Habían pasado unos días de mi última conexión al sistema, cuando de nuevo recibí un mensaje para hacerlo era muy de mañana y no hacía mucho que mi marido había salido a trabajar, al conectarme en la imagen apareció Sonia, la mujer de mi suegro, se la veía recién despierta, pero bellísima, llevaba una blusa de tirantes muy pegada a su cuerpo y una tanga diminuto de color negro, aparentemente estaba despreocupada y relajada, hasta que alguien entró en la cocina.
Se trataba de Jean, el jardinero de color de la casa de mi suegro, se le veía bien cachas, yo algunas veces contemplándole me había preguntado si lo del tamaño de las pollas de los negros era un mito o era realidad, cuando llegó cerca de donde se encontraba Sonia, la saludo:
-Buenos días, señora, ¿Quería algo?
-Buenos días, Jean, dijo Sonia, quería decirte, una vez más que en esta casa estamos muy satisfechos con tu trabajo, y para nosotros eres como uno más de la familia, y que, por supuesto si te apetece, puedes hacer uso de tu regalo mensual.
¿A qué se refería Sonia? Pronto salí de dudas, Jean se acercó a Sonia y para mi sorpresa comenzó a besarle el cuello, Sonia estaba disfrutando, él le acaricio los muslos un momento, pero después llevó sus manos hacia la blusa de Sonia y sin dejar de besarla el cuello, le sacó las tetas de la blusa y las dejó al aire, y con sus manos procedió a acariciarlas, lo hacía con mucha dulzura y respeto.
Luego apartó su cabeza del cuello de su señora y la llevó hacia sus tetas, como he dicho en mis anteriores relatos parece que a los machos de la familia de mis suegros les gustan las mujeres con las tetas pequeñas y Sonia las tenía así, mientras se las chupaba deslizó una de sus manos hasta el tanga de ella e introdujo una de sus manos dentro de él, la cara de ella reflejaba que estaba disfrutando a tope.
El jardinero se arrodilló ante su jefa y apartando un poco el tanga dejó al descubierto su coño, en ese momento Sonia lo tenía con pelos, pero se le notaba que lo cuidaba mucho, en esos momentos Jean sacó su lengua y comenzó a comerle el coño, mientras ella decía:
-Lo haces divinamente mi amor sigue haciéndomelo.
Y el obediente a las órdenes de su señora seguía explorando cada centímetro del coño de ella, parecía considerar como un privilegio comerle el coño a ella y lo hacía con mucha aplicación, la cara de Sonia reflejaba cuanto estaba gozando, hasta que se corrió, en ese momento él se levantó, ella le besó y le dijo:
-Muchas gracias, Jean, pero es hora de que disfrute de mi plátano.
Y después de decir esto se arrodilló ante él, llevó sus manos hasta los pantalones del negro y le bajo de un golpe estos y el short, en ese momento pude darme cuenta de que, al menos en el caso del jardinero, lo del tamaño de la polla de los negros no era un mito.
Ella sacó su lengua de la boca y la llevó hasta su polla, como si fuera una especie de helado caliente y comenzó a chupársela hasta que al negro se le puso bien dura en esos momentos ella se levantó y volvieron a intercambiar un beso muy apasionado, tras lo que él dijo:
-Con el permiso de la señora.
Y diciendo esto la colocó encima de la encimera de la cocina, la acaricio las tetas mientras le decía:
-La señora es bellísima.
Y llevando su polla hasta el coño de ella se la introdujo, la tenía mucho más grande que mi suegro, pero se notaba que el sexo de ella estaba acostumbrado a recibir pollas de todos los tamaños y se la metió de golpe, los dos volvieron a intercambiar otro beso muy apasionado, el aprovecho el momento para quitarla la blusa y después le rompió el tanga, dejándola completamente desnuda.
Mientras con su polla siguió follando su coño, se notaba que ella gozaba muchísimo de los servicios que le proporcionaba el jardinero. Sin duda estaba teniendo varios orgasmos, fue él quien le avisó:
-Perdone la señora, pero creo que me voy a correr.
-Salté, dijo ella.
Cuando él lo hizo ella primero se puso después, posteriormente se arrodilló ante Jean y acariciándole la polla un poco hizo que el jardinero se corriera y su leche fuera a parar a su cara.
Tras ello, Sonia dijo:
-Que polla tan divina tienes Jean
Y se volvió a meter la polla del jardinero dentro de su boca para chupársela, la cara del negro demostraba cuanto gozaba, tenía a su jefa, a sus pies chupándole la polla, sin dura era una situación muy agradable para él, y más siendo su jefa una rubia muy atractiva, cuando la polla de Jean se hubo recuperado del todo, pidió a Sonia que se apartará un poco, ella lo hizo y él se tumbó sobre el suelo de la cocina.
La verdad es que contemplar este espectáculo estaba siendo muy estimulante para mí, no pude evitar, como ya se estaba convirtiendo en habitual cuando contemplaba estas imágenes llevar una de mis manos a mi coño y meter un dedo en él.
Cuando Sonia vio a su amante tumbado en la cocina se puso encima de él se le notaba que quería volver a sentir ese pollón dentro de ella, pero él la paró un poco.
-Si a la señora no le importa, yo quisiera volverá saborear ese coño tan delicioso con mi boca.
Ella se puso encima de su boca, encantada de entregar su sexo a la lengua de su jardinero, a él se le notaba muy contento con el regalo que le estaba proporcionando su jefa, se lo estaba chupando con verdadera ansia, y ella estaba disfrutando a tope al sentir la lengua de Jean dentro de su coño, debió de tener varios órganos hasta que dijo:
-Cariño no puedo aguantarme más, quiero volver a tener ese pedazo de polla dentro de mí,
Y levantándose de donde él la estaba comiendo el coño se desplazó y se puso encima de su polla que estaba bien dura, poco a poco fue bajando hasta poner su coño en contacto con la polla de él y la introdujo dentro de su sexo, en ese momento se puso a cabalgarle, lo hacía con verdaderas ganas, Ella se agachó un poco y él aprovecho para chuparle las tetas.
-La señora las tiene preciosas, dijo.
Seguro que hay muchas mujeres en tu país con unos pedazos tetas enormes y divinas, dijo Sonia.
Las hay, pero a mí me encantas los pechitos, pequeñitos, pero bellísimos suyos, señora.
Ella siguió cabalgándole, lo hacía con ansia, hasta que el sintió que se venía, en ese momento paro, y la hizo una señal para que se bajara, y tras ello le dijo:
-Señora me encantaría follarme su culo blanco.
-Jean, ya sabes que mi culo es tuyo cunado lo quieras usar.
Y diciendo esto se puso a cuatro patas en el suelo, el jardinero restregó su polla contra el culo de su señora, a ella se la veía ansiosa por recibir la polla de Jean, parecía que esa no era la primera vez que lo hacían, y cuando su polla estuvo bien dura la introdujo en el culo de Sonia.
-La señora tiene un culo fantástico, dijo Jean, follarmelo es algo divino, para mi es un gran placer hacerlo.
-Y para mí recibir una gran polla en el interior de mi culo, como la tuya, es un regalo maravilloso, dijo Sonia.
Mientras él seguía moviendo su polla dentro del culo de su jefa, a esta se la veía que estaba alucinando de placer, y no paraba de decir cosas como:
-Mi negrito sigue follando mi culo, dameee.
Y él para quien follarse a una mujer blanca y de buena posición social debía de ser un honor siguió follandola el culo, el ritmo de Jean era cada vez mayor, los gemidos de ella eran fortísimos, hasta que el negro dijo:
-Señora me corro.
Y debía de soltar una gran cantidad de leche en el coño de Sonia, cuya cara reflejaba un gran placer, cuando terminó de hacerlo, Jean se salió, buscó con su vista el papel de cocina partió un trozo y con él limpió el culo de su señora, en ese momento se cortó la transmisión.
Unos días después mi marido se fue a trabajar, como todos los días al rato recibí la orden de volverme a conectar y de nuevo apareció Sonia en su cocina, estaba guapísima, llevaba puesta una blusa azul en pico y unos jeans del mismo color, y estaba desayunando, en esos momentos apareció mi marido:
-Mi padre me ha ordenado que te traiga estos papeles, le dijo.
-Muchas gracias, Jorge, dijo ella, ¿Pero no crees que tu y yo tenemos una conversación pendiente?
-Para nada, dijo mi marido.
-Oye, sé que no te gustó que tu padre se separara de tu madre para unirse a mí, pero es algo que tendrás que afrontar, y con voz muy insinuante añadió, sé que no voy a ser tu mama, pero si tú quieres puedo ser la que te la mama.
Y pegando sus labios a los de mi marido le obsequió un buen morreo, mi marido intentó resistirse, me da que mucho más por fidelidad a su madre que hacia mí, pero no pudo y termino fundiéndose con ella en el beso. No me sentía celosa, sabía que Sonia era bellísima y me parecía natural que mi marido quisiera follarsela.
Sonia se quitó la blusa, no llevaba sujetador y sus pechos pequeños pero bellos, quedaron al aire, cuando mi marido la bajó los jeans, ella se quedó con un diminuto tanga negro, mi marido se lanzó sobre los pechos de ella y se puso a chupárselos, y estuvieron así hasta que Sonia se bajó el tanga dejando su coño al aire, le bajo los pantalones y los shorts a mi marido dejando su polla también al descubierto, el muy cabron la tenía durísima.
Sonia con sus jeans por debajo de la rodilla se arrodilló ante mi marido y dijo:
-Esto puedes obtener si eres cariñoso y leal conmigo, yo seré la que te la mama.
Y a continuación pasó su lengua por los testículos de mi marido, después la fue subiendo a lo largo de su pene, hasta llegar a la punta y se la introdujo en el interior de su boca dando comienzo a una intensa mamada, mi marido se puso a gemir, yo sabía que Sonia era muy puta, y sin duda le estaba haciendo una mamada increíble. Mi marido le dijo:
-Mama, quiero follarte.
Ella se levantó, se terminó de quitar los jeans y el tanga y se puso de espaldas a él, y poniendo una de sus piernas sobre la encimera dejo su coño completamente abierto, mi marido se acercó a ella y desde atrás introdujo su polla en el interior del coño de la mujer de su padre, los dos se pusieron a gemir, la muy zorra de Sonia dijo:
-Que suerte tiene Lorena, que tiene esta polla para ella.
-Más tiene mi padre, dijo mi marido, que tiene este coño para él.
-Entonces, dijo Sonia, no deberías enfadarte, porque dejara a tu madre y se uniera a mí.
-Si, lo comprendo, dijo mi marido, al que al parecer el coño de Sonia le había convencido.
Y siguieron follando hasta que Sonia le pidió:
-Quiero ser yo quien te cabalgue, siéntate sobre la silla.
Mi marido obedeció a su nueva mama, y sacándosela fue a sentarse en una silla que había en la cocina, Sonia fue detrás de él y sentándose en sus rodillas introdujo, otra vez, la polla de mi marido en el interior de su coño y se puso a cabalgarlo, entre gemidos ella le dijo:
-¿Ves cómo llevándonos bien podemos salir ganando los dos?
Y siguió cabalgándole, parecía que mi marido se estaba comportando como un buen follador, resistiendo sin correrse las envestidas, y se notaba que Sonia estaba gozando y mi marido también, hasta que él dijo:
-¿No te parece que estaremos los dos mejor en el suelo?
Ella aceptó su sugerencia y se levantó y luego se tumbó en el suelo, mi marido se acercó a ella y se puso de rodillas, seguía con los pantalones bajados, ella le puso una pierna sobre el hombro y su coño quedó bien abierto para ser follado, y mi marido aprovechó la ocasión para introducir su polla en el interior del coño de su madrastra. Ella al sentirla comenzó a gemir de una manera muy intensa mientras decía:
-Que bien follas hijito
-Es que quiero darte placer, mama, dijo mi hijo.
Así se mantuvieron un rato hasta que Sonia pidió un cambio de postura, si que mi marido se la sacará los dos en un movimiento que parecía ensayado se giraron un cuarto de vuelta, y así, de lado continuaban follando, verlos era muy excitante, nunca he sido celosa, pero masturbarme mientras mi marido se folla a otras no era algo que hubiera estado nunca en mis planes, pero ahí estaba yo disfrutándolo, sus gemidos eran cada vez más intensos y en ese momento fue Sonia quien pidió a mi marido:
-Déjame ponerme encima de ti.
Mi marido aceptó y siguiendo con el giro se quedó tumbado en el suelo, mientras ella que había quedado encima se puso a cabalgarle de nuevo. Los gemidos de ambos se intensificaron, en un momento dado mi marido dijo:
-No puedo más.
Sonia de una manera muy inteligente lo interpretó como que no podía más y rápidamente se salió, y poniéndose a la altura de la polla de mi marido comenzó a chupársela, hasta que por el gesto de mi marido noté como se corría y vi como una gran cantidad de semen se desparramaba por la boca de Sonia.
Los dos permanecieron un rato recuperándose, y hablando como lo que acababa de suceder iba a afectar a su relación. Poco a poco la polla de mi marido que había quedado completamente arrugada tras el polvo que acababa de disfrutar se fue recuperando, estaba lista para una segunda parte. Mi marido llevó sus manos hasta el culo de su madrastra y con voz irónica la preguntó:
-Mamita ¿Mi padre te la mete por el culo?
La verdad era que sí, yo había sido testigo de como Jacobo, el padre de mi marido, se la metía a su mujer por el culo, pero Sonia que era muy inteligente sabía que era mejor decir que no y así lo hizo.
-Pues yo le sustituiré en ese agujero, dijo mi marido, si tú quieres.
-Por supuesto mi niño, dijo Sonia.
Se levantó y se puso de espaldas apoyada sobre la encimera de la cocina, y se inclinó un poco de manera que su culo quedase un poco hacia atrás, mi marido se quitó definitivamente los pantalones y de un golpe introdujo su polla, que estaba durísima dentro del culo de Sonia, que al sentirla dentro comenzó a gemir, nuevamente, de una manera muy intensa.
-Que bien lo haces, mi niño, dijo Sonia, se nota que lo prácticas con Lorena
-Bueno muy de vez en cuando, dijo mi marido
Llevaba razón nuestra vida sexual se había vuelto muy monótona. Pero ahora los dos estaban disfrutando, mi marido se follaba con rabia el culo de la mujer de su padre, era a la vez una forma de quitarse sus prejuicios y una forma muy especial de reconciliación, finalmente mi marido al notar que se corría se salió de su culo, ella fue a coger su tanga para que depositara en ella su leche y el aparato dio por terminada la sesión.
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