En casa es mejor

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T. Lectura: 12 min.

Nuestros padres nos encargaron desde que estábamos chicos con unos tíos hermanos de nuestra madre que viven la Ciudad de México, donde ya habíamos tenido la oportunidad de haber venido de vacaciones con ellos, mi hermana María Luisa tiene 21 años y trabaja en una oficina de Gobierno donde tiene poco tiempo de haber entrado y como nuestros tíos salían de vacaciones, me encargaron cuidarla, tal cual era mi obligación como su hermano, yo tengo 20 años y ella estuvo de acuerdo. Nuestros tíos iban por espacio de un mes a Europa.

Yo estaba durmiendo en mi recámara que se encuentra en la parte alta de la casa desde donde pueden verse algunas estrellas y admirar la Luna mientras ella dormía en la suya, en la parte de abajo junto a la recámara que es la de nuestros tíos Eugenia y Ernesto.

Anteriormente hacía un par de años ambos dormíamos en la misma recámara aunque en camas separadas, luego de haber renovado la casa y haber construido nuestro tío Ernesto otra recámara para mí, fue que empezamos a dormir separados aunque también con la finalidad de evitar otro tipo de pensamientos, pues aun cuando ella y yo ya habíamos tenido unas bonitas relaciones durante las cuales nos comportábamos como novios a escondidas, relaciones en las que aunque a pesar de otros deseos que nos movían, solamente quedaron en algunos besos y caricias por sobre nuestras prendas intimas y a pesar de que solíamos estar a medio vestir, nunca pasamos a mayores.

Sin embargo, algo más se estaba moviendo en nuestro interior desde el momento en que nos anunciaron sobre las vacaciones que tomarían nuestros tíos, sobre los cuales sospechábamos había algo más, ambos son solteros a pesar de sus edades de entre 33 y 36 años.

A pesar de que María Luisa tenía su novio y yo mi novia, con la que me sucedió algo bastante intenso y curioso de lo cual platicaré más adelante, sin embargo, a pesar de nuestra relación secreta como novios que continuábamos siendo, tampoco había sido capaz de haberle comentado a mi hermana lo que mi novia Cristina me había confesado. De cualquier forma aún sigue siendo mi principal “novia” María Luisa, como a la fecha sigo siendo yo su novio favorito, tenemos una bonita relación tal como ella la tiene desde hace un par de años con su novio Antonio, aparentemente mi futuro “cuñado”

Conocí a mi novia Cristina una muchachita muy hermosa, con la que llevo un año saliendo con ella, sin embargo con el paso de un par de meses me confesó algo que a la vez que me impactó, me movió mucho a tal grado que estuve a punto de decirle que también mi hermana y yo teníamos una relación de noviazgo desde hacía unos cuatro años.

Mi nombre es Javier, actualmente tengo 20 años, según mi hermana soy de buen tipo, estatura 1,78, complexión mediana, me gusta la natación al igual que a mi hermana con la que asisto al deportivo, soy de piel blanca y abundante pelo en pecho que según la enloquece a ella cuando me ve sin camiseta o que me estoy bañando y ella entra de improviso, llegando a apreciar otras “cualidades” de mi físico, aunque a decir verdad también he hecho lo mismo, por lo que pude fotografiar en mi mente como es su cuerpo, aunque me dijo, sin que pareciera decírmelo en serio “salté cochino”, me sonreía con coquetería y hasta parecía posar para que la viera desde todos los ángulos.

Excuso decir cómo se levantó “aquello” y como tuve que bajarlo con hielos que tomé del refrigerador, porque no me gusta la masturbación, aunque a mi novia Cristina le gusta practicármela con su boca cómo preámbulo antes de llegar a algo más cuando salimos a algún Motel, a ella le fascina hacerlo, Cristina dijo algo que me confesó y que me dejo helado desde una de las primeras veces que tuvimos la oportunidad de ir.

Luego de que les diga como son mí hermana María Luisa y mi novia Cristina, les contaré lo que me confesó mi novia cuando estuvimos en el Motel en una de esas ocasiones, aunque también tuvieron algo que ver algunas copas de tequila que nos tomamos.

Mi hermana y novia María Luisa es de piel blanca, estura de 1,65 cabello castaño de un bello ondulado el cual conserva corto con las puntas de su corte de cabello hacia el frente de su linda y angelical cara, de boca regular, de una coquetería innata y de bella mirada me gustaba ver mi rostro reflejado en sus ojos color miel, cuando nos besábamos, hermosas facciones que a cualquiera podían volver loco, cómo a mí me sucedía ya que siempre estoy pensando en ella y en nuestros besos que normalmente los hacemos de lengüita y en ocasiones nuestras caricias parecen estar más explosivas cada vez que nos besamos.

A veces con escasa ropa, pues yo acostumbro cuando estamos solos yo en calzoncillos y ella solo con una camiseta o camisa mía con solo dos botones, sin brasier que las sostenga y sin su acostumbrada tanga por lo que cuando se descuida puedo observar sus hermosos labios cubiertos por un pelambre muy fino y enchinado, pero trato de voltear para otro lado aunque mi mejor amigo me traiciona y ella lo sabe.

Sus pechos son copa C y están coronados por dos pezones alargados sobre unos montículos de areolas que los elevan aún más, hasta he llegado a observar que tienen una especie de agujeritos como coquetos asteriscos por donde debe salir la lechita, cuando ella llegue a estar embarazada del tipo afortunado a quien le toque embarazarla. Sus nalgas son redonditas y no muy ostentosas, creo desde que las vi sentí que eran de mi tipo favorito aunque Cristina las tiene un poco más voluminosas pero también muy hermosas.

El momento mágico se presentó poco después de que nuestros tíos salieran en avión hacia el destino elegido por ellos, nosotros mismos los llevamos al aeropuerto para despedirlos.

Esa misma tarde, luego haber ido a un restaurante con mi hermana acompañados por mi novia Cristina y sus hermanos, nos despedimos nada más al entrar a la casa y sabiéndonos los dos solos, nos pusimos muy nerviosos, sabíamos que algo inevitable estaba a punto de suceder, algo que tal vez ambos esperábamos con las ansías de dos enamorados, algo de lo que ya no habría punto de retorno, además era el momento oportuno según Cristina para compartir con María Luisa el secreto que ella misma me había confesado desde hacía un par de meses.

Mi novia Cristina tiene 19 años con 1,67 de estatura, por raro que parezca se parece en mucho a mi hermana María Luisa, ella es un poco mayor que yo pues tiene 21 años. Hasta la vez cuando la conoció, fuimos a una cafetería y las confundían como si fueran hermanas.

Mi Luisa ha llegado a pensar que podría ser su doble gemela solo que de ojos azules y un cuerpo ligeramente con un poco más de curvas, y por lo mismo mi hermana me dijo que la había escogido porque se parecía mucho a ella y aunque nunca le había contado el grado de intimidad que teníamos con todos sus detalles, algo me estaba moviendo por fin a contarle todo lo que hacíamos Cristina y yo cuando estábamos en el Motel al que nos gustaba ir y lo que hacía ella antes de que la penetrara.

Cristina también es de piel blanca, tiene una cara hermosa y una nariz igual de respingada que la de María Luisa, boca más carnosa pero sinceramente antojable cuando la veo hacer lo que hace cuando saca mi miembro y lo chupa hasta hacerme llegar, de ojos azules, de un azul ligeramente intenso como a veces lo tiene el color del cielo. También sus pechos son copa C y como mencioné tiene un poco más de nalgas que mi hermana a veces no sabría por cuales decidirme.

Aunque eso no era lo que en realidad era importante, sino el secreto que guardaba de todo lo que en realidad la hacía disfrutar mucho más con todo lo que ella me contaba cada vez que íbamos a esos lugares en busca de algo más de intimidad, ella disfrutaba y se excitaba más al hablarme de su delicado secreto, así como parecía volver a revivir todo nuevamente contándome con todo lujo de detalles todo lo que hacían y por increíble que pueda parecer yo también gozaba al igual que ella, escuchándola, de manera que ambos terminábamos muy complacidos, ella contándome al tiempo de llegar intensamente y yo llegando de igual manera imaginándome otras escenas en las que también deseaba participar pero con mi Luisa, tal como lo hacía ella.

Yo también tenía un pequeño secreto con ella que estaba dispuesto a contarle de lo que había hecho y de lo que más deseaba hacer y así lo hice para sorpresa de Cristina.

Esa misma noche mientras celebrábamos me marcó Cristina y estuvimos platicando un rato que se fue alargando ante la evidente desesperación de María Luisa que quería hablarme de lo que habían hecho en la oficina, al igual que yo le contaba sobre mi trabajo.

Aunque en realidad me marcó para desearme mucha suerte en lo que acordamos que le contaría acerca de ella y de todo lo que disfrutaba, incluso ya conocíamos a sus hermanos tanto por foto como algunas veces que llegamos a salir juntos los cinco, aunque se comportaban normales como cualesquier hermanos que incluso llegaban a abrazarse y a saludarse de beso en las mejillas. Blanca mi cuñada era distinta a ella, más delgada y al parecer no con tanto busto, tal vez copa B, pero también de piel blanca como Felipe el hermano de ellas, también de tipo conquistador y atractivo, asiduo aunque no tanto al gimnasio, al menos así lo era para sus hermanas, un buen conversador y muy ameno para contar chistes.

–Te manda saludos Cristina, que te cuide mucho ahora que vamos a quedarnos solitos. –el portafolios que siempre utilizo estaba cerca de mí con la revista que me había dado Cristina para mostrársela a mi Luisa, me estremecía el hecho de hacerlo.

–¡Vaya!, hasta que me pones atención.

–No me digas que te pones celosa, porque yo no te celo cuando te veo con Antonio

–Pero sabes que también yo soy tu novia desde hace cuatro años y no son celos los que siento cuando andas con Cristina.

–Sabes que eres lo principal para mí y que no puedo vivir sin ti.

–¡Sí! Pero nunca me has demostrado todo el amor que dices sentir por mí, me tengo que conformar con unos cuantos besos y eso no es amor.

–También sabes que estoy muy enamorado de ti, hermana pero es que es algo que debemos hacer porque realmente queramos hacerlo.

–Sí también estoy consciente de que somos hermanos, pero no me puedo conformar ya con tan solo besarnos y acariciarnos por encimita, mientras tú bien que gozas con Cristina.

–Quiero contarte un pequeño secreto sobre Cristina.

–¡Humm!, ¿Qué puede ser tan importante?

Le conté a mi hermana que iban seis o más veces que íbamos al Motel y que eso le gustaba mucho a ella, pero que nunca se lo había contado porque me daba pena decirle lo que hacíamos en el Motel, aunque a ella no parecía tampoco importarle ya que me pedía que por favor continuara contándole, hasta me pareció que mi Luisa también iba a disfrutar cuando le contara todo, pero aún no se imaginaba lo del secreto que ocultaba Cristina y que yo estaba dispuesto a decírselo con la aprobación de ella misma. Lo primero que hice fue contarle lo que le gustaba hacer antes de penetrarla.

–Entonces tú y yo ya no somos vírgenes –me respondió mi Luisa

–Me imagino que tampoco lo eres.

–Sólo que Luis Antonio no me complace como debería, te debo confesar que no le gusta que apriete mis piernas cuando me la mete, y eso me quita la inspiración apenas si habré llegado un par de veces cuando mucho, tengo que masturbarme yo misma.

–A mí no me gusta masturbarme pero a Cristina le gusta chupármela hasta hacerme llegar.

–Debe disfrutarte mucho con lo grande que la tienes, ¿sabes cuánto mide?

–Es que no me la has visto toda erecta pero dice Cristina que la tengo igual de tamaño que su hermano, unos 23 centímetros y casi 4 de gruesa.

–¿Ella se la ha visto a su hermano?

–Y según me dijo que su hermana también se la ha visto.

–¡No te puedo creer eso!, nada más falta que me digas que también se cogen entre ellos.

Me quedé en silencio como si con ello pudiera ella adivinar lo que con la falta de palabras le estaba tratando de dar a entender.

–¡Pero si son los tres son hermanos! –atinó a decir al entender mi silencio- no puedo creer eso de Cristina.

–Yo tampoco lo creía hasta que me lo contó las primeras veces que fuimos al motel.

–¿A qué motel la llevas?

–El que está en la calle donde te lleve una vez con un carpintero que me entregó un librero chico.

–Sí, me acuerdo que está en una esquina, frente a una casa muy bonita,

–¡Sí!, la de color amarillo que me dijiste que te gustaba mucho.

–¡A ese mismo es al que me lleva Luis Antonio!

–¡Vaya! –Cristina me había prestado una de las revistas de su hermano que trataba sobre ese mismo tema, con fotografías sumamente explícitas con diálogos en español donde dos mujeres tenían una relación amorosa con el hermano de ambas. Y me la había prestado con la intención de ayudarme en lograr una relación plena con mi Luisa.

Todavía faltaba hablar un poco más con mi hermana, aún no la había visto yo, solamente la había hojeado con rapidez viendo que contenía una serie de fotografías al parecer con diálogos de los personajes que aparecían, ni siquiera quise hojearla a detalle. Se trataba de una revista bien impresa, aunque no tenía la apariencia de contar con una portada debido a que estaba cubierta con pastas oscuras sin ninguna especie de título. Solamente me la había encargado mucho pues tenía que devolverla de donde la había tomado.

–¡Y tú quieres a Cristina aun así!

–¿Así?, no lo que pasa es que me gusta porque se parece mucho a ti, pero tú eres a quien yo amo por ser mi novia además de mi hermana.

–¿Vas a venir a dormir conmigo?

–Sí, porque no quiero dejarte sola.

–Hace mucho calor, no te importa si duermo sin ropa, ¿Sabes?, me estorba la ropa para dormir… Y para… No tener tanto calor.

–¿Te puedo besar mientras nos dormimos?

–¡Eres mi novio! ¿no? Los novios siempre acostumbran besarse.

–¿En la boca?

–En la boca y en otras partes…

–¿De verdad ella te besa ahí? ¿En tu pene y te lo chupa?

–Sí, no tengo por qué mentirte.

–¿Y si te besara yo ahí? ¿me dejarías?

–No lo hemos hecho nunca, pero debe ser bonito ver cómo lo haces.

–Pues termina de cenar para irnos a la cama, novio mío, por cierto me bañe antes de que llegaras. –María Luisa era muy limpia con su cuerpo, hasta teníamos un bidet para lavar bien la parte de atrás.

–Me encantara ir a tu cama contigo, yo también me bañe antes de salir. Tengo una revista que me prestó Cristina y que es de las que dice que edita su hermano Felipe.

–Para que también me cuentes todo lo que hacen entre los tres, ya me dio curiosidad.

Terminando de cenar nos tomamos de la mano hasta llegar al baño y lavarnos la boca, luego de eso mientras nos besábamos en la boca utilizando nuestras lenguas nos fuimos encaminando a su recámara en tonos rosa, pero muy confortable, la ayude a desvestirse, era la primera vez que lo hacía y aunque no tenía mucha práctica en esos menesteres, creo que lo hice bastante bien.

No pude resistir cuando luego de quitarle el brasier ella se bajo los calzones mostrándome el hermoso peluche ensortijado que cubría sus hinchados labios vaginales que parecían responder al toque de mis dedos. Besé sus pechos uno a uno lamiendo sus pezones de color anaranjadito parecido al paraíso al que me transportaba, mientras los metía dentro de mi boca para chuparlos a placer.

Pero lo mejor fue cuando ella misma me ayudó a desvestirme, al quitarme los calzones mi verga estaba totalmente endurecida y presta para entrar a ese lugar prohibido para quienes somos hermanos de la misma sangre de nuestros mismos padres a quien convertiríamos automáticamente al momento de eyacular dentro de la vagina de mi hermana y ella alcanzar del mismo modo su orgasmo, o serie de orgasmos en nuestros propios suegros. Como debe haberle sucedió a los padres de Cristina con sus propios hijos.

–¡Te amo, Javier!, necesito que me hagas tu mujer, ya, pero antes quiero chupártela tal como dices que te hace Cristina, mi tremenda cuñadita, ¿Tú no les has mencionado nada de lo nuestro?

–¿Qué somos novios tú y yo? No tiene nada de malo, eso sí se lo dije pero que nada más éramos novios de manita sudada, ¿acaso quieres que le diga de esto?

–¡Sí me gustaría que ella supiera que también soy tu mujer, no nada más tu hermana! Y dile que nos besamos mucho en la boca para saludarnos, ¡pero cuéntame que tanto te dijo que hace ella con sus hermanos!, porque de seguro también le dijiste que nunca lo hemos hecho. –nuevamente me quede en silencio.

–¡Ya entendí!, pues dile que lo que quiera contigo, también tiene que hacerlo conmigo.

–¿Serías capaz de hacer algo así?

–Sí lo hice en la secundaria con una compañera, ¿tú crees que no voy a ser capaz?

–Eso nunca me lo contaste.

–Pues tú tampoco me habías contado lo que hacías tú con ella y ella con sus hermanos, y si lo hace con su hermana no veo el motivo para que no lo haga con su cuñada. ¿O no querrá ser parte de la familia que formamos tú y yo?

–¡Uff!, quiero ver como metes mi pene en tu boca.

–Claro que quiero chupártelo, para no quedarme con las ganas.

–Solo te prevengo que eyaculo mucho, ¿lo has hecho con tu novio?

–Sí pero con él no me dan ganas y solo me vengo cuando estoy pensando en ti.

–¿De verdad?

–No tengo por qué mentirte, así que lo hubiéramos hecho desde hace cuatro años en vez de estarnos besando como noviecitos.

–Pero entonces éramos menores de edad los dos.

–¡Bueno!, eso sí, pero ahora nada nos lo impide, ya tenemos más de la edad necesaria para hacernos el amor.

–Tengo una revista que me prestó Cristina pero creo que por dentro lleva el título de incesto, no supe que significaba.

–Incesto es cuando haces el amor con tu propia hermana o con alguien de tu familia directa.

–¿Entonces si lo hacemos bien tú y yo hasta que terminemos será Incesto?

–¡Humm! Me parece que sí sería eso.

Ya no pudo decir nada porque se estaba metiendo todo mi glande dentro de su boca y estaba chupándolo como si se tratara de un dulce, los dos estábamos totalmente desnudos y eso de vernos era realmente muy motivador. Además de ver como se metía mi verga abrazándola entre los labios de su boca, sin pensarlo siquiera me voltee para meter mi boca dentro de su vagina que estaba escurriendo demasiados jugos que me sabían a lo que seguramente debe saber el cielo.

Mi lengua alcanzaba su clítoris y ella estaba de seguro viniéndose ya que sus piernas parecían estar temblando sin control, lo mismo que me estaba sucediendo a mí, el simple hecho de estar cogiendo con mi propia hermana era algo más grandioso y tal vez hasta adictivo, pues en cuanto sentí que me venía dentro de su boca inundándola con mi semen, intuí que no podríamos dejarnos una vez que la metiera dentro de su vagina y eyaculáramos los dos.

Apenas luego de haber eyaculado en su boca volví a escucharla, ya se había pasado todo mi semen dentro de ella, así como yo ya me había atragantado con sus calientes jugos.

–¡Uff!, apenas si pude pasarme todos tus espermas, ni siquiera Antonio me ha hecho gozar como tú lo has hecho metiendo tu lengua dentro de mi vagina y haciéndome eyacular como nunca había sentido. ¿Te gustó?

–Creo que más me va a gustar cuando te la meta completa dentro de tu vagina.

–Yo también quiero y siento que jamás voy a poder dejar de amarte como la mujer que vas a hacer de mí.

Sin pensarlo más mi verga ya estaba nuevamente lista para emprender la magnífica tarea que le iba a encargar, ni más ni menos que eyacular toda su carga dentro de la vagina de mi propia hermana, para hacerla de una vez mi mujer, luego de cuatro largos años de espera en los que ni siquiera me había masturbado pensando en ella.

–A Antonio no le gusta que apriete su verga entre mis piernas, es muy delicado, dice que le duele y que no lo haga.

–Pues a mí me encanta que me lo haga Cristina, así que me encantaría más siendo tú mi propia hermana quien goce al igual que yo, apretándomela entre tus hermosas piernas.

–Vamos a ver la revista que me dices te prestó Cristina mientras me penetras antes de venirte y hacerme tuya, ¿Crees que puedas aguantar?

–¡Uff! No te prometo nada pero voy a intentarlo.

Javier abrió la revista de un tamaño en donde se podían apreciar 4 fotos de buen tamaño por página de un total de 32 páginas, todas ellas con descripciones al calce de cada foto y con diálogos escritos de los personajes que intervenían. Todas las páginas estaban perfectamente impresas por algún tipo de escáner de alta resolución permitiendo que la calidad fuera inmejorable.

Al principio se desarrollaba una historia con todos los personajes vestidos, pero algo les causó una gran conmoción luego de haber visto las primeras fotos y haber leído los primeros diálogos.

–¡No puedo creer que sea tu novia Cristina con sus hermanos sean los que aparecen en las fotografías! ¿Pues cuantas copias habrán hecho?

–¡No me digas, no puedo creer que sea ella!

–¡Está revista está demasiado caliente!, ¡Ya me puso más caliente de lo que de por sí ya estaba!

Ni siquiera pudieron empezar a hojear las primeras 4 páginas porque ya se anunciaba algo verdaderamente grande entre María Luisa y su hermano Javier.

Al principio todos aparecían vestidos, Cristina y su hermana con ropas muy sugestivas, con vestimentas que denunciaban los perfiles que marcaban los pezones alargados de ambas sobre hermosas areolas con montículos que los elevaban aún más saliendo descaradamente por fuera de los escotes que mostraban con orgullo, mientras su hermano aparecía con una erección que se marcaba perfectamente con una especie de trusa en forma de trompa a modo de funda atada con una delgada cinta que guardaba su verga cuyo glande salía con orgullo por fuera de uno de los extremos ante las miradas lascivas de sus hermanas.

Los diálogos eran sugestivos y se presentaban a manera de entrevista.

–Cristina: Estoy con Blanca y Felipe, mis hermanos para preguntares que opinión tienen ellos sobre el incesto, ¿tú qué opinas Felipe?

–Felipe: el incesto es lo máximo, las amo incestuosamente, hermanas.

Continuará.

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2 COMENTARIOS

  1. Gracias por tus comentarios Fantasma 193, en cierto sentido son situaciones que nos sucedieron a las que añadí un poco de fantasía. Es muy motivandor leer sus comentarios.

  2. Me encanta lo bien relatada q está la historia 🥰, hace q uno se ponga bien caliente 🔥🔥🔥
    Quiero seguir leyendo sobre esta relación atrapante❣️

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