Halloween 2023, noche de demasiado sexo en grupo

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T. Lectura: 10 min.

El siguiente retrato se lo contaremos Priscilla, mi esposa, y yo, Fernando. Fue en octubre del 2023, Pri tenía 22 años y yo 23. Para poner en contexto, mi mujer de poco más 1.50 m, tez aperlada, con cuerpo delgado, senos y nalgas redonditas y paraditas pero pequeños; yo soy moreno, alto, de 1.74 metros y cuerpo atlético, pero no marcado de gym si no de hacer atletismo y ser joven escuálido, pero con verga larga, aunque no tan gruesa.

Un amigo mío, Esteban, nos invitó a una fiesta, nos explicó que él es “single” y que ha experimentado cosas con matrimonios, el es un chico blanco, de barba, tiene muy buen cuerpo pues practica crossfit desde hace algunos años; aunque nunca ha tenido nada con nosotros, siempre le hecha miradas a Priscilla y ella le corresponde mostrando un poco.

La fiesta de esteban era de parejas y singles, al parecer, mayormente eran matrimonios mayores a los 30 y cuarenta años, pero nos avisó que hay jóvenes y parejas ya algo grandes. Nosotros aceptamos por que se podía curiosear y pensamos que el mostrarnos cogiendo quizá sería excitante, pues nos gusta el exhibicionismo.

La temática era Halloween y era disfraz sexy o completamente desnudo, según las reglas, además debíamos ir acompañados por Esteban pues solo era una fiesta para “socios” y amigos invitados. El lugar era una casa, pero dentro, había cuartos grandes, incluso dentro de los cuartos había divisiones como de cabinas con sillones y camas, había poca luz, pero si había luces ambientales de colores, el aroma de aromatizantes, alcohol y cigarros era lo primero en notar, además había pequeñas barras con bancos altos para beber.

Esteban iba vestido de gladiador, solo una tela blanca con tiras cafés y mostrando su torso bien trabajado con intento de cuadritos, se le notaba su bóxer de licra color negro. Yo me puse un bóxer azul marino, unos lentes oscuros y una gorra de policía que conseguí de un disfraz; Priscilla iba de diablita, una tanga roja pero con una bata roja transparente que usaba como baby doll, su bra era rojo brillante y claro, sus cuernos de plástico en una diadema.

Esteban desde que entramos miraba a ver si se le escapaba algo a Priscilla, sin embargo, él nos dejó un rato para ir a buscar con quien entretenerse esa noche, mi mujer que le fascinan los hombres mayores me dijo que en todos los cuartos había matrimonios de muy buen ver, yo observaba como había mujeres muy guapas y de cuerpos muy ricos.

Priscilla me llevaba de la mano, sin soltarme, la dejé que me guiara por el lugar, notamos que algunas parejas nos miraban y en ocasiones nos sonreían, por cierto, había mujeres ya desnudas o en topless, pero con antifaces y cosas así de la temporada.

Priscilla.

Cuando encontré un sillón en un área que nos permitía observar lo que pasaba, gente bailando y personas coqueteando, le dije a Fernando que se sentara, yo me senté en sus piernas y para romper el hielo comenzamos a besarnos; en ocasiones mirábamos alrededor y vimos que había quienes nos miraban esperando ver algo de acción, Fer pasaba su mano por debajo de la bata y acariciaba mis nalgas, yo sentía su pene algo duro en mi muslo.

Mientras nos tocábamos, observamos que un matrimonio se sentó a un lado de nosotros en el sillón, tras platicar un poco y hacer ese coqueteo nervioso, nos dijeron que se llamaban Andrés y Gloria, él un señor alto, blanco y de pelo canoso con mechones negros, ojos cafés claro y con cuerpo que se veía delgado pero que claramente hacía ejercicio. Gloria era una mujer muy atractiva, piel muy blanca, con unos senos gordos, pero aún firmes, tenía un cuerpo curvilíneo con unas piernas gruesas que encajaban con sus nalgas grandes, su cabello chino lucía brilloso por las luces de colores, ambos iban en ropa interior negra.

Cando nos dijeron que Andrés tenía 50 años y Gloria 44 no lo creímos pues se veían como matrimonio de serie. Mientras platicábamos, ella comenzó a acariciar mis piernas con una mano y con la otra me estiró mi mano derecha. Fer nos miraba y Andrés rompió la tensión sexual diciendo que nos diéramos un beso su esposa y yo, Fer me bajó de sus piernas y me dejó en medio con gloria, ella se estiró y me besó, me tomó con su delicada mano mi nuca y nos besamos muy rico.

Gloria desabrochó mi bata y dejó al descubierto mi cuerpo, Andrés mencionó que le gustaba mi cuerpo delgado y pequeño, que era muy “manejable”, los cuatro reímos. Gloria intentó quitarme el bra, pero la detuve, ella miró a su esposo y el le desabrochó su bra, el cual dejó caer sus senos, tan blancos que con la luz roja y morada del lugar parecían pálidos, sus pezones eran algo grandes pero bonitos, no oscuros.

Andrés no tardó en quitarse su ropa interior y le bajó el calzón que llevaba su mujer. Nos recomendó quitarnos todo ya que llevaría a resguardo la ropa, pues la mayoría de la gente ya estaba desnuda caminando por el lugar. Fer y yo nos miramos, pero para no vernos mal, nos quitamos su bóxer, su gorra y lentes, yo me quite todo y quedamos desnudos, de inmediato me senté nuevamente en las piernas de Fer tapando mi conchita, que, sinceramente estaba mojada.

Andrés estiró la mano y cuando Fer le pasó nuestra ropa, él tomó mi tanga y la olió, haciendo cara de deleite, los cuatro nos reímos.

Fernando.

Cuando Andrés regresó, Priscilla me susurró al oído que no nos separáramos, además, tenemos la regla de hacer todo pero juntos. Mientras seguíamos platicando, llegó otro matrimonio, era un señor también de 50 y tantos años, era moreno, no tan alto, cuerpo normal, pero con una pansa ligeramente grande, no gordo. Su mujer era morena, un poco más baja que él, tenía unas caderas y piernas deliciosas, sobresalía su vello rebajado y en forma de una línea pequeña, muy diferente a Gloria y mi mujer que iban completamente depiladas.

Los 6 empezamos a platicar, no creían que tan jóvenes, Priscilla y yo estuviéramos casados.

De pronto comenzamos a tomar confianza y bromeábamos, la mujer que acababa de llevar me dijo que le gustaban jóvenes, de pronto comenzó a masturbarme con una naturalidad que volvía sexy el momento, Gloria se colocó a mi lado y me acariciaba con sus manos, mientras Priscilla platicaba con los dos hombres, Andrés ya tenía algo duro su pene y el hombre aún estaba relajado. Andrés llevó a Priscilla a la barra para tomar algo, yo quise seguirlos, pero las mujeres me tumbaron en el sillón y una comenzó a besarme mientras la otra me seguía masturbándome.

Gloría bajó un cojín y se arrodilló, de pronto la tenía mamando mi verga, su amiga solo me masturbaba y me tocaba. Estaba ya caliente y dejaba que todo fluyera, pero miraba de reojo a Priscilla que estaba sentada en un banco alto con las piernas cruzadas, Andrés estaba de pie junto a ella y mientras platicaban el acariciaba su brazo algo inocente, pero miraba sus pechos pequeños. Note que el otro hombre había desaparecido.

Cuando volví a mirar a la barra, Andrés tenía su pene en la mano y le daba golpecitos a la pierna cruzada de Priscilla, los dos reían y yo sentía que me perdía entre las buenas mamadas de Gloria y las caricias de la otra señora.

Priscilla.

Andrés me platicaba de sus fiestas con su mujer y de su juventud desenfrenada, cuando comenzó a acercarme su pene con su mano y empezó a rosar mi pierna miré a Fernando, él estaba perdido en el placer con las dos señoras. Andrés notó que estaba algo nerviosa y me dijo que disfrutara el momento, sin pensarlo, el estiró sus brazos y abrió mis piernas dejando al descubierto mi rajita pequeña.

Yo no supe que hacer así que solo lo miré, él sonrió y me preguntó si estaba bien, yo le dije que sí, pero le mencioné que no haríamos nada, él dijo que estaba bien, todo se respetaba.

Andrés se me acercó y con su mano derecha comenzó a acariciar mis pechos, mis pequemos pezones se pusieron duros, después bajó su mano y despacio acarició mi rajita, yo suspiré, el subió sus dedos y los lamió, después regresó a mi rajita y despacio de forma delicada me comenzó a frotar mi clítoris, me decía que era pequeño y que notaba que Fer y yo aún éramos jóvenes inexpertos, pero que con gusto nos enseñaría.

Miré a Fernando y noté que tenía los ojos cerrados de placer; Andrés tomó mis piernas y las elevó, me puso de tal forma que mis plantas de los pies estaban apoyadas en el asiento del banco alto, mi conchita se abrió un poco y me dijo que notaba lo mojada que estaba, Andrés comenzó a masturbarse mientras que con su otra mano me tocaba del cuello a los pechos, apretaba mis pezones, bajaba a mi conchita y su dedo jugaba con mi clítoris y la entrada mojada de mi rajita.

De pronto sentí como alguien sujetó mis hombros, miré rápidamente, era el otro señor, sentía el calor de su cuerpo detrás de mí, acto seguido comenzó a besar mi cuello, con sus manos sobaba mi espalda y mis nalguitas que estaban tensas en el banco.

Andrés me preguntó si me gustaba y yo le dije que sí, se acercó y con su mano tomó su pene, lo frotó en mi rajita, yo le pedí que parara porque no haría nada sin Fernando y además no teníamos condones, él, que era alto dijo que estaba bien, pero me preguntó si habría oportunidad de coger, le dije que todo dependía de Fer si nos poníamos de acuerdo.

Andrés se me acercó y me besó, su amigo me sujetaba las piernas, así que no pude bajarlas y sentí como Andrés al acercarse me rozaba con su pene mi conchita y su pene rosa y largo, algo cabezón, se subió hasta mi vientre. Los que estaban alrededor comenzaron a vernos, Andrés me agarró de la cintura y sin pensarlo me subió a su hombro derecho, dejando mis nalgas hacía arriba y dejando ver mi pequeña rajita al aire, unos hombres aplaudieron como celebrando la acción y con su mano izquierda me frotó la rajita y comenzó a caminar llevándome cargada hacia el otro cuarto, yo grité “FER”.

Fernando.

Mientras disfrutaba del placer de las buenas mamadas y tocaba los senos de las mujeres que, a pesar de su madurez, se sentían deliciosas, logré escuchar el grito de Priscilla, rápidamente giré mi cabeza hacia el lugar donde estaba mi mujer, pero solo alcancé a ver que la llevaba cargada Andrés y el otro hombre iba detrás, unas parejas los seguían con la mirada.

Me levanté del sillón, Gloria intentó sujetarme para seguir mamando, pero la hice a un lado con cuidado y me fui a buscar a Priscilla.

En el cuarto noté que Andrés se dirigió a una especie de cabina que tenía solo un velo como puerta, me acerqué de prisa y noté que la había colocado en la cama, Priscilla lucía algo confundida. Cuando llegué con ellos, Gloria y la otra dama estaban detrás de mí, los seis, nos miramos, Andrés se apresuró a decir que todo estaba bien.

De pronto, el otro señor se acercó con unas bebidas y comenzamos a beber, un rato acariciándonos y platicando, relajó la tensión, pero noté que ya estábamos algo mareados, Andrés me preguntó si me animaría a coger a su mujer, yo miré a Priscilla y ella dijo que estaba bien, yo sonreí y le dije que sí.

Note que en la orilla del cuarto había una especie de pecera esférica y dentro había condones y tiras largas de preservativos, así como lubricantes, fue cuando me di cuenta que en ese cuarto, a pesar de haber esas cabinas, se escuchaban ya los orgasmos y el aroma era a sexo muy fuerte.

Gloria me estiró a un lado de la cama y comenzamos a fajar; la otra mujer me acariciaba y de vez en cuando besaba el cuerpo de la otra mujer. Yo estaba muy duro y sentía como la boca de una o de la otra mujer me mamaban muy rico, subiendo y bajando en mi pene.

Cuando miré a mi izquierda vi a Priscilla sentada sobre la pierna derecha de Andrés y lo besaba, como ella es bajita y Andrés muy alto, ella sujetaba la cara del hombre mientras el subía sus manos por la espalda y sobaba sus nalgas, el otro hombre moreno, se masturbaba y de vez en cuando acariciaba los pechos pequeños de Priscilla.

Priscilla.

Mientras besaba a Andrés, me movía frotando mi conchita en su pierna, sentía como el otro hombre con su mano me frotaba mi clítoris y mis pezones, yo estaba muy caliente, veía a mi marido fajando y tocando a las otras mujeres y me prendía, sentía ese coraje que a la vez es excitación por la situación.

Andrés me tumbó en la cama y miró a su amigo, él se posicionó en mi cabeza en la cama y me dio a mamar su pene, mientras sujetaba mis brazos apretándolos al colchón, Andrés comenzó a lamer mi conchita, sentía su lengua mover mi clítoris, me hacía mover mi cadera por impulso, yo quería moverme, pero por el peso del otro hombre y las manos de Andrés en mi cintura era imposible.

Era tanto el placer que grité de lo excitada, Andrés se enderezó y me quizá meter su pene, pero se detuvo, yo puse mi mano en mi conchita y le pedí usara condón. Se estiró y tomó un condón y otro se lo lanzó a su mujer para que se lo pusiera a Fernando, ella así lo hizo y se montó en mi marido.

Yo sentí como Andrés escupió en mi conchita y después entró con cuidado en mí, por su tamaño tenía completo control en mí y yo lo disfrutaba; su amigo se masturbaba viendo hasta que su mujer se le acercó y comenzaron a coger también.

Sentía como el hombre alto y maduro besaba mi cuello y me llenaba de su saliva, después con fuerza me besó y metió su lengua en mi boca, yo estaba muy mojada y cuando entró con fuerza me hizo correrme, tuve un squirt, el chorro mojo el pene del hombre y por el grito salió, noté que su condón se quedó a mitad de su pene. Todos reímos y yo estaba temblando en la cama, de pronto el otro hombre dejó de coger a su esposa y se puso un condón, sin pensarlo, se posicionó empujando a Andrés y me la metió, yo estaba muy excitada, Andrés sobaba con insistencia mi conchita.

Noté cuando miré a mi esposo, que estaba de lado penetrando a Gloria, pero la otra mujer colocaba su mano en el pene de Fernando, y con eso el condón se iba subiendo.

Fernando.

Noté que la amiga de Gloria quería que se me saliera el condón, así que paré. Les pedí un poco de descanso y miré a mi mujer. El hombre moreno entraba y salía a placer, Andrés se colocaba otro condón y retiró con un leve empujón a su amigo, tomó los pies de Priscilla y como eran pequeños los comenzó a besar, juntó sus piernas y la penetró de golpe.

Después de unos minutos Andrés se inclinó sobre Priscilla, subió una pierna a su hombro y comenzó a darle fuerte, notaba que sus caras eran de un hombre muy excitado, temblaba un poco; después volvió a abrir las piernas de mi mujer y veía que estaba escurriendo de lo excitada, yo estaba demasiado excitado así que retomé mi actividad con las dos mujeres.

Miraba a mi mujer estar en éxtasis con dos hombres mayores, yo lo estaba disfrutando, de repente sentí que me quería venir, saqué mi verga y retiré el condón, la mujer morena se acercó y aventé la leche sobre la vagina de Gloria, afuera, estaba escurriendo de mi leche, que era bastante, la otra mujer comenzó a jugar con su lengua en la vagina de su amiga y con la leche, yo estaba muy excitado, pero temblando después de venirme, me recargué en la pared de la cama.

Miraba como mi mujer era sometida por dos hombres, pero no me daba cuenta de algo.

Priscilla.

Sentía como Andrés entraba y salía pero frotaba mi clítoris para hacerme correr una y otra vez, de pronto noté que el otro hombre volvió a sujetarme mis brazos, Andrés se inclinaba sospechosamente así que miré y descubrí que se estaba quitando el condón en cada embestida, cuando iba a decirle que no, el otro hombre colocó su pene en mi boca y Andrés me clavó muy duro, yo me retorcí pero ellos me sujetaron, empezaron a darme duro, uno en la boca y otro en mi conchita.

Trataba de mirar a Fer pero él estaba cansado recargado a mis pies en la pared de la cabina al final de la cama. El hombre que tenía su pene en mi boca le dijo a Andrés que se correría, así que Andrés sujetó mi cabeza y me pidió abrir mi boca, yo lo miraba, hasta que sentí la leche del hombre caer en mi boca, su sabor fuerte y el aroma se hicieron presentes en mi boca y nariz.

Andrés, se prendió y me comenzó a dar como loco, sacó su pene levantó mis piernas con una mano, con la otra se masturbó y aventó la leche sobre mi rajita que estaba algo levantada, luego froto su pene sin metérmelo.

Tras exprimir su pene y limpiar la punta de su cabeza en mis muslos, se levantó, nos dio las gracias y se fue con su mujer, lo mismo la otra pareja, yo fui al extremo de la cama y abracé a Fernando, los dos estábamos muy satisfechos y apestando a sexo.

Esteban se asomó a la cabina y nos vio, se acercó a mí y nos dijo “que show dieron”, él ya había cogido con dos chicas muy guapas, pero le pidió permiso a Fer para darme un poco, los dos aceptamos, Esteban estaba muy guapo, era peludo así que sentó como me jaló en la cama y primero frotó su pene en mi rajita, se colocó un condón y me comenzó a dar, estaba algo cansado pero excitado, Fer se masturbaba viéndonos, por lo caliente, Fer me aventó su chorro en la boca pero yo ya tenía mi aliento y sabor a semen.

Esteban se salió de mí, se quitó el condón y con sus dedos abrió mi conchita, yo estaba muy mojada, además escurrían los restos de semen de Andrés, Esteban dejó abiertos mis labios pequeños y brillosos por toda la humedad y aventó su chorro sobre mí, yo sentía mis entrepiernas resbalosas.

Andrés se tumbó en la cama y los tres nos quedamos descansando, y pensar que solo íbamos de mirones y terminamos cogiendo a mas no poder.

Aún ahora recordamos esa fiesta y nos seguimos excitando, incluso cuando cogemos mi marido y yo, recordamos la fiesta de Halloween y nos hace acelerarnos como si siguiéramos en ese cuarto.

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