Iniciando a nuestros hijos mellizos (24)

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T. Lectura: 10 min.

Al salir los Mandingos, Myriam exclamo: “Mierda. ¡Creo que no podré caminar mañana!,” su rostro brillaba con la combinación del sudor, el maquillaje corrido y la excitación que aun la dominaba. La noche con Los Mandingos había superado toda expectativa.

“Te creo, Myriam,” le responde Juan, acercando su vaso a brindar con el mío, “Tu mujer está hecha una masa de carne, mira la pepa como la tiene de hinchada” su sonrisa pícara reflejaba el placer que le producía verla tan satisfecha y con las piernas abiertas.

Martha se incorporó, su piel brillaba al reflejar la luz tenue que entraba por la ventana, “Esos negros cabrones nos trataron como si fuéramos estrellas porno” Dijo entre risas.

Nos despedimos de la pareja y salimos en silencio.

Eran casi las 7 am, al manejar de regreso vi como la ciudad cobraba vida. Las calles estaban más tranquilas de lo habitual para una mañana de sábado, pero el paso ocasional de un coche y el sonido lejano de alguien abriendo la puerta del garaje me recuerdan que el mundo fuera de nuestra burbuja sexual continúa. Al entrar a casa parece demasiado tranquila, un marcado contraste con la noche desenfrenada de unas horas atrás. Myriam sube rápidamente a la habitación con las piernas aún temblorosas por la intensa noche. Sandy y Enrique aun duermen.

Más tarde…

Eran casi las 3, me levanté con una fuerte resaca y dolor de cuerpo, me puse un short y una camiseta, me urgía un café y tomar agua. Al bajar, escucho risas y veo que en la sala esta Myriam platicando con Enrique, Sandy y Alejandro el novio de mi hija

“¿Cómo estás, papi?” Me recibe Sandy con un beso.

“Me siento… un poco cansado” Le respondo con una sonrisa forzada, intentando esconder el malestar de la noche anterior.

“Hola señor buenas tardes” Me saludo Alejandro de mano.

“Nos contó mama que llegaron prácticamente de día. ¿Estuvo buena la fiesta?” Pregunto Enrique que ignoraba a donde fuimos.

“Si, fue una buena fiesta” Respondí dándole un beso en la boca a mi mujer y dirigiéndome a la cocina.

“Papi, pediremos pizza y algo de pasta, ¿te gustaría agregar algo?” Me pregunto Sandy.

“Esta perfecto, me parece un buen plan de sábado en la tarde” Le respondí.

El murmullo de la conversación en la sala me devolvía la sensación de mi hogar, la vida cotidiana se apoderó de la atmósfera. Aun así, llegaban destellos de la noche anterior, mi mente no podía dejar de reproducir la imagen de Myriam, desnuda y a merced de Los Mandingos.

Después de tomar café y varios vasos de agua me integre de lleno al grupo, media hora después llego la pizza y el ambiente se llenó de la típica charla informal de una tarde tranquila de fin de semana. Alejandro, educado y respetuoso, estaba sentado a un lado de Sandy. Las piernas atléticas y desnudas de mi hija sobresalían en su ajustado short. Enrique ocupado revisaba su teléfono como siempre ajeno a lo que sucedía en casa contribuía ocasionalmente a la conversación con algún comentario ingenioso. Al terminar de comer Sandy eligió una película en Netflix

Por momentos mi mente divaga en las escenas de anoche. Los gemidos de Myriam resonando en mis oídos, la sensual danza que realizo con cada Mandingo, su rostro desbordando placer con cada embestida, cada caricia, cada beso que recibía. La imagen de su boca, estirada alrededor de la polla de Malik, sus ojos cerrados en un gesto de sumisión y placer…

El sonido de la película de acción me regreso a la reunión con mi familia, Sandy abrazaba cariñosamente a Alejandro y se movía en el sofá, su piel bronceada brillaba a la luz de la lámpara. Sus muslos, macizos y atléticos, se tensan al acomodarse. También el recuerdo en el Glory Hole me llego de golpe y me invade el cerebro. Sus muslos musculosos se flexionan ligeramente al moverse en el asiento, la idea de que Alejandro, pudiera descubrir nuestro secreto me excita aún más. Mi vista se centra en sus piernas, cada fibra muscular se dibuja perfecta y clara, deseaba tocarla, sentirla, poseerla.

Myriam parece ajena, absorta en la película y riéndose de algún chiste ocasional. Alejandro disfruta de la compañía de mi familia, se siente ya parte de ella, veo que tiene apoyada su mano en el muslo desnudo de Sandy.

Los recuerdos de la Sex Shop regresan, la imagen de mi hija, con la enorme polla del segundo hombre en su mano y recordar como le lleno de esperma viscoso su linda carita se vuelve insoportable en mi mente, recuerdo el sonido de su boca húmeda succionando, imagino la sensación que ella experimentó al sentir la carne dura en su garganta. La idea de que participara en un acto tan sucio y prohibido, me excita demasiado.

Intento mantener la compostura haciendo preguntas sobre los actores de la película todos para mi desconocidos. Alejandro y Sandy me dan un largo informe de quienes son y en cuales filmes han participado, busco con la mirada a mi esposa que sonríe alegre y jovial, al mirarla regreso a la escena de la noche anterior, sus ojos abiertos como de plato cuando Juan la penetro en el ano montando al mismo tiempo la negra barra de Abdon.

La mano de Alejandro se desliza más cerca de la pierna de Sandy, sus dedos rozan la tela de sus pantalones cortos, y ella se remueve ligeramente en su asiento, aparentemente incómoda con su toque. Enrique la mira, notando la interacción, pero no dice nada, continuando con el diálogo de la película. El momento parece cargado de significado oculto y con la posibilidad de otra revelación explosiva, pero todos seguimos la corriente de la normalidad.

“¿Todo bien papa?”, me pregunta Enrique, rompiendo la tensión. Me mira con preocupación y salgo de golpe de mi letargo.

Myriam nota mi incomodidad y me da un toque en la rodilla, suavizando la tensión que se ha acumulado en mi rostro. “Lo siento tuve algunos recuerdos” le contesto, nos miramos y sonreímos tímidamente, compartiendo nuestro secreto en silencio. Ella se acurruco un poco más en mi regazo, el tacto de su piel me pone nervioso de nuevo, y comienzo a endurecerme. Continúo viendo la película, ´pero las escenas sexuales en mi mente se entrelazan con la realidad de la inocente interacción de mi familia y Alejandro.

Sin quitar la vista de Sandy, decido que no puedo contenerme por más tiempo. La excitación que siento por mi propia hija es demasiada, y la idea de que Alejandro la toque me pone a hervir por dentro. Con un hilo de preocupación en la garganta, me levanto del sofá y me dirijo a la cocina, buscando alguna excusa para alejarme de la situación que se ha creado. Myriam me mira con curiosidad, seguramente notando mi nerviosismo y el brillo en mis ojos. “¿Necesitas ayuda?” Me dice con dulzura. “No, mi amor, iré por una cerveza para la resaca.” Respondo, intentando que mi voz no se quebrante.

“¿Alguien quiere que le sirva un helado?” Sandy se levanta con la gracia que la caracteriza, se acerca a la heladera, la sigo con la mirada y veo que se agacha para buscar su helado preferido. Sus nalgas se elevan en el aire, la tela de su short se ajusta, mostrando la división perfecta. Alejandro y Enrique tampoco le quitan la vista de encima en el recorrido.

Alejandro, advirtiendo quizá que lo descubrí mirando de esa forma a mi hija me miro directo a los ojos y me pregunto: “¿Cómo te fue en la semana, Miguel?” Su inocente interrogatorio me devuelve a la realidad con la frialdad de un cubo de hielo en la cara.

“Fue estresante, mucha carga de trabajo”, respondo, evitando que mi mirada se deslice por las piernas de mi hija al volver a sentarse.

“Mis padres me preguntaron si los puedes ayudar en un tema legal”

“Por supuesto Alejandro, dales mi teléfono y agendamos una cita, con todo gusto.” Respondo y me pongo de pie “Bueno chicos me despido estoy algo cansado me iré a dormir” Me despedí.

Más tarde, en la habitación acostado junto a mi esposa, Myriam me mira con ojos preocupados. “¿Por qué estuviste tan tenso, mi amor?” Me interroga con suavidad, acariciando mi espalda. Su tacto me calma, su dulzura me devuelve a la realidad. “Es la resaca de la noche anterior,” Le respondo con sinceridad, “Y el recuerdo de la reunión con Los Mandingos.” Ella sonríe, sabedora de que la noche que compartimos con los 4 hombres negros y nuestros amigos Juan y Martha fue una experiencia que marcaría nuestras vidas de una manera que jamás habíamos imaginado.

Al día siguiente Sandy nos pidió que fuéramos al mismo bar de la última ocasión, necesitaba hablar de un tema con nosotros. Intercambiamos miradas preocupados y aceptamos con ciertas reservas.

Llegamos al bar, el ambiente era acogedor, lleno del murmullo de voces y el sonido suave de la música en el fondo. Sandy ya nos estaba esperando en la misma mesa de la vez anterior. Ella lucía hermosa, Su sonrisa era cautivante, sin embargo, en sus ojos se podía ver la inquietud que la atormentaba.

Cuando estuvimos todos sentados, la conversación fue superficial en un comienzo. Hablemos del clima, del tráfico, del cansancio de la semana. Sin embargo, la tensión se podía cortar con un cuchillo,

“¿Por qué querías que viniéramos aquí, cariño?” Le pregunté, mi tono suave intentando ocultar mi propia tensión.

“Tengo unas dudas… Algo que no puedo dejar de pensar.” Dijo Sandy bajando la mirada

Mi corazón empezó a latir a mil por hora. “¿Sobre qué?” Pregunté preocupado

“No hemos platicado entre nosotros aun sobre lo que paso en la Sex Shop, en la sala privada” Comento mi hija.

“Ya eres una adulta, mayor de edad, tomas tus decisiones. “Se adelanto mi esposa.

“Bueno… mamá, papá. Desde esa tarde he tenido cosas que me preocupan, que no puedo dejar de pensar.”

Mi mente empezó a correr, imaginando lo peor, mirarla ayer tan familiar y enamorada con Alejandro. Sentí un frio en la nuca por el daño que le pudimos haber causado al llevarla.

“¿Puedo contarles?” Me mira directo a los ojos, y en su mirada veo la inocencia que creí que ya se había ido.

“Claro cariño, puedes contarnos todo” Digo con la paciencia de un santo.

“Alejandro y yo… bueno… ustedes deben suponer, tenemos relaciones íntimas, y veo que él tiene planes serios conmigo a futuro, pero no siento la misma excitación o deseo que al inicio, me explico?”

Su frase se cortó, y el silencio se apoderó de la mesa.

Myriam me miraba, su rostro era un espejo del mío, lleno de asombro y miedo. “¿Alejandro sabe… algo?” Preguntó

“No, no sabe nada.” Dice Sandy con un suspiro.

“¿Entonces… ¿Quieres terminar con el?” Comienzo a hablar, mis pensamientos se enredan.

“No sé, papá. Solo sé que la experiencia me excitó muchísimo. Me gustó, me encantó sentirme deseada por tantos desconocidos. No sé si puedo vivir con alguien que no me haga sentir así.”

Su confesión me dejo sin aliento, sin saber qué responder. Mi corazón se rompe en mil pedazos al ver su inocente confusión. “¿Y entonces… Alejandro?”

“Alejandro es un chico bueno, amable, respetuoso, de familia tradicional. Pero… él no me da lo que yo… necesito experimentar y sentir.”

“¿Por qué no hablar de ello, cariño?” Dice mi esposa, poniendo una dulce sonrisa en su rostro.

“Tiene razón tu mama, sabes que puedes expresarte con total libertad y pedirnos consejo hija “Apoye a mi esposa a la vez me sentí excitado por su inesperada confesión.

“Y qué hay de la cita con la pareja para tu iniciación, aun entra en tus planes” Pregunto Myriam.

“Por supuesto! el plan sigue en marcha y confieso que sigo explorando la página y ya tengo contacto con más parejas. Estoy más que segura de vivir la experiencia” Respondió dando un sorbo a su bebida.

“Cuéntanos ahora pasado unos días que sentiste en la sala de la Sex Shop. ¿Te gusto?” Pregunte intentando mantener la calma.

“Más de lo que se pueden imaginar.” Dijo Sandy con un brillo en sus ojos que me heló la sangre.

“Cada pene que sentía en mi boca o en mis manos, cada ojo que me miraba… todo me hacía sentir tan… deseada.”

Mi corazón se acelera y mi mente viaja a la escena de mi hija disfrutando de cada caricia anónima.

“Sabes, Sandy, hay muchas maneras de explorar tu sexualidad sin poner en peligro tu futuro. Tu mama y yo estamos aquí para ayudarte.” Agregue.

“Gracias por entenderme.” Nos mira con ternura. “Me gustaría que me acompañen.”

“¿A la Sex Shop?” Pregunte sorprendido.

“No, no, papá. A la cita con la pareja, que ustedes me lleven en el auto y estén cerca por si algo sucediera”

“Por supuesto mi amor! Ya lo había pensado, te acompañaremos como lo hemos hecho siempre. Solo no les digas quienes somos. ¿De acuerdo?”

“Por supuesto que no les diré quiénes son!”

“Como consejo, vive la experiencia y después nos platicas como te sientes, sé que es hasta cierto punto normal lo que te pasa con Alejandro lo que viviste en la Sex Shop fue algo fuerte que se ira disipando con los días y siento volverás a la normalidad con tu novio” Se lo dije reafirmando nuestro apoyo, pero lo que me contesto me desconcertó aún mas.

“Es que no quiero que se disipe! al contrario quiero vivirlo y sentir más de esa adrenalina, quizá herede la libido de ustedes dos. ¿No creen?” Nos lo dijo en tono de burla, regresaba su carácter burlón y había perdido la timidez del inicio de la charla.

“Jajaja muy buena esa hija!”

“Otra cosa que les quiero pedir…me gustaría que entre nosotros seamos mas abiertos que me cuenten sus sensaciones que viven y sienten en sus reuniones, que piensan con respecto a que yo su hija quiera entrar a su mundo liberal, quiero mas detalles. ¿Me explico?

“Emmm no es tan sencillo, pero siento que lo debemos intentar. ¿Tú qué opinas mi amor?” Le pregunte a Myriam.

“Quizá hay cosas más íntimas que me puedes preguntar a mi y otras a tu papa, no le veo problema” Contesto

“Me gustaría que sean ambos. ¿Estamos?

“¡Es un trato!” Conteste

“¿Como les fue anoche con sus amigos? La verdad, me caen muy bien Juan y Martha”

“Muy bien hija, son excelentes amigos y anfitriones” Conteste

“Buenismos deben de ser para que llegaran al otro día, ayer me contaron que solo sería una cena. ¿No fue así?”

“Fue una cena y algo más”

“Papa, tenemos un trato. ¿Que fue ese algo más?

Myriam y yo nos miramos nerviosos.

“Fue una linda tarde, una rica cena, algo de baile y a nuestros amigos se les ocurrió que quizá deberíamos sanar por lo que vivimos contigo en el Glory Hole y organizaron a nuestras espaldas y sin consultarlo con nosotros una reunión especial, invitaron a 4 hombres de raza negra llamados Los Mandingos ese es su nombre en la escena swinger, están organizados para estar con parejas” Lo dije de corrido.

“En serio!, ¡wow sus amigos sí que saben organizar fiestas!, “Cuéntenme más” Sandy se queda en shock con mi confesión.

“Solo puedo decir que fue… intenso. Jamás habíamos participado en algo así” Contesto Myriam decidida a participar.

“A ver, cuéntenme, quiere decir que mama y Martha estuvieron con los 4 hombres. ¿Y papa y Juan que hicieron?”

“También participamos” Conteste sonriente

“Wow” o sea ¡¿6 hombres y dos mujeres?! ¡Que intenso!“

“Tal cual como lo describes señorita, detalles mas a fondo me los reservo” Conteste triunfal y excitado.

“¿Y si les digo que me pone a mil lo que me cuentan? Que me gustaría participar en una de esas reuniones. Que desde hoy ya no puedo pensar en nada más que en probarlo. ¿Ahora entienden lo que les confese con respecto a Alejandro? Necesito vivir todas esas experiencias” Dijo Sandy con la excitación en cada una de sus palabras

“¿Estás segura?” Pregunte a mi hija.

“Más que segura. Quiero vivir lo mismo que ustedes, tenemos mucho de qué hablar”

Mi mente no paraba de darle vueltas a la propuesta de Sandy, la idea de que mi propia hija deseara participar en una reunión con Mandingos era a la vez perturbador y excitante.

“Tenemos que platicar más a fondo de este asunto. No es una decisión que se tome a la ligera. Hay muchas cosas a considerar” Dijo Myriam con seriedad.

“Por supuesto, mama. Pero por favor, no se opongan. No quisiera que mi deseo de explorar mi sexualidad afectara nuestros lazos.”

“Eso no pasara, hija, solo queremos que estés segura y protegida, ya que lo que pides es… inusual” Dice Myriam

“Lo sé, mamá, y es por eso que los quiero a ustedes conmigo guiándome”

“No se quizá algún día le puedas contar a Alejandro… irlo llevando, aunque no creo que esté preparado para este tipo de cosas.” Agregue

“Puede que no lo esté ahora, papá. Pero si nos amamos y llegamos a casarnos, tal vez con el paso del tiempo… Quien sabe.”

Su reflexión y confesión me dejaron perplejo, me gustaba la manera tan directa de nuestra hija de tratar el tema tan abiertamente. Pasamos una tarde noche muy agradable en el bar, mas de amigos y cómplices que de padres e hija.

Los días pasaron rápido con visitas a la casa por parte de Alejandro a ver a nuestra hija, prácticamente ya vivía con nosotros, saliendo de la universidad se pasaba todas las tardes en casa salvo los días que salían a pasear o cenar, ya sabíamos que tenían relaciones sexuales eran jóvenes y hermosos, imagine que tal vez se iban también a algún hotel.

Llego finalmente el día de la reunión de nuestra hija con la pareja, tuvimos que ser cómplices e inventarle a Alejandro que Sandy nos acompañaría a visitar a mi hermana que vive a dos horas de nuestra ciudad, no fue tan sencillo ya que se ofreció a acompañarnos, me dijo que le encantaría también conocer a mi hermana y saludarla, finalmente Sandy nos contó que logro convencerlo de que no nos acompañe no sin generarle algo de decepción y enojo.

Conduje nervioso, Myriam a mi lado. Por el espejo vi a mi hija, hermosa y vestida juvenil, con su falda corta, abajo traía la lencería que compro la primera vez en la sex shop y nos mostró el día del desfile junto a su mama, venia muy seria se veía nerviosa pero decidida.

“¿Como te sientes cariño?” Le pregunte

“Normal, algo nerviosa o ansiosa”

“Todo va a estar bien, nos llamas si ves algo raro, no dudes, estaremos a solo unas calles llegamos en dos minutos” Le recordé

“Si papa, sé que estaré bien, no te preocupes”

Llegamos a la dirección, mi hija se bajó antes de que saliera a abrirle la puerta, a lo lejos se veía la pareja, sin duda muy atractivos y bien vestidos, la chica tomaba del brazo al chico. Mi hija se acercó a mi ventana y me dio un beso en la mejilla, Myriam le tomo ambos brazos deseándole suerte y entonces se alejó para reunirse con la pareja. Vimos que la saludaron de beso y se metieron a un condominio de departamentos, la zona se notaba de buena plusvalía.

De inmediato le llame a Juan:

“Amigo, te informo que Sandy ya está en casa de la pareja, sé que has estado en contacto con ellos, en verdad deseo que está segura”

“No te preocupes Miguelito, son confiables y decentes, es la mejor pareja para iniciar a tu princesa, después de ver lo que hizo en el Glory Hole yo me preocuparía más por la pareja” Respondió con una sonora carcajada a su estilo.

“Aquí estaremos a unas calles, te envía saludos Myriam.”

“Todo bien, en serio. Además hay una camarita oculta, en su momento te darás cuenta que la trataron muy bien… un abrazo”

Continuará.

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20 COMENTARIOS

  1. Buenas, ya no habra capitulos son dos meses de espera…pregunto si va a seguir el relato para venir de aqui a dos años y poder leer mejor

  2. Hola Enrique, veo que debido al tiempo transcurrido desde el relato 24, salvo qué hayas tenido un inconveniente!! entiendo que suspenderas la publicación de los mejores relatos de éste sitio, saludos cordiales!!

      • Gusto en saber de ti enrique y bueno de que no eres bienvenido en ningun lado no es verdad, aqui hay un grupo de personas que esperan con ansias que aparescas…

        Saludos Enrique y siempre eres bienvenido

  3. Gracias Enrique, por fin ya Sandy debutara en el mundo liberal, ya ella y sus padres tendran un vinculo mas intimo, y de seguro mucho mas perverso, gracias a su interes de compartir detalles con ellos, de verda esperando la proxima entraga y saber como le fue a sandy….

    Gracias Enrique..

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