Está historia es de las mejores que he tenido, aparte de ser con una milf, fue en horas de trabajo.
Todo comenzó cuando inicie a trabajar en una maquiladora, una que otra chava con buenos atributos, pero no me volvían loco como una contadora que era la encargada de entregar las nóminas.
Trataré de describirla lo mejor que pueda, ella se llama Alejandra, es de tez clara, un rostro bastante risueño, bastante alta y más cuando lleva tacones (su debilidad), rostro tan risueño con una voz tan suave que excita cada vez que habla. De físico un poco llenita con poco pecho, pero un tremendo y majestuoso culo hermoso, redondo y firme.
En el trabajo se hablaba mucho de ella que aún que era casada en la hora de comida salía a qué le comieran el postre, un compañero que después nos enteramos que su debilidad era los tacones, y aún que parecía fácil, tenía su modo.
Es una milf bastante sociable, y le gusta reír, y desde ahí supe por dónde debía empezar. Cada día que podía iba a su oficina a verla, y aún que la empresa no permita escotes, no me perdía de mucho, ya que nos gustaba verla en sus tacones de todo tipo, de ajuga, plataforma, etc. y como los dominaba en su rico meneo al caminar y con sus pantalones super apretados de mezclilla.
Cumplía muchas de mis fantasías, tacones, lentes, buen culo… uff.
Iba con cualquier pretexto, y a sacarle una sonrisa cada vez que iba, esa muy alegre y no se me complicaba.
Una vez, mientras hacía mis labores observé que llevaba sus catálogos de calzado.
-¿Cuántos nos vamos a comprar? Le decía de broma y para iniciar charla.
-No se aún voy a verlos, pero ya tengo algunos pero no creo que me alcance tendré que elegir -me contestaba.
Yo sabiendo sobre el rumor del compañero que se la andaba comiendo, solo me límite a contestar de broma.
-Pues si no le molesta, le patrocinó unos -le dije entre risa y seriedad
Ella se rio, no entono de burla, si no esa risa coqueta y diciéndome:
-Ah bueno siendo así, voy a escoger otro más
El día termino y olvide todo eso, hasta el día siguiente que por un momento pensé que era mala suerte, ya que los compañeros habían faltado y la carga iba a recaer en mí.
Era día de paga y ya a la hora habitual de entrega de papeletas, llegaba ella, yo olvide todo, lo dije de broma.
-¿Cuál me vas a comprar entonces? Me decía mientras me entregaba mi papeleta y vi que traía los catálogos
-¿Ah es en serio? ¿Va ver preferencia en mis consultas después? -Le contesté
-Claro eso y más todo depende de cuántos me vayas a comprar
Cuando dijo eso sentí tan helado mi cuerpo, me daban ganas de lanzarme sobre sus pechos y apretarle esas nalgas super redondas y grandes.
A ver cuales son los que le llamaron la atención, conteste y mientras me los mostraba (unos tipo piel de serpiente, y unos negros de tacón delgado) si eran de un costo elevado, sin duda le gustaba vestir bien.
Sin chillarle por el precio, le dije:
-vaya si van a tener que ser varios favores, lástima que no todos se podrán cobrar (refiriéndome a tener sexo con ella y pasarla rico)
Echó una risa traviesa, vio mi miembro que ya empezaba hacer bulto, y sin pensarlo lo tomo con su suave mano, pero a su vez acariciando con sus uñas.
-¿Estás solo verdad?, no vinieron tus compañeros, mientras me empujaba hacia dentro de nuestro taller
Yo sin saber que hacer o contestar, y por las ganas que moría de hacerlo, la tome de sus nalgas y le dije:
-no, estoy solo
-¿Hay algún espacio oculto por aquí?, me decía mientras le indicaba la dirección de un pequeño rincón donde a veces nos ocultábamos para echar una siesta, por lo cual no era el gran lugar cómodo pero servía.
Me empujaba sobre una silla y empezó a besar mi bulto conforme empezaba yo a desabotonar y a ponerme cómodo, cuando ya faltaba mi bóxer ella lo tomo con su bolsa y empezó a mojar lo sobre el mismo.
Hasta que sentí como sus uñas me lo bajaban, y empezaba con una rica mamada, tan rica que me perdí por unos minutos, solo sentía como su lengua la pasaba una y otra vez, mientras que con sus unas rascaba mis testículos, era una experta, paraba cuando sabía que ya estaba a punto de venirme, y aún que me castigaba, también me gustaba.
Era tan excitante de estar cumpliendo mi fantasía y por la adrenalina de que alguien entrara, hasta que después me dijo:
-Dame los, quiero probarlos, no dejes ni una gota fuera, no quiero manchas.
Y así fue, me dio un rico apretón de testículos que no aguante y empecé a vaciarme, fue tan rico que ella empezó a tomarlos como si fueran un popote.
Me limpio con su boca, tomo las demás papeletas y se marchó regalándome su número y un beso.
Pasaron algunos días, lógico habíamos mensajeando un poco, por qué me había pedido que solo fuera cosas importantes por su esposo.
Hasta que un día, me llegó su mensaje diciéndome que pidiera el resto del día después de comida, que me tenía una sorpresa. No lo pensé más y lo hice, y mientras llevaba mi permiso ví que en su escritorio estaban cajas de zapatos me imaginé ya a qué iba esto.
Dio la hora, y yo ya estaba fuera esperando como ella había indicado, para que no sospecharan. Cuando subió al carro, subía varias cajas y una bolsa un poco sospechosa, yo aún la saludaba cordialmente y ella empezaba a besarme
-Vamos, arranca quiero ir a un lugar que siempre he querido ir
Ingenuamente pensaba que algún lugar para comer, cuando es mi sorpresa que era un motel. Pedimos habitación y mientras subimos, yo por detrás no podía dejar de ver su enorme culo a punto de romper sus pantalones.
-Espérame tantito, aparte ¿cuáles te gustaron más los de serpiente o los negros? Me preguntaba mientras cerraba la puerta en mi cara, me habían encantado los de tipo serpiente eran más delgados del tacón y se veían más sexis.
Y no fue para más, cuando me dio luz verde para entrar, estaba recostada sobre el sillón del amor con esos ricos tacones y un baby doll que cubría todo, pero era translúcido y brillante, tal como una serpiente.
La empecé a besar y acariciar, empecé a mamar su busco y aun que era pequeño, los tenía bien duritos a pesar de ya haber tenido 2 hijos. Seguimos y ella empezaba a bajaba hacerme un oral, tan rico como la primera vez cuando fue mi turno, ufff su parte se la había perfumado creo que con feromonas, por qué no me resistía a chuparle todo, quería comérmela sin saciar…
-¿Ya estás listo? -Me decía mientras me daba una bebida energética- tómala, porque a mí me gusta que aguanten.
Fue el mejor sexo de mi vida, sentones como una perra en brama, gemía tan rico, que esa risita que antes escuchaba se volvía en ricos y suaves gritos, vaya que ella perrita sabía hacerlo, se mojaba una y otra vez era multiorgásmica y a mi me hacía venir dos veces, una recargada sobre un buro con sus patitas bien abiertas y la otra de perrito sobre el sillón.
Mientras me daba descanso para el tercero, su teléfono sonaba, y si era su esposo…
-Hola amor, si salí porque me sentí mal, y vine con el doctor a que me revisara. Eso le contestaba mientras yo ya me estaba alistando para el tercer palo, pero está vez lo preparaba con aceite, sin condón y empezar a jugar su ano, ella sin poder hacer más, más que gestos me pedía que no.
Yo no la escuché y empecé a penetrarla por su rico ano, que para sus tremendos glúteos, costaba, así que le pedía que se volteara para así empinada tener una buena vista y mejor acceso, vaya que eso empinado se veía riquísimo, ver cómo duplicaba su tamaño y ver cómo su ano ya me lo pedía, empecé suave pero conforme más se aguantaba de gemir empecé a dar más duro sin piedad, hasta que ella ya no aguanto y termino colgando con un grito.
Pensé que había escuchado su cuernudo, y eso excitaba más, el saber que ella estaba bien penetrada, empecé a venirme ya no pude aguantar como las anteriores veces.
Descansamos un poco, ella se tomó un baño en el jacuzzi mientras me daba la última mamada y se los comía tan rico, que era lógico que le encantaban, sabía que eran proteína para ella.
Al despedirnos ella prefirió tomar un taxi y yo por mi lado.
Pasaron los días en el trabajo disimulábamos, y en la calle preferíamos parecer desconocidos, rara vez me invitaba a comer postre, pero solo era mientras duraba la hora de comida, no por mi si no por ella que limitaba la hora.
Siguieron pasando los días hasta que la empecé a sentir distante, hasta por mensajes.
Hasta que en los baños solos, con la excusa que lo estaba yo revisando la encare, y me contaba que ese día su esposo se enteró que había salido del trabajo por qué le había avisado el otro vato que se la comía y que resultó ser su compadre de su esposo, vaya sorpresa.
Sentí una envidia, y pronto se calmaría, cuando me decía que el compadre le pedía un trío, quería que él y yo, estuviéramos con ella, le dije que si eso le incomodaba, y dijo que no al contrario le encantaba la idea, pero no sabía cómo decirlo para que yo no cayera en el chantaje del cobarde, como él la tenía.
Sin duda llegó el día en el que los dos y ella se entregaba como una puta de primera y la disfrutaba de una doble penetración que la volvió loca, al término que hoy en día nos sigue pidiendo que seamos ahora tres y ella. Y si el tercero le gustaría que fuera su esposo, y aún está buscando la manera de convencerlo, pero no poder hacerlo buscará otro patrocinador de aretitos ricos para usarlos.
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