La jornada siguiente fue muy ajetreada para las dos sumisas mientras Inés, sin perder tiempo, empezaba las gestiones para acondicionar el departamento donde las tendrían encerradas con Blanca para prostituirlas.
Los recuerdos de la noche que había pasado en manos de sus violadoras la atormentaban con una tensa puja entre el placer y la culpa; entre las ganas de denunciarlas y la conciencia de que no lo haría.
Es la historia de un hombre que descubre que su vecina fantasea con la sumisión, este descubrimiento lo llevara a hacerse dominante para poseerla; ¡la dominara con el deseo ardiente del novato!, ¡intensamente y sin mesura!, el aprenderá practicando con ella, cada vez con más dominio.