Cuanto daño te tienen que haber hecho, cuantas humillaciones tienes que haber pasado, cuando sufrimiento debes haber padecido, para que en tu corazón haya tanta oscuridad, para corromper a alguien bueno. Que ante la posibilidad de cambiar tu vida y dar un giro de 180 grados, el solo hecho de recibir poder y riquezas de una forma vasta tu primer pensamiento sea la venganza.
Permítanme contarles y explicarles la situación, esta es la historia de Mariano, un joven de veinticinco años, de cara normal, un poco gordito y desaliñado, que ha tenido una vida sacrificada. Desde chico tuvo que salir a trabajar para ayudar a su madre, así que desde niño estudiaba y trabajaba, su madre su único familiar vivo era una mujer que había sido una chica que vino del campo a ciudad en busca de mejor vida, quedo embarazada de un mujeriego, que no quiso hacerse cargo del bebé, ella decidió criarlo sola, trabajando de sol a sol, pero una enfermedad la limito mucho por eso Mariano desde chico tuvo que trabajar y ayudar a su madre.
El hizo de todo, desde limpieza, mozo, lava platos, hasta vendedor callejero, así y todo nunca abandono sus estudios y hasta consiguió una beca para la Universidad. Claro que algunos compañeros no vieron con buenos ojos que un chico de la limpieza estudiara con ellos y ensuciara su ambiente.
Entre todos estos jóvenes de clase alta y pocos valores estaban dos chicas Vanesa y Carolina, dos primas, una tenia la edad de Mariano y la otra era dos años menor, estas era las principales promotoras del acoso a Mariano, iba desde arrebatarle la tarea hasta darle una golpiza, o tirarlo de la bicicleta empujándolo desde un auto. Con todo esto Mariano seguía adelante y con buenas notas, como extra ayudaba en el comedor de la Universidad con la limpieza y podía comer gratis, la mala alimentación, la falta de ejercicio y un adecuado descanso hicieron que ganara peso rápido.
Así y todo Mariano agachaba la cabeza y seguía adelante, le faltaba poco para recibirse cuando lo llamaron como mozo para un cumpleaños, este pobre iluso pensó que era una buena oportunidad de hacer un dinero extra, pero era una trampa de sus compañeros, era el cumpleaños de Vanesa, y como bufón iba a estar Mariano, no solo fue humillado tirándole la bandeja con comida, sino que los amigos de las chicas lo obligaron a comer la comida del piso, pisándole la cabeza para que lo hiciera. Una vez terminado lo sacaron afuera al patio entre seis grandes muchachos y procedieron a golpearlo y después orinarlo, Andrés el novio de Carolina defeco y se limpio el culo con billetes que después lo tiraron sobre Mariano en forma de paga.
Así y todo el logro recibirse, no así los otros que estaban más interesados en las fiestas que estudiar. Después de mucho esfuerzo y gracias a sus notas consiguió trabajo de administrativo, en el sector de ventas de una empresa local. En realidad lo explotaban le pagaban poco, trabajaba mucho, incluso le hacía todo el papeleo a los vendedores. Pero no se quejaba y seguía, cobraba un poco más y el trabajo era mejor visto que en la limpieza. Su madre volvió a recaer en la enfermedad, esto lo obligo a pedir un préstamo en la empresa, para afrontar los gastos médicos, por lo tanto más agarrado de los huevos lo tenían.
En cuanto al sexo, solamente había tenido relaciones a los 18 años con una chica en una fiesta, la única vez que fue a una fiesta, sus compañeros lo obligaron a tomar y termino teniendo sexo con una desconocida, que no vio más en su vida, tampoco podria reconocerla. Pero tenia relaciones sexuales, era el juguete sexual de su casera, como Mariano se atrasaba con el alquiler su casera le dijo que lo usaría, y a su vez se lo alquilaba a sus amigas, todas mujeres de mas de cuarenta años y hasta sesenta que querían pasar la noche con un jovencito.
En su trabajo había pedido varias veces un ascenso, ya que era quien prácticamente hacia todo el trabajo pesado, él quería que lo pasaran a vendedor, ahí podría cobrar un poco más y tener las comisiones por ventas, pero siempre su solicitud fue ignorada, hasta que pidió una cita con el Director de Ventas, su jefe.
Director: Mira, te lo diré de forma frontal, nos sirves en donde estas ahora, eres nuestro burro de carga. Como vendedor no tienes la presencia, los contactos, ni la clase. Mientras yo este aquí tú harás siempre ese trabajo, sino te gusta paga lo que debes y lárgate, que mano de obra barata hay por montones. Ahora déjame en paz, y vuelve a trabajar.- Otra vez el clasismo.
Eso nos trae a la actualidad, nuestro joven protagonista endeudado, con su madre enferma, en un trabajo de mierda, en un ambiente laboral de mierda, pero como dice la ley de Murphy, “Si algo puede salir mal, saldrá mal”. Un compañero le aviso que habían entrado dos bellezas a la empresa, que eran las hija del dueño y la otra la hija del director de Ventas, dos hermosas jóvenes que eran una bomba, una rubia con ojos celestes y un cuerpo de infarto y la otra morocha con la cara de niña y ojos color miel, un poco más delgada pero igual de hermosa.
Se llaman Vanesa y Carolina, no podía ser una coincidencia, no podían ser las mismas, si bien el trabajo era malo no tenia los malos tratos de la Universidad, nadie lo golpeaba o humillaba, el tuvo miedo de volver al pasado, para él estaba mejor que hace un par de años, o menos peor, iba avanzando.
El cruce con las primas fue inevitable, eran ellas, y no se habían olvidado de Mariano, una sonrisa burlona se asomo en su cara, parecía que disfrutaban de las cosas que le hacían al pobre. Por supuesto que ocuparon cargos jerárquicos, eran unas inútiles pero sus papas no iban a dejar que fueran sus retoños fueran simples empleadas, así que una fue al área de Marketing y la otra a Recursos Humanos. El primer crece no iba a tardar en suceder, fue cuando Mariano hacia trabajo extra cargando los datos de los vendedores, ósea haciendo el trabajo de otros, el estaba apurado para ir a ver a su madre al hospital, quería terminar cuanto antes, pero aparecieron las primas.
Carolina: Mira este ya se ha olvidado de nosotras, se ha olvidado que es nuestro perro.- dijo esto mientras derramaba agua sobre el teclado de la computadora.
Vanesa: Mira lo que has hecho inútil, has roto algo de la empresa, ahora te tendrás que quedar a terminar el trabajo y te descontaremos la computadora.
El odio crecía en Mariano, quería asesinarlas, y que sufrieran, quería lastimarlas, era un volcán a punto de hacer erupción, sentía el fuego por dentro, los años de maltrato, pero se contuvo, necesitaba el trabajo, necesitaba salvar a su madre que era lo único que tenia en este mundo.
Mariano: Por favor, no pueden hacerme esto, necesito el dinero, mi madre esta enferma.
Las mujeres se rieron de él, y lo miraban con desprecio.
Vanesa: Somos tus dueñas, así que te tenemos en nuestras manos, tal vez te pidamos unos favores, perrito.
Las mujeres se fueron, pero Mariano sentía una presión en el pecho y una angustia que lo embargaba. Tardo dos horas más en terminar el trabajo por culta de estas arpías. No pudo ir a ver a su madre por la hora, cuando llego a su casa, la casera Mónica pidió que la viera en su casa. No le quedaba otra. Se baño y se arreglo lo mejor que pudo con lo que tenia.
Su casera era un ser despreciable, una gorda que tenia serios problemas con su limpieza intima, de grandes tetas que le llegaban hasta el ombligo de lo caídas que las tenia, se aprovechaba de que Mariano no podía pagar el alquiler y se lo cobraba con sexo, para ella como para sus amigas, en verdad Mónica había encontrado un negocio en esto y sacaba mucho más que el alquiler cobrándole a sus conocidas por Mariano.
Mónica: Como andas bebote, tienes trabajo que hacer, tengo una amiga que tienes que visitar, es Elvira, parece que le caes bien.
Desde que Mariano era un gigoló, porque es lo que era aunque solo lo hacia por el alquiler, había aprendido mucho de sexo y de escuchar a las mujeres, pero no a conquistar a una, para eso todavía estaba muy verde, y es que no tenía la oportunidad, ni el tiempo para salir con una chica, a parte su autoestima estaba por el piso.
Dentro de todo Elvira era una mujer agradable y limpia, era la mejor de todas con las que se acostaba, y era la más linda, era viuda, madre de dos hijos que estaban en la facultad, y tenia una pequeña tienda de ropa, su pelo era castaño oscuro y sus ojo color almendra, tenia dos grandes tetas redondas, un poco de panza, casi imperceptible y un culo grande y redondo, tenia cuarenta y cinco años.
Cuando llego a casa de Elvira esta ya había preparado la cena, como si fuera una cita, muchas mujeres necesitaban compartir un momento, era más que sexo, necesitaban alguien que las escuchará, y no las juzgará. Y después si, en confianza daban rienda suelta a sus bajos instintos, y estás mujeres maduras no le decían no a nada, eso era lo bueno, y una escuela para aprender.
Elvira trajo dos copas con vino blanco, no le gustaba tomar al chico, pero en estas ocasiones complacía a las señoras, mientras estaban sentados en el sillón ella como quien no quiere la cosa con su dedo delineada su escote, se acomodaba los pechos, y cada vez que se reía apoyaba la mano en el muslo de él, muy cerca de su miembro. Se puede decir que ella era la única que despertaba excitación en Mariano, con alguna otra era tanta la repulsión qué debía tomar una pastilla de Viagra que le había dado Mónica para tal fin, pero Elvira era una mujer deseable, que en cada encuentro buscaba seducirlo, por eso él cuando el vino se acabó se abalanzo sobre la cuarentona, sus bocas se unieron en un beso fogoso, apretaba sus hermosas tetas.
Elvira: toma, todas tuyas, que se lo que te gustan.
Se bajo el vestido y una gran teta quedo descubierta, con una aureola marrón y un pezón de dos centímetros durísimo, ella evidentemente estaba caliente. Mariano no se hizo esperar, se abalanzo como recién nacido sobre esa ubre, pasando la lengua por todos las y deteniéndose en el pezón chupándolo, mientras la otra mano del joven ya se había metido bajo el vestido y frotaba el sexo por sobre las bragas, aunque estaba separado por una tela él podía sentir el calor y humedad que despedía ese sexo.
Ya en la habitación ella lo sentó en la cama y bajo sus pantalones, le encantaba sentir ese pene grueso y venoso, le hacían olvidar los años de frustración sexual, la hacia sentir mujer, intentaba metérselo lo más posible en la boca, mientras que el se iba sacando la camisa, el la levanto y acostó en la cama, abrió sus piernas y retiro sus bragas, y empezó a comer su sexo.
Era el único hombre que le había hecho sexo oral, su marido era el típico mete y saca y a dormir, dejándola la mayoría de las veces insatisfecha. Pero este joven tenia una víbora en la lengua, que iba de un lado para otro de su vulva, lamia de arriba a abajo, luego la penetraba con la lengua mientas abría al máximo sus piernas, para terminar atacando su clítoris, succionado hasta que le venia un orgasmo devastador.
Elvira intentaba reponerse mientras veía como Mariano se colocaba un preservativo, tenia que recuperarse y aprovecharlo, era un lujo que se daba cada quince días, pagar por la compañía de este joven.
Mariano se acercaba amenazando, con el pene como si fuera una estaca, ella miraba esa salchicha gorda, era perfecta, lástima que él tiene unos kilos demás, sino seria un buen partido para cualquier chica, pensó ella.
Mariano tomo su pene y empezó a frotarlo sobre los labios mayores de Elvira, mientras apretaba una de sus tetas, cuando noto la suficiente humedad la penetro de una, ella siento lo gorda que era y como la llenaba dejando escapar un largo gemido. El también sintió un enorme placer, de todas las mujeres que atendía esa era la vagina más estrecha que conocía.
El comenzó con el mete y saca que ya era fuerte, mientras una mano acariciaba el clítoris y la otra le abría a el ano, ella ya estaba camino al orgasmo, esa combinación era fatal para ella, y no tardo mucho y se dejo ir acabo fuertemente, mordiendo una almohadón para no gritar.
El subió sus pies hasta sus hombros y puso un almohadón bajo su cola, ella sabia lo que venia, era algo desagradable cada vez que su marido se lo practico, sin embargo cuando este chico le pidió la cola no se la negó, y lo bien que hizo, por que a pesar de tener un miembro mucho más grande nunca le hizo daño, incluso lo disfrutaba mucho.
Mariano puso la cabeza en la entrada de su ano y fue penetrándola de a poco, hasta que entró toda, y empezó a bombear él sabia como le gustaba a ella, duro y así lo hizo, ella tiraba la cabeza para atrás y gemía, mientras él seguía rompiendo su culo, los dos sentían una sensación muy placentera hasta que ambos explotaron casi al mismo tiempo en un gran orgasmo.
Lo hicieron otra vez más, aunque más tranquilo.
Ha quinientos kilometro de la ciudad de Mariano se desarrollaba otra escena. Un anciano caminaba por los pasillos de un hospital, el silencio del mismo era cortado por los pasos de este y golpe del bastón en él piso, la gente se apartaba al verlo. Ese hombre despedía una aura que helaba la sangre, alto sobre el metro ochenta y cinco, canoso, con una barba perfectamente delineada, unos ojos celestes que transmitían una frialdad única, vestido de negro con un traje a medida, zapatos relucientes y un bastón con empuñadura de oro, en su muñeca se vislumbraba un reloj Patek Philippe, atrás de él venia su sequito, dos guardaespaldas, su asistente personal, y una mujer que era su empleada de mayor confianza.
Entro a la Unidad de terapia intensiva y en una sala VIP había una persona sobre una cama, conectada a un respirador, la enfermera y el medico que estaban ahí en el momento que entro se acercaron al hombre, y le dieron la terrible noticia, la persona internada estaba condenada. El anciano pidió que lo dejaran solo con su hijo, todos salieron menos la mujer que lo acompañaba. El único hijo del anciano estaba tendido en la cama, su único heredero, tenia cincuenta y dos años, y había tenido un accidente grave en su moto, el anciano renegaba de su hijo siempre había tenido el síndrome de Peter Pan o sea se negaba a envejecer, tomar responsabilidades y asumir su rol en la empresa de su padre.
La persona convaleciente en la cama se saco su mascara de oxigeno y su padre se acerco.
Eugenio: Papá tienes un nieto, se llama Mariano Días, todos los datos están en mi agenda.
Eugenio falleció esa misma tarde, Roberto Gómez Acuña su padre visto la casa de su hijo muerto, tomo la agenda que le habían mencionado, en ella estaba la dirección y el nombre de Marino, también había una cárpete, en ellas estaban los pagos de la Universidad, Eugenio había pagado la Universidad de su hijo y lo había hecho pasar por una beca. Roberto miro detalladamente todo, extendió la información que tenia a Carmen su mano derecha. No había que decir nada ella sabia todo lo que tenia que hacer.
El funeral fue multitudinario, cientos de personas se acercaron a darle el pésame a Roberto, no había más familiares que él. Políticos, policías, funcionarios, empresarios importantes, incluso se podía ver a varios miembros del crimen organizado, todos convivían en armonía y respeto, todo por una figura tan importante como Roberto que estaba en un momento difícil, la cola de gente ante el ataúd se movía lentamente, parado al lado velando a su hijo el anciano recibía las condolencias. Cientos de coronas de flores habían llegado, de todos los lugares del país, incluso desde el extranjero. El entierro fue más intimo, solamente diez personas estaban en él.
Una vez pasado todo esto del funeral, Roberto se encontraba en una gran biblioteca de su mansión, Carmen se acerco al él con una carpeta en la mano, el anciano parecía mirar a la nada, con su vista perdida y un vaso de whisky Macallan.
Carmen: Señor tenemos toda la información de su nieto, hace dos días dono sangre y sacamos una muestra para una prueba de ADN, la compatibilidad es de un 100%.- ella se quedo callada Roberto hizo seña con la mano para que siguiera hablando.- la verdad que esta mal, en una situación bastante compleja, y ha pasado muchas penurias.
Roberto: Que irresponsabilidad la de mi hijo, pero también es mi culpa, debí educarlo mejor, lo quiero aquí, conmigo lo antes posible. – su voz rasposa sonó como una orden de cumplimiento inmediato.
Mariano estaba en la cafetería del hospital, viendo la factura del mismo. Ya no sabía a quien pedirle más plata, su tarjeta estaba en rojo, ya tenía un préstamo de su trabajo. Hasta había contactado a un conocido para hacer tareas de limpieza en la noche, esto le dejaría solo tres horas para dormir, y así y todo no podría cubrir los cinco mil dólares mensuales del tratamiento de su madre. Había fantaseado con hacer algo ilegal para conseguir dinero, lo más recurrente tenían que ver con las primas, tal vez si las secuestraba y pedía rescate, o si las vendía a algún traficante de mujeres, total nada bueno se perdería si pasara algo. El seguía en su mundo con una tonta sonrisa, sin percatarse que era observado, desde hacia dos días un hombre lo seguía.
Carmen: Puedo sentarme.
Mariano alzo la vista y vio a Carmen, una mujer hermosa de veintiocho años, cabellos castaños, ojos verdes, y un cuerpo de escándalo que su traje muy elegante no podía disimular. Lo primero que pensó Mariano fue que era la abogada del hospital queriendo cobrarle.
Mariano: SI, como no señorita.
Carmen: Mariano Días, no es verdad.- este asintió con la cabeza, ella vio todas las facturas sobre la mesa.- Mariano yo soy Carmen Sesma, estoy aquí por orden de Roberto Gómez Acuña, tengo que llevarte ante él para hablar.
Mariano: Si es por las facturas impagas del Hospital, no tengo la plata ahora, pero le juro que la conseguiré.- ella levanto la mano para cortar su discurso.
Carmen: Tranquilo solamente te vengo a buscar para una reunión.
Mariano: Pero yo no puedo ahora, tengo que ir a trabajar dentro de una hora.
Carmen: Si pago la factura de tu madre tendrás tiempo para reunirte con mi jefe.
Mariano: ¿Como? No entiendo.
Carmen: Vamos, vamos a pagarlas.- tomo las facturas y se fueron al área administrativa del hospital.
Mariano la siguió hasta el Área Administrativa, esta bella dama pidió la cuenta del tratamiento completo más el adicional para trasladarla al área VIP, la suma ascendía a cuarenta y dos mil dólares, esta paso una tarjeta gris grafito, y él pago se realizo ante la mirada de estupor del joven.
Carmen: Bueno, solucionado este problema, ahora tengo tu atención, debes acompañarme, llama a tu trabajo y diles que no iras, por que esto te llevara todo el día.
Mariano: Mire no tengo dinero para devolverle ahora, pero le juro que trabajare y le daré hasta el ultimo centavo.
Carmen: No te preocupes no tienes que devolver nada. Vamos que nos esperan.
Mariano llamo a su trabajo, por supuesto que no les gusto ni media que faltara, él solo podía faltar si estaba a punto de morir, cada vez más pensaba que eran unos esclavistas modernos, se dirigieron a la parking donde había un hombre que le resultaba familiar, lo había visto varias veces en el hospital en estos días. Subieron a un Mercedes Benz Clase G negro, este los llevo hasta el aeropuerto, Mariano no hablaba nada.
Carmen: Tranquilo todo estará bien, se que piensas que es raro, pero no es nada ilegal y yo protegeré tu vida.
Mariano: Es que venia pensando que no es normal que alguien se gaste el doble de mi sueldo anual solo para verme. Y esta la prueba de sangre del otro día, si mi madre no necesita sangre. No será que quieren uno de mis órganos, un viejo millonario necesita mi hígado.- Ambos rieron, su risa fue muy franca.
Carmen: No, nadie te hará daño. Solamente vas a ver a un familiar tuyo, él te explicara todo.
En el aeropuerto un Helicóptero H-160 los estaba esperando, al subirse Mariano vio el lujo del aparato, y se hundió en el asiento, era la primera vez que volaba, y lo iba a hacer con estilo. Iba cagado de las patas, pasada la media hora se relajo, solo un poco. Para que se le pasara más rápido empezó a hacerle charla a Carmen, esta respondía bien, sobre volar, a donde irían, o que es lo que hacia para este sujeto misterioso.
Carmen: Este hombre esta retirado de los negocios y yo lo represento en todas sus empresas, digamos que soy su apoderada legal.
Mariano: Vaya responsabilidad, debe confiar mucho en ti.
Carmen: Cuando tenia doce años mi padre murió, Roberto me acogió como si fuera una hija, fue mi padrino, pago por mi techo, mi comida y mis estudios. Somos familia.
Las palabras de Carmen reflejaban profunda admiración y respeto. Ella señalo con la cabeza hacia la ventanilla, al mirar Mariano vio una enorme mansión de estilo gótico, se veía bien mantenida, pero su color grisáceo daba un aspecto sombrío a todo aquello, el helicóptero se dirigió al jardín trasero donde había un Helipuerto, Mariano estaba asombrado con todo lo que veía, un hangar para el helicóptero, una cochera subterránea, los jardines perfectamente mantenidos.
Entraron y adentro era más sorprendente que en el exterior, lo dirigieron a una gran biblioteca, había sillones muy cómodos y una gran mesa de nogal negro, un anciano al verlos se paro y dirigió hacia el joven, empezó tocando su cara, su pelo, hasta que lo abrazo. Unas lágrimas recorrían las mejillas del anciano en ver a su hijo en aquel joven.
Roberto: Mariano déjame presentarme, soy Roberto, tu abuelo.
Mariano se quedo sorprendido el anciano lo abrazo, se sentaron, Carmen trajo tres cafés y los sirvió y sentó con ellos. Roberto le explico todo lo pasado con su padre, incluso que se entero el día de su muerte de su existencia, estuvieron por más de dos horas hablando de todo. Mariano ahí delante de su abuelo y Carmen sintió algo que no sentía en mucho tiempo, tranquilidad y paz.
Mariano: Abuelo, a que te dedicas, porque veo que te va bien.
Roberto: Cuando era más chico que tú funde un pandilla, que con el paso de los años se convirtió en la organización criminal más grande del país, por treinta años fui el rey indiscutido del bajo mundo, hace veinte años hice un pacto de caballeros entre el gobierno y el resto de las familias, yo me alejaría de todo y mis negocios se volverían legales, esto evitaría una guerra inminente y me libraría de la cárcel, de paso cumpliría una promesa que hice a tu abuela antes de morir. Así que tú eres el heredero de una persona muy importante, con un poder vasto. ¿Que quieres hacer nieto?
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Le agradecería mucho si suben la segunda parte, está muuuy interesante
La segunda parte por favor está interesante