La silla

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Ese día el encuentro con mi amante fue en mi departamento, a la hora acordada él llegó y apenas le abrí las puertas se volvió loco besándome.

Estábamos super excitados y con la mirada nos comíamos, ya teníamos días sin vernos y solo nos escribíamos por el chat las cosas queríamos hacernos.

Yo lo recibí con un vestido super corto y sin nada de ropa íntima para que fuera más fácil comernos.

Una vez dentro se sentó en una de las sillas del comedor y en un arrebato de desenfreno y lujuria me senté sobre él, abrí mis piernas y mis labios chorreaba de placer, nos comenzamos a acariciar, a mordernos, el me chupaba con deseo mis pezones al mismo tiempo que me penetraba, que delicia sentir su pene dentro de mí.

Estábamos super excitados y en ese momento inició el vaivén de nuestros cuerpos. Comencé a cabalgar despacio y poco a poco fue aumentando hasta que sin tener presente el tiempo y el espacio cerré mis ojos y subía y bajaba como loca, sudaba de placer, y quería tragarme toda su leche quien a los minutos estalló dentro de mí, aun así seguí meneándome, el me apretaba a su cuerpo y yo seguía

Fue maravilloso sentir nuestros cuerpos temblando, sudando, quedamos sin aliento, esperando recuperarnos para seguir disfrutando de su visita.

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