El sábado por la mañana dormimos bastante, Fernando y yo nos bañamos y bajamos a disfrutar de la playa, ahí estuvimos platicando con el matrimonio que eran maduros, los que nos habían invitado primero a jugar voleibol el día anterior.
El señor nos comentaba que ellos iban cada que podían por que disfrutaban mucho de la playa y el mar, al presentarse, el señor se llamaba José y el señora Martha, aunque nos dijeron que ella tenía 48 y él tenía 53, se veían bastante bien pues eran fans del ejercicio, ella al igual que yo, no tenía tanto busto, pero su abdomen y cuerpo era muy bonito, estaba muy bien trabajado en el gym, José por otro lado, era un señor atractivo, les comentamos que pensamos que eran extranjeros pero solo se rieron.
Con ellos fuimos al restaurante a comer, y después nos invitaron a pasear por la playa en la tarde, Fer y yo aceptamos.
Al ir caminando nos dijeron que estábamos cerca de una playa que le decían “del amor”, pues era un lugar nudista y mucha gente aprovechaba para hacer cosas. Fernando y yo les preguntamos si ellos habían ido, y sin temor nos dijeron que sí, que iban a ver y pasar un buen rato que les prendiera la chispa en su matrimonio.
Nos preguntaron si queríamos ir, o mejor ir a un club que hay dentro de esa playa, lo cual nos apreció mejor, Martha me dijo que no era necesario estar desnuda si no me apetecía hacerlo, yo no supe que decir.
Al llegar al club, nos cobraron y nos dieron una toalla para ir a la playa, nos gustó que había una especie de tela que ayudaba a cubrir de los mirones, después dejamos las cosas en una gaveta. Fernando dejó todo, pero se quedó en traje de baño, yo hice lo mismo.
Cuando salimos de los lockers, José y Martha nos esperaban con la toalla en sus manos; estaban desnudos y no podía creer lo bien que se veían, eran atractivos y con un cuerpo muy bello. José me dijo que me veía hermosa, que le llamaba la atención pues parecía mucho menor a mi edad, incluso dijo que por mi tamaño pareciera que iban cuidando a una hija pequeña, Fernando y yo solo reímos.
Llegamos a un punto donde había camastros con personas, la mayoría desnudos y otras en topless únicamente, José me dijo que cuando me sintiera cómoda podía hacer algo así, pero que si no me sentía a gusto no pasaba nada.
Martha colocó su toalla en la arena, al igual lo hizo José y nosotros imitamos la acción. La gente pasaba y se veían muy cómodas andando desnudo, Fernando me dijo que él se quitaría su short, al hacerlo, Martha le dijo que estaba muy bien de cuerpo y herramienta, mi esposo se sonrojó, pero agradeció, ella le pidió que la acompañara al mar, al igual me invitó, pero no me animé, José me miraba y me decía que le gustaba mi color de piel, que no creía que siendo tan jóvenes estuviéramos casados.
José me dijo que me sintiera libre y mientras platicábamos, estiró su brazo y me desanudó la parte superior del bikini, detrás de la nuca. La parte superior se bajó y el se río, me dijo que mis tetitas eran bonitas, que llamaría la atención, y así fue, algunos hombres se sentaron cerca de nosotros, él me dijo que no pasaría nada ya que todo era seguro ahí.
Al sentirme observada le pedí que acompañáramos a Fernanda y Martha en el mar. Fuimos con ellos y nos mojamos un rato, Fer me abrazaba todo el tiempo y Martha decía que así eran ellos de jóvenes, nosotros nos sentimos identificados pues eran una pareja liberal sin tanto prejuicio, pero muy respetuosos.
Después de un rato, solo yo quedaba en tanga, Fernando me dijo que disfrutara de la oportunidad, José lo secundó y Martha me dijo “yo te ayudo”, ella se acercó y me ayudó a bajarme la tanga. Al estar en el mar no se veía nada, pero me sentía extraña, pero libre. Momentos después, José nos invitó una bebida, fuimos hasta una pequeña especie de palapa con barra que estaba cerca del lugar, ahí la gente estaba desnuda muy tranquila, todos estaban en su mundo.
Al llegar, José se sentó a mi derecha y a mi izquierda Martha, Fernando se colocó a un lado de Martha, nos pidieron una especie de piña colada, brindamos y comenzamos a platicar, José me miraba de arriba abajo, y me gustaba eso, pero me sentía vulnerable. En un momento José se me acercó y me dijo que estaba llamando la atención de algunos por mi cuerpo, yo me sonrojé y me reí un poco, al parecer, según José, me veía muy inocente.
Martha nos regaló otra ronda, luego nosotros otra ronda. Fer dijo que ya se le estaba conectando con lo que habíamos tomado el día anterior, yo asentí. José colocó su mano en mi muslo como apoyando, y en ocasiones lo frotaba, Martha cada que podía tocaba a Fernando, no sabía qué podía pasar, pues en mi mente seguía aquella imagen de John de la noche anterior.
Cuando estaba oscureciendo José propuso regresar al hotel, nos cambiamos y caminamos por la playa nuevamente. Durante el recorrido José le decía a Fernando que éramos unos suertudos por ser tan jóvenes y estar casados, pero que nos faltaba vivir experiencias, claramente no nos conocía; mi esposo le platico que éramos exhibicionistas y que habíamos tenido algunas aventuras, luego soltó la bomba, – justo ayer lo pasamos muy rico con unos amigos que conocimos aquí.
Martha nos dijo que los hubiéramos invitado, nosotros no supimos que decir, por ir platicando tropecé con un tronco en la playa, José me levantó y me dijo que el me podía llevar cargada hasta el hotel, que ya estaba cerca, Fernando dijo que él también podía, pero José insistió. Podía sentir como mientras me cargaba, de vez en cuando su mano tocaba mi teta izquierda, el fingía que era por me resbalaba.
En el hotel fuimos de nuevo a nuestra habitación, ahí José me dejó sobre la cama, Martha me preguntó cómo me sentía, yo le dije que bien. Durante un rato platicamos hasta que José preguntó – ¿no les gustaría estar con un matrimonio maduro? -, Fernando se rio y le dijo que si, que a mí me gustaban los hombres maduros, José sonrió de oreja a oreja y dijo que eso le agradaba.
Hubo un momento de seriedad, pero Fer rompió el hielo diciendo que a el le parecía muy atractiva Martha, esta se acercó y comenzó a darle un beso, yo solo miraba, ellos comenzaron a besarse, luego Fernando soltó “sabía que debíamos venir a un hotel solo adultos”, todos reímos, José se acercó a mí, me preguntó si me podía dar un masaje y yo asentí. Mientras me tocaba me preguntó si él se me hacía atractivo, yo le dije que mucho, él sonrió.
José me giró sobre la cama, escuché como bajó su traje de baño y se colocó sobre mí, mientras se inclinaba y me masajeaba la espalda, podía sentir su pene rozar mis nalgas. Cuando miré, Fernando ya estaba desnudo con Martha, José me restregaba su pene que se sentía muy grueso, cuando me giré para corroborar, pude ver ese trozo de carne, algo bronceado; no tenía la circuncisión así que lo hacía ver más grueso.
José comenzó a besarme mi pecho y brazos, mientras me miraba bajó a mi conchita y comenzó oliéndola, diciéndome lo pequeña que era y que eso le parecía curioso, luego me sobo con sus dedos como esperando prepararme para algo, se volvió a inclinar y comenzó a lamerme poco a poco cada espacio de mis entrepiernas, mi conchita y mi abdomen. Él ya estaba duro y yo mojada así que le pedí que se sentara en la cama, Fer hizo lo mismo.
Martha y yo comenzamos a lamer las vergas de nuestros esposos, de vez en cuando compartíamos, ellos lo disfrutaban, José me detuvo y me acercó a él, luego preguntó por los preservativos, pero le dijimos que no teníamos, Martha dijo que ellos prefieren usar condón, como no teníamos, comenzamos a fajar, de pronto éramos un espagueti, los cuatro tocándonos en la cama.
José me dijo que necesitaba estar dentro de mí, le pidió permiso a mi esposo, el me dejó a mí la decisión, entonces le dije que estaba bien; José escupió en su mano y lo colocó en su pene, lo desenfundó y poco a poco lo metió, me tenía con las piernas al aire.
Fernando cogía a Martha quien claramente lo disfrutaba. José me besaba y con sus manos me detenía, besaba mis pies, mis piernas y luego bajaba a mi cuello, sabía lo que hacía, de pronto me envistió dándome fuerte lo cual por lo excitada que estaba hizo que soltara un chorro, me había corrido.
José disfrutó eso y siguió haciéndolo, me puso en cuatro y luego de frente, me cargó, yo sentía como su cuerpo a pesar de ser maduro, se sentía firme y con musculatura muy bien formada, yo me recargaba en él y el aprovechaba para tocarme. Cada que podía chupaba mis pezones pequeños-
Tras un rato donde los gemidos y ruidos del sexo se apoderaron del cuarto, José me preguntó dónde se podía venir, le dije que donde quisiera, pero dentro no, el asintió, luego le preguntó a Fernando, dónde se podía venir, mi marido le dijo lo mismo que yo había mencionado antes. José me miró y cuando se iba a correr, dejó caer un chorro de leche en mi pecho, como era alto, se inclinó y luego me lo colocó en la boca, yo lo probé y su sabor de leche era fuerte, yo me prendí y le pedí que me lo clavara de nuevo.
Martha le pidió la leche en la boca a Fernando, mi marido se levantó y le dio lo que había pedido. Martha y Fer miraban como José me había vuelto a meter su verga; luego de un rato José salió de mí y con un grito fuerte se corrió sobre mi abdomen, aunque por el sudor el semen corrió por mi entrepierna.
Martha y José nos agradecieron, tras recuperarnos del sexo se bañaron y se retiraron. Fer y yo estábamos más que contentos, nos metimos a bañar y lo hicimos nosotros en la regadera. Después dormimos como nunca.
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muy sensual su paseo espero haya mas partes…
Muchas gracias, en verdad agradecemos que disfrute así como nosotros de compartir nuestras anécdotas