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Un deseo irresistible

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En los meses de mayor calor, en un litoral muy concurrido, de blancas arenas y playas con agua cristalina y templadas Verónica, se disponía a pasar sus vacaciones junto a su familia, su rostro se ilumino con la luz del sol y sus ojos brillaron de alegría al divisar unos metros mas allá, tirada en la arena a Angélica, aquella chica de 27 años que tan solo con mirarla le revolvía todo en su interior, jamás había sentido una atracción así  y menos  por una chica, ella que se consideraba completamente heterosexual, amante de Leonardo DiCaprio y Tom Cruz, ahora perdida por una mujer. Camino pausadamente contemplando cada milímetro del cuerpo de Angélica, sus senos, ni muy grandes ni muy pequeños, del tamaño normal  pero muy deseables, su pelo liso, castaño, que cubría a medias sus hombros, esos labios finos y calidos, dulces y rojos, unos ojos encantadores, cafés y brillantes, pero que a veces ocultaban una gran tristeza, y que en muchas ocasiones querían gritarle algo pero que bruscamente cambiaban de parecer, y por ultimo esa cintura delicada, ese ombligo que señalaba el principio de un camino que deseaba conocer a fondo, internarse en el y perderse en lo mas profundo de su interior.

― Hola Verónica. – Aquel saludo la saco de sus pensamientos y el rubor asomo a sus mejillas.

― Hola Angélica, que lindo el sol – atino a decir, mientras su mirada se perdía observando el astro para evitar que viera su rostro avergonzado.

― He??… si… claro – respondió ésta un tanto desconcertada.

― Y como estas?

― Bien, gracias – Angélica le hizo un ademán para que se sentara en el otro extremo de la toalla.

― Y vas a ir a la fiesta de Carolina esta noche?

― Su fiesta, se me había olvidado y ¿Quién mas asistirá?

― Bueno, haber… Andrea, Pamela, Suci, Carla, los hermanos Herrera, sus vecinos, los Pizarro, y ….. Patricia.

― ¿Qué Patricia?!

― Patricia Donoso.

― ¡¡¡¡QUE!!!, pues si va ella yo no pienso ir.

― Pero Angélica, por qué esa rivalidad con Patty, ella es una buena amiga, todos las quieren mucho, y ella también, no te entiendo.

― No es necesario que lo hagas no iré a la fiesta de todas maneras, además lo que pase entre ella y yo no te incumbe.

Angélica, se levanto y camino hacia el mar para refrescarse un poco, Verónica se quedo allí sentada mirándola como se sumergía entre las olas. No la conocía mucho, pero tampoco se dejaba conocer, hace dos semanas que había llegado a esa parte del litoral, sus padres una familia cariñosa y amable estaban descansando por tres meses allí, Verónica se había echo amiga, bueno casi amiga de Angélica que la atrajo desde el primer día que la vio, ella tenía un grupo de amigos en donde Verónica había sido integrada con gran recibimiento, no tardo en ambientarse y todos la empezaron a querer mucho por su amabilidad, sinceridad y ese gran espíritu de ayudarlos en todo lo que le fuera posible, siempre alegre y alegrando al resto. Angélica  desde el primer día se ofreció como su guía, mostrándole todos los rincones que conocía y tratando de que ella se sintiera lo mejor posible.

Pero había algo en Angélica, algo que no la dejaba darse a conocer por completo y Verónica lo había notado, además esa rivalidad entre ella y Patricia, le preocupaba, no sabía las razones de esa enemistad pero era evidente que algo muy fuerte hubo entre ellas, trataba de averiguarlo preguntándoselo pero Angélica siempre cambiaba de tema. Verónica sentía que algo le ocultaba quizás su imagen fuerte y sus sentimientos hacían que callase sus problemas y aflicciones, sin querer en cierto modo, que nadie la ayudase, pero Verónica deseaba romper esa barrera, qué comprendiese que podría confiar en ella y que ella la ayudaría.

Un día Verónica decidida a averiguar que era lo que pasaba por la mente de Angélica viéndola sola y pensativa sentada en unos de los bancos de la plaza se le acercó.

― Angélica ¿Qué piensas?

― Cosas.

― ¿Qué cosas?

― Ya te dije, cosas.

― Por que no quieres contarme?, se de ti tan poco y me gustaría saber mucho mas.

Angélica la miro a los ojos, esos ojos que desde que se posaron en los suyos se apoderaron de su corazón.

― Vero ¿a que haz venido?

― Ya te dije quiero conversar contigo.

― Ah! Y desde cuando que te bajo esa curiosidad por mi persona?, a demás me andas siguiendo o que.

Verónica se sonrojó nuevamente, al parecer había sido muy evidente al querer  encontrar a Angélica como de casualidad, pero no podía resistir el no estar a su lado, admirándola aun que no le dijera nada como ocurría en varias oportunidades, el tan solo respirar su aroma la trasladaba a lejanos parajes en donde sus fantasías se hacían realidad.

― Disculpa por preocuparme por ti, tratare de no toparme contigo! – Verónica se levanto raudamente e intento retirarse, pero Angélica la cogió de la mano.

― No te vallas – dijo casi en un susurró, el corazón de Verónica latía a mil por hora, sentir la calidez de Angélica en su mano la transportaba, pero sintió temor de aquel sentimiento y la retiro bruscamente.

― Disculpa, no fue mi intención ofenderte -  respondió Angélica al ver la reacción de Verónica.

― Esta bien, solo que me preocupa, bueno al resto del grupo también les preocupas, verte tan pensativa, como si algo ocurriera en tu interior, además…. como no te llevas nada de bien con Patricia.

― Patty… Patty… Patty…, no sabes el daño que me ha causado…. Jamás se lo perdonare…. Yo se lo di todo y ella me pago de una forma tan horrible…. En ese momento quería matarla pero fue mayor el cariño que le tenía que solo calle.

Verónica la escuchaba atentamente deseaba saber que había pasado entre ellas dos, y así de alguna forma aliviar su propio corazón.

Al día siguiente Verónica esperaba encontrar a Angélica en la playa pero ésta no aparecía por ninguna parte, sin darse cuenta unas manos le cubrieron los ojos y un voz suave y calidad susurro en su oído “quien soy”, su piel se erizó por completo, sentía la cercanía del otro cuerpo, sentía como sus senos rozaban su espalda desnuda por el bikini que llevaba, sentía como una respiración agitada soplaba en su cuello a la espera de la respuesta, quiso darse vueltas y sin querer dio un paso atrás tropezando con un montículo de arena, las manos dejaron sus ojos libres y se apoderaron de su cintura, para evitar la caída, pero solo lograron amortiguar un tanto el golpe.

― Angélica!!!

― No se vale, se supone que debías adivinar antes de verme

Verónica estaba bajo Angélica y sus ojos se toparon, sentía el peso de su cuerpo y esa respiración agitada, ahora mucho mas, su mano aun aprisionaba su cintura y asía que su cuerpo se pegara más al de ella, Angélica la miraba como queriendo decirle algo, de pronto su rostro se ruborizó y se incorporó.

― Vamos a nadar – Extendió la mano hacia Verónica para ayudarla a levantarse, y sin mirarla siquiera, necesitaba un chapuzón urgente.

― Ok.

Ambas se metieron al agua y nadaron un rato, de ves en cuando sus miradas se topaban pero Angélica la retiraba rápidamente sumergiéndose en las olas, Verónica no entendía que pasaba. Luego de un rato en el agua decidieron salir, Verónica caminaba adelante y sentía la sensación de que la estaban observando, miro para atrás y vio  como los ojos de Angélica la contemplaban, nuevamente se ruborizó, y lo mismo ocurrió con Angélica al toparse con sus ojos, se sentaron en las toallas en silencio, Angélica cubrió su rostro con otra toalla y se quedo así, muchas veces pasaban horas sin decirse una sola palabra asta que una decidía retirarse. Esta vez le toco el turno a Verónica.

― Angélica.

― Si.

― Hace cuanto que vienes para acá.

― Bueno siempre hemos venido a vacacionar aquí hace como 10 años, luego empezaron a llegar las otras chicas y chicos del grupo y nos fuimos conociendo y siempre al terminar las vacaciones nos decíamos “EL PRÓXIMO AÑO AQUÍ TE ESPERO”, y así era, hasta que apareció Patricia hace como 2 años y entonces todo cambió.

― Cambio en que sentido.

― En el que ya no me importaba estar con las chicas, solo me bastaba con Patricia, la pasábamos súper bien, yo la …. quería, pero ya todo se acabó.

― Debió haberte echo algo muy malo, quizás si hubiera sido otra persona, si no la hubieses querido tanto, no lo habrías sentido tanto. Y que te hizo?.

El silencio se apoderó de la playa y solo el graznar de unas gaviotas peleando por su comida se sentía en aquel bello paraje, Angélica tomo aire para dar la respuesta, pero se contuvo al escuchar los gritos de las chicas que corrían por la orilla de la playa, se acercaron con sus tollas y les hicieron compañía, hablando todas al mismo tiempo, Angélica se levanto y comenzó a caminar por la orilla, Verónica intentó acompañarla, pero Suci se lo impidió.

― Mejor déjala sola.

― Por que.

― Es lo mejor confía en mi.

Verónica se quedó con las ganas de seguir aquella conversación tan importante para ella.

En la noche todos se reunieron en casa de Carla para conversar un poco.

― Y viste a Verónica con Angélica?

― Si, parece que se han hecho “buenas amigas”.

― A ver si así se olvida de lo que le hizo Patricia y la perdona.

― No, no creo, se ve que le dolió mucho aquella traición.

― Si pero Verónica  es diferente, tiene algo que atrajo a Angélica.

― No se pero Angélica tiene que estar muy herida, y dudo que vuelva a confiar en alguien a tener otra chica.

― Yo no se, se que con Verónica será distinto.

― Solo espero que a Vero no se le ocurra hacerle lo mismo.

― Se ve que no la conoces bien, ella sería incapaz de hacerlo.

― Mmmm acaso sabes algo que nosotras no???

― Ha… no… como creen

― Suci, habla ya, que escondes.

― Nada, nada, enserio chicas.

― Seguro???!!!! Mira que si descubrimos que ocultas algo te ira muy mal

― Chicas por favor no, en serio.

De pronto entró Angélica, traía un par de cervezas que acerco a su grupo.

― Hola chicas, que hay?

― Nada nuevo y Verónica aún no llega.

― Gracias Suci por la información. – Dijo Angélica guiñándole un ojo.

― Angy, podemos hablar.

― Claro Carla.

Ambas se alejaron del resto y se sentaron en unos sillones, Patricia que aparecía en ese momento las vio y siguió su camino en busca del otro grupo reunido en el comedor.

― Y dime que deseas decirme.

― Es de Verónica.

― Que pasa con ella – y sorbió un trago largo de su cerveza.

― Estas enamorada de ella cierto?

― Que!!!! – esa pregunta hizo que se atorara derramando un poco de cerveza en su blusa – Quien te dijo esa barbaridad.

― Nadie, te sale por los poros.

― De que hablas.

― De tu mirada, de tu cuerpo, noto como tu rostro cambia y tus ojos brillan cada vez que la vez, cada vez que hablan tu mirada se pierde en su figura, podría decir que aun mas que como mirabas a Patricia.

― Estas loca.

― Mírame y dime que no le amas. – Angélica le miro, pero no pudo responder. – no quiero que sufras otra vez.

― No lo hare.

― Sabes que a Verónica no le gustan las chicas, ella es Hétero.

― Lo se

― Entonces

― Pero Carla que puedo hacer si yo no mando en mi corazón.

― En realidad te enamoraste

― Si, la amo, y la deseo como nunca he deseado a una chica.

― Como deseabas a Patricia?.

― No ella era diferente, era otro amor, quizás mas sexo que otra cosa, pero con Verónica es diferente, desde que la vi por primera vez me fascino, su caminar tan elegante, su sonrisa dulce y tierna y esos ojos verdes encantadores, y que decir de su figura esbelta, delgada, sensual.

― Ya para!!!!

― Disculpa.

― Entiende es H É T E R O!!!, no le gustan las C H I C A S!!!, ella busca H O M B R E S!!!.

― Pero….

― Pero nada, olvídate de ella antes que sea demasiado tarde.

― Ya es tarde Carla.

― Y que piensas hacer.

― No lo se.

En eso entra Verónica, la mirada de Angélica se pierde en su figura, vestía una blusa blanca corta desabotonada dejando ver el peto que cubría sus senos, aquellos senos redondos y excitantes, su pelo largo caía a sus costados y el cual arreglaba con sus manos de tras de la oreja izquierda, en su cuello colgaba una pequeña gargantilla, sus labios lucían un leve brillo que resaltaba aún mas sus ojos verdes,  su ombligo descubierto para dar paso a los jeans ajustados, marcando su trasero firme y parado, sus piernas largas terminaban en unas sandalias bajas y cómodas se veía tan hermosa, un Ángel caído del cielo. De pronto Patricia pasa por delante de Verónica y la mirada de Angélica cambia bruscamente, toma un sorbo mas de cerveza y se levanta rumbo al patio, Verónica al ver aquella reacción sintió oprimir su corazón.

― Hey Verónica ven siéntate con nosotras.

― Hola chicas que hay.

― Bien acá pasándola, gustas cerveza?

― Si gracias – y de un sorbo casi se la acaba toda.

― Hey! Tranquila, al parece tienes sed!

― Vero te ves preciosa. – susurra Suci a su oído.

― Gracias – y el rubor cubre su rostro

― Ya te vio Angy.

― Si.

― Y, y, y

― Se fue al patio.

― Que?!

― Me vio y se fue.

― Pero como, que onda?

― Yo que se – y sorbió otro trago mas.

― Pero, pero, no entiendo.

― Ni yo, creo que no fue una buena idea.

― Pucha Verónica, no se que pensar.

― Que tanto cuchichean ustedes dos?

― Nada, Nada, otra cerveza chicas la noche es larga, animo Verónica.

― Esta bien.

Mientras tanto Carla aun conversa con Angélica.

― Dios!!! se ve tan hermosa

― Oye si, no recuerdo que se halla vestido tan, tan, provocativa, ha claro, mira hay esta la respuesta.

― De que hablas

― Vez a Fabián, vez como se ríen, vez que ella no es para ti.

― Pero.

― Angy métetelo en la cabeza, a Verónica no le gustan las chicas de seguro que se vistió así para atraer a Fabián, y lo ha logrado.

― Ya veo.

― Vamos adentro esta fría la noche.

― Déjame un rato más.

― Ok, pero no vayas a pescar un resfrió.

― Si, mama

― Si, después dices que tus amigas no te quieren y no se que mas.

― Ya esta bien, esta bien.

Carla, la dejo afuera y entro al grupo de sus amigas, Verónica hablaba animadamente con Fabián pero no podía evitar mirar en la dirección de Angélica, la veía como conversaba con la otra chica, y pensaba que fue lo que hizo mal para que no se fijara en ella, trato de seguir al pie de la letra lo que Suci le había dicho pero aún así no pudo atraer la atención de Angélica.

― Verónica puedes ir por más cervezas, están afuera.

― Ha…, que…., cerveza…. Si claro.

― No te preocupes Verónica yo voy.

― No Fabián, deja que Verónica valla – y Suci la miro seria asiéndole una pequeña señal en dirección de Angélica

― Si, vuelvo en seguida.

Verónica se levanto y camino en dirección del patio, miro y a unos metros mas allá estaba Angélica mirando las estrellas, se dirigió a donde estaban las cervezas y saco tres, miro a Angélica nuevamente y se topo con sus ojos encantadores y esa sonrisa tierna que la invitaba a acompañarla, también le sonrió y se dispuso a marcharse pero el ademán de su mano le expreso que se acercara, su corazón latió mas rápido, no comprendía por que estaba tan nerviosa, de pronto unos chicos que pasaron corriendo por su lado la empujaron, Verónica perdió el equilibrio y las cervezas cayeron al suelo, ella en los brazos de Angélica.

― Estas bien.

― Si, gracias.

― Al parecer mi destino es atraparte en mis brazos. – Verónica le miro y se ruborizó, suerte para ella que a la luz de la luna no se noto, Angélica estaba perdida en sus ojos, Verónica sintió que su cuerpo era atraído aun mas al cuerpo de Angélica y eso la desconcertó.

― Te manche!.

― Que?

― Tu blusa te la manche – una enorme mancha de cerveza crecía en la blusa de Angélica.

― Ho, valla, ahora si que huelo mal

― Lo siento.

― No es tu culpa, es de estos imbéciles que no se fijan por donde van.

― Si… Si gustas, puedes cambiarte en mi casa, tengo algo que te puede servir.

― No es mucha molestia.

― No para nada, vamos queda cerca de acá.

― Esta bien.

Salieron rumbo a la casa de Verónica, no quedaba muy lejos solo un par de cuadras.

― No quiero molestar a tus padres, ya es tarde.

― No te preocupes fueron a jugar cartas con una vecina y llegaran tarde.

Sola en su casa, solo ella y yo, quizás no tenga otra oportunidad, deseo tanto tenerla en mis brazos, pero si me rechaza?, al menos le diré que no puedo dormir sin pensar en ella, que mi corazón se sobresalta cada vez que estoy a su lado, y que lo que siento en mi pecho es puro amor.

― En que piensas Angy.

― Ha, no, nada, nada en especial.

― Bueno ya llegamos, en el segundo piso está mi habitación, ven vamos.

― Si.

Angélica no había estado en casa de Verónica y menos en su cuarto, a solas, el deseo se apoderó de su cuerpo una vez más.

― Esta blusa te quedará bien, toma pruébatela.

― Gracias.

Angélica comenzó a desabrocharse los botones de su blusa manchada, pero el nerviosismo de la situación la traicionó y sus dedos se pusieron torpes, una suave mano la socorrió. - Déjame ayudarte con eso – lentamente Verónica desabotono uno a uno los botones de su blusa asta que esta quedó completamente abierta sus senos asomaron tímidamente reprimidos por el brasier, Verónica se voltio una sensación invadió su cuerpo y se sentó en el borde de la cama, Angélica le miro pero ésta mantenía los ojos cerrados, aquella sensación se hizo más fuerte en Verónica y un calor invadió su cuerpo, tanto deseaba a esa mujer, tanto deseaba que la hiciera suya….., sintió sus manos en su cuerpo, sus caricias eran abrasadoras, tocando, si tocando su silueta, su pelo sus hombros, sus senos, queriendo entrar, si entrar bajo su peto y apoderarse de sus pezones ya duros por la excitación, y el susurro en su oído Verónica, Verónica, V E R O N I C A!!!!.

― HA!! Que… que ….pasa…

― Te estoy hablando, es Fabián que esta tocando y quiere entrar.

― Tocando??? Entrar????, si, si, dile que pase esta abierto.

― Vero estas bien?,

― Si…, Si…., no es nada

― Estas sudando.

― Estoy bien te dicen!.

― Ok, Ok.

Fabián subió las escaleras en dirección de la alcoba de Verónica.

― Donde esta Vero?

― En el baño, que quieres?

― Solo vine a ver si estaba bien.

― Hola Fabián que deseas

― Vero, es que desapareciste de repente de la fiesta y vine a ver si estabas  bien

― Solo vine a prestarle una blusa a Angélica que se mancho con la cerveza que le derrame.

― Pero todo esta bien?

― Si por que la pregunta?

― Bueno…. No se… tu sola en casa con Angélica.

― Ya córtala Fabián quieres!!!! – Angélica furiosa lo increpó, aun no le confesaba a Verónica su tendencia sexual y no era la mejor forma de que se enterara.

― Que tiene, Angy es mi amiga

― Solo tú amiga?

― Basta ya te dicen!!!!

― Disculpa Angélica, pero si Verónica te considera su amiga debería decirle que te gustan las chicas.

― Maldito – susurró Angélica entre dientes.

― Eso ya lo sabía.

― Que?! – Angélica se sorprendió con esa respuesta y miro a Verónica atónita.

― Entonces también sabrás lo que paso entre ella y Patricia su ex.

― Fabián por que  te metes en lo que no te incumbe, gracias Verónica, es mejor que me valla ya.

Y sin decir mas abandonó la habitación dejando a Verónica y Fabián solos, Verónica sintió un escalofrió en su corazón, al fin sabía que era lo que tenía tan triste a Angélica, era obvio que aún la amaba, miro por la ventana como se alejaba rumbo a la playa y una lagrima rodó por su mejilla.

Tres días pasaron en los cuales Angélica no se apareció por la playa, Verónica preguntó pero nadie le había visto, sin resistir más se dirigió rumbo a su casa, regando el jardín se topo con su madre, quien muy cordialmente la invito a entrar y señalo la habitación donde se encontraba, golpeando la puerta

― Quien es?

― Yo, Verónica – un silencio se produjo.

― Pasa.

― Hola.

― Hola

― Estas enferma?, hace días que no te veo.

― Bienes por tu blusa?

― Ha, mi blusa?, aja. – Angélica dejó el libro que estaba leyendo se levantó de la cama y se dirigió a la cómoda, abrió el primer cajón y la sacó, pensaba quedársela pero ahora no lo podría hacer.

― Toma y gracias. – se acostó y retomo su lectura.

― No es nada,…. este…. abra una fiesta hoy en la noche…. vendrás?

― No lo creo.

― Fabián te pide disculpas por entrometerse.

― Al parecer están saliendo más seguido.

― Bueno…. un poco…. si.

― Ya veo.

― También va a ir Patricia. – Angélica levanto su mirada.

― Y.

― Podrías….. podrías… hacer las pases con ella

― Las pases?

― Si.

― No lo creo

― Como sabes si Patricia está arrepentida de lo que te hizo.

― Lo dudo

― Pero nada pierdes con probar

― Lo se, pero no lo se.

― Pero si ella se arrepiente y te pide disculpas ¿se las darás?

― No lo se

― Si o no

― No lo se te digo, tendría que hablar con ella muy bien

― Vamos que te cuesta darle otra oportunidad.

Esas palabras quedaron dando vueltas en la cabeza de Angélica, jamás había pensado en perdonarla, jamás había pensado en que ella estaría a lo mejor arrepentida de haber echo lo que hizo.

En la tarde todos se reunieron a la orilla de la playa, Angélica decidió salir de su encierro para pasear en lancha, Verónica y Patricia también estaban allí. Todos felices en la lancha la cual iba a gran velocidad, pero el mar comenzaba a ponerse bravo y el sol a esconderse, el lanchero decidió emprender el regreso pero el oleaje hizo tambalear la embarcación bruscamente, las chicas gritaron asustadas y el cuerpo de Patricia fue lanzado al mar, horror! se ahogaba. Dos persona más se lanzaron al agua, todas gritaban y la desesperación las invadía, el lanchero hizo todo lo posible por mantener la barca estable.

― No la veo!!! - gritó Angélica que luchaba con las olas.

― Yo tampoco – respondió Verónica que se hundía una y otra vez.

En ese instante una ola levantó el cuerpo de Patricia la cual logro articular la palabra socorro, las chicas se lanzaron a gran nado hasta el lugar de aquel grito y lograron salvarla, Patricia estaba casi desvanecida. Subieron a la lancha y se dirigieron a toda velocidad a la playa. Ya a salvo en tierra firme Patricia agradeció a Angélica el haberle salvado la vida.

― Las gracias se las tienes que dar a Verónica – respondió fríamente

― Angélica debemos hablar

― Hablar de que.

― De lo arrepentida que estoy contigo, por favor perdóname. Se que lo que te hice no merece perdón pero he meditado mucho, hace tiempo que quería hablar de esto, pero tenia mucho miedo, en serio créeme por favor, recuerda lo que pasamos juntas, aquellos hermosos momentos vividos.

Angélica no sabía que decir, estaba totalmente atónica, la miraba y quería creerle, aquellos ojos no podían estar mintiendo, la conocía y sabía que estaba totalmente arrepentida y debía perdonarla. Verónica las miraba, y sentía que su corazón se partía en mil pedazos, no sabía como había llegado a amar tanto a esa mujer, pero jamás podría competir con Patricia, aquella hermosa mujer que en esos momentos se cobijaba bajo los brazos de su amada. Angélica sentía los brazos de Patricia en su cintura, aun tiritaba de frio, miró y divisó como Fabián tapaba con una brazada a Verónica,  - Te he perdido, susurro tristemente.

El dolor en su pecho se hacía más punzante a cada segundo.

― Fabián sácame de aquí – pronuncio Verónica casi en un susurro. Angélica vio como él la tomaba por la cintura y la atraía a su cuerpo, y a paso lento se alejaban de la orilla de la playa.

― Ya es hora de ir a casa Patricia

― Está bien

CONTINUARA.............

 

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