El vacío de mi vida

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Tuve un sueño con ella de nuevo, pero se sintió diferente, tengo que desahogarme y guardar esto para nunca olvidarlo.

Estaba tan abrumado, en mi casa había una reunión de la cual no sabía nada, empezaba a caer el sol, y salí a caminar, fumar un cigarro y no pensar en la gente desconocida que había en mi casa.

Caminé hasta el centro del pueblo donde encontré una feria, llena de vida, era hermosa, pero al igual que mi casa estaba llena de gente que no conocía, camine entre las estrechas calles, llenas de juegos y puestos de comida, hasta que entre la multitud vía a mi novia y mi cuñada, estaban jugando a lanzar piedras, se veían tan contentas, en especial Jesi, la hermana pequeña, irradiaba un brillo sin igual.

Jamás la había visto así, me pareció hermosa, me quede contemplando unos minutos, guardando la imagen en mi mente, queriendo nunca olvidar esa sensación, no quería olvidar como me conmovió el corazón verla tan plena y sonriente, bajo las cálidas luces amarillas de la feria, adornando su cabello rubio cobrizo y su piel trigueña, con su complexión delgada que me fascina, y sus labios color rosa sonriendo como nunca, llamándome a desearla, besarla y amarla por siempre.

Pero un golpe de realidad me atacó de sorpresa, como un golpe al centro de mi alma, recordé que eso que mi corazón deseaba era imposible, pues ella era la hermana de mi novia y yo no podía simplemente dejarla y andar con su hermana, además, nunca ha existido ese tipo de señales de parte de Yesi, de pronto ese deseo idílico se fue. Me acerqué a ellos y mientras caminaba todo se apagaba, se volvió tenue y descolorido, me preguntaron dónde estaba, les dije que solo me había quedado atrás por tanta gente.

Seguimos caminando y Yessi se acercó a mí, me abrazo del torso como a un amigo y me enseñó el premio que ganó en el juego pasado, seguí caminando sin prestarle mucha atención, pero fue inevitable no girar la mirada hacia ella, en cuanto vi sus ojos claros, surgió nuevamente ese brillo, que la rodeaba, que la envolvió casi como una figura divina. Me detuve y me pare frente a ella, los demás desaparecieron y quedamos solos en un mundo vacío, donde solo podía sentirla a ella, la mire a los ojos y no podía dejar de sentir un vacío en mi interior, que deseaba llenar con su amor, como si toda la vida me hubiera hecho falta ella.

Detenidos frente a frente, acaricie su cara y con la otra mano la acerque a mí, la tome de la cintura, quedo tan cerca que podía sentir su respiración, me miro desde abajo por ser más bajita, sus ojos grandes y claros, se clavaron en mí, sin decir nada sentía que ambos deseábamos lo mismo fundirnos en un beso, entregarnos al deseo, me acerque a sus labios, y me deje llevar por mi fantasía, ella me correspondió, me beso con sus labios delgados, entregándome su vida, sentía como se derretía de amor al igual que yo, sentí despegarme del piso y flotar en el espacio, ya no era solo un mundo vacío era la nada.

Solo existíamos ella y yo en ese momento.

Después de experimentar tan mágica sensación, después de entregarnos al deseo de un simple beso de amantes, bajamos lentamente de flotar en el vacío a acostarnos en una cama donde acaricie su pelo mientras se acomodaba sobre mi pecho, abrazándonos como dos amores viejos que disfrutan de la simple compañía del otro, besé su frente y me quede oliendo su cabello por varios minutos hasta que ella empezó a besarme el cuello.

Subió rápidamente a mis labios, y yo la recibí desesperado por su aliento, como si mi vida dependiera de besarla, la tome de las mejillas, baje mi mano lentamente desde su cara hasta su cadera, ella me subió su pierna, invitándome a saborear sus nalgas, las acaricie suavemente, metí mi mano en su pantalón, sentí su piel fría, erizada por la excitación, seguí tocando su piel por debajo de su suéter púrpura, tocando su pequeños pechos, jugando con su pezón.

Dejó de besarme y se acomodó sobre mí, se quitó el suéter quedando desnuda del torso, tomo mi mano, la puso sobre sus pechos, los apretó, al intentar levantarme para saborearlos ella me hizo retroceder y recostado los acercó a mis labios, los besé y mordí, mientras ella gemía despacio como si fuera un secreto en su cabeza, que poco a poco salía por su boca.

Nos quitamos la ropa, como quien se quita un peso de encima, derribábamos la barrera de lo moral, igual que antes no existía nada en nuestra mente mas que deseo, deseo que teníamos que satisfacer, se acostó boca arriba con las piernas abiertas, bese sus piernas delgadas y erizadas, subí saboreando su piel hasta su vagina, la inunde de saliva y comencé a darle placer con mi lengua, la hacía transformar esos gemidos bajos, en gritos de amor, me envolvía con sus muslos, moviendo su cintura al ritmo de mi lengüeteo, con pequeños besos subí hasta su abdomen plano, nunca había pensado que su cintura era tan delgada hasta que mi cara estuvo tan cerca, como un niño que saborea un dulce recorrí desde su ombligo a sus pechos.

Mi vida se sintió elevada en otro nivel, cuando la penetre, entre con cuidado, mirándonos a los ojos siempre, sintiendo cada centímetro uno del otro, un movimiento lento nos poseyó, en perfecta armonía, sentía el fuego de nuestros corazones, salir de entre la piel para unirnos en un solo ser de deseo y placer, tenía a la mujer perfecta para mí, nos gozamos de muchas formas, pero en medio de unos deliciosos sentones que me daba.

Mientras sentía sus 45 kilos caer rítmicamente sobre mi, sosteniéndose de mi cuerpo para penetrarse más rápido con mi miembro, me di cuenta de que era un sueño, de pronto todo comenzó a oírse menos, sus gemidos parecían alejarse, hasta solo escuchar el eco de su último “mi amor”, quede solo en un vacío obscuro, frio, y solitario, no podía ver nada, no diferenciaba si mis ojos estaban abiertos o cerrados.

Cuando al fin logre diferenciar siluetas, me encontraba en mi habitación, ya había despertado, no se sentía normal, no era como despertar de cualquier noche de sueño, revise el celular eran las 2:36 am, volví a sentir un vacío en mi alma, que deseaba llenar con su amor, como si toda la vida me hubiera hecho falta ella.

Después de eso mi vida se siente como un sueño y la realidad es el paraíso de sus labios, a donde con tantas ganas quiero regresar, donde pude ser uno mismo con alguien, donde el amor era nuestro lenguaje, nuestro aliento era lo que nos mantenía vivos, donde nuestros corazones ardían como el sol, donde solo existimos ella y yo.

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