Ella estaba parada enfrente de mí, yo recostado en el jacuzzi admirando de abajo hacia arriba sus dos hermosas piernas y entre ellas esa raja que escondía unos labios vaginales hermosos, más hacia arriba lograba divisar unos dos deliciosos melocotones que brotaban de su pecho, pero nunca logre divisar su rostro.
Levantó su pierna y puso su pie sobre el borde de la tina, yo permanecía inmóvil, no quería perder ningún movimiento de su hermoso cuerpo, cuando levanto su pantorrilla se abrió apenas su ranura y pude deleitarme de esa hermosa vulva, mientras disfrutaba admirando la entrepierna de esa deliciosa mujer, logré divisar un pequeño goteo de un líquido que emanaba de ella, era dorado caliente, aromático, el goteo fue convirtiéndose en un gran chorro que mojaba mi cabeza, mi rostro mis hombros, instintivamente mi boca busco ese orificio de donde brotaba esa agua mágica.
Mis labios apenas si rozaron la raja de esa diosa que me bañaba de pies a cabeza, ella vio mi boca entreabierta y dirigió el chorro de su meado hacia ella, parte del líquido se desparramaba entre mis labios a mi cara y mi pecho, otra parte directamente era tragada por mí y una porción menor quedo bajo mi lengua y pude saborearla, era exquisito, apenas cítrico con un leve sabor a anís, o así lo sentí yo.
Por momentos se me dificultaba respirar por la excitación y por el líquido acumulado, mis ojos seguían buscando enfocar su rostro, pero sus piernas, sus nalgas, sus senos se interponían, no pude verla, mi excitación iba en aumento mi miembro estaba duro, habría dado lo que sea por introducirlo en su vagina, pero su mano apretó mi verga y la sobo duro muy duro hasta hacerme disparar esa carga de semen que se había acumulado durante ese momento mágico de la lluvia que bañó mi rostro y todo mi cuerpo, quedé acostado sobre todo ese líquido tibio, mis ojos se cerraron, mi mente quería identificar el rostro de ese ser maravilloso, pero no pudo, sentí que entraba en un profundo sueño.
Y en ese mismo instante cuando abrí mis ojos una tenue luz entraba por la ventana, estaba amaneciendo, me incorporé, no comprendía, estaba empapado.
Me imaginé que seguía recostado en la tina húmeda, pero no, sentía algo suave bajo mi cuerpo, ahí me percaté, estaba en mi cama, había tenido un sueño con un ser mágico, que se grabó algún momento en mi inconsciente, la imagen de una bella mujer vino de pronto a mi mente, era ella, mi terapista, pero yo jamás había tenido nada físico con ella tan solo conversaciones en videoconferencia, definitivamente esa hermosa sonrisa, esa mirada dulce y profunda se había guardado en mi mente y me llevaron a tener el sueño más real que podría haber imaginado, pero ¿fue un sueño?
Seguía empapado, el flujo de semen sobre mi cuerpo me hacían pensar, en realidad lo fue?