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Una relación virtual a distancia

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Imagina esto: "tenemos una relación virtual de hace más de un año".

Tú te encuentras en casa viendo Netflix y luego sin imaginarte, suena tu teléfono. Y soy yo diciéndote que estoy en Colombia y que tienes 40 minutos para arreglarte y ponerte muy hermosa y sexy para tu celoso chileno y salir a la esquina de tu casa para conocer en persona al hombre que tanto crees que adoras por su caballerosidad y respeto hacia ti en este año de relación a distancia.

Es cuando sorprendida gritas como loca y no piensas más que en salir corriendo de inmediato hacia la esquina pero yo te repito que en 40 minutos más estaré ahí. Ya han pasado los 40 minutos. Nos encontramos en esa esquina de tu casa y sin mediar palabra nos abrazamos muy fuerte y comenzamos a besarnos muy apasionadamente por la situación y no nos privamos de soltar algunas lágrimas. Ya de ese bello momento, me indicas que estás sola en casa por todo el fin de semana y es cuando tomas de mi mano y me llevas a ella para estar más en resguardo y así es cuando me sirves un trago para ponernos al día de toda esta sorpresa que yo sin avisar me deje llevar a tu lado y platicar de como fué que nos habíamos conocido.

Ya luego cuatro y cinco tragos la conversación se fue subiendo de tono y más el alcohol, el sofá en que estábamos se convirtió de un momento a otro en nuestro nido de amor por varias horas hasta el amanecer. Fue así que comenzamos a besarnos y tocarnos el uno al otro por todo nuestro cuerpo y mis manos no se aguantaron de meterse en tus entrepiernas y mis labios temblorosos se dirigieron a tus pechos con tanta pasión que tu no aguantaste las ganas de bajar mi cremallera y liberar mi miembro para frotar muy suavemente al ritmo que mis dedos frotaban tu clítoris.

Era tanta la calentura que teníamos que ninguno de los dos soltó ni una palabra y nos dejamos envolver por el otro que nuestra respiración ya estaba muy agitada y nuestras manos húmedas por los flujos de cada uno que nos provocaba esa masturbación mutua.

Ya con todo el deseo de comernos, espontáneamente nos pusimos en posición de 69 y nuestros labios comenzaron a saborear nuestros genitales y yo sin dudar comencé a succionar con mucha suavidad tu clítoris y soltarlo a la vez hasta que tus paredes internas se contraigan y así poder saborear hasta la última gota de tus flujos lubricadores, mientras que tu, no parabas de envolver mi duro y venoso pene con tus labios y tu mano empuñada en él no paraba de frotarlo y meterlo completamente en tu boca hasta que comencé a sentir unas palpitaciones que tuve que esquivar por un momento porque estaba a punto de correrme en tu boca, fué en ese momento que me permito ponerte en 4 y tomar de tus caderas para dirigir mi miembro hacia tu cavidad vaginal y comenzar a penetrarte muy lentamente hasta el fondo una y otra vez y tu no parabas de gemir muy discretamente hasta que te viste en la obligación de pedir que no parara y que necesitabas que le diera más rápido y hasta el fondo sin parar mientras que mis testículos golpeaban tus labios vaginales al llegar al fondo y eso te calentó al máximo que me permití en comenzar a estimular tu orificio rectal y lograr dilatarlo para que pronto recibieras el mismo pene que estaba volviendo loca tu vagina ummm...

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