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Vecindad en cuarentena (Parte 4)

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De regreso en el primer departamento Fernanda se había corrido ya varias veces usando ropa interior de su sobrino. Recuperando la compostura y sabiendo que el chico y su hermana podrían regresar en cualquier momento, se dirigió al baño para ducharse y limpiar su cuerpo.

Al abrir las llaves del agua esta no hizo acto de aparición lo que intrigo a la mujer.

Tomo el teléfono y llamo al casero para pedir un arreglo a su situación. Le contesto una de las hijas de este y le informo que su padre no se encontraba pero le haría llegar el mensaje.

Fernanda permaneció esperando unos minutos pero el agua seguía sin salir. Llamo nuevamente al casero pero nadie contesto.

Frustrada decido que sería mejor seguir con los quehaceres del hogar y se dispuso a lavar la ropa.

La vecindad contaba con un lavadero antiguo en la azotea pero también tenía un par de máquinas lavadoras para que los inquilinos escogieran el método que mas les acomodara.

La madura estaba saliendo de su departamento cuando una voz familiar la saludo.

-Buenas tardes, vecina.- dijo Silvia.

-Buenas tardes.- respondió Fernanda.

-¿También se dirige a lavar la ropa? Que bueno, así tendré algo de compañía.- dijo la mujer mas joven.

Ambas se encaminaron hacia la azotea conversando. Al llegar se percataron que había 2 personas ahí, se trataba de Jonás y Ramón. Ellos eran un par de primos que tenían poco tiempo de llegar a la vecindad.

Habían arribado a la ciudad por trabajo y la vecindad se les hizo un lugar agradable y barato para quedarse. Ambos eran bastante hábiles en varias labores desde electricidad y carpintería hasta mecánica y plomería. Precisamente por ello se habían voluntariado para arreglar un desperfecto con las tuberías de la vecindad.

Cuando las mujeres llegaron ya estaban dando los últimos toques a las reparaciones.

Debido al calor y a que se habían mojado por una fuga, ambos estaban sin camisa; dejando al descubierto sus fornidos y toscos cuerpos morenos cosa que encendió un poco al par de mujeres.

-Buenas tardes vecinas. Ya estamos terminando de reparar la fuga para que puedan lavar su ropa.- dijo Jonás.

-Buenas tardes. Así que es por eso que no tenia agua en mi baño.- dijo Fernanda.

-Si, es que don Anselmo nos pidió el favor de repararla pero creo que olvido avisarles que cortaríamos el agua al hacerlo.- añadió Ramón.

-Pues muchas gracias por su ayuda.- dijo Silvia con cierta coquetería, admirando aquel par de fornidos maduros. La mujer tenia cierta predilección por los hombres maduros y había mantenido amoríos con algunos de sus compañeros y jefes mucho mas grandes que ella.

-Solo nos falta darle unos últimos arreglos. Si gustan esperar, no serán mas de 5 o 10 minutos.- dijo Ramón.

Ambas mujeres tomaron asiento bajo la sombra y comenzaron a conversar mientras los hombres terminaban su labor.

Entre la platica Silvia no dejaba de ver a aquel par de hombres sudorosos bajo el sol. Fernanda también les dedicaba una que otra mirada de lujuria mientras se fijaba en el tamaño de sus paquetes que se marcaban en sus pantalones mojados.

Los primos también miraban de reojo a ese par de mujeres, especialmente Ramón quien se había dado cuenta del coqueteo de Silvia y buscaba como corresponderlo. Jonás por su parte se fijaba en ambas mujeres pero era Fernanda quien llamaba mas su atención, ya que siempre se habia sentido atraído por las mujeres de complexión amplia como ella.

Finalmente la labor termino y los hombres se lo hicieron saber a sus vecinas.

-Ya esta listo, damas. Ya pueden lavar su ropa.- dijo Jonás mientras las mujeres se acercaban a donde estaban.

Jonás abrió la llave pero el agua no salió.

-¡Ramón! ¿Recordaste abrir la válvula del agua?- dijo el hombre dirigiéndose a su primo.

-Es verdad. Se me había olvidado. Lo hare enseguida.- respondió el otro y se dirigió a realizar dicha acción.

Apenas hubo hecho esto, el agua salió con potencia por la llave que Jonás había abierto y termino mojando por completo al par de mujeres. Jonás cerro la llave con rapidez mientras Ramón llegaba corriendo al ver lo sucedido.

-Perdónenme, vecinas. Lo siento mucho. Olvide que la llave estaba abierta.- se disculpo Jonás.

Fernanda y Silvia estaban completamente empapadas y para sorpresa tanto de ambas como de sus vecinos se hizo evidente que ninguna de las 2 tenia ropa interior.

El sencillo vestido de Fernanda quedo transparente debido al agua y sus enormes tetas con oscuras areolas así como su peludo coño estaban completamente visibles. Silvia por su parte llevaba una blusa blanca y un short, este ultimo protegió que su feminidad fuera expuesta pero sus voluptuosos senos quedaron expuestos a través de la tela mojada.

Como cualquier hombre los penes de Jonás y Ramón se excitaron ante aquel espectáculo y dado que ambos llevaban unos sencillos shorts que también estaban mojados por la faena terminaron presentado sendas carpas ante sus vecinas.

Las mujeres se dieron cuenta de su situación y de los que habían provocado en las entrepiernas de los caballeros.

Todos permanecieron callados por unos minutos, inseguros de que hacer a continuación. Fue Silvia quien no aguanto mas la tensión y se dirigió hacia Ramón.

-Lo siento, vecina. Pero no pienso desperdiciar una buena verga.- dijo la mujer y acto seguido procedió a liberar el miembro del hombre. Era grueso y cabezón, de color oscuro como su piel. Estaba completamente erecto y Silvia se relamió los labios al ver aquel trozo de carne.

Se hinco frente al maduro y comenzó a mamar aquella verga. Fernanda estaba perpleja ante la osadía de su vecina y comenzó a excitarse ante lo que sucedía; volteo hacia Jonás quien se acariciaba la polla por encima del pantalón. El hombre volteo a verla también, y ambos se miraron inseguros. Finalmente Fernanda también avanzo hacia el otro hombre e hizo que este se sacara la polla. La verga de Jonás era larga y delgada; también era oscura como la de su primo y pronto desapareció dentro de la boca de Fernanda.

Los hombres estaban disfrutando de aquellas mamadas cortesía de sus vecinas. Afortunadamente el techo de la vecindad estaba cercado con malla y además contaba con cintas de privacidad, lo que aseguraba que nadie pudiera ver aquella pornográfica escena.

Aun podían ser descubiertos por alguno de sus vecinos pero para suerte de ellos y de los demás, todos estaban enfrascados en sus propios asuntos.

Silvia mamaba la polla de Ramón con lentitud, se tomaba su tiempo para saborearla, pasando su lengua por el tronco hasta llegar a su hinchada cabeza la cual chupaba con deleite.

Fernanda por su parte estaba devorando el pene de Jonás, haciéndolo desaparecer al tragarlo por completo hasta que su nariz topaba con el pubis del maduro. La madura tenia sus manos en las nalgas del hombre, sujetándose de estas mientras movía su cabeza de atrás hacia adelante, sacando y metiendo la polla de su garganta haciendo que el maduro gruñera de excitación. Los primos se miraban incrédulos de su buena suerte y gozaban de las hábiles bocas de las mujeres.

Luego de un rato de aquella acción oral, nuevamente fue Silvia quien tomo la iniciativa y luego de sacarse la verga de la boca se puso de pie y se dirigió hacia la banca bajo la sombra. Ahí se deshizo de sus ropas mojadas quedando desnuda ante sus vecinos. Sus pechos eran casi tan enormes como los de Fernanda pero su físico era rellenito. Se sentó en la banca y abriéndose de piernas llamo a Ramón. El hombre acudió corriendo y también quedo desnudo al llegar hasta la mujer. Se detuvo a admirar su coño que aunque peludo lo lleva bien cuidado. Ramón decidió degustar aquel manjar y arrodillándose frente a Silvia comenzó a chupar.

Fernanda también se dirigió hacia aquel lugar dejando su mojado vestido en el suelo. Sus enormes tetas caídas quedaron al aire libre junto con su amplia barriga y peludo coño. La madura se sentó junto a su vecina y también se abrió de piernas. Jonás se dispuso a mamar su raja pero la mujer lo detuvo.

-Déjate de chingaderas y métemela de una vez.- dijo Fernanda quien se volvía muy mal hablada al follar.

Jonás obedeció y acerco su oscura verga hasta aquella peluda raja donde pronto desapareció. La mujer gimió sonoramente al recibir lo que tanto extrañaba y pronto el hombre inicio el mete y saca esperado.

Ramón por su parte seguía comiéndole el coño a Silvia quien acariciaba su calva cabeza mientras disfrutaba de sus atenciones.

La banca se tambaleaba con cada embestida que la madura recibía del hombre. Jonás empujaba con fuerza haciendo que los pechos de Fernanda se bambolearan al compas. El hombre se inclino hacia adelante y comenzó a chupar esos enormes melones haciendo que la madura gimiera.

-Dale, cabron. Métemela con ganas, asi, siii, chúpame las tetas, cariño. Ufff que buena verga tienes. Mmmm. Sigue asi. Follame bien. Ahhh.- decía la mujer mientras con sus piernas apresaba al maduro para forzar mas la penetración.

A su lado Silvia finalmente decidió pasar a la acción. Hizo que Ramón se sentara en la banca con la polla apuntando hacia arriba. La mujer se coloco sobre el miembro del hombre y de un solo sentón se incrusto ahí, estremeciéndose al recibir toda su longitud dentro de ella. Silvia pronto empezó a cabalgar la verga de Ramón, limitándose solo a gemir mientras lo hacia. Acostumbrada a los escarceos en horas de trabajo, había desarrollado un gusto para cabalgar penes puesto que esa era la manera mas fácil de follar en las oficinas. De igual manera aprendió a follar en silencio, únicamente gimiendo lo mas bajo posible para no ser descubiertos.

Ramón tenia las enormes tetas de la mujer rebotando frente a el y aprovechando la situación atrapo una de ellas con la boca, chupando el pezón como recién nacido.

Fernanda y Jonás habían cambiado de posición. Extendiendo una sabana sobre el piso, la mujer ahora estaba a cuatro patas mientras el hombre la taladraba desde atrás. Jonás se aferraba a sus enormes tetas mientras la follaba con todas sus fuerzas.

-Ugggg, sigue asi, ufff, métemela toda, folllame como la perra que soy. Arf, arf. Mas papi chulo. Ummmm, damela hasta el fondo.- seguía gritando la mujer.

Silvia continuaba con su cabalgata mientras apretaba sus senos juntos y se los daba al hombre para chupar. Este sujetaba a la mujer de las nalgas, apretándolas con gusto mientras se terminaba de criar.

Finalmente Jonás se vacío dentro de la madura al incrustar su verga con todas sus fuerzas dentro del coño de Fernanda. La mujer cayo rendida sobre la sabana pero el hombre aun tenia ganas de mas y comenzó a intentar meter su polla en el culo de la madura.

-Déjame descansar un momento, Jonás y luego podrás metérmela por el culo si quieres.- dijo la mujer acostada en la sabana. Ya no era tan joven como antes y necesitaba reposar antes de poder seguir.

-Vecino, si gusta mi culo esta mas que disponible. Adelante, con confianza.- dijo Silvia inclinándose hacia adelante.

Ramón abrió las nalgas de la mujer para permitir el fácil acceso a su primo y este no tardo en meter su polla en el ano de su vecina. Silvia estaba acostumbrada a las dobles penetraciones, sobretodo cuando había juntas con los directivos. La mujer había tenido que servir hasta 5 viejos ella sola pero sus habilidades eran excelentes y siempre lograba que esos viejos rabo verdes se fueran contentos con su desempeño.

Silvia gemía con mas fuerza de lo habitual, principalmente porque sabia que no habría problema al hacerlo también porque los primos la estaban follando de manera muy bien coordinada. Esto se debía a que no era la primera vez que trabajaban juntos, estaban acostumbrados a compartir mujeres y habían aprendido a seguir el ritmo del otro.

Fernanda seguía recostada viendo como los maduros follaban a su vecina y esperaba que cuando terminaran con ella tuvieran fuerzas para darle el mismo tratamiento.

Ramón seguía chupando los pechos de Silvia mientras Jonás los masajeaba a intervalos. Por fin el doble ataque fue mucho para la mujer y termino corriéndose gimiendo con ganas. Los hombres continuaron bombeando un rato mas dentro de la mujer hasta que también derramaron su semen dentro de ella. Jonás se retiro del culo de Silvia y la ayudo a sentarse en la banca mientras respiraba agitadamente.

Viendo que habían terminado con la mujer, Fernanda se abrió de piernas.

-¿Creen que puedan darme un poco de eso a mi también, vecinos?- pregunto la madura.

Los primos se dirigieron hacia ella listos para complacer.

Jonás se posicionó detrás de ella para penetrarla analmente pero Ramón lo detuvo.

-¿Qué crees que haces? Es mi turno de follar un culo.- dijo Ramón.

-Pero yo ya la folle por el coño y ella me prometió que me dejaba metérsela por atrás.- respondió Jonás.

-Caballeros no peleen. Si tanto desean darme por el culo pues háganlo juntos. Puedo soportarlo.- dijo la madura.

No solo los hombres estaban sorprendidos sino también Silvia que nunca había realizado tal acción.

Jonás y Ramón se miraron uno al otro, eso era algo nuevo para ellos. Decididos a probar esa nueva experiencia pusieron manos a la obra.

Fernanda se coloco de lado mientras Jonás se acotaba detrás de ella y Ramón lo hacia adelante. Jonás inicio metiendo su polla en el culo de la mujer y descubrió que esta penetro con suma facilidad. Le hizo la señal a su primo y Ramón comenzó a introducir su verga en ese oscuro agujero. Los hombres podían sentir como sus pollas se rozaban una con otra pero debían admitir que se sentía bien. Silvia no perdía detalle de la acción. Pronto vio como el enorme culo de su vecina había devorado esas dos pollas casi sin problemas.

Los curas del lugar eran muy afectos a hacer aquello con Fernanda y por eso estaba acostumbrada. Los primos dieron inicio a su labor y usando la misma técnica que con Silvia, comenzaron a follar juntos el ano de la mujer. Era algo extraño pero placentero sentir como sus vergas se rozaban pero era aun mas placentero el amplio culo de la mujer.

Fernanda comenzó a gemir mientras los hombres atacaban su ojete.

Silvia se estaba masturbando jugando con su propio culo mientras veía a su vecina en acción.

-Agggg, me van a romper, condenados. Ummmm, sigan asi, uffff, mas, quiero mas, ayyy, que rico.- decía la madura.

Al frente Ramón estimulaba el coño de la mujer y por detrás Jonás jugaba con sus tetas a las cuales se había hecho adicto.

Los hombres siguieron varios minutos atacando a la mujer, quien ya había tenido al menos 2 orgasmos, hasta que ellos sintieron que estaban por correrse. Fernanda los escucho gemir y gruñir y supuso lo que se avecinaba.

-Esperen, esperen. Quiero que me bañen con su leche, vecinos.- pidió la mujer.

Los hombres aceptaron y sacaron sus vergas del culo de la madura y se pusieron de pie frente a ella.

-Ven aquí, Silvia. Para que recibas un rico y nutritivo baño de semen. Hace maravillas con la piel.- llamo Fernanda a su vecina.

La mujer se coloco en el piso junto a la madura mientras los primos se sacudían las vergas sobre ellas. No tardaron en comenzar a disparar chorros y chorros de blanca y pegajosa leche.

Silvia y Fernanda la recibieron gustosas, abriendo sus bocas para recibirla. Una vez que los hombres terminar de descargar se sentaron en la banca a descansar. Las mujeres siguieron en el piso saboreando la corrida cuando Silvia se acerco a Fernanda y le dio un beso para compartir su ración de semen con ella. Fernanda se sorprendió por aquello pero recibió gustosa lo que si vecina le ofrecía. Las mujeres se levantaron y procedieron a mojarse con agua para lavar sus cuerpos. Una vez que estuvieron limpias se quedaron desnudas y procedieron a lavar la ropa. Los primos se habían quedado dormidos en la banca y las mujeres los dejaron descansar mientras hacían su labor.

Silvia le conto a la madura sus aventuras en el trabajo y Fernanda le confeso lo que ella hacia cuando iba a la iglesia. Las mujeres reían pícaramente al relatar sus pervertidas experiencias. Una vez que hubieron terminado su labor se vistieron con la ropa seca y despertaron a los hombre.

-Bueno, vecinos, fue un enorme gusto y placer coincidir con ustedes hoy.- dijo Fernanda.

-Cuando gusten, vecinas y para la próxima ya saben donde vivimos. Nuestra puerta siempre estará abierta para mujeres tan atrevidas y preciosas como ustedes.- dijo Ramón besando las manos de sus vecinas.

-Y nuestras vergas siempre estarán furas para recibirlas.- agrego Jonás.

-No seas pelado.- le dijo Ramón dándole un golpe en el hombro.

Las mujeres rieron y todos juntos se marcharon de regreso a sus hogares. Los primos fueron los primeros en desviarse rumbo a su departamento no sin antes darles un ultimo discreto manoseo a sus vecinas.

Luego Fernanda llego hasta la puerta de su hogar donde se despidió de Silvia.

-Y ya lo sabe vecina. Si alguna vez quiere experimentar algo. No dude en llamarme.- dijo Silvia dándole un fugaz pico en los labios a la madura.

Fernanda la vio alejarse mientras consideraba la oferta, la cual debido a la cuarentena se le hacia una muy tentadora forma de pasar el tiempo.

Al caer la noche todos los inquilinos estaban de regreso a sus respectivos hogares, sus vidas habían cambiado completamente y ahora tenían maneras de hacer mas amena la cuarentena.

Esa noche en las noticias todos se enteraron que la cuarentena se prolongaría por mas tiempo de li anunciado inicialmente, lo que significaba que tendrían que seguir encerrados. Aunque era una molestia también les daba a los miembros de la vecindad mas tiempo de seguir disfrutando de todo lo que habían descubierto aquel día. Y siendo una vecindad tan pequeña, había mucha probabilidad de que tarde o temprano lo que sucedía entre ellos quedara al descubierto de los demás inquilinos. Pero esa historia será para otro momento...

CONTINUARA...?

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