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Una mañana en el chat

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Esa mañana me había levantado sedienta de emociones…, como casi siempre sucedía desde hacía ya dos años…, dos largos años...

Sentía en mí una incesante sensación de sentirme viva. Anhelaba sentir como la vida traspasaba cada poro de mi piel, y me sacudía la monotonía que mataba día a día a la mujer sexy y exuberante que luchaba de forma infernal por salir a la superficie, y poder tener algo de protagonismo en mi agónica rutina diaria.

Debatiéndome entre la Mónica ama de casa y madre responsable, y la mujer seductora, sexy y con ganas de devorar la vida..., así es como afrontaba esa “magnifica” mañana de diciembre. Tras una lucha encarnizada entre mis dos “yos”, finalmente, y tras una derrota poco decorosa de mi yo más formal, ganó la sexy y exuberante Mónica que quería comerse la vida a mordiscos. Así tomé la firme decisión de sentarme frente al ordenador, poner en el buscador "chat de amistad", y decidí una vez más aprovechar mi flamante victoria hasta sus últimas consecuencias.

No era la primera vez (por suerte) que ganaba la batalla la Mónica seductora y sexy, y doy gracias a Dios por eso… Creo que no seguiría viva si no fuera así. Siempre que sucedía este maravilloso y milagroso acontecimiento, entraba en un chat de amistad y buscaba desesperadamente eso que tanto anhelaba y que creía que solo era producto de mi imaginación…

¿Os preguntáis que era?

Buena pregunta… Yo también me lo preguntaba. Me di cuenta de que, sistemáticamente, cada vez que entraba en un chat y hablara con el hombre que hablara, siempre acababa, a pesar de mi resistencia (os prometo que me resistía), expresando mi anhelo más profundo. De esto os hablare más tarde, pero creo que no sería justa si no resumiera de forma muy ilustrativa la jungla, fauna y flora, que se puede encontrar en un chat tan “inocente” como puede ser un chat de amistad…

Puedo prometeros que siempre que entraba, lo hacía con renovada ilusión, pues a pesar de la múltiple variedad de especímenes y caballeros de armadura reluciente que me había encontrado, yo siempre creía que cada vez que buceaba por aquel mundo inhóspito, era una nueva oportunidad de encontrar “algo”. ¡Ains! Ese “algo” me estaba matando.

Bien, no me desviare del tema, se me da genial divagar, que se le va a hacer… es parte de mi naturaleza, la cual me permite viajar fuera de mis propios patrones..., y soñar que hay algo más! Algo que todavía no he encontrado, ¡dios! lo vuelvo a hacer… vuelvo a divagar y a hablaros de mi “algo”. Bien... Prometo ser más responsable de ahora en adelante, y adherirme al relato estrictamente descriptivo... Bueno, al menos lo intentare, aunque no prometo nada duradero... Jajaja!... Ya veis, que de tanto chatear, tengo “deformación profesional”, y ya escribo como hablo en los chats, aunque me figuro que nos será muy útil para la historia que os contare.

Bien, reconduciéndome a la historia..., a ver si ahora consigo no divagar… Os contaba que he encontrado de todo en los chats, por ejemplo, hombres dulces y esponjosos como los osos amorosos, lo cual si necesitas casarte y tener una casita de fresa y chocolate es genial, pero como ya os habréis dado cuenta a la Mónica sexy y seductora esto le valía de más bien poco. Sentía que necesitaba más emoción. Así, una vez detectado el error y subsanado con gran eficacia (hay que reconocerlo), decidí poner en el chat una energía más… digamos de forma suave, más tenebrosa.

Claro está, no sé por qué me sorprendió, que entonces empezaron a llegarme hombres que practicaban el BDSM. Para los pocos instruidos en el tema, como lo era yo entonces, esto significa por sus siglas en inglés, bondage -atamientos 'eróticos'-, dominación, sadismo y masoquismo.

Me di la oportunidad de hablar con algunos de esos hombres, y enseguida mi percepción fue, básicamente, esta disciplina es, traducido a cristiano: el dominante hace lo que le da la real gana con el sumiso, y además para más inri el sumiso solo puede obedecer y estar sumamente agradecido por dejarse hacer casi cualquier cosa, y por no poder decir ni mu al respecto. Bien, no creáis que no analice detenidamente explorar esta posibilidad, por las múltiples sensaciones que pude intuir… Ni de coña, me dije. Salí por patas, tan deprisa como pude, descartada una posibilidad más de explorar mi personalidad oculta. Sentía que se iban deshaciendo poco a poco mis posibilidades de encontrar mi “algo”, y no saber si lo encontraría o si existiría. Esa incertidumbre me estaba matando.

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Aun así, decidí (como buena guerrera que soy) no rendirme, y seguir explorando aquel mundo, que a pesar que era muy ajeno a lo que yo conocía con respecto a cómo se establecen las relaciones entre humanos, decidí que era una oportunidad de oro para encontrar en el basto mar de humanos nadando a la deriva, ese “algo” que no podía quitarme de mi cabeza, sobre todo si analizamos la realidad más brutal que se me imponía, yo vivía en un pequeño pueblecito perdido en una comarca pequeñita, en la que la posibilidad de encontrar mi “algo” se reducía drásticamente entre una población no más grande de 200 habitantes en la cual el 70% de las personas que respiraban eran mayores de 70 años.

Con este panorama, el basto océano inhóspito de los chats no parecía tan mala idea, mi madre siempre decía: apurada te veas… una vez asumida tan dolorosa sabiduría popular y analizando todos los recursos de los que disponía, que si soy sincera no eran muchos, decidí de forma firme no ¡doblegarme ni rendirme! y seguir pese a toda inclemencia, navegando.

Para ser sincera y veraz tengo que reconocer que conocí a personas estupendas y maravillosas, cada una me traía algo diferente y único, y aprendí que esas personas me aportaba un maravilloso y único color a mi paleta de colores, y además de encontrar colores radiantes y vibrantes me dieron sin saberlo pistas para encontrar ese “algo” que seguía buscando y que cada vez se reafirmaba más en mi alma, a la vez que parecía ser menos posible que existiría, me fui dando cuenta que ese “algo” que buscaba era encontrar en una sola persona todos los colores juntos... el arco iris completo, ya sé lo que me vais a decir… que eso no existe que soy una ilusa y que de pequeña vi muchas pelis de Disney, quizás tengáis razón, pero no me quitéis la ilusión, ya podréis ir comprobando que una gran fuente de alimento para mí, es pensar que la magia se puede manifestar de cualquier forma y en cualquier lugar, y estoy decidida a encontrar mi arco iris (lo he cambiado por el “algo”) que he decidido que me da más cache como escritora, no creéis…?

Una vez que me he elevado en la categoría de escritora… ya me siento con la capacidad de seguir con el relato. Preparada para asumir mi búsqueda de forma consciente, ¡si he dicho consciente! Esa palabreja la voy a empezar a usar más veces, aunque solo me sirva para rellenar este texto con palabras intelectuales y que suenan muy elaboradas.

Bien, una vez armada de valor y con escudo y espada afilada, como guerrera que se precie, ya estaba preparada para empezar a contaros eso que paso una mañana “magnifica” de diciembre y que cambiaría mi vida; mi pasado, mi presente y mi futuro para siempre.

Entre una vez más al chat… ese día pensé seriamente en dejar de ser una ilusa soñadora y resignarme a aceptar que ese “algo” ahora convertido en “arcoíris” (que ya hemos quedado que me aporta cache), no existía y que era hora de bajar a los mundos realistas y aceptar la más cruda realidad… lo que yo buscaba no existía. Por suerte decidí que ese día no era en el que me rendiría y me arme de valor y entre nuevamente al chat. Empecé como siempre…un “buenos días” discreto y tímido, pues siempre era mi forma de hacerme ver, no me gustaba ser muy llamativa en el chat común, me encantaba sentir todo lo que podía surgir de un simple “buenos días”, mi chat empezó a tener algo de vida, cada vez que se abría una ventana privada no podía evitar sentir en lo más profundo de mis tripas que ese día podía ser en el que mi suerte cambiara y algo distinto y excitante pasara.

Tengo que reconocer que los primeros chats eran más de los mismo… algunos más majos que otros, abundantes ofertas de sexo matutino y poco más que eso. Me disponía a abrir un chat más que me acababa de tintinear como recién llegado, su nombre a priori no era nada del otro mundo, “Adrián” he de reconocer por más que me pese que, aunque su nik no era nada del otro mundo y en otras ocasiones un nik tan soso habría sido descartado sin contemplaciones, algo me hizo abrirlo, os diré que lo que vi en aquel chat, lo primero me desconcertó y luego me genero una mezcla entre curiosidad y por que no decirlo… algo de morbo. Era el comienzo de una especie de relato en el que alguien me proponía una entrevista de trabajo y me preguntaba si aceptaría trabajar para una gran empresa….

¿Cómo se os queda el body? Yo no entendía muy bien que significaba lo que estaba leyendo, era una propuesta literal, totalmente profesional ofreciéndome trabajar para una gran empresa y ser la secretaria personal del dueño de la empresa, después de describirme con detalle el puesto de trabajo, me pregunto si querría trabajar para dicha empresa, y yo de momento decidí seguir el juego y decir que sí aceptaba, (quería saber dónde me llevaría tal propuesta) reconozco que cuanto menos me pareció original y estimulante, así que me deje llevar, total la mañana no estaba siendo demasiado productiva, cuando acepte el puesto de trabajo la secretaria que se “supone” que me estaba entrevistando, me dijo que a continuación tendría una entrevista personal con el dueño de la empresa para especificar con más detalle todos los puntos del contrato… Imaginaros que ahí, ya pude empezar a olerme que la acción empezaría a manifestarse de forma prominente y he de confesar que aunque no tenía ni idea de que iba todo eso, me sentía muy interesada en saber las condiciones específicas del trabajo y por supuesto saber el aspecto físico de mi jefe… creo que esta última parte era la que más, muy muy me interesaba, jajaja.

Hasta ese momento en todo el relato mi única interacción con la otra persona, fuera quien fuera (hombre o mujer) se había limitado a responder un sí, a la pregunta de si aceptaba el trabajo, y ya me estaba hirviendo la sangre por poder interactuar más con aquel “ser” (cuyo nik era Adrián) que se encontraba al otro lado de dicho chat, esperaba impaciente a que me hicieran pasar al despacho de mi “nuevo jefe”, y saber de qué iba todo eso.

No se describiros muy bien en la situación que me encontraba cuando me llevaron en presencia del tal “Adrián” y empezó a hablarme él en persona… no sabía si me sentía en medio del rodaje de 50 sombras de grey, no sé cómo una se sentiría en esa situación, pero lo que si os puedo decir es como me sentí yo… empezó a hablarme y a describirme con “más” detalle, las condiciones “especificas” del contrato, y para ahorraros los detalles menos importantes, os diré que básicamente me proponía trabajar para él, y el requisito fundamental era ir siempre desnuda y acompañada de otras secretarias en mis mismas condiciones, en ese momento sentía una mezcla de emoción/curiosidad/excitación que no podía gestionar adecuadamente y no sabía bien de donde procedía tal mejunje de emociones, si procedía de la situación en sí (la cual me pilló por sorpresa) quien diría que me había pasado meses pidiendo algo de emoción, y ahora que la tenía servida en bandeja… me había pillado en paños menores.

Bien obviando mi incompetencia para gestionar todo lo que estaba sintiendo, me arme de valor y coraje (o eso al menos pretendía) y como buena guerrera que soy me propuse salir airosa de aquella situación, que no se dijera…Y al menos de cara al tal “Adrián” me llene de dignidad y le dije: ¿Que sueldo me pagaría? Y él me respondió que el que marca la ley, he de confesar que eso me indigno, pues el trabajo con tantas “especificaciones” no se encuadraba en ningún convenio laboral, y le dije que con ese salario no sería posible… el sin vacilar me contesto que pusiera yo el precio adecuado, que eso no sería un problema, no os voy a detallar la cantidad acordada para salvaguardar mi dignidad, que tampoco es que voy sobrada de eso ni de nada.

Una vez acordado salario, me dijo que empezaría a trabajar en ese mismo instante… como podréis estar imaginando, se me aflojaron las entretelas y todo lo que podía temblar, se puso a temblar. Él sin más dilación empezó a darme ordenes (sutiles pero contundentes), antes de especificar qué cosas me demandaba, quiero poneros en contexto. Estaba de pie en medio de un despacho que cuando menos era intimidante y con mucho carácter, decía mucho de su dueño, y la palabra dueño es muy apropiada, pues Adrián siempre es dueño de todo lo que desea o se propone.

El despacho estaba medio en sobras, al menos la parte de su escritorio, él estaba delante de la mesa de su escritorio, de pie, yo le percibía medio en sobras, solo conseguía vislumbrar parte de sus rasgos y su anatomía, eso me hacía sentirme más nerviosa si es que eso era humanamente posible, y con más inquietud y ansiedad por saber más o sentir más… esto no es digno de mi (y os aseguro que yo solía ser muy digna) pero es que esa situación desbordaba todo lo que yo habría imaginado, sin tener ni idea de donde me llevaría todo ese vendaval de sensaciones, lo único que quería era controlar de la forma más digna en la que fuera capaz mi deseo y mis pulsaciones, que dicho sea de paso se iban incrementando por segundos.

Una vez descrita la escena hasta en ese momento… ya se, ya se, me vais a decir que se queda coja la descripción, pero es que yo tampoco tenía nada más hasta ese momento, solo podía dejarme arrastrar por lo que sentía en ese momento y confiar que todo eso me llevara a buen puerto…o quizás lo que quería de forma muy profunda era todo lo contrario, navegar por aguas turbulentas y sin control a la deriva, os puedo asegurar que muy pronto lo descubriría…

Adrián comenzó a hablarme y a darme ordenes muy concisas y explicitas, ya iréis descubriendo que Adrián no goza de la virtud de pedir, más bien todo lo que expresa son ordenes, aunque os pueda parecer que es un machista o un desconsiderado, os puedo jurar por lo más sagrado, que sus órdenes sonaban a peticiones divinas, y llenaban mi ser de anhelos y deseos no confesados. Comenzó a decirme que me quitara la ropa y me quedara en ropa interior, yo no sabía si salir corriendo de allí con las pocas fuerzas que me quedaban, o rendirme al momento más erótico que jamás había vivido hasta el momento (os confieso que fue el primero, pero ni de lejos fue el más intenso ni el más erótico que viviría) como buena guerrera que soy y para no decepcionaros, me quede… que sería de mi reputación después de tanto cacareo de querer vivir algo excitante, que a la primera de cambio saliera corriendo, bueno ahora justificada de forma muy contundente mí no huida… Tomare un momento de aliento, y comenzare a contaros la historia de amor más grande que jamás anhele pudiera existir, llena de deseo, pasión, sexo, desenfreno, locura, morbo y en muchas ocasiones rozando la locura o el delirio.

Segundo Capitulo – Choque de titanes

Aquí comienza la historia en mayúsculas, os pido perdón por tomarme la licencia de alargar el comienzo, pues necesitaba tomarme unos instantes infinitos para poder seguir contándoos como empezó todo… a partir de aquí las cosas dejan de ser frívolas y se convierten en trascendentales y transformadoras, todo lo que os contare en las siguientes líneas y capítulos, cambio la percepción de mi vida, del mundo y hasta de lo que yo percibía como la existencia de la vida en sí misma.

Comenzaremos como toda buena obra, de menos a más, in crescendo (se aplica a lo que avanza progresivamente, cada vez más rápido o más intenso) no puedo describirlo de una forma más concisa y explicita, todo lo que desde ese instante sucedió fue “in crescendo”, hasta llegar a los confines de la razón, de la locura y del amor en mayúsculas.

Comencemos…

Adrián me ordeno que me quitara la ropa y me quedara en ropa interior, su voz cuando empezó a hablar era dulce y serena, a la vez que desprendía una seguridad y una energía abrumadora, ya solo la vibración de su voz me abrumo, no quise ni pensar que más tendría que asumir… y recién comenzábamos.

Yo con toda la valentía de una guerrera despojada de sus armas (pues es indecoroso aceptarlo, acabábamos de comenzar y ya no tenía ninguna defensa) empecé a bajarme la cremallera de un vestido ceñido de color negro de raso, con escote palabra de honor, baje mi cremallera muy despacio, mirando a Adrián a los ojos me arme de valor y puse mi cara más seductora, como si esa vivencia se me quedara “pequeña”, nada más lejos de la realidad, pero no era plan de además de estar indefensa, demostrarlo, ¡al enemigo ni agua!, empecé a deslizar por mis hombros el vestido que fue resbalándose por mi cuerpo hasta caer al suelo, Adrián me miraba fijamente a los ojos, no bajo ni un solo segundo su mirada al resto de mi cuerpo, no podía suponer que el hecho de que no mirara mi cuerpo semidesnudo me pondría más nerviosa que si lo hubiera hecho, eso hizo que mi respiración se acelerara aún más, él estaba en silencio clavando sus ojos en los míos, se fue acercando poco a poco a mí, entonces pude percibir más su rostro, su forma de vestir y su olor… dios mío!!! Su olor, eso me dejaría marcada para siempre.

Según se iba acercando lo primero que percibí fue el color de sus ojos, un chocolate intenso, que parecía no tener fondo, cuando clavaba su mirada en la mía, sentía como si me sumergiera en las profundidades de un océano de sensaciones indescriptibles para mí, se acercaba muy despacio y en silencio, se detuvo a unos tres pasos de mí, entonces comenzó a bajar su mirada… lentamente, sentí como percibía cada rasgo de mi cara, cada centímetro de mi piel, como detenía su mirada en cada recoveco de mi cuerpo, o más bien de mi ser.. porque sentía que no solo miraba mi cuerpo, sino que se adentraba hasta lo más profundo de mis entrañas, de mis deseos, de mis emociones más animales. Os puedo jurar que creí que me desintegraría en aquel instante, sentí que era eterno, era el momento más excitante que jamás había sentido, sabía que aquel ser que acababa de irrumpir en mi vida, cambiaria todo para siempre, aunque no lograba darle algún tipo de coherencia a todas esas certezas que se clavaban en mí de forma inevitable.

Cerré los ojos por un instante para intentar recomponer y controlar todas aquellas emociones que me sobrepasaban, entonces fue cuando percibí su olor, no os puedo describir a que olía, jamás había sentido un aroma así, me embriagaba y me hacía sentir aun si cabe más deseo por tocarle o besarle, no os puedo decir si aquello que percibía era el resultado de un perfume o era el olor que desprendía su esencia, me podréis decir que estoy loca pero yo me decantaría más por la segunda opción, aunque no puedo descartar que fuera una mezcla de ambas posibilidades.

Cuando sentí que ya no quedaba ningún espacio de mi ser para recorrer son su mirada, fueron escuchados mis ruegos… comenzó a acercarse a mí, yo deseaba desde lo más profundo de mi ser que se acercara a mí, que me dejara sentir sus manos, su piel, su boca. Volví a cerrar los ojos, pues no podía sostener cada vez que me miraba de forma tan profunda e intensa, sentía como su esencia se acercaba más y más a mí, sentía su calor, su respiración profunda y pausada, su aroma era aún más intenso si es que eso era posible, me embriagaba y me aturdía, sentí como su aliento me llegaba cálido y dulce en mi nuca, estaba detrás de mi… todavía no había rozado ni un solo centímetro de mi cuerpo y yo ya sentía que me estaba haciendo el amor de forma intensa, comenzó a susurrarme al oído que era preciosa, y que quería que me quitara el resto de la ropa interior, el seguía sin rozar ni un solo pelo de mi cuerpo, cuando me hablaba al oído su voz se colaba hasta lo más profundo de mí, sentía que recorría todo mi cuerpo y su vibración hacía que yo comenzara a fluir de una forma irrefrenable.

Comencé a quitarme la ropa interior, sentía que con cada corchete que soltaba de mi sujetador, también soltaba estructuras y prejuicios que había en mi interior, de alguna forma inexplicable, aquella experiencia hacía que en el fuego de la pasión que sentía ardieran mis conceptos de lo que moralmente está establecido como honorable, saltaban en mil pedazos todos los condicionamientos y barreras que había construido durante toda mi vida, sobre lo que está “bien” o “mal”. Cuando mi tanga resbalo por mis piernas hasta el suelo, sentí que con el caían todos los tabús que habían condenado a mi sexualidad a una tediosa normalidad y castrado a mi cuerpo a sentir la vida y el sexo de una forma brutalmente intensa y arrolladora.

Cuando estuve totalmente desnuda, Adrián comenzó a respirar de forma más intensa y acelerada, seguía sin tocar ni un centímetro de mi piel, pero yo ya sentía de una forma inequívoca que todo su cuerpo luchaba con uñas y dientes para resistir el deseo de tocarme. No recuerdo con claridad el traje que llevaba, pero sé que llevaba un traje, y una camisa, tenía algunos botones desabrochados, cuando se acercó más a mi espalda sentí el roce de su camisa entre abierta en mi piel, y eso me hizo sentir un profundo escalofrió por todo mi cuerpo…sentía a través de su camisa abierta el calor de su piel, su respiración se aceleraba y se hacía más profunda, me pidió que con la yema de mis dedos tocara mi entre pierna, que le dijera que sentía, yo gritaba en silencio que lo que deseaba es que fueran sus dedos quien lo hicieran, pero fue un grito sordo que solo oyeron mis entrañas, de algún modo que no puedo explicar, mi voluntad se veía de alguna manera afectada seriamente por sus deseos, me sorprendí tocando mis muslos por la parte interior y sentía como fluía en mi todo el fuego que él despertaba. Adrián me pregunto: ¿estás mojada?... creo que lo sabía sobradamente, le conteste rozando mis dedos por su pierna y dejando que sintiera todos mis fluidos en él, quería que sintiera mi aroma y se envolviera en el fuego que me quemaba, era lo justo, pues él era el causante de semejante despropósito.

Sentí como mi humedad en su piel, le dejo sin herramientas para seguir resistiéndose a tocarme, bendito cáliz que manaba y bajaba entre mis piernas…

Se puso de cuclillas, seguía detrás de mí, y empezó a rozarme de forma muy sutil en la cara interna de mis piernas, empezando por mis tobillos y subiendo de forma muy lenta por la parte interior de mis piernas, en un momento sin palabras me agarro de los tobillos y me abrió las piernas, dios!!! no os puedo describir lo que sentí, ese momento fue una mezcla de erotismo y seducción a la vez, sentí todo su poder, y a la vez sentía su deseo por que fuera suya, por ser dueño de mi cuerpo, pero lo más importante… quería ser dueño de todo mi ser, y a la vez sin decir una palabra sentía como su ser rogaba por mezclarse con mi esencia, en un juego macabro y consciente; el cazador y la presa estaban siendo vencidos por el deseo mutuo de mezclarse y entretejer una sola maraña que los apresara a ambos.

Cuando empezó a subir por mis piernas con la yema de sus dedos, mi deseo ascendía a la vez que sus dedos, y sentía que no podría parar aquel desenfreno sin sentido que se había apoderado de mi mente y de mi alma. Sentí que si no salía huyendo de allí como alma que llevo el diablo, jamás podría salir de su influjo, y que esa maraña me atraparía para siempre.

Me asusté tanto, que le dije que me tenía que ir de inmediato, no pudo reaccionar, recogí mi ropa y salí huyendo de aquel lugar.

Aterricé con mi consciencia de golpe en la realidad más dura, estaba sentada delante de mi ordenador y con mis dedos puestos en mi teclado, cuando pude ser consciente de todo lo que me había sucedido, salí del chat general tan pronto como pude y apagué el ordenador. Las piernas me temblaban cuando me levante de la silla del escritorio y solo había una pregunta en mi cabeza… ¿que era todo aquello que había pasado?

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