Micaela y sus sobrinos (8): Delante de su esposo dormido

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Micaela logra tener a sus sobrinos desnudos al rayo del sol a cada lado luego de seducirlos y sacarles sus shorts en la pileta.

Allí Micaela puede mamar a ambos miembros jóvenes de sus sobrinos. Y lo hace exprimiendo hasta la última gota con su boca y sus manos.

Termina la tía llena de semen joven en su boca, labios, cara y cabello. Algunas gotas también se deslizan por el mentón, y ha salpicado alguna en el escote, entre sus pechos.

Manda a sus sobrinos a refrescarse a la pileta mientras ella sigue extasiada con el corazón latiendo fuerte por el momento caliente.

Se saca una selfie para retratar como ha quedado llena de la leche de sus sobrinos y se muerde el labio inferior tratando de contener el fuego que siente por dentro.

Se pone de pie y camina contoneándose hacía la pileta.

Sus sobrinos la observan esperando cuál tiburones a la presa que está por caer al agua.

Sus sobrinos están recorriendo el cuerpo de su tía con la mirada, ella decide dar un paso más y al borde de la pileta, mientras sus tetas se mueven, decide darse vuelta y agacharse mientras pone sus dedos en las tiritas de su tanga roja húmeda.

Desliza lentamente sin mirar a sus sobrinos, ella sabe que su culo, sus nalgas y la raya que las separa están siendo objetos de deseo por parte de sus sobrinos.

Ella se erotiza al saber que esos penes están levantándose de nuevo por causa de ella. Cada centímetro que va saliendo la tanga de la raya de su culo es una eternidad que disfrutan sus sobrinos.

Cuando está despegando la fina tela de su vagina se escucha el ruido de la puerta principal intentando abrirse.

A pesar de los 40 grados de temperatura, una helada sensación recorre la espina de Micaela que apresuradamente se sube la tanga y corre hacia el interior de la casa manoteando el corpiño que no había usado.

Micaela se desespera intentando ponerlo mirando hacia atrás como rogando que sus sobrinos capten la indirecta de que debían vestirse.

Los sobrinos buscan a su vez sus shorts para cubrir la desnudez como lo hace su tía.

Finalmente se escucha la llave caer al suelo, la llave que dejaron afortunadamente puesta en la cerradura los sobrinos, ese detalle le dio esos segundos para salvar la situación.

El esposo ha vuelto de sorpresa, y abre la puerta encontrándose con una Micaela pálida.

Micaela lo recibe sonriendo nerviosa, mira hacia el costado verificando que sus sobrinos están vestidos.

Inconscientemente no saluda a su esposo y sus manos tratan de cubrir la parte de su vulva y su pecho como si estuviera desnuda.

“Amor, quería darte una sorpresa, ¿no me saludas?” dijo el esposo que ya ostentaba una pequeña panza y signos de una incipiente calvicie.

“Perdón amor, es que me asusté” se excusa Micaela mientras le da un pico y lo abraza tibiamente.

Micaela no llegó a sacar los restos de semen de sus sobrinos de su cara, pelo y pecho. Se habían mezclado con la transpiración y habían perdido su color blancuzco.

El corpiño estaba seco, muy seco contrastando con el resto del cuerpo transpirado y sobre todo con la diminuta tanga roja que estaba empapada y algo corrida.

El esposo la mira de arriba a abajo como tratando de comprender que le había pasado a su querida esposa.

“Soy un asco, ya se, perdón” reacciona rápida de reflejos Micaela, mientras lo toma de la mano para que entre.

Su esposo al entrar ve a sus sobrinos ya dentro de la casa mojados con sus shorts que marcan unos bultos prominentes.

Se saludan entre sí y hablan de su madre que se había quedado en la casa y de lo cansados del viaje con calor.

Tras ponerse brevemente al día, el esposo dice que va a cambiarse al dormitorio para disfrutar también de la pileta.

Micaela lo acompaña mirando a sus sobrinos con terror como si estuviera por ser descubierta en la perversión que había cometido con sus sobrinos.

Dentro del cuarto, el esposo se desviste y le dice:

“Amor, me parece que no da que estés en tanga metiéndote a la pileta con los sobrinos, podes provocarlos, ¿viste como tenían los paquetes?”

Micaela responde que de tanto usar la maya no le dio tiempo de lavarla y tuvo que usar una tanga porque el calor era insoportable.

“Igual, me calentó un poco verte así toda transpirada, parecías bien trola jeje” le responde su esposo creyendo halagarla.

“¿Qué te parece si nos tocamos un poco mientras los sobris se divierten en la pileta?” Propone el esposo de forma retórica, no espera un no como respuesta.

Se abalanza sobre Micaela y la besa mientras la aprisiona con sus brazos.

La puerta ha quedado entreabierta, Micaela intenta detener a su esposo invocando al pudor pero sin éxito.

El esposo ha llegado caliente y no solo por el calor del ambiente. Mete su lengua caliente en la boca de su esposa, y con una mano le baja de un tirón la tanga roja que ya estaba llena de sudor y jugos internos.

“Ah estás calentita, se ve que me extrañabas” dice de forma bestial su esposo.

Mete dos dedos en la vagina de su esposa mientras besa el cuello y los pechos. En un momento se detiene y levanta la cabeza. Ha probado algo con su boca que tiene un gusto particular, no es solo sudor.

Micaela teme que se de cuenta que lo que ha probado es el semen de sus sobrinos y se de cuenta de lo que hizo. Y antes de que llegue a conectar dos neuronas toma con su mano el diminuto miembro de su esposo para masturbarlo.

Ese detalle hace que el esposo se pierda y cierre los ojos mientras disfruta de cómo sus escasos centímetros flácidos intentan cobrar vigor por el tacto de su esposa.

“Agachate y comela, que seguro la extrañabas” le dice de forma guaranga su esposo.

Ella sabe que no puede negarse, al agacharse lentamente choca su nariz con la panza pálida, peluda y prominente de su esposo.

Al llegar cerca del pequeño miembro de su marido siente una mezcla de olores, pis, restos de semen producto de masturbaciones y poca higiene.

Cierra los ojos con fuerza y se mete en la boca el diminuto pene de su esposo, siente arcadas y lo manifiesta.

“te estás atragantando golosa ¿eh?” dice el esposo con una voz más ronca.

Micaela intenta no respirar pero cuando lo hace siente asco. Una nueva arcada con tos hace que salga su boca de lo que mamaba.

Para evitar que el marido se ofenda, ella se va hacia la cama mostrando el culo bien transpirado.

El esposo la toma del brazo y la gira para una pose clásica, el misionero. Allí se sube sobre su esposa y sin ninguna previa intenta meter su pene que no está del todo duro.

Le cuesta a él, y a ella también porque ya se ha secado de toda la excitación que había logrado con sus sobrinos en la pileta.

Micaela gira su vista hacia la puerta abierta, puede sentir a sus sobrinos allí, escuchando todo el espectáculo. Trata de frenar a su esposo, de decirle que no haga ruido.

Pasan unos larguísimos 30 segundos cuando se escucha el bufar final del esposo, acaba dentro de su esposa y se sale inmediatamente poniéndose a su lado.

Respira agitadamente, transpirado, le cuesta tomar aire e intenta secar el sudor de la cara con la mano.

Mira a su esposa con ternura y le sonríe, mientras va cerrando los ojos sin querer, quedándose dormido.

Micaela se levanta de la cama. Casi no ha sentido nada de la eyaculación de su esposo, muy poco de la fricción y con tan poco tiempo ni siquiera pudo estimularse imaginando que estaba con otro, o con otros…

Va en busca de una bata, luego sale de su cuarto y ve a sus sobrinos en el sillón sentados con los celulares en la mano y auriculares.

Ellos cruzan miradas nerviosas, ella sabe que escucharon y vieron, ellos saben que su tía lo sabe, pero simulan que no pasó nada.

“tienen que irse” dice Micaela en voz baja implorando.

Se levantan los sobrinos y la rodean, la miran como si estuviera desnuda, pero está cubierta con una gran bata blanca de baño.

Ambos siguen vestidos solo con los shorts de baño, Marcos se le pone de frente muy cerca.

Micaela lo mira a los ojos como pidiendo piedad.

Marcos pone su dedo en los labios de Micaela como indicando que guarde silencio.

Ella abre un poco los labios permitiendo que su sobrino juegue un poco con ellos. Pero él no se detiene, sigue bajando un poco más por el mentón, el cuello y separa la bata desde arriba buscando escotar la prenda.

Micaela menea su cabeza diciendo “no”, y en ese momento Agustín desde atrás se le acerca tanto que siente su aliento en la nuca, y sus manos en sus caderas.

Marcos sigue abriendo la bata desde arriba hasta llegar al ansiado escote. Allí puede apreciar como el pecho de su tía se infla por la excitación, está ahora Micaela tratando de contenerse pero no puede, la insatisfacción que le causó su esposo ha provocado fuego ahora.

Agustín por detrás desliza sus manos metiéndose en el doblez de la bata, tratando de abrir por debajo lo que su hermano está abriendo desde arriba.

“nnnn” balbucea Micaela moviendo muy poco su cabeza como para intentar que quede en acta que se estaba negando.

Agustín se apoya totalmente desde atrás haciendo sentir la dureza y la grandeza de su erecto miembro.

Micaela gira su cabeza para mirarlo mientras muerde su labio inconscientemente.

Marcos ha lanzado un ataque llevando su mano por dentro de la bata alcanzando los pechos desnudos de su tía.

Ahora Micaela vuelve a mirar a Marcos, está rodeada, intenta frenarlos con la mirada a ambos, pero cuando va por uno, el otro realiza otra acción.

Agustín ha corrido su bata mostrando las piernas de su tía, la corre llevándola al extremo de que sus caderas se muestran desnudas y finalmente logra correrlo con fuerza para que quede solo la bata unida por un cinturón diminuto, porque ya la panza y la vagina de su tía quedaron expuestas.

Micaela mira hacia abajo, ve que su desnudez es ahora vista por sus sobrinos. La bata ahora de forma hipócrita cubre solo un brazo y un antebrazo y la espalda.

Los pezones de la tía se erectan con el tacto de los jóvenes dedos de su sobrino. Por debajo vuelve a sentir lubricación en la vulva porque otro par de manos juega en las caderas desnudas.

Desde atrás Agustín baja para pasar sus manos por debajo de la bata e ir subiendo acariciando las piernas de su tía.

Micaela mira hacia abajo alternando entre la cara dulce de su sobrino y las manos que tocan la piel de sus muslos.

Marcos bajó su short sin pedir permiso. El miembro enorme está brillante, duro y listo para ser satisfecho por una hembra madura.

Ella se pone seria, se asusta porque sabe que su esposo está a escasos metros durmiendo, pone sus manos en el pecho y brazo de Marcos diciendo que no con la cabeza y sus ojos grandes gritando lo que no puede hacer con la voz.

En eso las manos de Agustín ya han subido hasta las nalgas y labios de su tía.

“aaaa” se escucha salir de la boca de Micaela en tono ahogado, seguido de un “mmmpff” que proviene de cerrar su boca con fuerza.

La prenda de Agustín también ha caído al suelo. Al lado de los pies de su tía. Esto provoca que ella mire hacia abajo dándose cuenta que tanto por detrás y por delante estaba siendo asaltada y amenazada con dos miembros que superan los 20 centímetros.

Marcos la toma de la mano y Agustín la guía desde atrás.

Marcos se sienta en el sillón y la invita a sentarse sobre él, con una pierna en cada lado de él.

Ante la duda Agustín empuja desde atrás y Micaela obedece. Pone una pierna en cada lado y se acerca temblorosa ante el físico marcado de su sobrino.

Pone sus manos en el pecho de él como tratando de marcar distancia, pero sus caderas se van hacia adelante como desafiando el “deber ser”.

Mientras duda siente el miembro caliente de Agustín que se acomoda entre sus nalgas. No se lo esperaba porque estaba aún evaluando como zafarse de Marcos.

Siente el calor de ese falo duro y grande, se excita de saber que cubre toda su raya del culo y que intenta abrirse paso entre las nalgas.

Las manos de Marcos vuelven a tocar las tetas de su tía, ahora la bata cae por los costados y dejan sus tetas al aire, el nudo del cinturón se mantiene firme evitando que se salga la prenda hipócrita que solo cubre la cintura y la espalda baja.

Ella se acerca más a Marcos viendo como ese miembro enorme ya roza sus labios hinchados y húmedos.

Sus manos tiemblan, su respiración es agitada y tras mirar a su sobrino a los ojos dice:

“no, no por favor”

Inmediatamente después se deja caer lentamente sintiendo como la cabeza enorme de ese pene abre su vagina.

“Aaaah” se le escapa y se tapa la boca.

Sigue bajando acaparando cada centímetro del falo enorme de su sobrino y su mano va hacia atrás para tocar el abdomen de Agustín.

En ese movimiento toca su pija y pierde el control, se deja caer totalmente y también aprieta fuerte el falo de Agustín que desde atrás también estaba esperando su turno.

Agustín toma su mentón y la obliga a dar vuelta su cara para meter su lengua dentro de la boca de su tía.

“mmfff” se escucha por parte de Micaela.

Y parece que ahora no va a poder salir de esta situación.

(¿Que les va pareciendo? el próximo relato es el final de la serie)

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