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Una paja inolvidable

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Aquella paja maravillosa

Ya tenía yo novia y ocurrió hace bastante tiempo cuando Rosa trabajaba ya entonces en casa, ambos éramos mucho más jóvenes e inexpertos (sobre todo yo), cuando una mañana estando yo en la cama haciéndome el remolón y sin saber muy bien cómo, Rosa comenzó a darme un masaje relajante en un principio, pero que acabaría, como se dice ahora, con final feliz.

Aquel masaje inocente para que yo me levantará poco a poco se convirtió en la mejor sobada que me hayan dado en vida (y han pasado ya muchos años), y desde luego me provocó una erección instantánea, y que ella adivinó por lo que ocurrió a continuación. Una de sus manos rozó delicadamente como quien no quiere la cosa por dos veces el glande de mi polla (tiesa y firme por sus deliciosas y ardientes caricias) antes de hacerse totalmente dueña de ella. La paja que me hizo a continuación fue maravillosa e indescriptible, nunca una tía me ha provocado ni tanta excitación ni tanto placer como lo hizo Rosa aquel día solo masturbándome, y además le toqué sus espectaculares y tremendas tetas, y mientras se las sobaba (y jamás lo olvidaré) me dijo aquel amenazante e insinuante "Ya verás tú..." que aun perdura en mi memoria. Me corrí cuando y como ella quiso, fue sencillamente inolvidable.

Aquella paja quedaría para siempre en mi memoria, y el recuerdo que he tenido desde aquel día de aquellos 15 o 20 minutos duraría eternamente y se convertiría en imborrable. Nunca volvió a haber nada más entre los dos, salvo un deseo mutuo del uno por el otro (pienso yo) que ha perdurado a lo largo de los años. Por otro lado tengo que decir que aquella inolvidable paja hizo que cada vez con más frecuencia yo me masturbará por ella, y así ha sido durante un montón de años en los que el deseo por ella fue creciendo a medida que más me masturbaba a su costa y por el recuerdo de aquella paja fascinante.

Un deseo que creció

Como he dicho los años fueron pasando, mi masturbación por Rosa fue cada vez a más, al comienzo solo deseaba que me volviera a pajear, con el tiempo empecé a fantasear con follármela y eso me resultó bastante extraño en un principio, porque todas las tías que fueron siendo mis parejas por entonces estaban mejor que Rosa, pero algo hacía que ella me resultara insultantemente sensual y el deseo que me hacía sentir por ella era cada vez mayor.

Después de años sucedió algo que marcaría la atracción sexual que me transmitía. Cuando por razones del paso del tiempo mi masturbación por ella había ido decayendo poco a poco tuvo lugar un hecho que provocó que retomará mi afición de hacerme pajas continuamente por ella. Estando un día revoloteando por la habitación donde se cambiaba antes de irse a su casa encontré en un cajón unas bragas suyas, solo la idea de hacerme una paja con sus bragas me volvió loco y no pude remediar dejar de hacerlo, las cogí me fui a mi habitación y con sus bragas alrededor de mi polla me la casqué desenfrenadamente por ella hasta correrme no sin antes apartarlas de mi polla para no regarlas con mi corrida, las volví a dejar donde las encontré y punto. Aquello me puso cachondo a más no poder... una paja con las bragas de Rosa... y poder algún día correrme con ellas... ¡Que delicia!

Aquello se convirtió en costumbre, y todos los días cuando ella se marchaba iba a esa habitación, y en el mismo cajón y en el mismo lugar siempre dejaba unas bragas, me encantaban, casi siempre eran de encaje, blancas, visón y negras. Las negras me volvían loco, no había un día que no me masturbara con las bragas de Rosa, incluso había veces que no me podía contener y la locura que me invadía hacia que me corriera en sus bragas gozando lo inimaginable, luego siempre me tocaba lavarlas, esperar a que secaran y colocarlas en su lugar antes de que ella regresara al día siguiente por la mañana.

Dos affaires me sucedieron con sus bragas. La única vez que le encontré un tanga, que sin poder contenerme me corrí en él, después de lavarlo lo colgué de una percha de su baño para que se secara antes de volver a colocarlo en su sitio, y al final se me olvidó reponerlo... madre mía, que pensaría Rosa, deja el tanga en un cajón y le aparece al día siguiente colgado de la percha de su baño..., no se si preferí imaginar que ella podía pensar que había sido un olvido suyo el dejarlo allí, o que en realidad se diera cuenta de lo que yo hacía. El segundo affaire fue aun más grave, un viernes encontré dos bragas blancas de encaje iguales, así que como era viernes y los sábados y domingos no venía a casa, cogí una de sus bragas y me las subí a la habitación.

Después de correrme en ellas me las quedé toda la noche para seguir masturbándome por lo que sin miedo me volví a correr nuevamente en ellas. Ah, que deleite, toda la noche con las bragas de Rosa alrededor de mi polla, y sin preocuparme de tener que lavarlas enseguida para volver a dejarlas en su sitio. Como una mala pesadilla me levanté con el sobresalto de oír su voz por casa, sería que había sido un mal sueño por tener todavía sus bragas blancas de encaje alrededor de mi polla y empapadas con mis corridas...; pero no, era real, era la voz de Rosa que aun siendo sábado había venido a casa. ¡Tierra trágame! me dije a mi mismo, me levanté raudo, dejé las bragas en mi habitación y enseguida me la encontré en el vestíbulo de la planta baja, mi estado de nervios era total, no sabía ni que hacer, cuando Rosa me dice....

R: ¿Qué te pasa...? ¿Pareces nervioso...? (con una leve sonrisa en la boca)

Y: No..., eeeh, es que... ¿Donde está mi madre...? (no supe ni que decir)

¡Dios, hasta ella ya se había dado cuenta!... Y qué hago yo, me dije para mí mismo. Como no me daba tiempo a que se secaran después de lavarlas y devolverlas a su sitio, dado que Rosa podía haber visto que donde ella había dejado dos bragas ahora solo había unas, decidí ponerlas en ese mueble detrás del cajón una vez limpias, como si se hubieran enredado y hubieran enganchado e ido a parar allí por si solas. Durante una semana las bragas de Rosa continuaron donde yo las había dejado, Rosa no las encontraba por casualidad (era dificilísimo), así que tomé la decisión de quedármelas y disfrutarlas todo lo que quisiera, total ya no podía cambiar el hecho de que Rosa seguro pensara que yo le había robado sus bragas, y que además pensara claramente para lo que yo las utilizaría.

Pensé para mí..., total al final, yo solo le he mangado unas bragas, ella a mí hace años me había hecho una paja y me había dejado tocarle las tetas.

Sus bragas, y las pajas que me hice con todas ellas hicieron que mi masturbación por Rosa fuera ya desde entonces más que habitual, a lo que han contribuido, roces disimulados, miradas esquivas entre los dos, escucharme al otro lado de la puerta mientras jadeo pajeándome e incluso sonrisas cuando un poco con descaro le miro a las tetas en su escote.

En definitiva, siempre he pensado que Rosa me tiene también las mismas ganas que yo la he tenido a ella.

Sin saber cómo también empecé a desear que me comiera la polla, comencé a pensar que la chuparía igual de bien que hacía las pajas y me volvía loco solo el hecho de pensar que Rosa sería la tía que también me iba a hacer la mejor mamada de mi vida al igual que me había hecho la mejor paja de mi vida también. Ni que decir tiene que con el tiempo empecé a soñar con follarle el culo, cada vez sus caderas anchitas se me hicieron más apetecibles y no dejaba de fantasear con poder tenerla algún día a cuatro patas y poder hacerme con ese fascinante culo ancho y delicioso, cada vez que le veo las piernas su culo se me hace mucho más apetecible y desde luego no dejaría pasar la oportunidad si ella se dejara de romperle ese culazo que ya tanto deseo.

Y por último (y no menos apetecible) tampoco puedo dejar de pensar en comerle el coño, ese coño que ella tanto se toca y acaricia pensando en mí al igual que yo me pajeo pensando en ella (al menos eso me quiero imaginar), como me gustaría oírla jadear y chillar de placer por una buena comida de coño como la que no le hayan hecho antes en su vida y comérselo hasta la extenuación, hasta la mayor de las corridas que se haya pegado en su vida, comérselo hasta hacerla chillar y volverla loca de placer.

No puedo negar de ninguna manera que Rosa es con muchísima diferencia la tía que más dura me la ha puesto siempre, aunque solamente esté conmigo en mis fantasías.

Un masaje inesperado

Pasaron los años, ambos teníamos pareja cuando aquella mañana fui a su casa por un tema profesional, estaba en casa sola, al entrar la saludé y nos dimos dos besos, hacía bastante calor y le pedí agua, no pude dejar de fijarme al ir a la cocina que en el escote de su vestido asomaba un poco un sujetador de color azul turquesa que me puso a mil en un instante, me aproximé un poco a ella para tener una mejor visión dada mi mayor altura, al poco pude comprobar la preciosidad de sujetador que llevaba, no era solo el color sino que además se adivinaba de encaje, lo cual me ponía aun todavía más, aquel sujetador hizo que mi mirada no pudiera apartarse de la maravillosa imagen que se me ofrecía desde mi favorable perspectiva y se quedara clavada en su canalillo sin poder remediarlo.

Al momento Rosa se percató, pero no sé si por descaro o porqué, pero no pude apartar la mirada, los ojos de Rosa se dirigieron a los míos como diciéndome "tío..., te estoy viendo", pero no hizo ademán de quitarse, era como si le gustara que le mirase las tetas. Al cabo de unos segundos, ya pareciéndome demasiado atrevido, aparté la mirada de su escote y la miré a los ojos, ambos nos miramos fijamente durante un instante de manera insinuante y después le dije que si podía ir al baño, era evidente que no podía más y me iba a hacer una paja.

Justo al entrar oí un quejido que provenía de la habitación de al lado y dirigiéndome hacia el pasillo exclamé

Y: ¿Te pasó algo Rosa...?

R: ¡Nada...! Es que ya estoy mayor tío... y me dio una especie de tirón al agacharme

Y: Pero... ¿estás bien...?

R: Ay... Me tira y me duele la espalda...

Salí del baño y entre en la habitación donde Rosa estaba un poco reclinada hacia delante y con la mano sobre el costado de su espalda.

Y: ¿Te duele...?

R: Si tío, me parece que me he quedado doblada y si intento ponerme recta me tira un bastante, ¡Aaaah!, lo ves... si me estiro me tira y me duele

Y: Habrá sido un pequeño tirón al agacharte. ¿Tienes algún antiinflamatorio para que te des y que te calme un poco?

R: No sé, mira a ver ahí donde las medicinas en el armario del baño, creo que hay una pomada para la relajación muscular y las inflamaciones.

Volví al baño y dentro del armario busqué alguna crema, pero no encontraba nada.

Y: ¡No encuentro nada parecido a lo que dices!

R: Espera que ya voy yo

Al poco aparece con su mano sobre el costado y con cara lastimera quejándose

R: A ver... Mira aquí está, que estás un poco cegato majo (dijo riéndose)

Cogió la crema y salió del baño. Yo cerré la puerta y cuando ya me había sacado la polla y había empezado a menearmela escuché los pasos de Rosa acercándose por el pasillo hasta la puerta del baño...

R: ¡Oye...! ¿Me puedes echar una mano...? Que no llego a la espalda porque no soporto el dolor al tener que girarme tanto para darme la crema

Me sobresalté excitado y dije...

Y: Si hombre... Ahora salgo y te ayudo... (me subí los pantalones y salí del baño)

Rosa me esperaba en la habitación donde se había lastimado, había un pequeño sofá con una alfombra en el centro de la habitación, al otro lado una mesa de trabajo con un ordenador y una silla enfrente además de una pequeña librería, ella estaba sentada en un sofá con la crema en la mano y leyendo el prospecto del producto.

R: Ay tío..., mira a ver, hay que repartirla por la zona afectada y dejar que se absorba. Espera que me doy la vuelta.

Rosa se giro y sentada de espaldas a mi tuvo que quitarse de los hombros los tirantes que sostenían el vestido. Primero lo hizo con el izquierdo y sosteniéndose el vestido por delante se bajo el derecho también. De repente gran parte de su espalda quedo desnuda a mi vista, lo único que tenía eran los tirantes del sujetador azul turquesa que yo había observado antes con detenimiento. El sujetador por la parte de atrás se hacia de encaje en las zonas mas anchas hasta llegar al broche. Mis ojos se clavaron en aquel precioso sujetador ahora a la vista, Rosa mantenía por delante sujeto el vestido por encima de sus tetas con ambas manos lo cual hacía que el vestido por la parte de atrás se mantuviera un poco por debajo del broche del sujetador.

R: Toma la crema y dámela (me dijo pasándome el envase de la misma)

Y: A ver... ¿Por donde te duele?

R: En la parte baja del costado derecho y alrededores.

Coloque mi mano abierta sobre la zona que me había indicado justo por encima de donde quedaba el vestido y note un pequeño suspiro suyo.

Y: ¿Es en esta zona? (dije moviendo levemente la palma de la mano sobre su cuerpo)

R: No, es más abajo

Y: Pues te vas a tener que bajar más el vestido, porque me lo tapa y no llego.

Rosa tuvo que dejar caer más el vestido por la parte de atrás para lo cual tuvo que dejar bajar el vestido de sus tetas por su zona delantera. En aquel momento pude apreciar la preciosidad de sujetador que llevaba puesto, su teta izquierda quedo a mi vista por el costado, el sujetador era de encaje y desde mi perspectiva podía observar incluso como su piel se transparentaba a su través (mi polla se puso muy dura al instante).

R: A ver si así llegas ahora... que me voy a tener que denudar toda casi majo (dijo riéndose picaronamente)

Su vestido descendió por la parte de atrás hasta la cintura dejando toda su espalda descubierta a mi vista.

Y: A ver... ¿Es por aquí? (colocando mi mano sobre su costado inferior derecho)

R: Siii, Ahiii, es por ahí, y por la espada al lado también.

Y: Vale, pues te doy... (y echándome un poco de crema sobre los dedos de mi mano derecha se la esparcí sobre la zona muy lentamente)

R: ¡Aaaah...! Sí por ahí tío, por ahí... Aaaah. ¡Joder que fría está...!

Y: Pues es la crema, porque mi mano no está fría...

En aquel momento me vino a la mente aquel masaje que hacía años ella me había dado hasta acabar haciéndome aquella maravillosa e inolvidable paja, y comencé a masajearla con mi mano muy sensualmente sobre la zona afectada. Rosa no decía nada, así que yo continuaba fregoteándola suavemente incluso más allá de la zona afectada, y volvía aplicarle un poco más de crema para disimular, en realidad lo que yo quería era seguir acariciándola y... bueno, lo que fuera. Como hizo ella en su día, mi mano cada vez avanzaba más y más hacía abajo, introduciendo levemente la mano por dentro del vestido hasta incluso llegar a rozar sus bragas con las yermas de mis dedos.

R: Aaaay tío... ¡Vaya masaje...!

Y: ¿No te viene bien así...?

R: Siii. Si tio... sigue, sigue así... que me esta calmando mucho (dijo excitada por lo que ya era más que una simple aplicación de crema)

Y: Será mejor que te tumbes en el suelo boca abajo, y así te la daré mejor (insinué a ver cómo respondía, en realidad yo ya estaba como loco por follármela)

R: Vale, espera que me coloco

Y sosteniéndose el vestido por debajo de las tetas se tumbo boca abajo como yo le acababa de indicar. Ahora Rosa estaba tumbada, y había colocado las manos debajo de su cabeza en una posición como si le fueran a dar un masaje (era exactamente lo que yo pretendía; pero además con la clara intención de llegar ya bastante más allá).

Y: Toma, apoya la cabeza que estarás más cómoda (y le di un cojín que había sobre el sofá)

R: ¡Uy tío...! Mucho más cómoda... mucho mejor así, donde va a parar, ja, ja, ja...

Me coloqué de rodillas en su costado izquierdo. Rosa había abrazado el cojín con ambas manos, de forma que podía observar perfectamente sus tetas aplastadas por su cuerpo. Ante mi tenía a Rosa de espaldas, con su torso posterior desnudo hasta la cintura, si exceptuamos que conservaba aquel precioso sujetador. Delicadamente bajé el vestido despacio hasta la parte inferior de su espalda donde asomaron ligeramente sus bragas que descubrí a juego con el sujetador. Estaba totalmente dispuesto a resarcirme del masaje que hacía años ella me había dado hasta acabar masturbándome de forma magistral.

Y por fin llegó la hora

Me coloqué entonces abriendo mis piernas de rodillas a la altura de su culo con su cuerpo debajo de mi, nuevamente volví a tomar mas crema en la mano y comenzando por la zona afectada volvía masajearla empezando a escuchar tímidos gemidos. Fue entonces cuando amplié el radio de acción de la aplicación, extendiéndose por toda la espalda y ya con ambas manos. Lo que antes fueron tímidos gemidos se convirtieron en leves jadeos de placer, yo oía su respiración cada vez mas acelerada así que subí las manos por toda su espalda pasando por encima del sujetador hasta llegar al cuello donde aparte delicadamente su corta melena hacia un lateral para que no me estorbase, y fue entonces cuando Rosa habló como pudo por primera vez:

R: Aaaah... ¿Qúe haces tio...?

Y: ¿No te calma...? (dije disimulando por si acaso me había pasado)

R: Siii, si calmarme si me calma, pero... (y río)

Y: ¿Pero... Qué...?

Y descendí mis dos manos en ese mismo instante hasta la parte baja de su espalda hasta llegar a rozar sus bragas e introducir levemente mis dedos por dentro de las mismas para que los sintiese

R: ¡Aaaah, Siii...!, ¡Sigue así tío, sigue asiii, si! (ya dejándose llevar del todo)

Continué desde abajo hacía arriba y al revés varias varías veces con las palmas de mis manos extendidas acariciando y masajeando su espalda hasta que una vez al ir ascendiendo mis manos se deslizaron por sus costados hasta rozar acariciando sus tetas por encima del sujetador, a lo que Rosa respondió con un quejido lastimero de placer. Al escuchar aquel gemido de excitación me senté suavemente sobre la parte posterior de sus muslos bajándole el vestido hasta observar totalmente su culazo con aquellas bragas azul turquesa preciosas medio de encaje y raso que hacían que aquel culo me resultara todavía más apetecible. Aquello ya no era una aplicación de crema y los dos lo sabíamos, Rosa había admitido (como lo hice yo antaño) con sus quejidos lastimeros de placer lo que estaba pasando y lo que iba a suceder.

Yo me había excitado hasta tal punto que no tuve más remedio que con una de mis manos desabrocharme el pantalón como pude, y envalentonado por sus jadeos saqué mi polla que estaba dura como nunca por la situación. Mis manos se deslizaron por debajo de los tirantes de su sujetador y ya la empiece a sobarla como en realidad ella estaba reclamando por su respiración acelerada. No mediábamos palabra, y mis manos continuaban con su trabajo a veces acariciando el lateral de sus tetas por encima del sujetador y otras veces acariciando sus glúteos por dentro de las bragas.

A medida que yo hacía estas operaciones sus jadeos iban en aumento y su predisposición era total, así que quitándome de encima de ella con ambas manos la volteé para que se colocará boca arriba. ¡Válgame Dios...!, pude ver como Rosa estaba como ida dejándose hacer con los ojos cerrados de manera que no pudo ver que yo estaba totalmente empalmado con la polla fuera de mis pantalones. Le baje el vestido hasta quitarselo por completo pude ver perfectamente como su coño y sus tetas se transparentaban a través del encaje de las bragas y el sujetador lo cual me excitó si cabe aun más. En un abrir y cerrar de ojos me puse en pie y me deshice de mis pantalones. Volví a agacharme e introduje mi mano izquierda por dentro del sujetador y empecé a sobarle suavemente las tetas mientras la otra mano acariciaba alternativamente el interior de sus muslos muy próxima al coño. Sus jadeos iban cada vez a más, la tenía donde ella me había tenido a mí hacia muchos años y yo ya no podía más, así que dejando de acariciar sus tetas me agarré la polla y me la empecé a menear de manera que yo también solté un pequeño quejido lastimero.

Fue entonces cuando Rosa abrió los ojos y vio el panorama, me vio polla en mano haciéndome una paja mientras seguía acariciándole alternativamente ambos muslos lateralmente al coño y de manera muy suave.

R: ¡Ay tío..., como estás...! (viendo totalmente emplamado y como me meneaba la polla delante de ella sin pudor)

Y: Ay Rosa cielo... es que ya no podía más

R: Ay tío... No me dejes así... Porfa... ¡Tocame! ¡Tocame el coño por favor! (suplicándome como yo le supliqué a ella en su día)

No me lo pensé dos veces, me solté la polla, y mientras acariciaba su vientre con mi mano izquierda fui deslizando poco a poco mi mano derecha hasta su coño, primero por encima de sus bragas y apretando con mayor firmeza donde sus labios se hacían notar y luego por dentro hasta sentir primero la dulzura de su vello púbico, acariciando en primer lugar ambos laterales de sus ingles hasta aproximarme a sus labios y notar toda la humedad de su coño en las yemas de mis dedos, fui acariciándolo lentamente hasta introducirlos dentro de ella y acabar nadando en ese mar que ya era para entonces su coño. Rosa no paraba de jadear, ahora ya sin ningún tipo de vergüenza, sus gemidos se transformaban a veces en reclamos como:

R: ¡dios... no pares... sigue, sigue así!

R: ¡aaah. Me vas a matar de gusto tío!

R: ¡Como sabes capullo!

Escuchando sus peticiones yo obedecía sus órdenes, mis dedos acariciaban y revoloteaban ya alrededor de su clítoris cada vez con más celeridad a petición de Rosa que no dejaba ya de chillar y jadear continuamente y así conducirla al limbo del placer. Yo observaba perfectamente que iba camino de un orgasmo bestial, había vuelto a cerrar los ojos y se contoneaba convulsivamente cada vez de manera más acelerada contrayendo los músculos de sus muslos ante el inminente orgasmo, hasta que, chillando de placer me agarró de repente fuertemente la polla (dura como una piedra) con una de sus manos casi estrangulándomela (como hizo en su día cuando me pajeó) hasta correrse chillando incesante y profundamente de satisfacción como no había visto en mi vida antes:

R: ¡aaaah... siiii... dios!

¡Me vuelves loca cabron! (Gritó para terminar relajándose mientas sostenía mi polla con firmeza).

Yo estaba que no me tenía de excitación y poniendo mi mano sobre la suya que aun sostenía mi polla la empecé a mover para que me hiciera esa paja que tantos años llevaba soñando. Rosa me miró desafiantemente a los ojos y se incorporó hasta sentarse, sus tetas me parecieron ahora más apetecibles que nunca, si, estaban caídas, pero eran pura delicia. Yo ya la dejé hacer a ella solita, Rosa sabía muy bien lo que hacía y cierto era que lo hacia de maravilla... Lo que había suspirado mi polla por aquella manita..., lo que no había soñado yo con esa paja..., Rosa me la meneaba y a la vez me dedicaba miradas desafiantes que me ponían cachondo a más no poder.

R: ¡Ahora vas a saber tú lo que es bueno...! (me dijo provocativamente mientras me pajeaba sin cesar moviendo su mano sobre mi polla arriba y abajo)

Y: ¡aaaah! ¡dios Rosa! ¡no pares!

R: ¡Siéntate en el sofá! (La obedecí al instante)

Me senté en el sofá con la polla apuntado al techo, ella se colocó de rodillas delante de mí y dedicándome una mirada de lo más provocadora volvió a hacerse con mi polla. Empezó a meneármela lentamente sin dejar de mirarme a los ojos, lo cual me volvía loco, de vez en cuando dirigía su mirada a mi polla y a la paja que me estaba haciendo y me volvía a mirar a los ojos de nuevo ladeando levemente su cabeza como insinuando:

"¡Toma cabrón, no era esto lo que querrías!"

¡Dios de mi vida!, y de verdad era lo que siempre había querido, y yo creo que Rosa siempre lo había sabido. Fue acelerando el ritmo cada vez más, yo estaba que no me tenía, me iba a correr en menos de un minuto, jadeaba de placer, me daba la impresión de que me iba a marear del placer que Rosa me estaba dando, cuando de repente la muy puta se detuvo.

Y: ¡aag...! ¿qué haces tía? ¡no pares Rosa por favooor!

Sin soltarme la polla me miró a los ojos fijamente, y fue descendiendo muy poco a poco acercando cada vez más su boca a mi verga, cuando estuvo ya a su alcance abrió la boca sin dejar de mirarme (eso a mí me ponía a mil), se la introdujo en la boca y comenzó a mamármela como no podía llegar yo a imaginar, aquello fue una autentica delicia. Ahora Rosa me la chupaba ya sin mirarme a los ojos, tenía puesto todo su énfasis en hacerme la mejor mamada de mi vida y a fe que lo estaba consiguiendo, me la comía sin cesar mientras me masturbaba también con su mano derecha cuando se detenía en algún momento, yo giraba la cabeza de un lado a otro como loco disfrutando de la mamada de Rosa, entonces ella con su mano izquierda ahora me sostuvo la verga y con la derecha me cogió delicadamente los huevos por debajo, el placer era ya indescriptible, yo cerraba los ojos para no verla porque si no me correría al instante y quería que aquello no se acabase nunca, cuando de repente... empecé a sentir algo que no había sentido en mi vida, sin dejar de mamármela y ante mi sorpresa noté uno de sus dedos muy sutilmente en mi culo.

Y: ¡Aaaah! ¡Que haces puta...!

R: ¡Lo que necesitas cabrón! ¿Qué pasa? ¿No te lo han hecho nunca?

Dijo sacándose mi polla de la boca, pero sin dejar de meneármela y al mismo tiempo sacando y metiendo muy despacio su dedo dentro de mi culo.

Y: ¡Ayyyy... nooo tía...! ¡Eso no me lo habían hecho nunca!

R: ¡Ahora verás tú lo qué es bueno...! (volvió a decir con su tono amenazador)

Y: ¡Pero como sabes...! ¡Dios, con la de pajas que me he hecho por ti!

R: ¡Toma cabrón! A ti te voy a enseñar yo ahora a hacerte pajas, pero bien.

Rosa continuaba meneándomela y metiéndome y sacándome el dedo en el culo y proporcionándome un placer inusitado y desconocido para mí. Yo jadeaba sin parar, de vez en cuando Rosa me lo metía algo más y me hacía gimotear de placer.

Y: ¡Aaah! ¡Rosaaa... Diooos me voy a correeer!

R: ¡Vamos córrete cabrón! (dijo sacando el dedo de mi culo y volviéndose a meter la polla en la boca sin parar de chupármela ya)

Entonces la miré, y verla ahí, con mi polla en su boca y comiéndomela sin parar a las mil maravillas como si le fuera la vida en ello me hizo estallar, sabía que no iba a aguantar ya más y descargué todo dentro de su boca.

Y: ¡aaah Rosa no pares me corro me corrooo!

Y: ¡aaah... Rosa eres la reina de mi polla!

Y sin poder remediarlo me corrí mientras me la mamaba, Rosa ralentizó un poco sus movimientos y sin sacarse la polla de la boca empezó a tragar la primera de las ráfagas que la debió casi atragantar porque según yo lo noté salió disparada de dentro de mí, y luego se tragó otras cuantas menores a la vez que yo me retorcía de gusto. Rosa no paraba de tragar y además ponía desmesurado tesón al hacerlo, hasta que al final sacó la polla de su boca volviendo a dirigir su mirada hacia mis ojos, esta vez de manera viciosa y lasciva. Relamía con su lengua el glande de mi polla aun bañada por el semen que escasamente manaba ya. Había sido una gozada correrme en la boca de Rosa y el hecho de que se lo tragara todo me puso cachondo a más no poder, Rosa continuaba mirándome a los ojos y relamía mi polla que iba relajándose poco a poco, no cesaba de chupármela y continuaba trabajando mi polla como solo ella podía hacerlo. Qué saber hacer, como sabía la muy puta... enseguida consiguió como quien no quiere la cosa que la tuviera dura de nuevo, cuando esto sucedió dijo mirándome fijamente a la polla...

R: ¡Oh Dios... Que potencia...! Así que... esas tenemos. A ti te voy a dar yo... (ja, ja , ja...) La reina de tu polla.

Y: Ay Dios..., es que me pones a mil tía...

R: Así es que... te has hecho muchas pajas por mí, ¿eh? (y continuaba pajeándome)

Y: ¡Aaah Diooos....! ¡Si Rosa... Me he matado a pajas por ti!

R: ¡A ti te voy a enseñar yo ahora! ¡Vas a aprender pero bien! ¡Se te van a quitar todas las ganas de volver a pajearte por mí tío!

Y dijo algo que me sorprendió y a la vez me puso cachondo.

R: Y yo ¡Tocándome el coño como una tonta...! ¡Anda..., que no me ponías tu a mi cachonda ni nada cada vez que ibas al baño y tardabas media hora...!

Y: ¡Aaaagh... Dios tíaaa! (Echando la cabeza atrás con la mirada perdida al techo)

R: ¡Ahora vas a saber tú lo qué es que te follen de verdad! Me voy a resarcir de todo lo que me he tenido que tocar yo el coño por ti ¡Cabronazo!

Acto seguido se incorporó, y levantándose se sentó en el sofá sobre mí con sus preciosas bragas azul turquesa de encaje que dejaban ver totalmente el coño a su través, se las apartó hacia un lateral y sosteniendo mi polla con una de sus manos se la colocó a la entrada de su coño, cuando estuvo bien segura de donde la tenía descendió hasta clavársela totalmente, y comenzó una follada indescriptible.

R: ¡aaah dios que gusto cabrón!

Y: ¡Aaaah ¡Dios... Rosa! ¿Qué haces?

R: ¡Follarte tío...! ¡Follarte como lo tenía que haber hecho hace muchos años!

Y: ¡Aaaagh...! ¡ Si Rosa follameee!

R: ¡Aaaagh capullo! ¡Pero que dura la tienes! ¡Como me gusta!

Y: ¡Joder tía! ¡Que gozada, que bien follas! (mientras Rosa seguía botando encima de mí cabalgándome sin cesar como no podía llegar a imaginarme)

Empecé a tocarle las tetas por encima del sujetador, sus divinas areolas se podían ver perfectamente transparentándose a su través, cada vez se las sobaba con más ganas, mientras Rosa no dejaba de mover su culazo a las mil maravillas dándome unas embestidas impresionantes buscando su placer.

Sujetándola ahora de sus carnosos glúteos la agarre con mis dos manos de su culo, fue cuando entonces la empecé a ayudar en sus subidas y bajadas de mi polla para hacerle así más fácil la cabalgada y que no se cansara tanto, deseaba que Rosa no se detuviese bajo ningún concepto. Saqué sus dos tetazas de dentro del sujetador y las dejé libres sostenidas por el mismo. Las tenias un poco caídas, tanto por el tamaño como por el paso del tiempo, pero eran las tetas de Rosa, como me gustaban..., me fascinaban... lo que había yo soñado con esas tetas... la de pajas que me habían costado a lo largo de mi vida... lo que me habré podido correr por esas tetazas...

Comencé a tocárselas primero, y a masajeárselas pero bien, ¡Que tacto el de esas tetas! Mientras ella me follaba yo no dejaba de sobárselas y entonces vino a mi memoria aquella sobada de tetas que le hice cuando ella me pajeó hacía muchos años ya, como recordaba yo aquel momento, que maravilloso recuerdo el de sus tetazas en mi mano, jamás olvidaré que ya entonces pensé que eran enormes y divinas. Continué lamiéndoselas, empezando por aquellas grandes, maravillosas y divinas areolas, y culminadas por esos pezones prominentes y duros que yo lengüeteaba y mordisqueaba suave y dulcemente unas veces para otras intentar comerme y devorarle aquellas tetas con las que yo había sobado siempre y que aunque ya algo más que ligeramente caídas me seguían fascinando.

Rosa parecía ida mientras yo le comía las tetas y me follaba duro sin parar, yo sobaba su enorme culo con ambas manos mientras me dejaba follar por ella. ¡Que bien follaba la muy cabrona! Yo no sabía si es que lo hacía fenomenalmente o eran las ganas que tuve siempre de follármela lo que hacía que me pareciese la mejor follada de mi vida, estaba excitadísimo y estaba disfrutando de Rosa como siempre había deseado, me sentía follado de verdad, estaba gozando como loco y me lancé

Y: ¡Que bien follas... puta!

R: A ti te voy a dar yo cabronazo... (y sin esperarlo se colocó de cuquillas sobre mí y con las manos apoyadas hacia atrás sobre mis rodillas)

Y: ¡Joder… tíaaa!

R: ¡Asi que... toma Puta... ! ¡Te vas a enterar tú de los dedos que me has costado cabron!

Dijo bajando de golpe sobre mi polla clavándosela ella solita hasta el fondo

Y: ¡Aaagh...! ¡Pero Dios! No me imaginaba que follaras así...

R: ¡Que ganas te he tenido siempre tío! ¡Que ganas de clavarme tu polla...! ¡Aaaah... Toma coño cabronazo! (decía subiendo y bajando mientras yo ayudaba a sus maniobras celestiales con mis manos en su culo)

Rosa se la estaba clavando pero bien, me la tenia dura como ninguna tía lo había hecho antes.

Y: ¡Aaah...! ¡Me vas a romper la polla...! ¡No pares!

R: ¡Cómeme las tetas y calla capullo! (yo obedecí sus órdenes)

R: Así me gusta... aaah, siii, sigue así... ¡Cómemelas...!

R: ¡Pero que pollón más divino tienes tio, como me gusta...! ¡Aaagh!

Rosa me ponía a mil con todas las guarradas que me decía, verla frente a mí abierta de piernas, exponiéndome ese coño sobre mi polla, con aquellas bragas preciosas azules de encaje..., hasta que de repente y sin previo aviso...

R: ¡aaaah! ¡que haceees tio! ¡dioos!

Me incorpore con ella en brazos y me levanté sosteniéndola como pude por debajo de las piernas con mis brazos, Rosa pesaba un poquito, pero daba igual, ahora el que me la quería follar era yo, y lo iba a hacer seguro como no se lo había hecho nadie antes

R: ¡Pero tio! ¿Qué haces? ¡Aaah!

Y: ¡Ahora el que te va a follar. Soy yo a ti!

R: ¡Ahi tío... Si, si, si ,si. Dame... dame bien duro cabrón!

Y: ¡Toma polla puta... y calla! (dándole cada vez con más energía)

R: ¡aaah... tio... nunca me habian follado asi!

Yo la sostenía de pie en medio de la habitación con ambos brazos por debajo se sus piernas a la vez que ella me rodeaba con los suyos, mientras le daba continuas embestidas haciendo que el sonido de la follada se hiciera cada vez más evidente.

R: Ay tío..., no sabía que se pudiera follar así.

Y: ¡Te voy a follar en todas las posturas Rosa, vas a tener polla para rato!

R: Ay, Si, si, ¡Fóllame como quieras! ¡Yo me dejo! ¡Como me pones cabrón!

Yo continuaba dándole, pero los brazos me empezaban a flojear así que sintiéndolo mucho dejé resbalar sus piernas por mi cuerpo soltándola hasta dejarla de pie, la giré poniéndola completamente de espaldas a mí y la hice apoyar sus manos sobre la mesa de escritorio haciendo que reclinara levemente su cabeza hacia delante, me coloqué detrás de ella totalmente empalmado y apartando sus bragas azules hacia un lado de su culo le metí la polla como presentí que a ella le iba a gustar... toda de una vez...

Y: ¡Toma polla puta! (clavándosela de golpe)

R: ¡aaah... si tío, si!, ¡dame fuerte, dame fuerte, dame como tu sabes! ¡aagh, si, si, sigue así ! ¡Aaaagh, como me gusta!

Mi polla entraba y salía toda completamente desde atrás en su coño, Rosa estaba completamente húmeda y yo podía perfectamente sentirlo en mi polla, estaba más empalmado y excitado que nunca. Me tenia que agachar un poco debido a la estatura de Rosa, pero me daba igual, me encantaba follármela de pie por detrás y con las bragas puestas. Sus bragas por detrás eran de raso en el centro y rematas de encaje en todo su contorno, el mismo tipo de encaje que cubría la totalidad de la parte delantera y que hacia que se le transparentase muy sensualmente el coño, jamás me había follado a una tía con una lencería tan sexy, o al menos eso me parecía al llevarla puesta Rosa.

Y: ¡Aaah Rosa, que ganas de follarte había tenido siempre...!

R: Ay... Siii tío..., ¡yo también me moría de ganas de que me follaras capullo!

Y: ¡Vas a tener polla para rato zorra! (propinándole con mi mano derecha un fuerte azote en su culo)

R: ¡ah si dame, dame mas! ¡que me gusta! ¡asi dame fuerte cabron!

Todo lo que Rosa me chillaba hacía que cada vez me pusiera más cachondo, no paraba de bombear sobe ella follándomela sin parar, estaba a punto de estallar, a puntito de correrme de nuevo, mi polla ya no podía más ante la visión de Rosa reclinada hacia adelante, con esas bragas de infarto apartadas sobre su culo, y mi pene saliendo y entrando de su coño cada vez a más velocidad. Me incliné levemente sobre ella y la agarré de sus dos tetas que le colgaban fuera del sujetador haciéndome dueño de ellas y sobándoselas deliciosamente sin parar hasta que...

Y: ¡Ah, Rosa, ya no puedo más! ¡me voy a correr! ¡me corro! ¡toooooma puta!

Y sacando mi polla de su coño me la empecé a menear en dirección a ella como loco, descargando sobre su culo y su coño, como una autentica fuente, sin parar. La regué completamente, desde su espalada hasta barnizarle completamente el culo de blanco de la mayúscula corrida que me acababa de dar, sus bragas azules se salvaron por poco, pues se las aparte bien con una mano antes de la corrida mientras con la otra me la había meneado frenéticamente sobre ella.

R: ¡Dios tío, aaah! ¡Ay como me estas poniendo! ¡Vaya corrida que te has pegado cabronazo! ¡Joder, y yo estaba ya a puntito también cabrón! ¡Y me he quedado a medias!

Inmediatamente fui al baño, cogí una toalla y volvía a la habitación, allí estaba Rosa, con ambas manos sobre la mesita ya levemente incorporada, parecia una actriz porno madura a la que acana de regar, me acerqué y la limpie de todo el semen que había sobre su culo y su espalda. Una vez limpia la tomé de la mano y la hice sentar en la silla, la abrí de piernas y me agaché colocando mi cabeza entre sus muslos, ella me miró con ansia, y apartándole las bragas hacia un lateral empecé a comerle el coño para que no se quedara a medias... La comida de coño la volvió loca de nuevo, gimoteaba, chillaba y gritaba como una posesa echando la cabeza hacia atrás mientras con ambas manos sujetaba mí cabeza entre sus piernas para que no dejara de comerle el coño ni un instante, sus muslos temblaban y sus piernas parecerían flojear a medida que la comida de coño se fue haciendo cada vez mas intensa. Su sabor era profundo, mi lengua revoloteaba continuamente por su clítoris, y como ella me había hecho a mí también decidí meterle un dedo un poco por el culo después de humedecerlo bien dentro de su coño. Sus chillidos fueron en aumento, se iba a correr ya de inmediato así que decidí introducir mi dedo un poco más dentro del culo, sus piernas vibraban encarecidamente y su cuerpo se convulsionaba con movimientos exagerados hasta que soltó un alarido tremendo quedando extenuada de placer y relajando todo su cuerpo sobre la silla.

Poco después me miró y me sonrió agradeciendo el buen trabajo que le acaba de hacer al comérselo. Yo me había excitado de oírla chillar y gemir tanto aunque seguía con la polla flácida. Rosa se incorporó y me dijo que me tumbara en el suelo.

R: Ay tío, que gozada. Vaya comida de coño que em has hecho tío... Anda túmbate en el suelo (a lo cual yo obedecí al momento)

Y: ¿Qué me vas a hacer...?

R: Ahora verás tú...

Este "ahora verás tú" me sonó muy, pero que muy familiar, recordándome muchísimo a aquel provocativo "Ya verás tú..." que me dijo hacía ya años cuando me mató con la paja que me hizo.

Rosa se sentó entonces sobre los muslos de mis piernas desabrochándose el sujetador y liberando del todo sus tremendas tetazas que cayeron aun más. Entonces me sujetó la polla con su mano y ésta creció al instante poniéndose dura a más no poder al sentir el dulce tacto de aquella mano que tanto había ansiado mi polla, casi me mareo solo de verla allí con las tetas desnudas frente a mí y mi polla en su mano.

R: Ay tío. Como me gusta que se te ponga dura en mi mano..., me encanta tener una buena polla en mi mano, y la tuya siempre la había deseado desde el día que te masturbé cielo. ¡Ay tío... que recuerdos me trae esto...!

Y: ¡Aaahg... Rosa! ¡si, si sigue por favor! (Y comenzó la maravilla por la que siempre había suspirado y lo que yo siempre deseé... que Rosa me la hiciera una paja de nuevo)

Era la mayor de mis fantasías, y se estaba haciendo realidad, Rosa me estaba masturbando al igual que lo había hecho años atrás. Sin lugar a dudas era el mayor de mis deseos sexuales, no lo habría cambiado por ningún otro placer que me pudieran dar, ver la cara de vicio que ponía Rosa mientras me pajeaba era toda una satisfacción, me ponía a mil solo con verla. Como hice en su día empecé a tocarle las tetas mientras Rosa se mordía el labio inferior viéndome disfrutar jadeando y excitado como loco, no le dure ni tres minutos, Rosa me hizo correr con su mano dándome el mismo placer que solo ella había conseguido hacia mucho. Mi semen fluyo despacio pero continuo saliendo de mi polla y desbordándose alrededor de su mano y ella no paró de pajearme hasta que estuvo bien segura de haber sacado todo lo que tenia dentro de mí.

No puedo relatar como fueron mis chillidos y alaridos de placer porque fueron inmensos e indescriptibles, solo recuerdo casi mareándome extasiado mientras me corría que Rosa sin dejar de mirar el fluir de mi polla y a mis ojos me dijo:

R: Dámelo todo cielo... Dámelo ¡Correte, correte por mí!

Y cuando terminó de sacar todo dentro de mí se abalanzó sobre mi polla y metiéndola en su boca se fue tragando toda la leche que había sobre mi capullo primero, y luego lamiendo lo que habia en mano y sobre mi vientre, lo hizo con vicio y mirándome a los ojos con descaro para mi deleite. Luego de habérselo tragado todo acerco su boca a al mía y nos comimos a besos entrelazando nuestras lenguas lascivamente

R: Ay tio... Me ha puesto a mil volverte a masturbar y ver como te has corrido de nuevo en mi mano. Ya estoy otra vez húmeda a más no poder... así que... sintiéndolo mucho... me vas a tener que volver a follar porque estoy que no puedo más cabrón.

Y: Joder Rosa tía... no se si podré... pero no te preocupes que no te quedas así.

R: Si por favor... no me dejes asíii porfa, que todavía recuerdo como me quedé hace años cuando te hice una paja y tu no me hiciste absolutamente nada cabrón, pensé que me follarías o por lo menos que me masturbarías después de pajearte y me dejaste toda cachonda y húmeda, no tuve más remedio que ir al baño a consolarme yo solita capullo.

Y: Joder Rosa... si llego a saber lo que sé hoy en día te hubiera follado aquel mismo momento, y desde luego si volviera atrás sabiendo lo que sé ahora te hubiera follado pero bien y más sabiendo ahora lo puta que eres

R: Ya no importa tío, lo que me importa ahora cabrón es que hoy nos estamos dando la follada de nuestras vidas y desde luego que esta vez me vas a dejar pero que muy muy bien follada..., pero cielo, necesito que me folles una vez más por favor, mi coño lo pide a gritos y no puedo más... ¡Follame otra vez!

Sus palabras me ponían cada vez más cachondo, y aunque no del todo, mi polla (ante mi absoluto asombro) estaba volviendo poco a poco a crecer. Rosa lo vio, y mirando a mi polla sonriendo dijo:

R: Vaya, vaya... creo que no vas a tener problema. ¡Ay capullo!, si llego a saber que he tenido al lado todo este tiempo a un follador te ibas a haber enterado tú pero bien. Con lo necesitada que he estado yo (y amarrándome fuertemente la polla dijo algo que me sorprendió y que ya terminó de poner ya a tono).

R: Y con lo puta que soy...

Y: Me encanta que seas así de puta

R: Si, tio, soy una autentica zorra, me encanta que me follen y que me den bien

R: ¡Joder, que puta eres...!

R: Si, y ahora que ya lo sabes... ¿Vas a hacer algo para remediarlo...?

Entonces me sostuvo la polla con una mano mientras con la otra me acariciaba los huevos por debajo de manera inigualable. El tacto suave de su mano sobre mis huevos me empezó a poner muy cachondo, como me gustaba mi polla empezó a ponerse de nuevo dura en su otra mano, que como siempre Rosa maneja a las mil maravillas meneándomela poco a poco.

R: ¡Joder tio...! Contigo no hay quien pueda..., hay que ver ¡Que potencia!

Y: Joder Rosa, nadie me había puesto así nunca... ¡Que manita tienes tía!

R: ¡Como me gusta la polla que tienes cabronazo! Me encanta sentir como se va poniendo dura en mi mano... Y ahora me la vas a meter pero bien cabrón...

Sus palabras me pusieron de nuevo, y tomándola de la cintura la di media vuelta colocándola a cuatro patas sobre suelo. Entonces tuve ante mí la visión mas excitante y esperada de mi vida. Rosa a cuatro patas en el suelo, con sus bragas de encaje, y además se le transparentaba todo su culazo, yo de pie detrás de ella armado como no lo había estado antes en mi vida, sujetándome la polla con la mano, meneándomela y saboreando con la mente la que se le venía a continuación a Rosa me la iba a follar a cuatro patas como siempre había deseado desde el día que me masturbó.

R: ¡Vamos cabrón no me hagas esperar más! ¡Fóllame, Fóllame ya cabronazo que no puedo más! (Rosa a cuatro patas suplicando)

Y sin poder esperar ni un segundo más me puse de rodillas tras ella, le aparté al instante sus bragas azules a un lado con la mano izquierda sobre ese mismo lado del culo, y sujetándome la polla con la otra mano se la clavé de golpe sin piedad hasta los mismísimos huevos

R: ¡Aaaa... si, siiii, así Dios mío, como a mi me gusta dame fuerte cabrón, no pares, no pares!

Y: ¡Te voy a dar polla puta como no te han dado en la vida!

R: ¡Ay... si cabrón... dame polla, dame toda tu polla!

Y: Desde luego Rosa..., estas hecha una autentica zorra y me encanta que seas así de puta... ¡toma polla! (y le di un espectacular azote en el culo que resonó en toda la casa)

R: ¡Asi, asi, dame fuerte tio dame fuerte que me encanta!

Yo no cesaba de bombear sobre el trasero de Rosa y el sonido de la follada con mi cintura sobre su culo era cada vez más intenso y sonoro, cosa que me ponía cachondo a tope.

Y: ¡Te voy a destrozar puta...!

R: ¡Aaah... Siii cabrón, ya era hora de que me rompieses todita!

En ese momento cuando dijo eso me vino a la mente la idea de darla por el culo

Y: ¡Puta eres la tía más puta que me he follado en mi vida!

R: ¡Aaah como me pones cabronazo. Hazme tu puta!

Y sacándosela de golpe le puse el capullo sin más preámbulos en el comienzo de su culo comenzando a metérsela lentamente a la vez que salivaba sobre su estrecho agujero (o eso pensaba yo), y ante mi extrañeza mi polla fue deslizándose sin ninguna dificultad hasta clavársela toda en su culo sin problema salvo los chillidos de Rosa...

Y: ¡Seras puta! ¡A ti te han roto ya el culo más de una vez zorra...! (dije ante la facilidad de la penetración y sin previa preparación salvo mi saliva)

R: ¡Aaaay... Siii, ya me lo habían follado antes cabrón..., pero siempre había querido que me lo follases tú!

Y: ¡Joder tía... nunca pensé que fueras tan puta...!

R: ¡Aaaah... Como me pones tio...!

Y: ¡Joder Rosa y tú a mí... Con la de pajas que me he tenido que hacer yo por ti..., Si llego a saber antes lo puta que eres!

R: ¡Ayyy... tio... si yo llego a saber... que te matas a pajas por mi!

Y: ¡Me voy a resarcir de todas las pajas que me hago por ti zorra!

R: ¡Ay si tio. Rómpeme el culo. Párteme en dos cabrón! ¡Como me gusta que me cojas por detrás!

La imagen era impresionante, Rosa a cuatro patas ofreciéndose toda y jadeando y gritando de placer diciéndome guarradas mientras mi polla follaba aquel culazo, aquellas sensuales bragas de encaje azul bien apartadas sobre uno de sus glúteos, mis dos manos sobre sus anchas caderas propinándole fuertes azotes de vez en cuando y sobre todo, la imagen de mi polla enorme y durísima como nunca entrando y saliendo del ancho culo de Rosa en definitiva ¡Le estaba follando el culo a Rosa... le estaba follando el culo a la tía por la que toda mi vida me había matado a pajas!

Con esa imagen y oyendo a Rosa jadear y chillar yo ya no podía más, saqué la polla del culo de Rosa y me la meneé freneticamente otra vez sobre ella sin cesar hasta correrme extensamente sobre el culo que me acababa de follar, Rosa se giró acto seguido y cogiéndome la polla con una mano hasta vaciarme sobre sus tetas y estar segura de haberme dejado seco. Vaya fotografía, yo de rodillas sobre el suelo y con la polla desfallecida ya del todo. Nos besamos intensamente con nuestras lenguas durante un buen rato, abrazandonos y sintiendo sobre mi pecho el calor de aquellos senos humedecidos por mi corrida.

Despues de un rato al vestirse me dijo sonriendo irónicamente:

R: A ver majo si ahora te vuelven a quedar ganas de hacerte más pajas por mí.

Rosa aquel día no solo me dejó seco sino que además me dejó para el arrastre,

Creo que los dos habíamos dado por cumplida nuestra mas ansiada fantasía, y ambos entendimos que había sido la follada de nuestras vidas y no podíamos estropear convirtiendo aquel fabuloso momento en rutina, no hemos vuelto a follar más aunque nos sigamos teniendo ganas el uno al otro.

Eso si, sigo haciéndome pajas por Rosa, me encanta y no puedo dejar de hacerlo y de lo que ahora estoy seguro también, es de que Rosa se toca el coño pensando en mí ¡y mucho!, porque más de una vez la he oído jadear y gemir (ahora ya sin ningún reparo).

Gracias Rosa, nunca olvidé la paja que me hiciste.

(Sin valorar)