Me llamo Iván, tengo 39 años, mi mujer Sonia tiene 36, hace 15 años que estamos casados.
Mas que una historia lo que contaré es el largo y delicioso proceso que me llevo a materializar mi fantasía, digo delicioso porque para empezar mi comportamiento debía ser distinto al que había tenido los últimos años, pero resulto ser de lo más encantador y deseable, me arrepiento ahora de no haberlo empezado muchos años antes.
Nuestros juegos eróticos se limitaban al acto sexual podríamos decir normal, con alguna masturbación, al principio intente que me la chupara y yo a ella, también penetrarla por el ano pero todo fue en vano, lo calificaba de guarradas, más adelante intente un día sacar el tema del swinger, la respuesta fue la misma, pasaban los años y supongo que al no tener una variación rica en el acto sexual se fue convirtiendo en monótono y mecánico, estábamos y estamos enamorados, a ella no la cambiaria por nada en el mundo, peor como he dicho ella estaba con sus cosas y yo con las mías.
Nuestra vida era más o menos como sigue.
Ella se levantaba sobre las cinco de la mañana, salía de casa sobre las seis para hacer el turno de mañana, yo me quedaba en cama hasta las siete, para salir de casa sobre las ocho.
Al medio día yo no comía en casa, por la noche si que cenábamos juntos pero ella se iba enseguida a la cama para levantarse temprano, yo disponía de más tiempo y me quedaba a ver la TV. o sea que cuando me iba a la cama ella ya estaba durmiendo.
Nuestro juego sexual si se le podía decir juego se limitaba al fin de semana, pero de una forma como he dicho rápida y casi mecánica.
Hace un par de años volvió sobre mi mente la fantasía de hacer un trío ver como mi mujer, pero esta vez estaba decidido a proponerlo muy en serio.
Tonto de mí, se lo propuse como siempre lo había hecho, el rechazo fue total, estuvo algún día enfadada conmigo, ella lo asimilaba a que yo no la quería y buscaba una excusa para acostarme con otra mujer.
Fue entonces cuando empecé a buscar información, compre novelas de intercambios, me informe de clubes, visite alguno que me explicaron con detalla en que consistían, navegue por Internet sobre el tema, y me di cuenta de que yo estaba muy equivocado, estaba cometiendo un terrible error, si apenas disfrutábamos nosotros del sexo creo que por desgana, como podía yo intentar introducir a otra persona, lo primero que tenía que hacer es que entre los dos hubiera más comunicación, que nos deseáramos el uno al otro, llegar a un punto, que de verdad fuéramos una pareja sin secretos de ninguna tipo y menos en el campo del placer sexual, en que el placer de ella fuera mi placer y mi placer el de ella.
¿Como lograrlo?
Empecé probando con las pequeñas cosas de cada día, empecé levantándome unos minutos después de ella, al llegar a la cocina justo había empezado a desayunar, se sorprendió, preguntándome que me pasaba, le respondí que no tenía sueño, nos dijimos cuatro palabras, ella al levantarse empezó a recoger la mesa como cada mañana, la detuve diciéndole que se arreglara ya la recogería yo que tenía más tiempo, no solo la recogí sino que lave los cacharros como eran pocos lo hice a mano, al verme que do un poco sorprendida pero no hizo ningún comentario, me dio un beso y se fue.
La cosa prometía hacía tiempo que no me daba un beso al salir de casa.
Por la noche con la excusa de que tenía sueño por haberme levantado un poco antes, no me quede a ver la televisión, me acosté al mismo tiempo que ella, nos abrazamos dimos un beso y a dormir.
Fue durante el fin de semana que saco el tema, cuando nos acostamos me pregunto si me ocurría alguna cosa, porque mi comportamiento durante la semana había cambiado, desayunábamos juntos, nos acostábamos juntos y otras pequeñas atenciones que antes no tenia, le dije que no pasaba nada, pero que me había dado cuenta que posiblemente por culpa mía, poco a poco nos íbamos distanciando y estaba dispuesto a hacer cualquier cosa para que esto no ocurriera, nuestras relaciones sexuales habían disminuido le dije, te quiero, te deseo, quiero gozar de tu cuerpo, quiero que tu sientas el máximo placer, dicho esto me abrazo, me beso como hacía tiempo que no hacía, tuvimos una noche de sexo más larga de lo normal, esto si dentro de lo normal en cuanto a práctica.
Esto fue creo que el comienzo, las semanas que siguieron aumente mis atenciones, también ella lo hizo, la acompañaba al supermercado de compras, iba con ella de rebajas, cosa que yo nunca había hecho, al principio lo hacía con un poco de disgusto, no me agradaba hacer todo aquello, pero ahora estaba complacido de hacerlo, los dos queríamos que el otro sintiera el máximo placer, no era difícil entra semana encontrar un par o tres de huecos para hacer el amor, en la cocina, en el comedor, en cualquier parte, no como antes que tenía que ser siempre en la cama.
Yo estaba muy satisfecho del resultado, ya ni me acordaba de las fantasías que había tenido antaño.
Se acercaba un fin de semana largo, el sol empezaba a calentar y decidimos ir a un hotel en la playa para descansar y empezar a dorar nuestra piel, nada más entrar en nuestra habitación nos cambiamos de ropa para salir.
Sonia me llamándome por mi nombre diciendo ven, me di media vuelta ya estaba tumbada en la cama desnuda y con las piernas abiertas, mi erección fue instantánea, ella nunca me había pedido que la follara y este ven parecía una súplica, subí a la cama por los pies, caminando a cuatro patas, cuando estuve encima de ella empezamos a besarnos en los labios yo continuaba de cuatro patas, ella levantaba el culo para rozar su coño contar mi polla, no pude aguantar más, me baje un poco, ella la tomo con fuerza apretándosela dentro del coño, después rodeo mi culo con sus piernas, acariciándome con sus uñas mi columna vertebral, la corrida fue muy rápida, no me esperaba aquella sesión.
Por la noche estuvimos en una pequeña discoteca que tenía el hotel, fuimos a dormir un poco tarde, como era ya normal follamos otra vez, era la tercera ya que antes de ir a cenar fue el segundo, por lo que decidimos no madrugar.
Estaba yo en el mejor de mis sueños, estaba yo tumbado boca arriba y una chica que no veía el rostro me la estaba chupando, tenía una fuerte erección, me fui despertando poco a poco, pero el sueño no desaparecía, notaba todavía que me la estaba chupando, levante un poco la cabeza y allí estaba mi mujer, con toda la polla en la boca, chupándola y masturbándome al mismo tiempo, al verme despierto me dio los buenos días, añadiendo, “hacía muchos años que no me lo pedías y he creído que te gustaría”, “pues has creído bien, le dije, continúa”, “si cariño hasta que te corras”.
Me la estaba mamando y no me lo podía creer, nunca había querido hacerlo y ahora la tenía toda en la boca, por iniciativa propia, que era lo que me daba más morbo, cuando notaba el orgasmo cerca pensaba en otras cosas para que durara más, me la estaba chupando de maravilla, acabo tragándose toda la leche y continuaba chupando, unos golpes en la puerta me salvaron, se levantó rápidamente, se puso el chándal, es el camarero me dijo he pedido el desayuno en la habitación.
Otra sorpresa, ella nunca lo había querido, siempre bajábamos el comedor, nos sentamos juntos en el sofá para devorar lo que habían traído, convertimos el desayuno en la continuación del jugo, entre otras cosas nos dábamos la comida el no al otro pero con los labios siendo un morreo cada bocado.
Terminamos me tape un poco y fui a llevar el carro al pasillo, al entrar ella ya estaba a punto otra vez, tumbada en la cama, esta vez me arrodille a su lado, empecé por los labios, a besos fui recorriendo todo su cuerpo, tenía que corresponderle por la mamada que me había hecho, suspiraba de placer, cuando llegué a la ingle separó un poco sus piernas y empecé a pasarle la lengua por los labios de su coño, se lo chupaba, entraba la lengua dentro, con los dedos buscaba su punto, al rato me pidió que para, fóllame me dijo, no querida hasta el final, tenía que sujetarla porque se retorcía de placer, cuando termino me recosté a su lado estuvimos un buen rato abrazados mirándolos a los ojos sin pronunciar palabra.
Evidentemente nuestra relación había cambiado por completo, tanto en el placer como en toda nuestras otras cosas. Durante el sexo tenía mi polla más en la boca que en el coño, le gusto mamarla, compramos juguetitos para los dos, la comunicación era plena, empezamos a frecuentar playas nudistas.
En una playa de estas día apareció un matrimonio, se situaron cerca de unas rocas, al abrigo de ellas, un poco más jóvenes que nosotros, el bastante bien dotado y a más guapo, mi mujer se lo quedó mirando, más que su cara su polla, en aquel momento me vino a la mente otra vez la fantasía, quería ver a mi mujer con follando otro hombre y además bien dotado, a lo que le pregunte al rato, “¿Sonia te gusta esta, te imaginas tenerla entre tus piernas?”, solo me contestó, “vámonos al hotel”.
Este distaba unos veinte kilómetros, nada más salir de la playa había una antigua cabaña abandonada de labradores, paré el coche entramos allí, tendimos la toalla y se puso a cuatro patas, yo también detrás de ella empecé a lubricarle el coño con la lengua un buen rato, después agachado le fui entrando la polla poco a poco, me arrodille abrazándola por los pechos, acariciándole los pezones.
Con un movimiento de va y ven, tuvo muy rápido el orgasmo, terminamos como a ella le gusta, chuparla y correrme en su boca, volvimos a la playa, no quedaba nadie solo la pareja que antes he comentado, mi mujer no paraba de mirarlo, con tanto descaro que el chico se dio cuenta, una de las veces que mi mujer entro en el agua vi que el chico se le acercaba y le decía algo, mi mujer hizo una sonrisa y se zambulló totalmente varias veces en el agua.
Al venir a mi lado le pedí que me contara lo que había pasado, dijo “el chico me preguntó si me gustaba su polla, le contesté afirmativamente, continuó diciéndome que podía tocarla, su mujer no era celosa y además eran una pareja liberal, por esto me zambullí varias veces, para acariciarla, incluso me la he puesto en la boca bajo el agua, por cierto hace tiempo que no sacas el tema de hacer un trío, ahora sería el momento, son jóvenes, liberales, bien dotado y ella no está mal para ti, tiene pechos generosos como a ti te gustan y un buen culo, que más quieres”.
Yo no estaba convencido del todo, pero ella insistió, “por favor déjame chupar esta polla, deja que se corra en mi boca”. Le puse una condición que seguro que no aceptaría porque nunca lo había querido, que se dejase encular si el chico le apetecía, no tardó ni medio segundo en decir que si, la decisión estaba tomada, yo sería cornudo y ella enculada.
Nos acercamos a ellos, mi mujer me lo presentó, Ernesto y él a la suya, Ana, nos invitaron a sentarnos con ellos, tomamos un refresco que llevaban en su nevera portátil, al rato mi mujer se fue al agua y Ernesto detrás de ella, empezaron otra vez las zambullidas, pero ahora eran los dos que lo hacían.
Ana me preguntó si éramos liberales, no supe que contestar, me miró pasando su mano por mi nuca diciéndome, siempre hay una primera vez, junto mis labios con los suyos, mientras acariciaba mi pene disimuladamente, “a mi marido le gusta tu mujer, quiere follársela y a mi me excita verlo, ¿qué me dices?”, yo le contesté “siempre hay una primera vez, a mí también me excita verla con otro hombre, ahora mismo me está poniendo muy caliente”.
Mi polla estaba tiesa a punto de reventar, se tumbó en el suelo sin dejar de acariciarla, abrió las piernas y ella misma me tumbó encima suyo metiéndola toda dentro de su coño, rodeó mi culo con sus piernas, no paraba de acariciarme y de decirme lo bueno que estaba, notó que yo estaba a punto de correrme, hizo que me tumbara su lado subiéndome ella encima de manera que yo chupaba cómodamente su coño, mientras ella chupaba mi polla, así nos corrimos los dos al mismo tiempo.
Nos tumbamos al sol para descansar un rato, no tardó Ana en volver a tenerla en la boca, pasaba la lengua suavemente de arriba abajo, succionando de vez en cuando, cuando la tuvo tiesa se subió encima de mí, la entró toda en su coño y empezó a cabalgarme, apoyada en el suelo rozaba sus pechos contra los míos, uniendo su lengua con la mía, yo puse mis manos sobre sus nalgas, apretando fuerte, acompañando en el vaivén, al rato ella lego al orgasmo, pero no se bajó, continuó moviéndose cambiando el ritmo, notó que yo estaba a punto y me abrazó fuertemente, y con un morreo profundo, llegue al final.
Se hacia tarde, nos levantamos para llamar a Sonia y Ernesto, pero no los vimos en el agua, los buscamos y los encontramos detrás de unas rocas, Sonia con las piernas abiertas y a cuatro patas, Ernesto detrás suyo se la estaba follando, no dijimos nada, medio nos escondimos para poder mirarlos sin ser vistos, nos pusimos los dos otra vez muy calientes, de ver a su marido follándose a mi mujer.
Ana empezó a masturbarse, me puse detrás de ella, mi polla volvía a estar tiesa otra vez, me agaché, separé sus nalgas para lubricar su culo con mi lengua, ella adivinando mis intenciones se arrodilló y con las piernas bien separadas, se puso igual que Sonia a cuatro patas, direccioné mi polla en su ano, apretando suavemente para dilatarlo, entró toda en su culo muy rápidamente, pasé mi mano por entre su pierna para masturbarla acompasando los movimientos, al llegar al orgasmo oímos unos aplausos, eran Sonia y Ernesto, sin darnos nosotros cuenta, habían terminado y estaban en primera fila disfrutando del espectáculo.
A partir de este momento nuestras visitas a casa de Ernesto y Sonia, fueron y son constantes, y viceversa.
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Esto solo es empezar,seguiran muchos mas,felicidades
Muy buen relato, me encantó que bueno que pudistes llevar a cabo tus fantasias. Saludos