Candaulismo

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T. Lectura: 2 min.

Siempre me ha parecido un misterio casi sagrado el momento preciso en que dos personas empiezan a hacer el amor. Ese segundo en que todo lo que les rodea desaparece y ya solo existe el contacto de una piel con la otra. Y esa sensación es aún mayor cuando es la primera vez que se produce.

Pero ese día a lo que yo iba a asistir en realidad era al espectáculo de una pareja que quería follar para mí. Bien, ese era el acuerdo inicial.

Mientras yo besaba a Mavi y acariciaba su culo, Manuel nos miraba totalmente empalmado y se masturbaba lentamente. La mujer lo miró de reojo y, tras muchos años de convivencia, él entendió lo que esa mirada significaba.

-Marc, hemos cambiado de opinión. Serás tú quien se la tire. Es tuya. Yo me retiraré, pero con una condición: dejaré el móvil grabando para disfrutar juntos luego de lo que hayáis hecho.

No tuve ningún inconveniente, claro. Cogiéndome de la mano, Mavi me acompañó al dormitorio. Manuel colocó el móvil en un lugar estratégico y se fue. Ella me desnudó y se sentó en el borde de la cama; cogiéndome de las caderas, empezó a lamerme los huevos. Mi mano jugueteaba con sus lóbulos, recorría sus mejillas mientras me mamaba.

Escupió en mi glande y se lo metió para saborearlo como si fuera un caramelo. Es exquisita la primera vez que una boca hasta ese momento desconocida accede a tu intimidad y la lengua se recrea en el frenillo tenso.

Sentada a horcajas sobre mí, hice míos sus pezones duros como botones. Notaba su sexo refregándose en mi polla erecta mientras se movía sensualmente y emitía pequeños gemidos. Me puso a mil cuando me dijo casi susurrando: “Cómeme el coño”.

Tumbándola, le separé las piernas y me demoré lamiendo sus labios, luego abriéndolos para succionar suavemente su clítoris. Sentí su orgasmo y cómo se arqueaba. “¡Fóllame! Fuerte.”. La penetré, mis testículos golpeando su perineo. Minutos eternos pero fugaces “¡Derrámate en mis tetas!”. Eyaculé y ella se llevó parte del semen a su boca.

-Quédate un rato abrazándome, que Manuel se espere -me pidió.

Yo que había venido a observar.

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