Con un negro en el establo

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Una vez más quiero contaros una historia que sucedió hace varias décadas, cuando yo era joven la presencia de negros en España era muy escasa, fueron necesarios varios años, e incluso décadas para que los hombres de color comenzaran a aparecer en nuestro país. Y junto con ellos empezaron a surgir mitos sobre el tamaño de sus pollas, ¿De verdad eran mucho más grandes que las de los blancos? Por supuesto no pensaba quedarme con la duda.

Y la oportunidad surgió cuando unos amigos míos, que desconocían mi condición de puta me invitaron a pasar un fin de semana en una finca que tenían en el campo, en la misma había un pajar, do de habían construido unas habitaciones para que un emigrante africano, al que llamaban Pepe, pasando por completo de su nombre real, que le cuidaba la finca, se alojara.

Cuando llegamos me lo presentaron, era fuerte y musculoso, toda una tentación para mí, llegamos un sábado por la mañana y me lo presentaron, era un hombre alto y musculoso, un bombón muy apetecible de comer, y si a eso añadidos la curiosidad por el tamaño de su cosa, creo que es normal que pensara en follarmelo.

Al poco de llegar mis amigos, que habían traído comida preparada de la ciudad, me dijeron de comer, acepté, después de comer, como hacía calor decidieron irse a echar la siesta, bueno quien sabe si otra cosa, jajaja, el asunto es que yo también me fui al cuarto que me habían asignado, pero no podía dormir y además tenía curiosidad por comprobar lo del tamaño del negro.

Así que me levanté y me dirigí al establo, y lo que vi allí superó todas mis expectativas, Pepe estaba desnudo, pude comprobar como su cuerpo se correspondía con el de un atleta, y mirando su polla, eso no parecía humano, era extraordinariamente grande y gorda, me acerqué despacito hacia donde estaba, y fue casi cuando estaba a su lado cuando él se dio cuenta de mi presencia, cuando esto ocurrió, él se tapó rápidamente y avergonzado trató de pedir perdón:

-Perdone la señora, pero es que a estas horas los señores suelen estar durmiendo la siesta y no suele haber nadie en casa.

Yo me acerqué a él y le dije:

-En primer lugar, no me llames señora, y menos si estamos solos, llámame Isabel, y segundo no te avergüences de estar desnudo, dado el cuerpo que tienes debería estar orgulloso, a las mujeres nos encantan los hombres así.

Le abracé, después comencé a acariciar su pecho, parecía un atleta, subí una de mis piernas y la puse, doblada encima de su polla, la verdad es que más que una polla parecía un brazo, todo esto me puso muy caliente, él se fue animando conmigo, me hizo sentarme sobre la paja y me dijo:

-La señora está muy rica.

-Gracias Pepe, pero te lo vuelvo a decir, no me llames señora

Él se fue tomando confianzas y primero me acaricio el vientre por encima de la blusa y poco a poco fue subiendo hasta llegar a mis tetas y se puso a tocármelas, como yo me dejé él se fue animando más conmigo y acercando su cabeza a mi cuello comenzó a besarme en este, yo por supuesto, me dejé hacer, el me volvió a poner de pie y con sus manos fue subiendo mi blusa, hasta dejar mis tetas a la vista y se puso a acariciármelas, mientras dejó su cabeza para que reposara encima de estás, mientras me decía:

-Isabel eres bellísima, eres la primera mujer que veo así, aparte de las chicas que salen en las revistas.

Mientras me decía esto no solo me acariciaba sus tetas, sino que pegaba su polla a mi cuerpo, yo en ese momento no pude contener la tentación de tener entre mis manos la herramienta del negro, menudo tamaño tenía, más del doble que la de mi marido, desde luego no iba a perder la ocasión de que esa maravilla de la naturaleza entrara dentro de mi coño, mientras el negro me había abierto la cremallera del pantalón, e introdujo uno de sus manos dentro de él, mientras decía:

-No sabes las ganas que tengo de acariciar el coño de una mujer blanca.

-Pues no te quedes con las ganas, mi amor, le respondí.

Él animado por mis palabras, de un golpe me bajo los pantalones y el tanga y siguió acariciándome el coño, y dijo:

-Es la primera vez que veo el coño de una mujer blanca.

-¿Y tenías ganas de hacerlo?, le pregunté

Me hizo una señal de que sí.

-Bueno, dije yo, pues no solo lo vas a ver, sino que si te apetece vas a meter tu pollón dentro de todos los agujeros de esta mujer blanca, pero primero túmbate sobre la paja.

El obedeció mi orden, no podía apartar mi vista de su descomunal miembro, así que me arrodillé a la altura de ese dios, y me lo introduje en mi boca, la verdad siempre había pensado que tener una cosa de esa magnitud en mi boca me iba a ser difícil, pero para mi sorpresa el pollón entro en ella con facilidad y comencé a chuparle, el negro comenzó a gemir:

-Muchas gracias, señora, dijo, nunca me hubiera imaginado a una mujer blanca haciéndome esto.

Me la saqué de la boca justo el tiempo necesario para decirle:

-Pero seguro que las negras se mueren de ganas por jugar con esta maravilla, y te he dicho que no me llames señora, llámame, Isabel.

-De acuerdo Isabel, dijo él, pero, aunque algunas negras se lo hacen conmigo, yo me moría de ganas por que fuera una blanca quien me lo hiciera.

Seguí chupándosela, creo que debí de parecer una posesa, deseaba tanto esa polla, mientras lo hacia el no paraba de gemir, lo cual me excitaba aún más, hasta que logré que se corriera, yo no sé cómo aguante en mi boca la enorme cantidad de leche que soltó, pero me la tragué toda, no quería desperdiciar semejante manjar, cuando se la deje bien limpia, pero arrugada, aun así su tamaño era grande, me puse a acariciársela, el disfrutaba, y yo aprovechando la situación le pregunté:

-¿Dime una cosa Pepe, la señora de la casa nunca ha venido a hacerte lo que te estoy haciendo yo?

-Esto no, dijo Pepe excitado y nervioso a la vez, alguna vez ha venido a verme desnudo, cuando piensa que no la veo.

Menuda zorra mi amiga, venir a espiar al negro, pero tener esto en casa y no aprovecharlo debería de ser delito, así que pensé que quizá podría pervertir al matrimonio para que los cuarto disfrutáramos. Pero ahora estaba con mi negro, él estaba aguantando mi mamada, hasta que apartó mi cabeza de su polla y dijo:

-Esto es divino Isabel, pero quiero ser yo quien te toque un poco.

Alzó un poco su cuerpo y posó su cabeza sobre uno de mis pezones, y se puso a chupármelo, yo le dije:

-Con las tetazas que tienen las negras no sé cómo te gustan las mías.

-Pero las tuyas son especiales para mí, y por favor, Isabel no me vuelvas a habar de las negras más, en el universo solo existimos tú y yo.

Y siguió chupando mis tetas y lamiéndome los pezones y sin dejar de hacerlo me los cogió con las manos y se puso a acariciármelas, solo con esto consiguió que me corriera, y en ese momento decidí que había llegado la hora de follar, cuando s lo propuse él se mostró encantado, la idea de metérsela a una mujer blanca y supongo que también me veía como pija, le encantaba y yo por mi parte, aunque viendo el tamaño de su polla estaba asustada, tenía miedo de que semejante pollon no me cupiera en el coño, pero esta loquita por hacerlo.

Así que le pedí que permaneciera tumbado, me puse encima de él y con mi mano agarré su polla, apenas me cogía en la mano, la acerqué a mi coño, seguía llena de dudas sobre si ese pedazo tan grande de polla iba a entrar dentro de mi coño, pero me moría de ganas de que así fuera, así que poco apoco fui acercando mi coño a ella, y la llevé hasta la entrada de mi sexo y poco a poco fui descendiendo, pensaba que me iba a doler muchísimo, pero debía de estar tan mojada que para mi sorpresa su polla fue entrado en mi coño poco a poco y en vez de experimentar dolor lo que experimenté fue un placer muy intenso. Él me dijo:

-Muchas gracias, Isabel, jamás hubiera pensado en follar con una dama como tú, ¿Sabes que incluso muchas putas de tu color no quieren follar contigo porque dicen que les puedo hacer daño?

Pues eso prueba que la más puta soy yo, jajaja, pensé, pero le dije:

-cariño no te preocupes yo te ayudare a conseguir mujeres como yo, aunque no tan putas jajaja, pero ahora disfrutemos del momento sin pensar en los demás.

Y seguí cabalgándole, estaba experimentado un placer intenso, y notaba como él además de gozar por tener a una mujer con clase, jajaja, gozaba porque tenía un coño muy caliente rodeando su polla.

Yo por mi parte trataba de disfrutar a tope de ese tesoro que tenía dentro de mi sexo, pocas mujeres han gozado de eso. Me agaché e hice que mis tetas entraran en contacto con sus labios quería sentir de nuevo sus lengüetazos sobre ellas, él estaba gozando a tope y me dijo:

-Isabel hay pocas mujeres que sepan follar tan bien como tú me estas follando en este momento.

Yo seguía cabalgando su pollón, quería disfrutar a tope en ese momento, mientras que sentir como sobaba mis tetas y me daba mordisquitos en los pechos me hacían sentir todavía más placer. En estas circunstancias no es extraño que tuviera rápidamente un orgasmo brutal que fue seguido de otros, yo seguía follando quería que la leche de ese negrito, que sin duda sería muy abundante regara mi coño. Y eso no tardó en ocurrir rápidamente, Pepe se corrió, y mi coño se llenó de su semen.

Descansamos los dos sobre el suelo, pero ver esa maravilla de la naturaleza arrugada se me hizo pronto insoportable, así que comencé a acariciarle su miembro y Pepe parecía encantado de tener una blanca muy puta ocupándose de su polla, pronto mi tratamiento dio resultado su descomunal miembro se puso nuevamente en forma, en ese momento el negro me dijo:

-Isabel, si no te importa, me gustaría ser yo quien se pusiera encima de ti

Pensé que ese hombre con ese pollon encima de mí me reventaría, pero no era cuestión de parecer timorata, así que acepté, me tumbé sobre la paja y le dije a mi acompañante:

-Aquí me tienes, puedes hacer conmigo lo que quieras.

Él se puso de rodillas al lado de mi coño, agarró mis dos piernas, y alzándolas las puso sobre sus hombros, y desde esta postura me volvió a meter su pollón n mi coño, este ya se había acostumbrado a su miembro, así que libre de temores me puse a disfrutar de una manera muy relajada.

Se ve que, para él hacerlo con una dama blanca, aunque fuera más puta que las chicas de cualquier burdel donde pudiera ir, era un honor y me follaba con rabia, sus embestidas eran muy intensas, eso me ponía muy caliente, y no tarde en volver a tener una auténtica cadena de orgasmos, mientras el seguía dando embestidas, cada vez más fueres, a mi coño, de esta manera el no tardo en volver a correrse y su leche a llenar mi coño.

Pero no quería que esa leche tan deliciosa se desperdiciara, así que saqué, nuevamente, mi lengua de la boca y me puse a lamérsela, debía de dejarla limpísima.

En ese momento el llevó sus manos hasta mis tetas, parecía tener una cierta obsesión hacia ellas, y mientras me las acariciaba me decía:

-Isabel, tienes unas tetas lindísimas.

Y mientras lo hacía me las sobaba con ansia, eso me puso muy caliente y le dije:

-Déjame hacer a mí, ponte de pie.

El obedeció, yo me puse de rodillas delante de él y le dije:

-A ti te gustan mis tetas y a mí me vuelve loca tu polla, vamos a hacer algo con lo que nos gusta a los dos.

Cogí su polla con la mano y la acerqué hasta mis tetas y la puse entre ambas, luego as apreté con mis manos, de forma que su polla quedó amarrada entre ellas y le dije:

-Toma Pepe, deja que mis tetas follen con tu polla.

-Esto es divino Isabel me contestó.

Mientras yo movía mis tetas, como si fueran un coño, quería que mi negrito gozara a tope que teniendo una zorra como yo haciéndole cosas no pensara en esas negras que parecían tener todas unas tetas y un culo espectaculares, mientras yo le hacía esto Pepe gemía, y me decía:

-Mi diosa blanca, me estás haciendo muy feliz.

En realidad el dios era el por el tamaño de su polla y para mi tener ese pedazo de carne entre mis tetas era fabuloso, así que continué masturbándole con ellas, notaba como sus gemidos iba en aumento, hasta que tras un gran gemido él se corrió, ver como de una polla tan negra salía una gran cantidad de esperma blanco era algo que me resultó muy morboso, y ver su leche corriendo entre mis tetas también, no pude evitar llevar mis dedos hasta su rastro de leche, untármelos con ello y después llevármelos a mi boca para saborear ese delicioso líquido.

Nuevamente esa polla, digna de un dios estaba arrugada ante mí, y verla en ese estado era un desafío para mí, quería verla bien durita, así que, otra vez más llevé mi lengua hasta ella en un movimiento que podía entenderse como de adoración y sacando mi lengua comencé a lamérsela, y nuevamente, como correspondería a un dios la polla del negro se puso nuevamente dura.

Y en ese momento una idea comenzó a rondar en mi cabeza, desde que los instintos puteriles habían comenzado a desarrollarse en mí, el recibir las pollas por mis tres agujeros se había convertido en una necesidad, pero al ver la polla del negro, como había pasado antes con mi coño, mis deseos de recibirla por ahí se contrarrestaban con el miedo de que algo de ese tamaño me hiciera daño, pero me había vuelto muy puta y, como siempre mis instintos puteriles se impusieron así que se lo pedí. Él se quedó sorprendido y dijo:

-¿De verdad Isabel deseas eso? Me da mucho morbo, pero nunca te lo hubiera pedido por miedo a que te ofendieras.

-Pues ya ves que no, dije yo.

Y me puse a cuatro patas, él se dio cuenta de que hablaba en serio y se puso detrás de mi con una mezcla de deseo y de miedo a no ser capaz, arrimó su polla a mi culo, creo que en ese momento los dos estábamos con la misma duda e inquietud, ¿Iba a ser mi culo capaz de recibir esa enorme polla en su interior su sufrir daños? Creo que eso hizo que Pepe me la fuera metiendo muy despacito.

Y la realidad se fue imponiendo poco apoco, quizá es que estuviera muy caliente, pero el resultado fue que mi culo recibió sin ningún tipo de problemas, es más a medida que me la iba metiendo yo, lejos de sentir ningún dolor experimentaba un inmenso placer, Pepe al darse cuenta de ello, se olvidó también de sus temores y comenzó a follar mi culo con un ritmo más vivo y a medida en que lo hacía mis gemidos, y los suyos, se intensificaban. Mientras él me decía:

-Muchas gracias, Isabel, llevaba mucho tiempo queriendo realizar esto, pero tanto las chicas negras, como las blancas, incluidas las putas, con las que he estado, siempre se había negado a ello, porque dicen que la tengo enorme.

-Y la tienes, jajaja, dije yo, pero parece que necesitabas encontrar una mujer lo suficientemente puta, como yo para hacerlo.

El siguió moviéndose dentro de mi culo, yo comencé a tener orgasmos y é no tardó en correrse llenándome el culo con su leche, en ese momento me di cuenta de que mis amigos debían de estar al despertarse, así que me lavé y me vestí.

Salí del establo y me encaminé a la casa entré despacio no se oía ningún ruido y me dirigí al cuarto donde dormían mis amigos, me parecieron muy sexys los dos, dos personas a las que sería maravilloso pervertir.

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