Alicia secretos de una profesora
Yo tenía los ojos en blanco como si un demonios se había apoderado no paraba de meterle bombazo tras bombazo, hasta que me subieron las cosquillas y le dije “ahora te voy a dar la lechita bien calentita”, ella gritaba “lléname el culo de leche no dejes nada afuera la quiero toda adentro”.