De repente llega a mi mente que tengo las llaves de la casa de Hermilo, el supervisor de zona, me quedé con ellas en nuestro último encuentro que tuvimos ya que se le olvidaron.
Además, está separado y por suerte vive solo, me digo a mí misma, así que sin despertar a Lalo y a los demás me escabullo, me doy una ducha rápidamente y tomando lo que puedo para vestirme me encamino a la colonia donde vive Hermilo, no me causa mayores problemas el dar con las llaves del portón y de la puerta y como ya he estado en su casa en alguna reunión de profesores no tardó en llegar a su recámara, quiero tocar a la puerta pero mi corazón salta de emoción al escucharlo roncar y ver que la perilla no tiene seguro, como una chiquilla traviesa me escabullo sigilosamente…
La luz tenue de los primeros rayos de la mañana descubre las fotos que el anciano profesor tiene en las paredes de su recámara, la mayoría son mías, me pregunto cuántas veces se habrá masturbado imaginando que me posee, sobre todo porque observo el regalo que le di en el intercambio anterior y una bufanda que pensé que se me había perdido doblada delicadamente en su buró junto a su lámpara.
Ahora lo contemplo apenas arropado con una delgada cobija, me desnudo lentamente tratando de no hacer ruido, retiro la cobija lentamente, Hermilo ni se da por enterado, me inclino de rodillas y me apodero de su adormecido pene, lo lamo con dulzura, mi lengua secreta chorros de saliva al percibir su sabor en mis papilas gustativas, beso delicadamente su hongo, su animal poco a poco va dando muestras de vida, los ronquidos de Hermilo se van haciendo poco a poco más irregulares, engullo su pito y lo succiono, acariciando con mi mano izquierda la sección de verga que no me cabe en la boca, y con mi diestra, le regalo un masaje a sus peludos y lindos huevos.
Con una emoción indescriptible, siento su manota tibia en mi cabeza, acariciándome lentamente.
-Uf, ¡qué rico, Laurita, así sí da gusto que lo despierten a uno! -comenta él, suspirando.
Al escucharlo le mamo la verga como loca, mugiendo prácticamente presa de la máxima lujuria. Como puede me acomoda sobre él para realizar un delicioso 69 supervisor de zona-profesora.
Hermilo dobla su almohada para tener su cabeza más elevada, apoderándose de mis nalgas, empieza a desayunarse mi vagina y yo su verga, de cuando en cuando, introduce su dedo en mi ano haciéndome pegar brinquitos de emoción, sin embargo algunos estratégicos lengüetazos de mi amante sobre mi ano, me arrancaron inesperados mugidos de gozo de tal forma que desde afuera alguien hubiera creído que me estaban matando o que estaba pariendo, me está dando tanto morbo tener sexo en una habitación prácticamente forrada de fotos mías.
Hermilo me tiene en las nubes, con sus dedos moviéndose en mi ano y con media lengua dentro de mi vagina, mi estallido ocurre en segundos, Hermilo toma todo lo que sale de mi vagina engullendo todo en su garganta al mismo tiempo que sus chorros de semen sale disparados contra la mía.
El enciende su lampara para no perderse el momento cuando saco su verga de la boca, viendo como sus últimas descargas rocían mi mentón y bañan su pene, mis manos y su vello púbico.
Primero me trago su preciado semen, luego uso mi lengüita y mis labios para limpiarme las manos, su pito y finalmente su vientre, le mamo los pelos del vello mientras el gruñe de placer, con su animal semi flácido en mis manos, me doy golpecitos yo sola, sobre mis labios, mis mejillas, mi nariz.
Hermilo se sienta en la cama y hace que me siente junto a él, me toma de la barbilla y acerca sus labios a los míos, besándonos ruidosamente, mientras tanto, sus ardientes manos no permanecen ociosas, se dedican a manosear descaradamente hasta mi última curva, terminando en mi sexo, estimulándome el clítoris con su voluminoso pulgar.
-¡Hermilo! yo, intento hablar, pero él cierra mis labios con sus besos, usa su peso para acostarme, quedando él sobre mí, me abre bien las piernas sujetándomelas, con mis brazos lo mantengo pegado a mí, no deja de besarme, de meterme la lengua en la boca, mi vagina húmeda recibe su pene amado y grueso, no le cuesta nada metérmela toda, empieza a cabalgarme, golpeándome el vientre con el suyo.
-¡Ah, Hermilo, Hermilo!, repito una y otra vez, esto lo incentiva ya que me penetra más fuerte a tal grado que siento que me parte en dos con su tremendo tubo de carne.
-Laura, ¡qué rica estás!, dice, con su cabeza apoyada en mi hombro, al lado de la mía
Con toda su experiencia a cuestas se detiene, se lleva una mano a su verga, me la saca un poco dejándome casi todo su glande aprisionado en mi útero, mi macho empieza a frotarme su órgano en círculos así medio hundido, con su caricia Hermilo me hace lanzar una serie de gemidos y chillidos que seguramente pasan por todas las escalas musicales, varias veces ¡uf!
Entonces, el muy cabrón ya cansado, se deja caer sobre mí, enterrándomela toda, provocándome un orgasmo delicioso y duradero, con mis gritos, no tarda mucho tiempo en eyacular en mi interior, los dos resoplamos como bestias, bañados en sudor para al final, besarnos con inigualable pasión.
Pasamos una mañana agradable, me prestó una bata de su esposa, le hice el desayuno y comida, su plática amena y sus anécdotas me hacen reír de tal forma que me siento bien y en paz.
Le digo que voy a ducharme, me mira al momento de dejar caer la bata y quedar desnuda frente a él, lo observo detenidamente y me pregunto como un anciano como él puede tener tanta vitalidad, por otro lado, me digo a mí misma que las mujeres nos merecemos a alguien que nos admire recordando mis fotos en su pared ¿cómo las conseguiría? Me pregunto, el me observa con ternura me imagino que contemplando mi juventud.
No hacen falta palabras le extiendo la mano invitándolo a bañarse conmigo, el usando su bastón se pone de pie son como las tres de la tarde, ninguno asistió a trabajar, Hermilo cierra la cortina del baño y abre la llave del agua caliente, nos besamos bajo el chorro, toma una esponja y me enjabona toda, dejando mis curvas resplandecientes.
-Siempre soñé con bañarme contigo, me confiesa.
-Le sonrío, abre de nuevo la llave, mama mis pezones, me arrodillo, me meto su verga en la boca, suspira sujetándome la cabeza para regular mi movimiento abro mi boca al máximo, deseosa de tragarme todo lo que pueda mezclando su sabor con el agua, Hermilo anuda mi cabello entre sus dedos y me dirige a su cosota una y otra vez.
Cierra la llave y sin secarnos, me lleva de la mano al cuarto dejando un rastro de agua y jabón tras nosotros, me coloca en cuatro sobre el suelo, él se hinca atrás de mí, aprovecha mi colita enjabonada, me penetra el ano, una fuerte descarga de ardor, dolor y placer se mezclan al sentirme penetrada por el recto, quiero zafarme pero Hermilo me tiene aferrada de la cintura atacándome el ano como poseído, los chasquidos y mis gritos deben escucharse por toda la casa, algo que Hermilo parece ignorar, con el agua y el jabón le cuesta menos metérmela toda, quiero darle gusto, después de todo me imagino que mucho tiempo estuvo soñándome así,
Así que contribuyo con mis gemidos, con mis gritos y con mis palabras alentándolo a seguir, sus gemidos me indican que no estuve tan equivocada al contribuir con mi sodomización, sus gruesos chisguetazos de semen estallan en mi colita uno tras otro, es algo muy diferente, porque por momentos calman mi dolor y por momentos lo aumentan, como puedo me desprendo él se espanta al ver que un ligero hilo de sangre corre por mi recién estrenado ano, sale del baño confundido mientras termino de ducharme.
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Pinkdemon maestro que buen relato la saga es muy buena, aunque ojalá puedas continuar tus otras obras ya que estamos en espera de ellas. Saludos.