Unas vacaciones con mis tías (P. 5 y 6) : No puedo dormir

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T. Lectura: 15 min.

Mi espalda descansaba sobre la sábana y mis pies colgaban por fuera, mi pecho subía y bajaba gran velocidad y necesite más de un minuto para recuperarme, parecía que había corrido una maratón. Mi tía sin embargo, al medio minuto ya se había puesto de lado mirándole con ternura y había comenzado a acariciarme el pecho.

– Lo has pasado bien, mi niño? Me dijo con su ternura habitual.

Sus tetas colgaban de una forma majestuosa muy cerca de mi cara, era una visión maravillosa después de esa cabalgada que había dado sobre su grupa. Yo asentí con la cabeza y después pude balbucear.

– Ha sido genial, tía Sole!

Ella parecía querer más, en sus ojos podía ver esa chispa de deseo que todavía le quedaba. Pasó sus hermosas tetas por mi pecho y mi cara, después me lamió mis tetillas con su lengua carnosa y húmeda haciendo que mi relajación fuera más placentera. El roce de su piel suave, la calidez de su lengua y sus delicadas manos estaban siendo un postre delicioso después de los dos consistentes platos. A los cinco minutos de las continuas caricias sentí que mi polla daba indicios de enderezarse, ya me había corrido cinco veces en lo que iba de día y pensaba que estaba al límite, pero mi mente perturbada y salida de los diez y ocho años parecía inagotable. Sus tetas grandes rozándome el cuerpo y su lengua cálida empapándome de saliva parecían volver a recargar mi batería.

– Sube las piernas y túmbate mejor cielo! Me dijo con su ternura habitual. Me arrastré por la cama hasta dejar la cabeza sobre la almohada con las piernas abiertas y estiradas, ella se arrodilló entre ellas y agarrándose las tetas comenzó a masajearme la polla como si amasar una barra de pan. Habían pasado unos cinco minutos desde mi última corrida y esa sensual mujer me la había vuelto a poner tiesa. Parecía que venía lo inevitable cuando se interrumpió la música para dar paso a una llamada en su teléfono. Se levantó y miró quien era.

– Lo siento cielo, pero vamos a tener que dejarlo. Ya vienen! Me dijo con cierta pena.

Bajamos de nuevo al jardín y nos pusimos unos refrescos para esperarlos. Apenas nos sentamos en la mesa de hierro redonda del jardín llegaron mostrando su entusiasmo, habían comprado cosas y la alegría se reflejaba en sus caras.

Más tarde cenamos mientras mantenían una conversación que no había cesado desde su llegada. Al terminar recogimos los cacharros y mi hermana se fue a su habitación. Yo me tomé un whisky corto y viendo que la charla continuaba decidí irme también a la mía. Me tumbé desnudo en la cama y me puse música en el teléfono. Eran las doce de la noche y seguía sin poder dormir, mi cabeza no paraba de dar vueltas a todo lo que había ocurrido desde la llegada, realmente había sido alucinante. En ese momento hoy que hablaban en el pasillo, se estaban despidiendo para irse a dormir.

Dejé pasar unos diez minutos y aposté por mi tía Sole, se había quedado con ganas de probar mi semen y no os voy a engañar, yo también me había quedado con ganas de una buena mamada. Le envié un WhatsApp con cierto humor pero que definía muy bien lo que me apetecía. “Te apetece probar la leche de la juventud?“. Parecía que lo estaba esperando porque apenas tardó un par de segundos en contestar.

“Estoy sedienta y necesito un buen trago. Crees que tendrás suficiente para calmar mi sed?“

Resultó se más cachonda que yo en su respuesta y no me atreví a pronosticar lo que saldría.

“Espero poder satisfacer tu sed!“ Contesté con algo de modestia. “Voy!“ fue su respuesta añadiendo un emoticono con la lengua fuera.

La verdad es que me reí un rato hasta que llegó. Apenas oí la puerta cuando la abrió, debía estar bien engrasada porque no emitió ningún sonido. Tenía la luz de la mesita de noche y pude ver su silueta difuminada al cerrar. Según se acercaba iba divisando su ropa, un camisón corto de color negro con algunos encajes que le quedaba de maravilla. Dejaba ver la mayor parte de sus grandes tetas y por debajo apenas tapaba su hermoso culo. Me pareció muy sexy y pensé que si ya estaría preparada por si la llamaba.

Se acercó con sigilo hasta llegar a los pies de la cama. Se coloco las tetas con las manos sabiendo que eso me iba a excitar, fue un manoseo de varios segundos que provocaron que mi polla se activara. Las acabo sacando por encima del camisón y vi como se apretaban con la presión que ejercía la tela bajo ellas, ahora la visión era despampanante. Se arrodilló sobre la cama y comenzó a caminar como un una leona sigilosa acercándose a su presa. Sentí el roce de sus tetas subiendo por mis piernas hasta llegar a mi polla que ya estaba como el mástil de un velero. Las movió, las frotó y las aplastó contra ella. Acercó su boca y sentí su primer lametazo subiendo desde mis huevos hasta la punta de mi capullo. Volvió a bajar por el mismo camino hasta los huevos de nuevo y noté como me succionaba uno de ellos hasta meterlo en su boca.

Todo mi cuerpo dio un respingo al sentir esa sensación. Lo sacó de su boca y repitió la misma succión con el otro, provocando el mismo calambrazo en mi cuerpo. Tenía una boca grande y desde luego que la manejaba de maravilla. En mi mente perturbada pensé que si sería capaz de tragarse los dos a la vez. Cogió mis piernas y comenzó a levantarlas, me quedé algo descolocado pues no sabía lo que pretendía. Se metió bajo ellas y de nuevo lamió mis huevos, pero ahora en vez de subir hacia mi polla bajo hacia mi culo que se había quedado algo levantado. Sentí su carnosa lengua acercarse hasta él buscando el oscuro agujero, creo que todo mi cuerpo se tensó al sentir la punta de su lengua intentando penetrarlo.

Lamió alrededor y volvió al centro para hacer que me relajara, y por supuesto que lo consiguió.

Sentí como jugaba con la lengua, metiendo la punta y proporcionándome un placer que hasta ese momento desconocía. Después de horadarme el culo un par de minutos, volvió a subir a mis huevos y dejó que mis piernas bajaran cayendo a ambos lados de su cuerpo. Subió de nuevo por el tronco de mi polla y lamió el capullo que estaba tan hinchado que parecía que iba a estallar. Abrió los labios y lo engulló provocando que todo mi cuerpo diera un respingo.

No me había recuperado de esa succión cuando empezó a chupar a gran velocidad, tan solo media polla pero suficiente para hacer que temblará y me encogiera. Paró de repente para sacársela casi entera de la boca, y antes de que saliera la engulló de nuevo hasta tragarse la entera. Pude sentir como mi capullo atravesaba su garganta, a la vez que podía oír los sonidos que emitía al tragar.

No sé cómo lo hizo, pero con toda la polla dentro de su boca sacó la lengua y lamió parte de mis huevos haciendo que mi laringe soltara un largo suspiro de placer. La sacó y la volvió a engullir, lo hizo varias veces provocando que me quedara al límite de correrme, pero sabía cuándo tenía que parar.

La sacó de la boca para dar unas lamidas al capullo y después lo succionó con extrema delicadeza. No pude evitar poner la mano sobre su cabeza y comenzar ha moverla al ritmo que me pedía el cuerpo. Ella se dejó llevar por mi mano, incluso cuando presioné su cabeza haciendo que se tragara la polla entera, parecía estar esperando a que yo dirigiera esa rica mamada. Puse las dos manos para sujetar su cabeza y comencé a mover la pelvis a gran velocidad en un acto de follarle la boca, que es literalmente lo que pasó. Se la folle con las mismas ganas que si estuviera follándola el coño y en pocos segundos un chorro de semen saltó en su interior.

Seguí follándola sin parar, varios chorros de leche continuaron saliendo y sentí como su garganta tragaba cada chorretón. Yo bramaba como un toro enfurecido mientras la leche salía sin parar hasta que solté su cabeza y dejé la mía caer sobre la almohada.

Tenía la boca abierta intentando coger todo el aire que había en la habitación, fueron varios segundos hasta que mi alterada respiración se fue apagando. Ella continuó chupando sin dejar que se perdiera ni una sola gota hasta que note como dejaba de chupar para respirar. Su respiración también era agitada y con mis ojos entrecerrados vi como se pasaba el dorso de la mano por sus labios.

No dijo nada, no quería romper ese momento de total satisfacción, tan solo se deslizó hasta bajar de la cama por donde había subido y se marchó tan sigilosamente como había llegado.

Cerré los ojos y disfrute de ese placer mientras todavía mi corazón latía con fuerza. Poco a poco mi cuerpo se fue relajando mientras mantenía en mi mente una sonrisa de plena felicidad.

Parte 6: Unos escarceos en la playa

Al día siguiente salimos relativamente temprano, todas querían tomar el primer sol de la mañana. Partimos de camino a una cala que estaba a unos ocho kilómetros y gracias al todo terreno pudimos bajar por un camino de cabras casi hasta la misma orilla. Todas llevaban ya el bikini puesto y con una camisola que les llegaba hasta la mitad de los muslos, algo práctico para ir a la playa. La cala no debía de tener más de cincuenta metros y de momento parecía que éramos los únicos bañistas.

– A Pedrito no le importará que tomemos el sol en topless! Le sugirió Candi a mi madre.

– No creo, pero a mí no me digas nada, díselo a el, jajaja! Río mi madre.

– Para nada tía, tomar el sol como queráis! Sonreí yo pensando en cómo ya me había comido esas tetas.

Extendimos las toallas cerca de donde llegaba el agua y rápidamente se quitaron las camisolas. Mi madre llevaba un bikini naranja que al verla casi me da algo. Sus bonitas tetas, de talla noventa, sobresalían entre la poca tela que tenía la parte de arriba, y el tanga era del mismo estilo al que les había visto a mis tías. Sus dos glúteos redondos y algo respingones se veían desnudos y brillantes entre las cintas que se suponía que debía de ser el tanga.

Cuando se giró y la vi de frente pude contemplar las cintas que bajaban hasta el pubis donde formaban un pequeño triando naranja que tapaba mínimamente su intimidad.

Mi hermana llevaba uno blanco con motas negras y era del mismo estilo. No le queda mal, pensé al verla, sobre todo su culo, que estaba prácticamente desnudo, tan solo se veía una parte de la tira del tanga, el resto se le había metido entre los dos glúteos. “ Está para follárselo! “ pensé al verla. Mi mente salida no podía salir del bucle en el que andaba casi de continuo. En la parte de arriba lo que más destacaba eran sus grandes pezones, herencia de familia, que se le marcaban escandalosamente sobre sus pequeñas tetas.

Mis tías también se habían puesto otros diferentes a los del día anterior, pero solo cambiaba el color, el estilo era el mismo dejando ver sus bonitas carnes, debían de haber sido ellas las que habían convencido a mi madre para que se comprará uno de su estilo.

Mis dos tías se destetaron de inmediato y mi mente perturbada y salida comenzó a trabajar sin que yo le diera permiso. Decidí irme al agua antes de que se me notará el bañador abultado. Me metí hasta algo más de la cintura y comencé a mecerme con las olas. El agua estaba fresca, algo que me vino bien para serenar las hormonas, me giré para mirar hacia la orilla y vi que mi madre se había metido en el agua y venía hacia mi. Su sonrisa era esplendida y sus tetas maravillosas, lo siento, pero no podía evitarlo, realmente mi madre es la que más me atraía de las cuatro mujeres.

– Que fresquita está! Me dijo dando pequeños saltos a unos dos metros de mi.

– Si maná! A mi me gusta así! Le dije alargando mi mano para que se cogiera a ella.

– Ahí me debe de cubrir! Dijo alargando la suya. Mi madre era de la estatura de Candi, y casi le sacaba la cabeza.

– No te preocupes que yo te sostengo! Cuando llegó con su mano a la mía tire de ella y se agarró con un brazo a mi cuello dejando el otro para sustentarse en el agua. Noté una de sus tetas en un lado de mi pecho y sentí algo especial, creo que lo que sentía era lo salido que estaba.

– Ahh, que bien! Ahora me siento más segura! Te lo estás pasando bien, hijo? Me preguntó manteniendo su esplendida sonrisa mirándome a los ojos.

– De momento bien, pero acabamos de llegar! Dije intentando disimular lo encantado que estaba.

– Las tías son estupendas, verdad!

– Recordaba lo bien que me trataban cuando era un niño, y no han cambiado! Mi respuesta hubiera sido “Son la leche! “ Pero no era plan decirle eso a mí madre.

– Me encanta su casa y este sitio. Me pasaría los dos meses de verano aquí, pero en agosto tengo que trabajar. Tu que vas a hacer? Mi respuesta estaba clara pero no quería dejarlo tan claro.

– No sé, ya veré, depende como me lo esté pasando!

– Es una pena que tu padre no haya podido venir. Aunque cuando estamos en casa tampoco lo veo, vamos que cualquier día llega y no le conozco. Dijo al final con cierta tristeza.

– Ya sabes cómo es, él y su trabajo, y poco más. Pero bueno este sitio es estupendo y me alegro que estemos los tres. – dije para quitar hierro al asunto – Además, me tienes a mi, que voy a balancearte por encima de las olas!

Dije finalmente cogiéndola con las dos manos para subirla y bajarla según venían las olas.

– Jajaja, que bien! Como me gusta! Dijo abrazándose a mi cuello.

Ahora se había pegado a mi y casi me metía las tetas en la cara. Si se hubiera dado cuenta de lo salido que estaba creo que no lo hubiera hecho. Yo la tenía agarrada por la cintura y estaba disfrutando de ese momento como un niño cuando le dan el juguete que lleva tiempo esperando. Notaba sus tetas, su vientre casi plano y sus muslos enroscándose a mi cintura y por supuesto, sentía como mi polla me daba indicios de enderezarse. No sabía cuánto tiempo podría mantenerla tranquila, era algo que apenas podía controlar.

Mi madre seguía disfrutando abrazada a mí, supongo que ajena a lo que me estaba provocando. Yo estaba tan obsesionado con su cuerpo que no podía desaprovechar aquella oportunidad. Decidí bajar las manos para sujetarla del culo.

– Ten cuidado que te escurres! Dije para disimular.

Mis dedos se clavaron suavemente en sus deliciosos glúteos desnudos y continúe empujándola hacia arriba cuando venían las olas. Ella no decía nada, tan solo reía y disfrutaba. Al cabo de un rato noté que mi erección ya era incontrolable y temía que lo notara. Me moví hacia la orilla con ella en brazos y cuando supe que hacía pie la solté suavemente.

– Voy a nadar un rato! – Gracias hijo! Y me dio un sonoro beso en la mejilla.

– Me lo he pasado muy bien! Tenemos que repetirlo!

Me deslice con rapidez hacia dentro y comencé a nadar con la polla totalmente tiesa. “Seguro que lo ha notado!“ pensé mientras nadaba mar adentro. Cuando mi polla bajó, volví hacia la orilla y ví a las tres hermanas tumbadas boca arriba con las tetas al sol. “joder, que difícil va a ser esto!“ Pensé al ver que mi madre también se había destetado. No sabía qué hacer, si me tumbaba al lado seguro que se me volvía a poner tiesa y eso iba a ser muy embarazoso. Decidí irme al lado de mi hermana que estaba algo más atrás. “Espero que no me de un bufido!“ Pensé mientras me acercaba con la toalla en la mano.

– Puedo tumbarme a tu lado?

– Si, claro! Me contestó con las gafas de sol puestas. Me extrañó su respuesta, fue afable y no me soltó ningún improperio.

– Que te parece este sitio? Le dije para entablar conversación.

– Está bien! Sobre todo porque no hay gente.

La noté diferente, me dio la impresión que algo no iba bien.

– Estás bien!

– Si, por qué me lo preguntas?

– No sé, no me has soltado ninguna de las tuyas!

– Quizás me haya cansado!

– Así? De una vez? No me lo creo!

Tardó un rato en contestar mientras me tumbaba a su lado.

– Bueno, te lo diré! Anoche discutí con Carlos. Se puso bastante idiota y le dije cuatro cosas y el muy capullo me dice que se ha acabo, que no me aguanta más. ¡Será gilipollas! La que no le aguanto soy yo!

Se dio la vuelta sobre la toalla y se puso boca abajo. Mi mente de salido no pudo evitar que mis ojos mirarán su culo, creo que ya os he dicho que me flipaba. Sacudí la cabeza para quitarme esas ideas perversas e intenté escucharla.

– Si le tenía que haber dejado hace tiempo, joder!

Mi hermana seguía hablando, no sé si me lo contaba a mi o si se lo contaba a sí misma. No obstante, intenté consolarla.

– Relájate Sonia. Como bien dices, es un gilipollas. Seguro que conoces a alguien más majo!

Noté que rompía a llorar intentando que no se notara. Le puse la mano en la cabeza y la acaricie el pelo. Le duró pocos segundos, se levantó levemente las gafas y se limpió las lágrimas. No dije nada, esperé a que se serenata y dijera ella algo.

– Gracias Pedrito!

Joder, me había dicho gracias, no recordaba si lo había hecho alguna vez en su vida.

– Bahh, no hecho nada!

– Me has escuchado, y eso es mucho!

– Bueno, querida hermana, eso es que hablamos poco, quizás si habláramos más nos daría tiempo a escucharnos.

Giró su cabeza para mirarme como con asombro.

– Anda, pero si ahora el salido resulta que va para filósofo! Me dijo riéndose.

Ahora parecía que volvía a se ella.

– Pues no lo había pensado, pero lo pondré en la lista de posibles futuros!

– Jajaja, anda tonto ven! Se incorporó un poco para darme un abrazo y después me besó la mejilla.

– Me gusta meterme contigo, pero en el fondo te quiero, aunque me sea difícil demostrarlo.

Me dejó descolocado, sin saber que hacer ni que decir. Se volvió a tumbar boca abajo.

– Anda, dame crema en la espalda! Seguro que con lo salido que estás hasta se te pone dura! Dijo riéndose al final.

Si me había descolocado antes, ahora lo había hecho más. Cogí la crema que la tenía en un lado y me unte las manos, las puse a unos centímetros de su espalda y dudé unos instantes. Finalmente las posé con suavidad, como esperando una reacción brusca pero no ocurrió. Comencé a pasar las manos impregnadas sobre su piel, estaba suave, casi sedosa, fui haciendo pequeños círculos y de repente me pidió que le desabrochara el bikini. Mi cabeza iba de sorpresa en sorpresa, pero no dude, se lo desabroché y continúe frotando. Subía hasta el cuello y después bajaba lentamente por la columna hasta su delicioso culo, mejor dicho, hasta la tira del tanga, no me atrevía a tocarla el culo.

– La verdad es que no lo haces nada mal!

La relación con mi hermana parecía haber dado un vuelco en unos minutos y en el fondo me sentía bien, contento, diría que hasta feliz.

– Dame también en las piernas!

Me puse más crema en las manos y comencé desde los tobillos, subiendo lentamente, pase por las corvas y continúe subiendo por la parte exterior de sus muslos. Estaba en el sitio que me flipaba, esos muslos que subían hasta su delicioso culo. Mi mente calenturienta volvió a indicarme que estaba en la postura ideal para follármela. Sacudí la cabeza de nuevo y continúe por el exterior hasta la tira del tanga y volví a bajar por el mismo sitio.

– Se que te gusta mi culo y ahora que te dejo que me lo toques veo lo vas a dejar sin crema! Venga, no te cortes que no quiero luego que se queden marcas!

Esto ya era demasiado, estaba flipando en colores. Me entró una especie de escalofrío mirándola el culo y sabiendo que estaba a punto de sobárselo. Llegue con las manos hasta el y las moví en círculo, su deliciosa carne se movía levemente a la presión de mis manos y podía notar su balanceo y una agradable dureza.

Noté como mi polla hacia indicios de enderezarse y me mordí el labio sin saber que hacer, si dejaba de sobarla quedaría como un gilipollas y si seguía seguro que mi polla acabaría dura. Intenté pensar con rapidez. “Bueno, pues si ella notaba que se ponía dura no pasaría nada, ya sabía que estaba más salido que el mango de una sartén, con lo cual no la extrañaría demasiado“.

Continúe sobándola el culo y baje lentamente por el interior se sus muslos. Al notar mis dedos los abrió. Ufff, un calor intenso fue de los pies a mi cabeza, creo que debí ponerme más rojo que un tomate maduro. Metí mis dedos por el camino que había abierto y lo sobe con suma delicadeza. Hizo un leve movimiento, como para colocarse mejor y pude ver una parte de los labios abultados de su coño, esto también debía de ser cosa de familia. Mis dedos llegaron muy cerca, sumamente cerca, lo medí al milímetro para quedarme a punto de tocárselos, pero sin hacerlo.

Volvió a moverse levemente sin decir nada, llegue a pensar que quizás se estaba excitando. Cuando me di cuenta, mi bañador ya se había abultado. “¿Y ahora qué?“ Pensé manteniendo mis manos en esos muslos deliciosos. Estaba arrodillado al lado de ella y su cabeza estaba de lado, reposando entre sus brazos, y no sabía si podía ver mi bañador. Continué bajando por el interior de los muslos y volví a subir casi al centro de nuevo. Ufff, me estaba poniendo demasiado caliente y no sabía que hacer.

Había llegado un momento en que la situación comenzaba a ser insostenible y decidí dejarlo y tumbarme boca abajo. Al hacerlo me dio la impresión que mi hermana sonreía bajo sus gafas de sol. Al momento, ella se incorporó y volvió darme un beso en la mejilla que había dejado al descubierto.

– Ahora te daré yo crema! Susurró a mi oído. Noté el frio de la crema en mi espalda cuando posó sus delicadas y largas manos sobre ella. La recorrió lentamente y bajó hasta mis piernas. Yo estaba encantado, aunque si seguía así mi polla no iba a perder su consistencia y no me podría levantar. Noté como subía por mis muslos hasta meterse un poco bajo mi bañador bóxer hasta tocándome parte del culo.

“¡Joder, esto va a ir a peor!“ Pensé notando la presión de mi miembro contra la toalla.

Rodeo los muslos hacia el interior llevando las puntas de los dedos por parte de mis glúteos llegando casi a mi polla. Lo hizo un par de veces y se inclinó para susurrarme.

– Se te ha puesto dura, eh, mamón! Creo que me debí poner rojo de nuevo pero reaccioné rápido.

– Y si sigues así se me va a partir contra la toalla!

Soltó una carcajada contenida que me hizo reír a mi también. Parecía que estaba saliendo bien de esa embarazosa situación y continúe.

– Ahora no me voy a poder levantar de aquí en una hora! Volvió a reírse.

– Que pensarían mamá y las tías si te ven con el bañador abultado! Me gustaría ver sus caras! Jajaja!

Parecía que ella si estaba disfrutando de la situación y continuó metiendo la mano entre mis bóxer tocándome claramente el culo.

– De verdad que se te ha puesto tan dura? Me dijo bajando de nuevo la mano hasta cerca del miembro.

– No lo sabes tú bien! Le contesté con la cabeza apoyada entre mis brazos ya mirando al suelo.

Noté como su mano se acercaba cada vez más a mi comprimida polla hasta que una de las veces la punta de sus dedos la tocaron. Cerré los ojos y apreté los labios.

“¡Joder, que me la está tocando!“ Pensé nervioso a la vez que excitado.

Primero fueron la punta de sus dedos pero poco a poco fue a más. Instintivamente levante unos centímetros mi pelvis para dejarle espacio y sentí su mano entera agarrándome el miembro.

– Joder, pues si que se te ha puesto dura! Dijo sin cortarse ni un poco.

Jamás hubiera pensado que mi hermana sostendría mi polla en su mano, y menos con ese descaro, pero ahora estaba ocurriendo, ahí, en la playa a unos metros de mi madre y mis tías. Ya no tenía claro si quería hacerme disfrutar o putearme. Noté como su mano masajeaba mi miembro en el pequeño espacio que tenía y ya no pude más.

– Para joder, que nos van a ver y yo no me levanto así!

Volvió a reírse con ganas y sacó la mano, se tumbó de nuevo boca abajo con la cara hacía mi. No podía ver sus ojos protegidos por las gafas de sol pero la expresión de su cara era divertida.

– Que cabrona que eres!

– No te ha gustado que te tocara la polla? Me dijo con cara de sorpresa fingida.

– Si, claro, aquí, en medio de la playa, poniéndome en evidencia ante mamá y las tías!

Dije con sorna acompañado de una media sonrisa. Ella se volvió a reír.

– Bueeeno, luego pensaré si te lo hago en privado. Dijo con cinismo.

No sé si vio que volvían a enrojecer mis mejillas. “Joder, no para de vacilarme!“ Pensé mientras sentía que mi polla se aflojaba un poco, pero su siguiente frase me desconcertó.

– Vi lo bien que te lo pasabas ayer con tía Sole en la piscina. Te pusiste morado tocándole las tetas! Dijo de nuevo con cara de diversión.

– Pero qué dices! Solo la daba vueltas en el agua!

– Jajaja, no me engañes, solo había que verte la cara de salido que ponías!

No sabía que decir. ¿Realmente me había visto? ¿O solo lo imaginaba? Un escalofrío recorrió mi cuerpo. ¿Lo habría notado también mi madre? Mi cabeza comenzó a calentarse dándole vueltas a aquella imagen.

– Venga, tranquilo, que no se lo voy a contar a nadie, además, me lo pasé bien viendo tu cara, y creo que tía Sole también se lo estaba pasando bien! Jajaja!

Río de nuevo sabiendo lo mal que lo estaba pasando. Pero la siguiente pregunta si que me dejó pasmado.

– Te tocó ella la polla también?

Su expresión era entre diabólica y divertida, joder con mi hermana, era más lista de lo que yo creía y ahora me tenía totalmente pillado. Mis pensamientos fluían a toda velocidad buscando respuestas que no encontraba pero me daba cuenta que ella parecía tener muy claro todo lo que había ocurrido. Al final decidí tirarme al río. ¿Qué podía pasar si lo admitía? Pensé que tampoco iría a contarle a mamá nada, sería muy embarazoso también para ella.

– Valeee, algún roce me dio!

– Solo un roce? Parecía muy contenta, casi más que tú! Jajaja!

Estaba siendo implacable con el interrogatorio y cada vez me sentía más acorralado y decidí soltarle la bomba.

– Pues si, me agarró la polla varias veces y me dijo que la tenía muy dura!

– Vaya con la tía Sole, con esa voz tan dulce que tiene y lo picarona que es! Jajaja!

Sonia se lo estaba pasando en grande, podía ver en su cara como disfrutaba con la conversación. Por una parte me alegré, parecía haber olvidado al gilipollas de su novio, pero por otra pensé que tenía que tener cuidado con el tema de mis tías pues se daba cuenta de muchas cosas que yo pensaba que le pasaban desapercibidas. No quería que se me fastidiara la fiesta continua que prometían esas vacaciones. Debió de ver en mi cara cierta preocupación.

– Tranquilo, no voy a decir nada, confía en mí! Dijo pasándome la mano por la cabeza y acariciándome el pelo. Parecía ser más amable que nunca intentando conseguir mi confianza.

– Tu pásatelo bien! En el fondo, aunque me meta contigo, me encanta verte tan salido, jajaja! Ahora rió más suavemente.

– Sabes una cosa, creo que me llegue a poner algo cachonda pensando cómo le metías mano a tía Sole!

Ahora sí que me dejó totalmente pasmado, me esperaba cualquier cosa por insólita que fuese menos eso. No supe que decir ni tampoco me apetecía decir nada. Mi mente ya era un carajal sin orden alguno pero no me dio tiempo a seguir pensando.

– Me encantaría que me contarás con detalle esas cosillas que percibo. Creo que me pondrían cachonda. A cambió, yo te contaré otras mías que seguro que le encantarán a tu mente de salido.

Como os decía, el verano había empezado con un cúmulo de sorpresas continuas y esta era una más. Mi hermana proponiéndome cosas para ponernos cachondos. No sé dónde podría llegar esto pero de momento iba en ascenso y a gran velocidad.

Pensé que la propuesta era interesante, siempre había pensado como follaría mi hermana, si la gustaba que la embistiesen en ese culo que me ponía tanto, vamos las cosas típicas de mi mente de salido. Me debió ver cara de duda y se adelantó en la propuesta para crear confianza.

– Si quieres empiezo yo! Te contaré la masturbación que me hice anoche después de romper con el gilipollas de mi… exnovio! Dijo poniendo cara diabólica.

– Vale! Vale! Pero en otro momento. Ahora voy a salir corriendo al agua para que no me vean, a ver si se me baja esto!

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