Iniciando a nuestros hijos mellizos (23)

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T. Lectura: 12 min.

La expectación en la sala era palpable. Myriam y yo intercambiamos miradas, sin saber qué esperar. Los cuatro hombres que entraron eran realmente intimidantes, no solo por su tamaño, sino también por su porte: seguros, casi majestuosos.

Juan presento a cada uno de los chicos, con nombres o apodos exóticos, todos muy atractivos. 3 de ellos muy jóvenes menores de 25 años y un hombre maduro corpulento cercano a los cincuenta. Sentí un nudo en la garganta, mi corazón se aceleró ante la posibilidad de ver a mi bella esposa con esos hombres desconocidos.

Myriam me miró con las mejillas ligeramente sonrojadas. respiró hondo, apretando la mano alrededor de su copa de vino. Conocía a Juan y Martha lo suficiente como para saber que no hacían las cosas a medias. Si habían traído a estos hombres, era porque tenían algo especial en mente.

Los mandingos, al ser presentados, se movían por la sala con una confianza que solo podía nacer de la experiencia en situaciones similares con otras parejas.

La sonrisa de Juan se amplía cuando ve mi rostro de desconcierto: “Juan, no hay de qué preocuparse. Los Mandingos son expertos en dar placer a las parejas como nosotros, se que lo deseas tanto como yo, son de confianza y están aquí para asegurar que la noche sea divertida y agradable”. Martha, por su parte, se acerca a nosotros, “No se preocupen les aseguro que no hay nada que temer. Esto será una experiencia que a todos nos gustará”. Los Mandingos se presentaron de una forma Cortez uno a uno: Adbon el mayor, Kofi, Malik y Yusef, sus ojos brillaron al ver a las dos hermosas damas maduras.

Con la adrenalina a mil por hora, mi esposa se acercó a mí y me susurro al oído: “Miguel, ¿tú también lo planeaste?” La mirada de mi esposa era de desconcierto total, era un escenario distinto, no planeado. “Por supuesto que no amor, estoy tan sorprendido como tú”

Una vez que todos estuvimos sentados, las conversaciones se reanudaron, el vino, el tequila y el whisky fluyen. Myriam, aun un poco tensa, comienza a intercambiar sonrisas tímidas con Malik, que parece ser el más joven del grupo y no le quita la vista de encima desde que llego.

“¿Cómo es que ustedes conocieron a Martha y Juan?” le pregunte a Adbon, aun sabiendo que ya habían participado con ellos, intentando normalizar la situación y romper el hielo.

“Oh, nos encontramos hace unas semanas”, respondió Adbon, con su voz profunda y aterciopelada. “Nos conocimos en un evento exclusivo con otra pareja y nos dimos cuenta de que teníamos… aficiones similares, a nosotros nos gusta participar con parejas como ustedes y a Juan le gusta ver disfrutar a su esposa, ¡las cosas como son!” respondió chupando un limón al que le había agregado sal y tomando de golpe un sorbo de tequila y estremeciéndose al sentir el fuerte licor exclamo haciendo muecas “Diablos esto es lumbre!”

Mi esposa se relajó al escuchar las palabras despreocupadas de Adbon, su tono suave y su carisma la desarmaron. Yo por mi parte, no podía evitar sentir la tensión sexual que se palpaba en el ambiente, la presencia varonil de los Mandingos era indudable.

Martha, sugirió que nos moviéramos a la hermosa y amplia cantina a un costado de la sala, nos levantamos y los cuatro hombres nos siguieron, con pasos seguros y silenciosos, los movimientos de mi esposa al caminar no pasaron desapercibidos. Myriam, a mi lado, estaba radiante y nerviosa, su mano sudorosa entrelazada con la mía.

Mientras los hombres se acomodan en las pequeñas sillas alrededor de la barra, no pude evitar admirar sus físicos imponentes. Sus miradas intensas recorrían el cuerpo de Myriam, deteniéndose en sus curvas acentuadas por el ceñido vestido rojo. la tela ajustada dejaba poco a la imaginación, y la abertura lateral mostraba sus largas y tonificadas piernas, que se entrelazaban nerviosamente en las pequeñas bancas.

“No hay presión, chicos,” continuó Martha, captando la tensión en el aire. “Esta noche se trata de explorar y disfrutar. Si solo quieren acompañarnos, observar y aprender. No hay reglas, solo placer, es una reunión de amigos.”

Después de un par de minutos en silencio mi esposa me dijo en secreto al oído… “Miguel, no entiendo nada de lo que acaba de pasar. ¿Por qué no nos dijeron nada? Me siento vulnerable y traicionada, no sé qué pensar.”

“Lo se amor, Juan es un cabrón, ¿deseas que nos retiremos?”

Myriam reflexionó por un instante, “No, dejemos que la noche siga, ya que estamos aquí y no queremos ser maleducados”.

“Relájate, mi vida, en cuanto lo decidas nos vamos a casa”

“Amigos les cuento que Adbon es el líder y cofundador del grupo Los Mandingos” Nos dijo Juan dentro de la barra sirviendo nuevas bebidas.

El hombre de cabello canoso y piel bronceada se acercó a nosotros, era corpulento, pero no gordo, sino musculoso, su mirada penetrante me hacía sentir como un conejo en la mira de un halcón.

Mi esposa tomó su copa con cautela, sus ojos inquietos, nerviosos. Me sentía tensionado, sin embargo, mi pene se endurecía ante la posibilidad de lo que podía ocurrir.

Adbon choco su pequeño vaso cilíndrico con tequila con nuestras copas, “Gracias por la invitación Juan y Martha nos han hablado de ustedes, es un placer para nosotros tener la oportunidad de compartir esta velada.”

Myriam, aun asimilando la situación, le respondió con una sonrisa forzada, “El placer es nuestro Abdon, confieso que no me lo esperaba.”

El líder de los mandingos se acercó aún más, con una mirada intensa. “Tus ojos me dicen que no te sientes del todo cómoda con esta situación, Myriam, pero no temas están entre amigos del ambiente y conocemos las reglas, No es No.

Juan nos invito a regresar a la sala. Pasó un rato y la tensión se transformó en un ambiente de amigos. Los Mandingos propusieron un juego; un baile que consistía en que las dos mujeres se turnasen bailando con cada uno de los 6 hombres que estábamos en la sala, Abdon marcaria el ritmo aplaudiendo para indicar el cambio de pareja. Mire a Myriam de reojo, le aprete la mano, se encogió de hombros y me sonrió en señal de que aceptaba el juego.

La música empezó, un ritmo lento y sensual, Myriam me miró tímidamente antes de soltarme la mano. Se dejó guiar por el primero de los mandingos que era sin duda el más joven del grupo, se acercó a él, el joven la tomó por la cintura y la guio suavemente al ritmo de la música. Myriam se dejó llevar, sintiendo la fuerza y la sensualidad de su compañero de baile. La tela ajustada de su vestido rojo resaltaba sus curvas, y su cabello suelto caía sobre sus hombros.

En las vueltas mi esposa me miraba, le guiñe un ojo, dándole luz verde. Los dos se deslizaron por la improvisada pista. no pude evitar sentir una punzada de excitación al ver a mi esposa con ese joven que no debía tener más de 20 años. Mire a Juan, que me observaba atentamente mientras Martha bailaba con otro de los chicos. “Creo que a tu esposa le gusta estar cerca de Malik”, dijo con tono irónico mientras me ofrece otra bebida.

Martha se acerca a nosotros, con las mejillas sonrojadas por el baile. Le susurra algo al oído a Juan, y ambos se ríen cuando me miran y regresa a bailar. “¿Qué les hace gracia?”, le pregunte.

“Nada”, me contesta Juan con una sonrisa burlona.

Abdon aplaudió, señalando el cambio de pareja. Myriam se separó del joven, y ahora se dirigió hacia otro de los hombres. Este era más alto y robusto, con músculos definidos bajo su camisa. La tomó con firmeza, y ella se acomodó en sus brazos. La música cambió a un ritmo más rápido, y la pareja se movió con energía, con cada aplauso un nuevo hombre bailaba con ella, así bailo con cada uno de los 3 chicos jóvenes y por último con el maduro Abdon.

Tome la decisión de participar, me acerco al centro de la sala, Martha me mira, me sonríe y me invita a bailar con ella, sus curvas se mueven al ritmo, su piel se me pega al tacto, “Parece que a Myriam le esta gustando la posibilidad y siento que a ti te está creciendo la polla” Me dijo al oído.

Le susurro excitado: “No tienes idea como me pone mirarla con esos chicos”

La atmósfera en la sala se vuelve aún más sexual. Los cuatro mandingos a la señal de Juan se acercan a Martha que ya los espera con una caja repleta de condones. Juan toma una cámara que estaba sobre la barra y la pone sobre un tripeé al centro de la sala y con su celular empieza a filmar de cerca a su esposa rodeada por los cuatro hombres.

Veo que Myriam esta al centro de la sala confundida y abandonada ya sin compañero de baile y le pido se acerque al sofá en donde ya estoy instalado observando. Martha ríe nerviosamente permitiendo que los hombres la recorran con las manos mientras bailan sugestivamente alrededor de ella y obedeciendo las indicaciones de su esposo, se hincó en medio de los 4 y comenzó a acariciar con cuidado cada una de sus pollas sobre sus pantalones.

Los chicos la miraban con ojos llenos de lujuria. Uno a uno se sacaron las pollas, Malik era el de proporciones mayores una polla hinchada llena de venas, Abdon lo secundaba en tamaño, Martha se repartía entre las 4 vergas negras masturbándolos. Malik se adelantó a todos y puso su miembro en su boca, de inmediato la abrió dando entrada a la punta enroscando su lengua, sin dejar de masturbar a los otros chicos.

Los ojos de Martha se cerraron al sentir un suave tirón en su vestido, la tela cayó al suelo, dejándola solo con su lencería. Abdon la recostó sobre la alfombra y le quito las bragas de encaje, revelando su coño depilado, le dio un suave beso en la cara interna del muslo antes de que su lengua comenzara a bailar alrededor de su clítoris, haciéndola estremecer mientras mamaba a placer a los otros chicos. Mi mirada se clavó en la escena, viendo cómo Martha se movía con gracia entre los hombres. Sus manos expertas acariciaban sus erectos miembros, mientras su boca pasaba de una polla a otra, chupando y lamiendo con dedicación.

Juan se desnudó y se unió a la escena, sin dejar por ningún momento de filmar con su móvil. La excitación de ver a su esposa en acción lo domina por completo y comienza a masturbarse vigorosamente,

A mi lado, Myriam estaba excitadísima, su mano encontró la mía y la apretó con fuerza, en un silencioso reconocimiento de la cruda sexualidad que se exhibía a unos metros. Enseguida deslizo su mano hacia mi entrepierna, acariciando mi polla a través del pantalón. La sensación de su tacto, combinada con la vista de Martha y los Mandingos, era electrizante. Martha se movía de una polla a otra, sin perder el ritmo, su lengua rozando cada punta en una danza hipnótica, sus gemidos se mezclaban con los susurros de placer de los Mandingos.

A pesar del shock y la incomodidad inicial, no podemos evitar sentirnos atraídos por la escena; nuestros cuerpos responden a la energía sexual que llena el aire, acaricio los pechos de mi esposa a través de la ropa. Ella jadea suavemente, sin apartar la vista de Martha y Los Mandingos.

“¿Te gusta lo que ves, mi vida?” Le susurro al oído.

Mi esposa me mira, con cara enrojecida. “Sí, es… es realmente caliente.” Balbucea, con sus manos aferradas a mi brazo.

Juan se acerca a nosotros, acariciando su polla y nos dijo con voz baja “¿Por qué no se unen a la fiesta? Hay pollas negras de sobra para las dos” Sus palabras fueron como una chispa que encendió un fuego en Myriam. Me miro buscando mi aprobación con los ojos oscurecidos por el deseo.

Enseguida Juan llama a Malik, dio un paso al frente con su cuerpo rebosante de virilidad. Su pene se erguía orgulloso, reluciente de líquido preseminal. Consumido por mi propia excitación guie a mi esposa hacia adelante y Malik sin dudarlo se acerca y pone su pene erecto a su disposición. Myriam me mira con ojos llenos de deseo y toma la polla del chico con una mano subiendo y bajando el glande y sin perder tiempo coloca suavemente la punta de su miembro en los labios sin dejar de mirarme.

“Vamos, cariño, es solo un beso.” Le digo, acariciando su mejilla.

Myriam cerró los ojos, entregándose al momento. Separó los labios y la gruesa polla de Malik se deslizó entre ellos. Su lengua bailó alrededor de la punta, saboreando la dulzura salada de su piel. Gimió suavemente, la sensación de su grosor y calor abrumaron sus sentidos.

Mi pene se endureció dentro de mi pantalón, presionando contra el material, ansiando ser liberado. mi esposa me bajo el cierre y lo libero tomando mi pene en su mano mientras Malik le metía su enorme miembro en la boca. Con cuidado le baje la cremallera de su vestido, liberando sus pechos, se estremeció al sentir el aire fresco en sus pezones, que se tensaron aún más, de inmediato las manos de Malik se unieron a las mías, y juntos, le acariciamos los senos.

Con un suave empujón, Malik guio su pene más allá de sus labios, llenándole la boca. Ella succionó con avidez, relajando su garganta para acomodarse a su tamaño. Mientras yo la besaba en la nuca con mis manos en sus caderas la empuje para ayudar a Malik a profundizar sus estocadas.

“Chúpasela, amor” —Le dije a mi esposa besándole el cuello y amasándole los senos—. “Demuéstrale cuánto te encanta”.

Myriam obedeció, poniendo los ojos en blanco, chupó y lamió, su boca moviéndose al ritmo de las embestidas.

Martha estaba en el sofá, con las piernas abiertas, mientras dos mandingos se turnaban para penetrarla. Juan filmaba de pie la escena como productor de películas porno platicando con Abdon. Los gritos de su esposa anunciaron un orgasmo que me erizaron los cabellos.

“Esa es mi puta” —gruñó Juan —. “Toma esas vergotas. ¡Enséñales cómo te gusta follar!”

No podía más, me levanté y tomé de la mano a Myriam invitándola a levantarse, Malik retrocedio con gracia, entonces sin pensarlo guie a mi esposa hasta el sofá con el resto de Los Mandingos. El grupo en el sofá hace una pausa, observando cómo guio a mi esposa, Malik nos sigue, y sin darle oportunidad le quita el vestido y le baja de golpe la pantaleta, se coloca un condón y de pie la penetra desde atrás sacándole un grito agudo y seco.

Le doy un beso suave, “Siempre has tenido la opción de irnos, lo sabes”

“Lo sé” dice ella gimiendo y arañándome el pecho al sentir la dureza del miembro del chico.

Juan me llama a su lado y me dice “Amigo ven, tomemos un trago y disfrutemos el espectáculo de ver como esos 4 cabrones disfrutan de nuestras putas”

Nos sentamos en la barra y vimos como mi esposa y Martha se dividen las pollas.

Los ojos de Myriam se encontraron nuevamente con los míos, se mordió el labio inferior; el deseo en su mirada era inconfundible. Kofi y Yusef se acercaron reclamando un lugar, mientras Malik la tenía en posición de perrito rebotando en sus nalgas con cada estocada, sin pensarlo mi esposa acepto las otras dos vergas en la cara enrollando su lengua en las dos pollas de chocolate, Kofi se divertía pegándole con su herramienta en la cara o en la cabeza u ofreciéndole que le lamiera los testículos.

Malik la volteo con brusquedad quedando boca arriba con las piernas abiertas, mi mujer echó la cabeza hacia atrás, gimiendo mientras la lengua de uno de ellos danzaba alrededor de su clítoris, y despues deslizándose dentro y fuera de sus húmedos pliegues, mientras los otros dos le trabajan la boca.

Siento mi pene palpitar mientras veo como la cabeza de Myriam se balancea de un lado a otro en una mezcla de lujuria y sumisión. Malik nuevamente la voltea, dejándola con el culo al aire. Ella jadea cuando él vuelve a penetrarla, con movimientos más apremiantes. Uno de los hombres regresa al sillón a ayudar a Abdón con Martha que no deja de gritar y gemir al igual que mi esposa. La habitación se llena de sonidos sexuales: nalgadas húmedas, gemidos profundos y el ocasional chirrido del sofá. Juan observa con una sonrisa satisfecha, filmando todo con su teléfono y acomodando la cámara sobre el tripeé y de vez en cuando haciendo comentarios lascivos para animar a todos.

Se acerca a mi nuevamente y me mira con una sonrisa cómplice. “Parece que te lo estás pasando genial Miguelito. Sabía que esto le sentaría bien a Myriam, siempre ha tenido un lado salvaje esperando a que lo desaten”. Me guiña un ojo, moviendo la mano con más fuerza sobre su erección. “Quizá pronto podamos organizar otra reunión y que este Lily, a mi hija le va a encantar su marido es del mismo color que estos chicos”. Su sonrisa se ensancha, y no puedo evitar sentir una mezcla de sorpresa y excitación al pensarlo. La imagen de su hija en una reunión de este tipo me erizo la piel, pero fui más allá… imaginé a Sandy en esa orgia.

La escena se intensifica cuando Malik empieza a embestir a Myriam con más fuerza, sus pechos rebotan con cada embestida. Kofi le folla la boca. Martha observa desde el sillón, con el cuerpo reluciente de sudor, con una expresión de puro éxtasis mientras Abdón la penetra de perrito y chupa a Yusef.

Me decido y me acerco a Myriam a estas alturas sé que está lista para lo que venga, ya ha traspaso el umbral y de la inicial timidez paso a ser la ninfómana de las ultimas reuniones. Me quito la ropa, la necesidad de participar se vuelve demasiado fuerte para resistirla. Me siento a un lado en la alfombra y empiezo a masturbarme, Juan me acompaña y ambos observamos cómo nuestras esposas son utilizadas y complacidas por Los Mandingos. La visión de ver a Myriam a centímetros de mi siendo estirada y retorciéndose bajo el tacto experto de estos desconocidos es demasiado para procesar, puedo ver el ansia en sus ojos mientras se turnan para usarla a su antojo.

Martha tiene un largo y profundo orgasmo y queda temblando en el sillón, los dos hombres deciden dejarla para que se recupere y se acercan a Myriam, ahora los 4 buscan un lugar. Su boca, sus manos y su coño están siempre ocupados. Con la polla en la mano, me muevo detrás de Myriam, veo su culo redondo y la espalda bajando y subiendo sobre la gruesa polla de Abdón, la tomo por la cintura y comienzo a acariciarle la espalda empujándola contra la barra de carne negra. Disfruto ver como la polla caliente desaparece dentro de su coño.

Le doy besos apasionados en la nuca y acaricio sus cabellos perfumados, su respiración se acelera y su temblor se intensifica. Abdon la posee con ferocidad, nota mi presencia y me mira por encima del hombro de mi esposa. Sin soltar su ritmo, sonríe, Los demás Mandingos también ríen y hacen comentarios que no descifro.

Myriam también voltea y me mira con ojos vidriosos, llenos de placer y se le escapa otro orgasmo, inicia con un chillido ahogado que se intensifica con los embates de Abdon hasta alcanzar el clímax abriendo la boca y provocando que el enorme miembro de Malik se meta hasta la garganta para callar de golpe sus gemidos.

Juan, sin consultarme se acerca y me empuja haciendome a un lado, trae una botella de vaselina en la mano, se unta un poco en la polla, y sin preámbulos, empuja su miembro contra el agujero anal de Myriam. El mundo se detiene para mí al ver la expresión en los ojos de mi esposa, se tensa, su rictus es de sorpresa y de dolor, Juan la toma de los hombros y la penetra por completo, Myriam emite un sonido ahogado al sentir la invasión, su rostro se tensiona brevemente y tiembla.

El resto de Los Mandingos continúan con su tarea sin detenerse, Malik acelera sus embestidas en la boca de Myriam, que se ve forzada a tragarse cada centímetro de su polla. Adbon, por su lado, empieza a empujar su pene más profundamente sincronizándose con Juan.

Su cuerpo se tensa al principio, pero la sensación combinada de plenitud de los tres hombres dentro de ella la abruma. La gruesa polla de Malik le estira la boca, y la sensación del grosor de Juan invadiéndola por su recto envía oleadas de placer por todo su cuerpo. Gime profundamente alrededor del miembro de Malik, y sus ojos se llenan de lágrimas por el esfuerzo, pero no protesta. En cambio, se entrega a la intensa sensación, relajando sus músculos para permitir la penetración simultánea.

Los hombres se turnan para penetrar a Myriam con diversas combinaciones de orificios, su cuerpo es estirado y utilizado de maneras que jamás imaginó posibles. Cada embestida y cambio la acerca a una serie de orgasmos poderosos. Ver a tu esposa siendo utilizada tan a fondo por estos hombres es a la vez horroroso y emocionante.

Martha, al notar el intenso placer que Myriam siente, decidió volver a la carga. Se levantó, un poco temblorosa, y se acercó a los dos mandingos disponibles, Kofi, dio un paso al frente y la agarró por la cintura, girándola para que lo mirara, el otro, Yusef, se paró frente a ella, acariciándose la polla.

“Yo también quiero sentir lo mismo que mi amiga” Les dijo montándose sobre Yusef y entonces Kofi se alineó y se abrió paso dentro de su ano llenándola por completo, la visión de las dos mujeres, sus gemidos mientras les hacen doble penetración me vuelven loco de excitación, me acerco a Martha ofreciéndole mi polla llenando el último espacio libre.

Lo que siguió después fue una mezcla de cuerpos y posiciones, Myriam y Martha recibieron leche en su cara y pecho. La noche se alargo, durante horas nos entregamos a juegos depravados sugeridos por Juan o Abdón. Cada pausa solo sirve para reavivar las llamas de la lujuria, y el ciclo de desenfreno se reanuda. Los gruñidos de los hombres y los gemidos de las mujeres resuenan, la alfombra de felpa está pegajosa por los fluidos de las mujeres y las eyaculaciones. El alcohol sigue fluyendo, avivando la pasión y disipando cualquier posible inhibición. Los Mandingos manejan a nuestras mujeres con maestría, con movimientos precisos y expertos.

Casi de madrugada despedimos a Los Mandingos con la promesa de repetirlo. Nos quedamos los 4 en la sala completamente desnudos, Myriam y Martha yacen boca arriba tendidas en la alfombra, con el pecho subiendo y bajando rápidamente, aun temblando por la intensa experiencia que acaban de vivir. Mi esposa me mira con una mezcla de vergüenza y emoción, sin saber muy bien qué decir. Juan sirve una ronda de bebidas para todos, brindando por la noche inolvidable. Mientras ayudo a Myriam y a Martha a ponerse de pie, noto la hinchazón de sus genitales evidencia del constante martilleo que han soportado durante toda la noche.

La habitación es un desastre de ropa tirada, bebidas derramadas y condones usados, testimonio del intenso maratón sexual que acabamos de vivir.

Continuará.

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21 COMENTARIOS

      • Hola amigo miguel donde subiras todo tus historias ya ni x lo tiene dice que la cuenta no existe

  1. Amigo enrique ya nos tienes muy inquietos con tus siguientes relatos y saber donde podemos seguirte para ver cada uno de tus relatos en lo que saben tus nu3vos
    Saludos

  2. Hola Enrique, los relatos son fantásticos cómo están narrados, pero la espera entre uno y otro también es fantástica, lo qué motiva la pérdida de seguimiento y lectura de los mismos, es una pena entro al sitio para leer los tuyos únicamente y pasa mucho tiempo

    • Hola Dario, te agradezco me sigas, tengo algo de conflicto ya que los relatos originales son muy extensos y trato de adaptarlo al requerimiento del sitio (Numero de palabras, cuadrillas etc.) Ya me llamaron la atencion en una ocasion y trato de ser muy respetuoso con el portal. Si gustas me puedes seguir en mi cuenta de X. Un Abrazo

    • Recuerden que Enrique escribe y publica estas historia de manera voluntaria sin ningun fin de lucro, por favor entiebdan que las personas tienen obligaciones y compromisos, mas bien hagamos viral su esfuerzo para que mas personas disfruten de su talento…

      • Claro estoy totalmente de acuerdo con tu comentario mamusa, pero dime como podemos ayudar hacerlo viral y como podemos ayudar a talentoso escritor

  3. Me encanta lo intenso y perverso el tono que la historia a ido tomando, espero con ansia ese momento en que sandy y sus padres, crusen esa linea de incesto, lujuria y perversion, gracias Enrique por tan increibles relatos..

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