Economista y prosti: Con papá, al regreso de vacaciones

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¡Hola lectores!

Después de mis vacaciones, que terminaron el 7 de junio, me reintegré con alegría y bien descansada (pese a que tuve que atender algunos compromisos, como ya saben) a mis dos actividades principales, putifina y asesora en economía. Dos actividades bien diferentes por cierto.

¡Pueden imaginar cómo me esperaban mis clientes de sexo! ¡Casi no me han dejado días ni horas libres!

Pero a partir de ahora, ya al día con mis relatos de lo que sucedió en vacaciones, paso a contarles las novedades:

—Sin dudarlo, me estoy dedicando, (con mucho tacto y poco a poco) a conquistar a mi amiga de siempre, Maca, la más liberal de mis dos amigas de la Universidad con las cuales pasé tres días en Colonia del Sacramento.

La llegué a ver por instantes desnuda (y ella a mi) cuando salíamos de ducharnos. Ya saben que la otra amiga es mucho más tímida.

Y verla desnuda me despertó ganas de estar con ella, recordando lo bien que lo he pasado con Mary, y decidí tratar de conquistarla, sin apuro excesivo. Por cierto, lo comenté con Tommy, que estuvo totalmente de acuerdo, y, sabiendo que es casada, y conociendo a los dos, me dijo “y si quieren intercambio lo hacemos, además de lo que salga entre ustedes dos”.

Aproveché que nos habíamos reencontrado en ese viaje de chicas, y con cualquier pretexto la invité a visitarme en la oficina, diciendo que otro día invitaré a mi otra amiga de la Uni.

Luego de eso, que por cierto le extraño la existencia de dos dormitorios (“por si nos quedamos a dormir con Tommy e invitamos a alguien”, ja ja) nos hemos encontrado un par de veces en el Mall preferido de ambas, a tomar café o té en nuestro lugar querido de nombre francés. He tratado, y hasta ahora logrado, ir avanzando, pasando del tradicional saludo del beso de mejillas, que en realidad no es beso, hasta darle un pequeño beso en la mejilla, o cuando quiero enfatizar algo en la conversación tomarle una mano, dejando la mía un poquito más del tiempo imprescindible.

Por cierto, nada la ha molestado, y voy llevando las conversaciones hacia temas un tanto pícaros o dejando confidencias.

Los mantendré al tanto si logro progresar (o concretar, ojalá).

—Durante las vacaciones, cuando ya Tommy trabajaba y yo descansaba, mientras almorzábamos un sábado, en un restaurante de Punta Carretas, intercambiando impresiones de cómo ha sido este último año y medio como putifina, me preguntó por nuevas ideas o deseos que pudiera tener.

Dudé un segundo, pero me ha dado tanto apoyo en todo este tiempo, que con sinceridad le dije de un nuevo deseo:

—¿Sabes? Siempre me quedó el deseo de que realmente me entregaras a algún hombre. ¿Recuerdas que por discreción fui yo la que hablé a solas con Ricardo y que la primera vez salí sola con él a un telo?

—Lo recuerdo, no podría olvidarlo, te hizo muy feliz eso, y lo que siguió después.

—Pues en el correr del tiempo, me han venido deseos de que me entregues, completamente de sorpresa, o casi, a algún otro hombre u hombres, que les digas que quieres que me posean, que me prepares para ellos y que veas todo. Pero comprendo que puede que te sientas mal haciéndolo, en esto y en todo debemos ser sinceros.

—Amor, sabes que te acompaño en todo, te amo tal como eres y respeto tus sentimientos. ¿Como lo has pensado?

—Mmm, algo así como hombre mayor, serio como todos mis clientes, a quien tomemos por sorpresa, sin dinero de por medio. De algún modo terminar invitándolo a la oficina, y que se lo propongas o sugieras.

—Me gusta, suena excitante.

—Quizás se lo sugieras, o puedo yo iniciar el tema y tú lo derivas hacia el sexo, me desvistes para él y lo incitas a poseerme. Tiene que ser un señor muy de confianza, por el tema salud, y por la discreción que tú y yo necesitamos. ¡O sea un caballero!

—No me ves, pero en este momento no puedo pararme aquí todo el salón del restaurante vería mi erección, ja ja.

—¡Te quiero, te amo! ¿Lo tomo como un sí?

—Por supuesto. Debemos dedicarnos a encontrar a ese caballero.

—O caballeros, si fueran dos no me molestaría…

—A mi tampoco me molestaría… ¡manos a la obra!

Y ahí comenzó nuestra búsqueda, que no ha sido fácil, pero que fue exitosa y ya se los contaré.

Pero hoy quiero relatarles, además de las dos novedades anteriores, el reencuentro con papá. El pobre papá (y también mi suegro, con abstinencia similar), estaba desesperado cuando alrededor del 9 de junio retomé mi actividad después de las vacaciones. Imaginen, llevaba unos 40 días sin tenerme, pero me había visto reiteradamente cuando yo iba a visitarlos a él y a mamá a su casa, o ellos venían a mi casa. Me lo dijo varias veces, me pedía sexo, pero yo me mantuve que eran vacaciones y descanso.

Finalmente, volví a mis actividades, súper ocupada por la altísima demanda de mis clientes, pero logré liberar una mañana en casa (no en la oficina), para recibirlo. El pretexto para salir de su casa toda la mañana, fue hacer unas reparaciones en nuestra casa.

No les mentiré, yo también estaba muy deseosa de estar con él, me provoca sensaciones diferentes a las de todos los otros hombres que puedan poseerme, y es lógico, ser cogida por el padre es algo muy muy (y muy) especial.

Me vestí sencilla y con ropa liviana, pese al frío que ya se insinuaba en comienzos de junio y que a partir de esos días ha sido tremendo.

Stilettos, medias negras con liguero alto, mini falda plisada negra (las estoy usando mucho últimamente), tan mini que dejaba a la vista los dos tirantes de cada pierna del liguero que sostienen las medias; y un sencillo crop top rojo que me deja a la vista el ombligo. Nada de lencería salvo el liguero. Al cuello un collar de perlas de fantasía, de dos hileras, largo al medio del busto.

Así vestida, pese al frío, salí a recibirlo y abrirle el portón de entrada del muro perimetral para que entrara con su coche.

Entramos a la casa con papá luego de besarlo en el jardín del frente cuando bajó del coche, sin importar si nos veía alguien. Se imaginan que al colgarme de su cuello, si alguien pasó frente al portón de rejas, nos vio claramente (y como yo estaba vestida).

Le serví un café, eran apenas las 8 y 30 de la mañana, y mientras lo bebía, conversamos. Hablamos de que alguien me había visto almorzando con Tib y sus dos Gerentes y que nos despedimos con un beso. Quien me vio es una amiga de mamá, que, sorprendida, le comentó el hecho (cero discreción de su parte).

Afortunadamente se pudo desactivar el tema, diciendo que sí era yo, y que eran tres muy buenos clientes de la Consultoría, con quienes había almorzado y nos despedimos con un beso.

—Pero a mi amiga le pareció que eran beso en los labios, había dicho mamá.

—Habrá visto mal, seguro no estaba cerca y le pareció, imagínate mamá, ¿ cómo podría besarme en los labios con tres hombres en un restaurante?

—Sí, claro, me quedo tranquila.

Y en la conversación papá me confirmó que el tema había sido olvidado.

Terminado su cafecito, papá pasó al baño a cepillarse los dientes, y yo me quité el top y me eché en la cama boca abajo, con la minifalda puesta, para excitarlo aún más. Cuando vino a la cama, solamente en boxers, se sentó al borde de la cama, me besó y comenzó a acariciarme y besarme las piernas. ¡Me encanta que me besen las piernas con las medias puestas! Las medias quedaron en parte empapadas de saliva.

Siguió subiendo, me levantó la parte trasera de la mini falda y comenzó a besarme suavemente el culo, me mordía las nalgas, me acariciaba las nalgas y las piernas.

Cada vez más excitada, comencé a gemir levemente. Sentía su lengua en mi esfínter y sentía su saliva correr hacia los labios de mi concha. Me puse de pie y y frente a él me quité la falda, y él se quitó el boxer.

La verga estaba esplendorosamente parada, en la punta, recubierta de la piel del prepucio, apenas se abría un agujereo que mostraba una gota de líquido pre seminal.

Decidí chupársela un poco, pues me di cuenta que si me penetraba acabaría enseguida a causa de la calentura y la larga abstinencia.

Lo hice sentar en la cama y me arrodillé frente a él entre sus piernas. Mis manos tomaron su cintura. Acerqué la boca a la verga, y le di un suave beso en la cabeza sin correr hacia atrás la piel.

Lo miré a los ojos, lamí sus huevos y volví a ir a la cabeza de su pija, dos lengüetazos fueron suficientes para correr un poco la piel y dejar media cabeza descubierta. Me introduje la verga en la boca y con la lengua trabajé en la cabeza hasta sentir el glande al descubierto. Siempre mirándolo a los ojos, sintiendo como se conectan nuestros ojos azules, lentamente te retiré la pija de mi boca y le lamí el culo. Un dedo y la lengua lo llevaron al cielo, o casi. Sabía que él no resistiría mucho más.

Me alejé para que se tranquilizara y me viera, me giré frente a él… —¿Te sigo gustando papá? —Me desesperas Sofía, sabés bien cuánto te deseo…. —Yo también te deseo papi, no sé cómo podemos amarnos así, pero me encanta que me cojas. Y mis tetas se arrimaron a su boca. Se puso a chuparlas como un bebé.

Lo dejé hacer, lo empujé sobre la cama y me subí a él, le ofrecí nuevamente te las tetas y mi collar caía sobre su cara mientras me las lamía y chupaba.

—Me la voy a clavar papá, acaba tranquilo, ya habrá tiempo de más. —Si sí, ¡no aguanto más! Y lentamente volví a disfrutar del miembro de mi papá, caliente, lubricado él y lubricada yo, entró toda, hasta que realmente me senté sobre él.

Comencé a subir y bajar, a veces me detenía y le daba las tetas a chupar o jugaba con mi collar de perlas en su cara. Él me acariciaba las nalgas o el clítoris, pero no llegué a acabar, se me adelantó a los pocos minutos y sentí como me llenaba la matriz. Tibio, seguramente espeso y obviamente abundante su semen se derramó en mí. Tan excitante como siempre, eufórica de recibir la esencia de mi padre en mí.

Sentía sus chorros, vi su cara contraerse al acabar, y aflojarse en una sonrisa mientras me decía —¡Gracias hija! —¡Que goce papi! ¡Me gusta tanto! ¡te deseo!

Me preparé para algo que había pensado en mientras lo montaba.

Apoyada en mis rodillas, puse una mano entre mis piernas mientras levantaba el cuerpo y la verga se salía de mí. Al momento, aquella acabada desesperada de deseo y abundante, se escurrió hacia la palma de mi mano puesta bajo la concha.

Recogí todo, lo miré fijo a los ojos y me llevé la mano a la boca. Lo saboreé antes de tragarlo… —Te adoro hija, sos mi putita para siempre, siempre te llenaré de leche. No respondí, simplemente recogí nuevamente algo de líquido que me había escurrido, lo froté en mis tetas y se las di a chupar. Lo hizo con fruición.

Recostados frente a frente, descansamos. No paraba de mirarlo y quererlo. Su cuerpo típico de 50+, su torso velludo su cara con algunas arrugas y su cabello con islas grisáceas. Y su verga, sobre todo su verga. Recostado de frente a mí sobre su lado derecho, hacia la derecha caía su pija sin erección, nada larga, un poquito gruesa, el prepucio cubriendo el glande, dejando un agujero al frente donde se veían restos de semen. Un padre en reposo, después de acabar dentro de su hija.

Lo besé, le acariciaba la pija, me sobaba las tetas. Y cuando vi un atisbo de nueva erección, me puse a chupársela. Esta vez a fondo, con masturbación adicional. En 69 para que a su vez él me preparara.

Y llegó el momento. Se tiró encima de mí y comenzamos a frotar nuestros cuerpos.

¡Como se disfruta ese frotamiento incestuoso! (¿a quién le importa?). Su verga ya erecta buscaba mi raja, yo lo buscaba a él y sentí que me la metía. Esta vez no hubo eyaculación rápida ni nada de eso. Me cogió con las mismas ganas pero sin urgencia. Acabé, vaya si acabé, temblando y gimiendo, y él seguía en su vaivén hasta que llegó al final. Sentí claramente los cuatro chorros con los que me obsequió.

Mi concha se contrajo sobre su pija y quedamos así, él sobre mí un rato.

Finalmente de nuevo se la chupé hasta limpiarla, me chupó la concha sin importarle y mientras nos besábamos y él jugaba con el collar en mis tetas, le dije:

—¿Sabés papá? Con Tommy estamos en búsqueda de alguien a quien entregarme, una ceremonia de entrega completa, que me corteje aunque sea un poco, que Tommy le diga que quiere entregarme y que finalmente se haga, con Tommy entregándome desnuda y mirando todo sin intervenir. Pero es difícil conseguir a alguien de confianza y a quien sorprender. ¿Se te ocurre dónde seducir o alguien?

—Mmm lindo tu deseo…. Yo creo que sería bueno que te fijaras en algún señor que almuerce o cene solo en un restaurante, o en algún concurrente a alguna reunión de esas que hacen los Bancos con exposición de colegas tuyos. O incluso asistiendo a algún evento deportivo.

—Deportistas, descartados, no quiero nada en ese ambiente.

—¿Gym? Si fueras muy temprano o muy tarde, puede haber ejecutivos que se interesen nada más verte.

—¡ Es buena idea! Esa y las de ámbito académico me gustan…y a restaurantes, vamos siempre, puede surgir algo.

Una mirada pícara a su verga me llevó a concluir que sería capaz de cogerme nuevamente. Un largo beso negro lo puso erecto, y entonces fue mi turno de ofrecer mi orificio para que me lo preparara.

Cantidades tremendas de saliva lo lubricaron, un dedo entrando y saliendo lo abrió un poco, luego de que su boca y su lengua prácticamente me lo comieran.

Yo quería un poco en cuatro y le propuse:

—Papá, primero en cuatro y luego mi culito ¿si? —Lo que quieras amor (como me gusta que me diga amor)…

Me puse en cuatro él se puso detrás y yo tomé su poronga y la dirigí a mi concha. Daba gusto sentirla entrar tan suave, tan lubricada.

Pero nada de eso importaba cuando comenzó a bombearme, y a chocar su vientre en mis nalgas.

Plaf, plaf, plaf… ese ruido me enloquece, ya no quería que me hiciera el culo, quería que siguiera. Pero un pulgar que entró en mi esfínter para mantenerlo abierto, y la saliva que comenzó a caer en mi tesoro, me recordaron de darle placer.

Pero lo dejé a su gusto, Siguió un buen rato en cuatro y luego la sacó.

Una vez más el pulgar entró a fondo en mi culo, lo retiró y dejó caer bastante saliva, yo esperaba un poco deseosa y un poco extrañando su pija en mi concha.

Apoyó la cabeza, la posicionó bien centrada en el esfínter. Y empujó… cero resistencia, solamente placer de ambos. —Ahhh, que divino hija, como entró, me dijo comenzando a moverse.

En dos minutos el movimiento era frenético y yo gritaba de placer, y para más placer, me la sacó, me escupió el agujerito y la volvió a meter, y repitió y repitió.

Yo apenas jadeaba, me quedaba sin aire y le pedía más y más. Al final, recordó que no me gusta que me acaben dentro del culo, la sacó, me di vuelta, tendida en la cama y descargó, no mucho pues era la tercera vez, en mi cara.

Me encantó, por supuesto recuperé y me llevé a la boca todo lo que pude. Sabíamos que era el final ese día. Ya era casi mediodía y yo debía atender dos clientes de tarde. De todos modos, nos besamos y se la chupé, conversamos un poco, prometió avisarme si sabía de alguien para “sorprender con una entrega” y lo acompañé a la puerta a despedirlo luego de ducharnos.

No vacilé, sé que le gusta verme desnuda y fui solamente en tanga, las tetas al aire, muerta de frío, acompañándolo al coche, aunque él se encargó de abrir y cerrar el portón del muro.

Aún me faltaba reencontrarme con mi suegro, con quien no cogíamos desde antes de las vacaciones, y yo quería completar la colección de manchas de semen en mi vestido de novia.

Y lo hice, pero otra prioridad debió ser atendida.

Hasta la próxima.

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9 COMENTARIOS

    • Hola Kike! Un gusto tenerte entre mis lectores. Ahora que ya he relatado mi visita a Bs As y que he vuelto, nos hemos encontrado con Maca dos veces más. Ya les haré saber lo ocurrido.
      Un gusto conversar contigo y te mando un beso.
      Sofía.

  1. Hola Rafa! Que gusto que te sumes a mis lectores fieles. Dime de donde eres. Espero no defraudarte con mis experiencias futuras. Y que no te ofenda que mi papá y mi suegro son parte de esas aventuras.
    Te mando un beso grande, húmedo. Te consideraré amigo desde ya.
    Sofía.

  2. Ay, te leo y se me pone tiesa. Otro beso bien grande y húmedo para vos. Espero ansioso y cachondo el próximo relato!

  3. Hola MVD. Ya te dije MVD, si algún día llegas a mi, elegirás ligueros ( más de uno, pues me lo cambiaría entre un round y otro).
    Meso grande, muaaaa

  4. Sofi que lindo leerte nuevamente y el relato me dejó chorreando un poco de esmegma. El hecho de imaginar tus tetas rozando el collar de perlas me empalmo al instante. Me ponen loquito los ligueros tmb, mucho debo confesar. Te mando besote y fantaseo con algún día poder ser parte de tu cartera de clientes.

    • Hola MVD! Que lindo que te excites con los relatos de mis encuentros; y por cierto, este encuentro con papá fue más especial que de costumbre. Y sí, este encuentro muy linda la sensación del collar rozando las tetas.
      Por cierto, desde siempre y para siempre, me encanta que los ligueros sean parte de mi lencería, si la circunstancia es adecuada, y a esta altura tengo más de 20. Si concretamos, podrás elegir!
      Un beso bien húmedo.
      Sofi.

      • Beso de buenas noches y me quedo haciendo bocho con los ligueros. Ojalá concretemos en algún momento.

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