa? En realidad, tu novia lo quería poner a prueba. Ella llegaría tan lejos como él la llevara... y afortunadamente para ella (no tanto para ti), él solo respondió: "esta noche eres mía".

Las cosas se demuestran, no solo se dicen. Y él tuvo que demostrar sus palabras. Lo hizo al besar a tu hermosa novia. Lo hizo al deslizar suavemente los tiranos blancos de su top, hasta que la gravedad lo hiciera caer, dejando a la vista sus hermosos senos. Demostró su palabra al tocarlos, al acariciarlos suavemente, como frutos delicados. Lo demostró al acariciar sus pezones rosados, al pincharlos, y jugar con ellos tiernamente, y generar leves gemidos de tu chica. Probó que lo que decía era cierto al besar su cuello y bajar lentamente hasta llenar sus dos pechos con besos, luego con lamidas, hasta chuparlos, embriagándose de su suavidad y de su aroma a mujer.

Es la 1:30 am y no puedes más. Tu ansiedad y tu estrés juegan en tu contra. Tu mente empieza a producir esas escenas que tanto te perturban... la vez ella... con... ¿otro? Que coincidencia que ese fuera el caso. Y más aún, que coincidencia que lo primero que imaginaras, era a tu bellísima novia practicando un delicioso oral.

Tu novia estaba de rodillas casi desnuda junto a la cama de él. El muchacho lucía un muy buen cuerpo ya sin ropa sobre él. Ella le sonreía mientras movía sus dos manos hacía adelante y hacia atrás. Su tierna mirada no podía dejar de mirar su enorme pene... era largo, algo grueso, curveado, y venoso. Estaba completamente afeitado y tenía un aroma tan varonil para ella. No fue ninguna sorpresa que ella se decidiera a besarlo tímidamente, primero en la puntita, para ir recorriendo cada centímetro con sus dulces labios. Estaba sorprendida de lo mucho que tardó en llegar a la base, ya que contigo no tardaba casi nada. Su instinto femenino la hizo comenzar a lamer, a recorrerlo con su lengua suavemente, cerrando sus ojos, entregándose. Él, por su parte, estaba disfrutando de la más rica felación de su vida. A penas podía creer que esa chica tan hermosa estuviera ahora de rodillas, como buena puta, chupando su pene.

Son las 2 am. No aguantaste más, los celos y la preocupación se convierten en una extraña excitación. Tu imaginación cada vez produce visiones más vívidas y realistas, y cada vez más y más detalladas.

Llegó la hora. Tu novia, completamente desnuda, estaba lista y deseosa. El no aguantaba más, solo deseaba poseerla. Sin más demoras, la recostó sobre la cama, y fue directo a besarla. Su pene, en máxima dureza, y empapado por la rica felación de tu princesa, comienza a deslizarse por su vagina. Suavemente comienza a penetrarla, y tu novia no puede más que pegar un fuerte gemido, y abrazarse a él con brazos y piernas. El placer que le produce es inigualable, y sin duda nuevo para ella.

A tu novia le hicieron el amor esa noche. Un completo desconocido logró en unas horas, seducir a aquella dama tan preciosa y llena de alegría. Ella se entregó al amor y al placer que su nuevo amante le ofreció. Él la poseyó una y otra vez, con cada penetración, con cada beso. Los gemidos de tu chica llenaban la habitación, pidiendo más y más, sonriendo a la par de cada vez que su gran pene entraba en lo más profundo de su interior.

No hubo testigos de como él hizo suya a tu novia, de como acarició cada centímetro de su cuerpo, de todos los besos que le dio. Nadie supo de lo enamorada que se sentía tu novia, en los brazos de aquel hombre perfecto. Solo deseaba poder sentir su pene dentro de ella eternamente. Era como si cada embestida la hiciera olvidar una parte de ti...

No aguantaste más y te diste por vencido. Decidiste llamarle por teléfono. El tono sonaba, pero ella no te respondía. El muchacho, sin embargo, vio su teléfono en la mesa de noche, y vio y el nombre de quien le llamaba: "Mi Amor". La bella y puta chica a la que estaba usando, no se había dado cuenta de la llamada, pues estaba ocupada resistiendo su tercer orgasmo. Sin pensarlo dos veces, el chico contestó tu llamada, y dejó el celular en la mesa.

Comenzaste a hablar, y nadie contestaba. Pero los sonidos del fondo te dejaron helados. Los inconfundibles gemidos de tu dulce amor. Su tierna voz, rogando por más. No pudiste hacer nada más que quedarte inmóvil y escuchar la que era tu peor pesadilla... y uno de tus deseos ocultos.

No solo tuviste la oportunidad de escuchar a tu novia gimiendo de placer con otro hombre. Escuchando como otro la utilizaba a su antojo. Pudiste también escuchar el momento exacto en que ella dejó de ser tuya. Varios chorros de semen caliente fueron expulsados dentro de tu hermosa novia. Ella gemía fuertemente mientras sentía las últimas embestidas de su amante, que fueron las más profundas. Sin sacar su pene de su interior, los dos enamorados volvieron a besarse hasta quedar perdidamente dormidos. Habría pensado que tu novia se veía preciosa; desnuda y sonrojada, abrazada de él, como si fuera él su pareja.

Cuelgas. Sabes que la perdiste, pues otro hombre la tomó. Y en esa madrugada, solo habría sido la primera de varias. Solo una noche bastó para que tu novia recibiera la bendición de ser madre... nueve meses después.

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