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Un encuentro en el trabajo
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Tiempo de lectura: 4 minutos

Mi nombre es Oswaldo, tengo 33 años, tengo esposa e hijos y hoy comenzaré a contarles mis experiencias sexuales.

Me describiré un poco, no voy a mentir diciendo que soy guapo, dotado o millonario, no la verdad no, soy un tipo normal, la tengo creo de tamaño normal y debo decir que lo que sí tengo es mucha pero mucha suerte.

Y me di cuenta conforme fueron pasando los años, a veces más vale llegar a tiempo que ser invitado y empezaré contando mi experiencia con Karina.

En aquel entonces yo tenía 19 años, un joven que recién se adentraba en el mundo laboral y que comenzaba a vivir por su cuenta. Decidí salirme de la casa de mis padres y vivir en un cuarto en una vecindad para empezar a hacer mi vida.

Entre a trabajar en una imprenta como ayudante general, obvio, sin estudios, ni palancas, eso era lo único a lo que podría llegar.

Ahí conocí a varias chicas pero hubo una en especial, Karina, una mujer que no voy a decir que estaba buenísima porque no, pero era muy abierta metafórica y literalmente, ella fue de las primeras personas con las que socialice en aquella imprenta.

Karina era una mujer hábil, ya que andaba con el chofer, con el impresor, con el encargado de tintas y de hecho se supone que vivía con ella el antiguo cotizador al que corrieron por su culpa, pero bueno esa mujer tenía su fama bien ganada.

Como todo joven inmediatamente caí deslumbrado por su forma de ser, me masturbe varias ocasiones pensando en sus puterias, pero bueno, jamás pensé que pasaría de eso.

Cierto dia ella y yo nos quedamos solos en el trabajo, éramos pocos y los demas habian salido a repartir algunas cosas, ella vestia un leggings negro y su blusa militar, no se porque pero ese día me tenia bien excitado.

K: ¿Qué hacés Oswaldo? Porque tan solito?

O: Aquí… esperando algo!

K: ¿Qué cosa?

O: Algo de trabajo y entretenimiento!

Como era de costumbre le hable bien aventado, sabía que de eso yo nunca pasaba pero aquel dia amaneci caliente y Karina se veia bien y una cosa llevó a la otra, la tome del brazo y me la sente en las piernas, ella solo sonrio, mi mano apretó su rodilla y comencé a besarla metiendo mi lengua en su boca.

K: ¡Qué rico besas!

O: Me gustaría mostrarte que no es lo único que hago rico!

Apasionado comencé a besarle el cuello lamiendo su oreja y apretando sus tetas con mi mano, ella me permitía probarla y me acariciaba mi verga por encima del pantalón.

K. ¡¡Así te puse!!

O: ¡¡Me gustas un chingo!! ¡¡Te quiero coger!!

Una vez expresado mi deseo, nos levantamos y besándonos fuimos detrás de la máquina expositora, al necesitar protección tenía unas cortinas negras y grandes y un hueco en la parte de atrás perfecto para hacer cosas ricas.

Mis manos apretaban sus nalgas y salvajemente apretaba su puchita, ella sonriendo me pedía calma, pero joven y caliente solo quería ¡metérsela ya!

Karina sabía lo que hacía, seguramente ya había estado antes ahí, pero bueno, lo único que yo deseaba era penetrarla y ella lo sabía, pero le gustaba tener el control.

K: ¡Estás bien caliente!

O: Es tu culpa, no sabes como deseo meterte mi verga!

Una vez que le confesé eso, ella se puso y bajo mis pantalones, yo usaba trusa así que la hizo a un lado y saco mi verga la cual estaba dura y mojada por ella.

K: ¡¡Uhm!! ¡¡No está mal!!

O: ¡¡Karina!! Uhm, ¡chupamela nena!

Karina cumplió mi deseo y comenzó a lamer mi verga de una forma suculenta, sus labios delgados apretaba con suavidad mi tronco para luego usar su lengua con dureza sobre mi glande.

O: ¡¡Oh!! ¡¡Que rico uhm!!

K: Me gustas mucho, yo también te traía ganas.

Su boca comenzaba a decorar mi verga, yo acariciaba su cabeza y me ponía mas y mas duro, aunque estábamos trabajando no me importaba nada, solo disfrutaba de las ricas mamadas que me daba.

Karina era buena en las artes orales, me tenía retorciendome y aguantando mi venida, su boca se llenaba de mis fluidos y ella sabia como mover su lengua, yo gemía suplicando un descanso pero Karina quería hacerme explotar.

K: ¿Qué pasa? ¿Ya no puedes?

O: No es eso, uhm, ¡¡¡agh!!! ¡¡Es que la chupas riquísimo!!

Ella se puso de pie y se bajo su leggin, traía una tanga negra, se veia riquisima, se la hizo a un lado y así a pelo comenzó a meterse mi verga.

K: ¡¡Ah!! ¡¡Que duro papi!!

O: ¡¡Dios mío!! ¡¡Uhm!!

La tome de su cintura me incline un poco y empecé a moverme metiéndosela suave, nos besábamos al mismo tiempo, Karina apretaba mi cabello y movía su cadera, eso me ponía más excitado.

Me volví a sentar y ella subió en mí cabalgándome delicioso, su cadera se movía en círculos, yo alce su blusa y saboreaba su tetas, pequeñas pero sabrosas.

K: ¡Ah, uhm! ¡¡Me gustan los chavitos, uhm!!

O: Que rico te mueves, ¡¡uhm!!

Karina se movía rico, estábamos cogiendo sin condon y la sensibilidad era mas y mas, por lo que yo me mordía para no gritar del placer que esa mujer me daba.

Escuchábamos algunos pasos pero eso no nos detenía solo bajábamos el ritmo, mientras yo le besaba sus labios y sus pezones oscuros.

O: ¡¡Empinte nena!!

K: Está bien bebe, pero no hagas tanto ruido.

Karina se empino apoyándose en el banco donde estábamos sentados, la tomó de la cintura y le meti mi pene que entró como por su casa.

K: ¡¡Ah!! Que rico, uhm, ¡¡agh!!

O: No tan fuerte, ¡nos escucharan!

Entre la adrenalina por ser descubiertos y el deseo nos encontrábamos cogiendo, yo me movía fuerte, la verdad apretaba muy rico y sus nalgas se veían fantásticas.

La embestía con todo, le apretaba sus nalgas, ella se movía en círculo y se aventaba con fuerza hacia mi.

O: Que rico te mueves, uhm, ¡agh!

K: Ah, que dura esta, uhm, me encanta, ah, uhm, ¡agh!

O: Coges bien rico, mmm, ¡¡agh!!

La tomó de su cabello y se lo jaló mientras la embestía con fuerza, ella se doblaba un poco de tanta fuerza que usaba para penetrarla.

K: Ah, uhm ,ah, que rico, asi no pares, ahh, no pares, metemela, metemela toda, ¡¡uhm!!

O: Toma, uhm, ah, que rico, pinche Karina, coges riquísimo, ¡¡agh!!

El éxtasis estaba por llegar, ella estaba casi en el suelo y yo dandole con toda la fuerza, los sonidos de sus nalgas chocando en mi eran fenomenales, no sabía si nos escuchaban solo quería venirme ¡ya!

K: ¡¡Me vengo!! ¡¡Agh!!

O: Uhm, puta madre, ¡¡agh!!!

Comencé a venirme dentro de ella, no la pude sacar pero el orgasmo era genial, Karina se movía en círculos recibiendo todo mi semen, sus ligeros gemidos y sus fluidos que corrían por sus entrepiernas daban fe de que todo había sido fantástico.

Una vez que terminamos ella se fue al baño de mujeres y yo me quede acomodando nuestro desorden justo en ese momento llegaron los demás, qué suerte tuve.

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