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Vecina sumisa

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Suena el timbre y me dirijo a la puerta aparece Adris mi vecina, puntual como siempre, le pido que pase, ella se nota nerviosa pero bastante decidida. Avanzamos hasta mi recámara donde le pido que se dirija hacia el tocador.

-párate frente al espejo y mira tu reflejo- le digo

Ella lo hace con nervios, parándose al borde del tocador pero sin mirar el reflejo, un reflejo precioso de su cara adornada por esos lentes anchos que ella usa, sus labios gruesos y rosados que se notan tensos las mejillas totalmente sonrojadas que contrastan con su piel blanca. Parándome tras de ella la rodeo con mis brazos, que pasan casi sobre sus hombros, mis manos llegan hasta el primer botón de su blusa el cual desabotono, luego el segundo; alcanzó a mirar sus ya firmes pechos que se marcan sobre la blusa color blanco.

-Has llegado sin brassiere, tal como te lo ordene- ella alza la mirada mirándome mientras se muerde el labio inferior suspirando.

Apoyando mi palma sobre su espalda la inclinó hacia el tocador, puedo sentir el temblor de su cuerpo, mi otra mano baja hasta llegar a la caída de su falda y sin perder tiempo la alzo mirando unas panites blancas de algodón que recubren un culo respingón y muy bien torneado. Comienzo a bajarle las panties sin prisa, disfruto ver como se deslizan sobre ese hermoso par de nalgas, luego en sus muslos, con su piel totalmente erizada, hasta llegar a sus tobillos. Teniendo su culo al descubierto la nalgueo, una, dos y tres veces Adris gira la cabeza mirándome, soltando un gemido cada vez más fuerte en cada azote, tomó su barbilla y le ordenó que se hinque.

Ella ahora está de rodillas frente a mí, me sacó mi verga totalmente dura apuntando hacia su cara que ahora está más sonrojada.

-Cómeme la verga Adris.

Mueve su mano pelando mi verga mientras engulle la mitad esforzándose con cada nueva mamada en meterla mas y mas, miro como las arrugas de su nariz se marcan, como la diadema que tiene en su cabello empieza a recorrer, la miro a los ojos a través de sus anteojos. Ella acelera el ritmo tratando de aguantar al máximo, su ansiedad es notoria así como la falta de experiencia aun así casi ha logrado comerla entera retirando la mano de mi tronco, la mantiene unos cuantos segundos dentro hasta que una arcada la obliga sacarla, Adris termina jadeando y con un hilo de líquido preseminal que llega hasta su boca.

-Te gusta? - me pregunta con una voz tímida

Sin contestarle la tomo nuevamente de la barbilla y una vez más la apoyó sobre el tocador, esta vez completamente recostada con su culito al aire, alzó su falda, observo como su boca se abre cuando me empiezo a abrir camino dentro de ella, empujando solo hasta donde su humedad me lo permita.

Adris gira la cabeza jalando aire por la boca, le hago sentir mi mano sobre una de sus nalgas y la otra acariciando su espalda sobre su blusa. Aunque estamos solos ella aun trata de ahogar sus gemidos de gusto, ella apoya su cara sobre el dorso de su mano que está en el tocador, mientras la bombeo sin decir palabras, casi he entrado por completo. Tomó su pierna derecha y la alzó en el aire sin dejar de bombearla, ella instintivamente gira su tronco quedando su cara frente a mi.

-Me gusta, se siente riquísimo- me dice con voz agitada, a la vez que lleva sus dedos a su clítoris y comienza a tocarlo suavemente

-Yaaa!- fue la última palabra que escapa de su boca antes de que se separara de mi y un pequeño chorro transparente fluya de sus puchita.

La noto agitada y algo débil, así que la dirijo hacia cama, Adris se posiciona sobre la orilla del colchón, empinando su culo al aire mientras su cabeza queda apoyada sobre la sabanas, la tomó de la cintura y sin piedad le hundo mi verga hasta el fondo, sus gemidos ahora son mas fuerte, ya no hace ningún esfuerzo por ahogarlos mientras la penetro y observo como sus lentes ya han caído sobre el colchón y su diadema apenas se sostiene de su cabello, esta vez es a mi a quien invade la lujuria y empiezo a embestirla con más fuerza tomando uno de sus brazos para ponerlo en su espalda inmovilizando haciendo que ella cierre los ojos con fuerza emitiendo un alarido que resuena en la habitación, estoy a punto de venirme pero me controlo deteniéndome y saliéndome.

Me he tomado un momento y vuelvo a penetrar en la misma posición, con bombeos lentos llevo mi mano hasta su boca metiendo un dedo entre sus labios.

-Tus alaridos me enloquecen pequeña puta- ella responde succionando la punta de mi dedo mientras me detengo hundiendo mi verga al fondo.

La tomo por las caderas para girarla, ahora recostada boca arriba, es muy flexible en sus caderas así que abro sus piernas con fuerza mientras mi glande resbala entre sus labios totalmente empapados, me muevo lentamente pero ahora ella lleva sus dedos a su clítoris y una vez mas comienza a acariciarlo mientras la penetro, mueve su mano de un lado a otro al ritmo de mis embestidas hasta que comienzo a sentir sus contracciones, sin perder tiempo me detengo y quitando su mano ahora soy yo quien la acaricia con extrema rapidez hasta que explota en un orgasmo con fluido más abundante que el anterior manchando gran parte de su falda. Mientras ella agitada jalaba aire por la boca puse mi dedo índice y medio en su boca.

-Saborea tu néctar putita hermosa- pasaba las yemas de los dedos sobre su lengua mientras agitada trataba de chuparlos.

Me recosté al lado de ella y la tome del brazo para que se recostara encima de mí, su cara estaba totalmente enrojecida, su respiración apenas se estaba normalizando cuando empecé a acomodar mi verga frente su entrada.

-Estoy muy sensible- me susurro ella

-Sensible y ganosa por lo que siento culoncita hermosa

Cuando mi glande separó los labios vaginales comencé a penetrarla, esta vez mi verga resbalaba con más facilidad pero las contracciones por dentro eran más intensas, tomándola de las nalgas comenzamos a movernos, azote su nalga con más fuerza haciendo que ella gritara con cada palmada.

-¡más, más! ¡asi mas mas papi!- gritaba Adris

No pude aguantar mas y explote dentro de ella sin avisarle, mi corrida fue tan intensa que ella se aferró a mi en un abrazo alrededor de mi cuello, con cada descarga de leche Adris emitía un alarido de alivio y placer mientras se desplomaba sobre mi pecho al mismo tiempo que las contracciones sobre mi verga expulsaba líquido que escurría hasta mis huevos, mirándonos nos besamos rozando lentamente nuestros labios hasta que totalmente relajados y sin decir una palabra nos quedamos dormidos.

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