Cursaba el segundo semestre de mi carrera, no es muy conocida, básicamente consiste en una matemática muy especializada enfocada al área financiera. Y mi universidad organizó una pequeña gira para estudiantes de una de las clases que llevaba en aquel momento.
Iríamos a la zona norte del país, fuertemente dedicada al turismo y el comercio; teníamos la tarea de optimizar los datos de un hotel y a cambio recibiríamos estadía por un par de noches y podríamos turistear en nuestros ratos libres. Una oferta demasiado buena para rechazarla.
Durante mi juventud frecuenté muchos sitios “curiosos” y acabé conociendo bastantes personas en Internet, con un algunas llegué a tener sesiones del llamado “sexo virtual” un par de veces; no estoy precisamente orgulloso de eso, pero en estos momentos sería muy útil. Contacté con la única chica con la que mantuve una amistad bastante normal durante los años siguientes.
Entonces llegó el día, salimos de la sede centro a eso de las 9:30 am. El viaje fue rápido, el tránsito era moderado a esa hora y no hubo contratiempos, durante el viaje pasé hablando con un amigo.
-¿Esa es?
-Sí -respondí mientras le mostraba una foto de mi amiga-.
-Nada mal. ¿Y sí crees que pase algo?
-No estoy seguro, estaremos relativamente cerca de su casa: una gran ventaja. Pero siempre puede ser que no le interese, aunque sé que lleva un par de años soltera y desatendida.
-Pues solo puedo desearte suerte, avísame si ocupas alguna asistencia.
-Gracias, bro.
Llegamos antes del almuerzo, en el hotel nos recibieron con comida y una pequeña charla en la que nos brindaron toda la información pertinente. Poco después nos dieron las habitaciones; quedamos de vernos en una hora para comenzar a discutir.
Yo aproveché para hablar un poco con ella, sabía que debía apresurarme si quería conseguir un buen encuentro. La conversación fue breve, le dije que ya había llegado y lo que tendrías que hacer, además le dije que podríamos salir por la noche.
La discusión fue interesante, genuinamente estábamos aprendiendo, pero yo no podía sacarme las ganas que traía en la cabeza; ni bien terminó la reunión me apresuré a salir y fui a donde quedamos de vernos. Y allí estaba ella, he de decir que me puse algo nervioso: usaba una blusa fresca y algo escotada; me daba una excelente vista de sus grandes senos, traía un short tipo jeans; se veía demasiado bien en sus carnosas piernas y malamente cubría esas enormes nalgas. Era una vista magnífica, traía el cabello suelto, los colochos recién definidos se le veían muy sexys y su figura se veía aún mejor en persona; era gruesa, pero con muy buenas curvas, y eso me estaba excitando mucho.
-Hola -me dijo ella con bastante amabilidad- siempre quise verte cara a cara – se acercó para abrazarme y darme un beso en la mejilla.
-Sí, después de tanto tiempo ya era necesario – correspondí el abrazo y discretamente recorrí su espalda con mis manos- no está seguro sí algún día se nos haría.
-Pues se nos hizo -dijo entre risas-.
Bien, demos un vuelta.
Y dicho eso comenzamos a caminar por las tan abarrotadas calles de Brasilito, íbamos conversando de temas triviales. Ella era unos años mayor y ya estaba por terminar su carrera, entonces me contaba sobre sus ofertas laborales y demás temas relevantes. A la media hora entramos a un restaurante para tomar algo y quizás comer un poco. Estábamos a la mesa, tomando una cerveza y riendo; mientras lentamente fui rozando su cuerpo, cosas pequeñas: pasar mi dedo por su muslo, acercarme a su cuello, abrazarla cerca de la cintura… desde el inicio se mostró muy receptiva, parecía desearlo tanto como yo, así que decidí ser algo más atrevido y puse mi mano de lleno sobre su muslo, apretando un poco.
-¿Y eso? -dijo con cierto tono sarcástico-.
-¿Malinterpreté el momento? -dije sin vacilar en mi agarre-.
-No, solo te estabas tardando.
Me gustó su atrevimiento, y decidí ser directo, me acerqué y besé sus labios, me encantó desde el primer momento; era una sensación electrizante y muy agradable. Sus torpes movimientos de lengua y como paso su mano por en medio de mis piernas simplemente me terminó de encender. Nos contuvimos por estar en un lugar público, pero no pensábamos parar. Mientras terminábamos nuestra bebida comencé a frotar sobre su sexo, aún con la ropa noté qué ya estaba algo húmeda, y eso me hizo emocionar aún más. Ninguno de los dos tenía mucha paciencia, y ella me dijo algo que no esperas oír.
-¿Te parece si nos metemos a un baño? -lo dijo muy cerca de mi oído- ¿o te da miedo?
-¿Aquí?
-No, parece que ya sospechan, hay una plaza cerca, entraré primero al baño familiar, tú entras después.
-Perfecto.
Dicho y hecho, pagamos y caminamos directo al lugar. Ella me mostró un poco y fue directo al baño, yo di una vuelta para disimular un poco y finalmente me aproximé lleno de incertidumbre sobre lo que vería.
-Dios mío… – ella se había quitado la blusa y el brasier, exhibiendo ese par de tetas qué ya no podía resistir- te ves increíble -me quité la camisa para estar en igualdad de condiciones y me acerqué a ella-.
-Bueno, tú no dejas nada que desear -dijo pasando su dedo a lo largo del abdomen y pecho-.
-Nunca dejé de entrenar…
Me precipité a besarla y finalmente tocar esos pechos, llevaba toda la tarde con las ganas y finalmente pude sentirlos. Firmes y suaves, eran de lo mejor. Ella no se quedó atrás y paso sus manos sobre mí con desesperación, disfrutando de mis músculos y frotando mis zonas sensibles con mucha precisión. Yo no tardé en bajar a su cuello, aunque me abstuve de dejar cualquier marca, y finalmente llevarme a la boca esas tetas.
Ella no paraba de gemir, un hermosa melodía para mis oídos, y solo podía pensar en escucharla mientras le metía mi verga; en serio tuve ganas, pero para esto tendría que esperar, podríamos hacer más en el hotel y solo traía un condón; además quería que todo fuese más fluido. Claro, siempre podía seguir con lo que hacía antes, y esta vez son restricciones.
Solté su pantalón en un movimiento e introduje mi mano directamente, sentí lo húmedo de su vagina, lo deseaba, y comencé frotando suavemente, acercando mis dedos cada vez más a su entrada. Ya estando bastante dilata metí un dedo, no fue difícil, aunque la vi retorcerse un poco.
-Hmph… -gimió-.
-¿Primera vez? -dije sin dar tregua en mi movimiento-.
-Lo había hecho un par de veces – respiraba agitada pero nunca me había gustado tanto. No pares.
-No lo haré -mientras la seguía embistiendo-.
Ella también comenzó a besarme, besar mi cuello y frotar mi abdomen. Tampoco paraba de retorcerse, movía sus caderas en busca de más y chorreada como una regadera. Con lo mojado qué estaba decidí meterle un segundo dedo, necesitaba aflojar la si quería llegar a algo mejor.
Pareció dolerle, pero no me detuvo. Bajé la velocidad para que se acostumbrarse, pero lentamente comenzaba a buscar más, a demandar más placer: se pegaba a mis labios con desesperación, me empujaba contra su cuerpo y me araña a la espalda con desesperación. De verdad era sensible, sentía sus jugos escurrir, y me decidí a darle un buen final.
-Espera.
-¿Ah? -se notó desconcertada-.
-Esto te encantará -la puse sobre el lavatorio y bajé las prendas de un movimiento, tampoco estaban muy bien sostenidas, y me aproximé a su sexo- ¿Qué te parece?
-Solo hazlo -gimió con desesperación-.
No me dejó ni jugar con sus partes cuando ya me había empujado la cara contra sus genitales; el olor penetró en mi nariz y me embriagó en un instante, tampoco podía resistirme a tan tremendo manjar, y comencé a lamer con desesperación. Esos deliciosos jugos llenaban mis labios, y mi lengua no paraba de jugar con su clítoris. De golpe le metí los dedos nuevamente, sentí el reflejo de tensarse y escuché un grito entre placer y dolor, pero no me detuvo, es más, comenzó a retorcerse. Estaba cerca, seguí pese a lo cansado de mi antebrazo y pasó. Se vino fuertemente en mi cara, me llenó de sus fluido y no pude resistir beberlo.
-Sabes muy bien – dije pasando mi lengua por mis labios para disfrutar de todo lo que soltó-.
-Ay, no, qué vergüenza -dijo tapándose ligeramente-.
Tranquila, esto me encanta, pero ahora ocupo que hagas algo… – solté mi pantalón y puse mi pene erecto frente a ella, bastante cerca de su sexo-.
-No tengo protección…
Tranquila, no te puedes embarazar por la boca.
-Oh… – se sonrojó un poco pero entendió- disculpa si no soy muy buena.
-Tranquila, lo serás.
Se arrodilló frente a mí y abrió la boca, le dije que primero lo lamiese, como una paleta. Lo hizo, algo torpe, pero nada mal. Lentamente se fue acostumbrando, y ahora sí se la metió a la boca. No le entraba mucho realmente, pero era cuidadosa con los dientes, lo estaba disfrutando y de repente trato de metérsela toda. Apenas llegó a la mitad, pero se vio demasiado erótico, no pude evitar empujar su cabeza un poco. No pudo evitar toser un poco, pero no sé detuvo. Le gustó mucho, lamía con desesperación, como si la vida se le fuera en ello, incluso hizo eso de frotar la por el interior de su mejilla. Me sorprendió demasiado, y claro que no paraba de gemir yo tampoco.
Esa imagen de ella lamiendo con tanta dedicación, casi como si la necesitas para vivir, sus senos al aire para mi deleite visual y la idea de hacerla mía me estaba prendiendo demasiado. Repentinamente paró para inmediatamente lamerme los huevos (cosa que disfruto más que nada) y hacer contacto visual conmigo, a partir de ese momento supe que no duraría mucho.
-Ya estoy cerca -dije entre jadeos-…
– Pwrfwcto – dijo mientras subía a punta de besos hasta mi glande- dámela toda.
-Te la tengo que devolver -jadiaba- te voy a ensuciar la cara.
Tome su cabeza y comencé a mover mis caderas con algo de rudeza, ella no apartaba la mirada y lo recibía sin problemas, siguió así hasta que ya no pude más y la saqué solo para echarla en todo su rostro, quedó bien cubierta y al final incluso se lo relamió un poco, aunque no le gustó.
-Ya llevamos mucho tiempo, salgamos antes de cualquier cosa – dijo subiéndose el pantalón-.
-Claro, -le di una última mirada- me gustaría continuar mañana.
-Suena excelente – tomó su brasier- ¿Puedes meter gente al hotel?
-No, pero eso no tienen porqué saberlo -me puse mi camisa-.
-Bien, mañana en el mismo lugar.
-Ahí estaré – la abracé y le di un beso en la mejilla avísame cuando llegues.
-Nos vemos.
Salí del baño y la escuché salir a los pocos instantes.
Mañana subo el resto de la historia, espero lo hayan disfrutado.
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