Mi hermana Luisa y yo continuamos leyendo la revista que era demasiado explicita, la calidad de la fotografía era inmejorable y solo nos quedo una duda de momento, ¿Quién se encargaría de haber realizado las tomas? Me vino a la mente una amiga de su hermana a la que mencionaba mucho, porque era aficionada a la fotografía una chica llamada Isabel, una amiga de la prepa que también es novia de Blanca. Continuamos sorprendidos viendo a mi novia Cristina junto a sus hermanos Blanca y Felipe.
Cristina: Y tú hermanita ¿Qué opinión tienes del incesto?
Blanca: Es algo que te mantiene en forma y te excita hasta las cachas, se siente mucho mejor hacerlo con tus propios hermanos que con alguien que no es de la familia.
Cristina: ¿Entonces lo recomiendas?
Blanca: Ampliamente te sirve para excitarte aún más por ser alguien a quien amas desde que eres niña porque siempre se ha llevado muy bien contigo, mi hermano y tú son mis confidentes más íntimos.
Cristina: Tú y él también lo han sido para mí.
Las fotografías eran demasiado explicitas y mostraban a mi novia Cristina besándose apasionadamente con su hermana Blanca, desnudas ante su hermano Felipe a quien ellas quitaban la funda que cubría su pene y él la colocaba entre las nalgas de Cristina abrazando sus pechos y acariciando los pezones de ambas que no paraban de darse lengua.
–¡Qué barbaridad, hermano! no puedo creer todo lo que estoy viendo, ¿Cómo se prestan a fotografiarse desnudos y haciendo todo eso que es tan íntimo?
–Te juro que jamás me lo hubiera imaginado, hermanita y menos viéndolo todo esto junto a ti y con fotografías tan explicitas.
–¡Es que mira! Blanca y tu novia Cristina haciendo tijera entre las dos y ¡Mira otra donde hasta hebras se forman como hilos que se cuelgan de entre los labios de sus vaginas!
–Y no veas esta otra que está más adelante de las que siguen, Luisa, se ven sus vaginas pegadas con sus fluidos combinados con el esperma de su hermano Felipe.
–¡Guácala!, ¡Qué rico!, ¿pero tendrán alguna foto donde Felipe se venga cómo debe ser dentro de sus vaginas?
–Es cuestión de adelantar las páginas
Así continuamos mi Luisa y yo viendo algunas páginas más, en realidad estábamos impresionados por la sorpresa de ver a mi novia Cristina y a sus hermanos haciendo todo eso, pero nos preguntamos mi Luisa y yo ¿si serían capaces de vender copias de todo esto?
–No creo que las vendan nada más así, cuando dejamos a nuestros tíos en el aeropuerto y que ellos nos acompañaran comportándose tan normales en el restaurante, como si nada de eso llamado incesto pudiera ocurrir entre ellos. Yo me pregunto –dijo mi hermana- ¿Cuántos hermanos o madres con hijos o demás familiares más habrá así que tengan que disimular el amor tan intenso que se tienen ante la sociedad?
Las siguientes fotos eran demasiado calientes para nosotros y contra todo lo que yo pudiera haber pensado, mi hermana estaba al igual que yo, demasiado interesada en ver todas las fotografías y lo peor de todo es que tanto ella como yo estábamos calentándonos demasiado, Jamás hubiera pensado que mi hermana pusiera tanto interés en todo lo que estábamos viendo desnudos así como estábamos.
–¡Mira esta foto, hermano!, ¡se están besando en la boca los tres y ellas están compartiendo el esperma de su hermano Felipe que cae en la boca de Cristina y se escurre hasta la boca de Blanca que lo atrapa con su lengua. ¡Uff!, ¡No puedo seguir viendo todo esto!
–¿Cómo terminaste con tu amiga de la secundaria?
–¡Ni me lo recuerdes!, también nosotras hacíamos la tijera y el sesenta y nueve. Pero eso acabó cuando ella se casó, por cierto muy joven.
–Entonces todavía lo hicieron por un buen tiempo.
–Pues como tres años, luego que entramos a la prepa y se hizo novia del que ahora es su marido, pero de eso tú tuviste la culpa por no hacerme caso desde antes.
–Estábamos muy jóvenes, Luisa, pero ahora que ya somos mayores, podemos tenernos.
–¡Mira ésta otra foto! Le metió la verga completita y sí la tiene del tamaño de la tuya ¡Waw! mira que cara pone Cristina, se ve que se está viniendo con la verga de su hermano dentro de su vagina. –me dijo sorprendida Luisa.
–¡En esta otra foto se ve que está saliendo esperma de su vagina! Y se ve que es mucho semen el que le inyecto –le comenté asombrado.
–¿Cómo le harán para no embarazarse? Con tanto esperma que se han de meter dentro de sus vaginas, porque se ve que es mucho lo que le está escurriendo de las piernas a Cristina. ¡Ay, hermano! ya no aguanto las ganas de que me hagas tuya.
No pudimos ya continuar, mi Luisa y yo estábamos con las hormonas demasiado alteradas. Sentí el mullido pelambre de su vagina entrelazándose a mí vello púbico. Nos invadió un fuego que jamás imaginamos que podríamos sentir, era el momento supremo de sentir la primera eyaculación dentro de mi propia hermana y yo gozar de su primer orgasmo junto a mí fue algo que nunca podre olvidar.
–¿Quieres que te mame la verga primero, hermano? para que me digas con cual boca sientes más, si con la de tu novia Cristina o sí con la de tu propia hermana.
–¡Yo creo que con la tuya, hermanita!, es más, estoy seguro.
–¿Quieres ver como abro mi boca para atrapar tu glande y chupártelo? ¿Y si te vienes con el glande de tu verga dentro de mi boca?
–¡Ay, hermana!, ni me lo digas porque ya estoy por venirme.
–Creo que yo también me he venido de estar viendo la revista dichosa y más por estar desnuda junto a ti.
Fue realmente alucinante el querer ver como mi hermana Luisa apapachaba mi glande con su boca y lo lamía deteniéndose en sus bordes, hizo lo mismo con el tronco de mi verga. Cuando empecé a eyacular dentro de su boca solo podía escuchar sus gemidos tratando de retener todo mi esperma dentro, pero creo que fueron una serie de chisquetes los que me hicieron ver el cielo y que deben haber inundando su boca, porque ya no pudo retenerlos, se escurrieron entre su cuello y sus pechos, los cuales luego de pasarse mi esperma, los limpio con sus dedos y su lengua y los volvió a absorber con su boca para volver a pasárselo.
Luego de eso, no había punto de comparación entre las mamadas que me hacía mi novia Cristina con las de mi propia hermana, se trataba de algo que jamás podría olvidar, pero para calificarlo como incesto desde nuestro punto de vista tendría que eyacular dentro de su vagina y ella venirse de preferencia al mismo tiempo con mi verga bien metida dentro de ella.
Luego de ello tomamos un tiempo para recuperarnos, ella me dijo que también se había venido más de tres veces, ya que es multiorgásmica por lo que decidimos tomarnos un cafecito para platicar y fumarnos un cigarrillo sin dejar de besarnos, acariciarnos y platicar, aún no pensábamos en bañarnos, pese a que mi hermana es demasiado limpia y seguramente debía estar oliendo la recámara a puro sexo.
–¿Te gustó la mamada que te hice?
–Ha sido lo más hermoso que he sentido de tu boca, pero ¿no te dio cosa tragarte todo mi semen?
–No porque eres mío, eres mi hermano y mi hombre y yo soy tu hermana y tu mujer y me gustó el sabor de tu semen, además me excito más tan solo de saber que tú y yo somos hermanos y estamos a punto de cometer incesto como se debe.
–A mí también me excita lo mismo ¿Pero también te excitabas cuando besabas la vagina de tu amiga y ella tenía sus venidas dentro de tu boca?
–¡También! Aunque a decir verdad, me gustaría más probar las venidas de mi cuñadita, que me imagino me deben excitar aún más.
–¿Por qué piensas en eso ahora? –le dije en tanto nos estábamos besando y mi verga se ponía dura nuevamente ante su mirada llena de lascivia.
–¿Qué no quieres que ella también forme parte de nosotros? –contestó mi pregunta con otra que me pareció más alucinante aún.
Volvimos a abrir la revista, mientras el morbo hacía presa fácil de nosotros, pensando en lo que estábamos a punto de hacer y como dicen una vez que te decides a dar el paso siguiente, ya no hay punto de retorno, pues estaríamos enganchados en una torrencial vida pletórica de incesto.
–Blanca también se ve que está bien buena, tiene menos pechos pero se ven ricos sus pezones, a lo mejor hasta después podría animarme con ella y con Cristina juntas.
–¿Y con Felipe? –sólo faltaría que me dijera eso.
–Pues si es con tu consentimiento y sí tú quisieras participar también, pudiera ser.
–¿Y qué harías con dos vergas?
–Lo mismo que tú con tres vaginas, además acuérdate que tu hermana tiene dos hoyos.
–¡Ah! –vaya que mi hermanita o estaba bien caliente cuando me dijo eso, o no sabía qué pero era bueno el saber que ella también estaba dispuesta a algo más, pero primero tenía que hacerla mi mujer. ¿Podría entonces yo, también probar su otro hoyito?
Rodamos por la cama sin dejar de besarnos, con mi pene pegado a los labios de su vagina, que destilaba una miel que en ese momento me supo dulcísima, no por lo dulce precisamente, pero que sí probé con mi lengua ante la mirada complaciente de mi Luisa.
Mi verga se fue abriendo paso lentamente dentro de los labios de su vulva, me hubiera gustado ser yo quien desflorara a mi propia hermana, pero su novio fue el encargado de hacerlo. Solo recuerdo que nos vimos a los ojos y me gusto ver mi rostro reflejado en su mirada en tanto iba con mi verga recorriendo ese recinto tan negado para mí y sin embargo, tan lleno del supuesto pecado que estábamos cometiendo con cada penetración.
Llegué al fondo, pude sentir como el calorcito de su vagina se pegaba a la piel de mi verga y su lubricación me permitía deslizarme, mientras mis palabras de todo el amor que sentía por ella y que seguiré sintiendo por el resto de mi vida la desquiciaban, con mi boca mordisqueando el lóbulo de su oído y excitándola hasta límites insospechados.
No pudimos aguantar más, pues con los primeros vaivenes prácticamente nos estábamos viniendo para nuestro asombro, casi al mismo tiempo, sentí cómo salían nuevos chisguetes de semen que fueron a parar en el fondo de la vagina de mi Luisa.
Luego de que vaciara todo mi esperma dentro de su vagina, sentí como la rodeaba con una especie de lengüita que enrollaba y acariciaba el glande de mi verga rodeándolo y haciéndome sentir un éxtasis maravilloso y a pesar de que Cristina también hacía algo parecido, no había comparación, tal vez pienso ahora que debió haber sido porque se trataba de mi propia hermana la que me lo hacía, aunque he de decir que a su hermano Felipe eso de la lengüita de sus hermanas Cristina y Blanca lo traían de cabeza, así que no me cabe duda que debió haber sido porque el incesto tiene sus propias reglas en cuanto a morbo y preferencias de lascivia.
–¡Ay, hermanito! Me hiciste ver estrellitas ahora que vaciaste tus espermas dentro de mí, te juro que jamás había sentido algo así con mi novio, no tenía idea de que mi propio hermano me fuera a volver adicta al incesto.
–Pues no nada más tú, te vas a volver adicta, también me has hecho sentir algo totalmente distinto y aparte del morbo y la lascivia con que lo hicimos, siento que me voy a enamorar aún más de ti y no pienso más que en ti a cada momento.
–Sí, ya me he dado cuenta de que nada más me ves y se te para la verga y yo también nada más te veo y mi vagina empieza a escurrir. Es algo increíble este sentimiento que me haces disfrutar.
–¡Te amo, hermana!
–¡Yo también te amo, como nunca podré amar a nadie más, hermano!
Luego de haber introducido mi pene por segunda ocasión dentro de su lubricada vagina eyaculamos nuevamente casi al mismo tiempo sin dejar de tener nuestras bocas prácticamente soldadas, fue cuando me di cuenta por sus gemidos me indicaban que se había venido tres o cuatro veces casi seguidas y su vagina continuaba mojada aunque creo que yo me había quedado casi seco, pues la cantidad de esperma que me salía ya no era la misma.
–¡Uff!, me has dejado para el arrastre, hermano siento como me tiemblan las piernas, mejor vamos a bañarnos para no oler a puro sexo. Además me hiciste sentir que soy una mujer y que soy tuya y tú ya eres mío, mi amor, ¡Soy tu mujercita! –me dijo al oído con toda la ternura del mundo en tanto tomaba mi boca por asalto para besarme.
–Es increíble todo lo que me has hecho sentir mientras eyaculaba y veía mi reflejo en tus ojos, eres la más hermosa de todas las hermanas y pensar que ya eres mi mujercita, si hubiera adivinado lo hubiera hecho contigo desde hace cuatro años, pero debemos recuperar el tiempo perdido.
–¡Sí mi amor!, vas a ver qué vamos a recuperarlo, pero dile a Cristina que ya lo hicimos y que fue en parte gracias a ella y a sus hermanos al ver esas fotos tan candentes.
Luego de bañarnos, con la luz encendida me acurruqué sobre ella para besar sus pechos, mordisquear sus pezones y lamerla mientras metía mis dedos medio y anular dentro de su vagina y la masturbe como me enseñó mi novia Cristina para provocarle un squirting, no fue necesario ejercitar tanto porque empezó a soltar un chorro que jamás se nos hubiera ocurrido que pudiera salir de ella misma y eso que según ella la había dejado para el arrastre. La expresión en sus lindos ojos al estar eyaculando de esa manera y luego ella mojar mi verga cuando intentaba volver a meterla en su vagina que no sé de donde pude sacar algo más de esperma, mientras ella se venía, jamás podré olvidarlo.
Sus piernas escurrían con su venida. Fue algo impresionante y maravilloso para ambos, de ahí pasamos a la regadera y estuvimos riéndonos alegremente. Me di cuenta de que casi ya no se me paraba la verga, pero seguíamos besándonos como dos eternos enamorados.
Nos quedamos dormidos hasta que sonó el despertador y entró la luz de un nuevo día. Despertamos al mismo tiempo, Luisa me miraba tiernamente, tomó mi verga entre los finos dedos de su mano, besando mi pecho y al ver que yo también estaba despierto observándola me sonrió y besando mis labios se subió encima de mí, mi verga ya se había recuperado y volvió a palpitar endureciéndose al sentir los labios de su vagina y su vello púbico restregándose contra el mío.
Ella balanceaba sus pechos sobre mi cara, un juego en el que mi boca iba atrapando cada uno de sus pezones para chuparlos insaciablemente, en tanto sus labios vaginales iban abriéndole paso al glande de mi endurecida verga dentro de la adorable y lubricada intimidad de mi Luisa de quien jamás me cansaré de repetir su nombre. Nos volvimos a venir en tanto nuestros gemidos eran una clara señal de que estábamos disfrutando nuestro amor. Un amor que debí haber correspondido cuatro años atrás, años que tendríamos que recuperar, aun cuando no conocía en ese entonces el significado de la palabra incesto y todo lo que encerraba con un magnífico esplendor de variedades.
La revista donde aparecía mi novia Cristina haciendo el amor con sus hermanos, quedó sobre la cama en espera de volver a ser analizada detenidamente. Nos levantamos para nuevamente ir a la regadera y mientras enjabonaba el cuerpo de mi Luisa, me enloquecía de amor coqueteándome con la mirada y meneando sus nalgas poniéndolas sobre mi verga que volvía a responder a tan amorosa solicitud.
Volvimos nuevamente a la regadera, para lavar los rastros de nuestros jugos de amor, más no así de la satisfacción de habernos pertenecido.
¡Y qué mujer es mi hermana! mientras nos besábamos la cargué entre mis brazos y acoplamos nuestros genitales para que disfrutaran un poco más entre los jugos que destilábamos. Mi Luisa abrazaba mis piernas con las suyas en tanto la sostenía recargándola en la pared del baño, nuestras bocas se juntaban entrelazando nuestras lenguas, la saliva de mi hermana tenía un sabor delicioso y muy especial. Ella entrecerró sus ojos con los nuevos orgasmos que obsequiaba a mi verga que respondió enviándole un buen chorro de esperma, el cual se alojó nuevamente en el interior de su vagina.
–¿En qué piensas, amor? –me dijo volteando su cuerpo para colocarse frente a mi haciéndome sentir sus adorables pechos pegados al mío, ella sabía que eso que hacía era algo que me enloquecía.
–Pienso en toda tú y en todo lo que me haces sentir cuando me abrazas de ese modo abrazando mi verga y poniéndola en medio de tus hermosas nalgas.
–También te gustan mis pechos, ¿verdad?, te gusta sentir mis pezones rozando el vello de tu pecho como a mí me gusta sentir tu erecta verga acariciando los labios de mi vagina y sentirla en medio de mis nalgas.
–Mejor no pudiste haberlo dicho mi adorable hermanita, mi princesita.
–Tú eres mi rey y yo la princesa de nuestros cuentos, hasta he pensado en hacer uno para Cristina y sus hermanos, a ver que se me ocurre para regalárselo, pero sí me gustaría que si invitaras a Cristina sea a ella sola, no sé si sea posible, sin que se sientan sus hermanos.
–Sería algo formidable, de seguro le encantaría, necesito platicar con ella sobre esto no quiero que se sienta mal, necesitaría entenderlo.
–Y por cierto, te vienes muy rico, hermano, me llenas toda por dentro.
–Ay, hermanita, es que coger contigo es todo un manjar.
–Eso mismo le pasó a otra amiga que hacía el amor con un tío hermano de su madre, que le decía eso que me dijiste y descubrió que lo mismo que hacía con ella, también lo hacía con su mamá, desde ahí supe lo que significaba el incesto, pero aún no sabía todas las cosas bonitas que te hacía sentir el practicarlo y me decía que no se comparaba con hacerlo con otras personas que no eran de su propia familia, su tío quería que lo hicieran con su propia madre y lo hicieron y siguieron haciéndolo y era algo mágico, eso lo comprobé desde ayer que hice el amor contigo, mi adorable hermano.
–No sabía nada de todo eso que me estás diciendo, menos que tú también hayas tenido una relación lésbica con una compañera de tu escuela.
–Es que no sabes todo el tiempo que tuve que esperar a que reaccionaras conmigo y pasáramos a la acción, es más tú la conociste también.
–De eso si me declaro culpable, mi amor. ¿Te refieres a tu amiga Isabel?
–¡Mmmhhh! Ajá, sí, a ella misma.
Luego de que salimos del baño, nos vestimos como sí nada entre nosotros hubiera pasado, saludaríamos a los vecinos como dos hermanos normales, ajenos a lo que es el incesto y que van a trabajar como tantas otras personas.
–Tenemos que ir a trabajar, a ver sí por la tarde puedes invitar a tu novia a tomar cafecito aquí en la casa y le damos la noticia, porque cómo me dijiste ella misma fue quien propició nuestro encuentro y quiero agradecérselo.
–Me daría mucho gusto ver como se lo agradeces.
–¿Ya te lo estás imaginando?
–¡Uff!, creo que sí y me parece que va a ser algo increíble.
–Más cuando le confiese que yo también tuve una novia en la escuela con la que tuve intimidad y nos besábamos sin parar.
–¿Esa chica fue tu novia, verdad?
–Tú tuviste la culpa por no fijarte en mi desde antes, fue cuando abrí mi apetito lésbico, por eso es que me gustan las mujeres también. Ya algunas quieren conmigo en la oficina.
–¿Y tú les coqueteas? con esa mirada que tienes tan especial.
–Me funciona muy bien contigo. ¿O no es así hermanito? Anda y vamos a apurarnos para cambiar las sábanas que mojamos, tender la cama y preparar el desayuno e irnos al trabajo para poder vernos ésta misma tarde con mi adorable cuñada.
–¿Y vas a dejar que mi verga se muera de tristeza porque no la vas a dejar entrar dentro de tu vagina, por culpa de tu cuñada?
–¡Por supuesto que no!, para eso estamos tu mujer y mi cuñada.
Esa misma tarde no tuve siquiera la necesidad de decirle que Luisa quería invitarla a la casa a ella sola, tanto Felipe como Blanca salían de viaje como le habían prometido a su tía, para acompañarla, a Tulancingo en Hidalgo donde tienen familiares, por supuesto la tía no estaba enterada de todo lo que hacían sus queridos sobrinos, ni ellos siquiera pensaban en decírselo.
Cuando sonó el timbre de la puerta era Cristina, ya eran las siete de la tarde, tanto Luisa como yo habíamos comprado algunas cosas para cenar, así que todo estaba listo. Ella lucía hermosa, tal como la había conocido.
–¡Waw!, que hermosa vienes cuñada. –la saludo mi Luisa de beso en la mejilla el cual fue correspondido de igual forma.
–¡Y eso que no me has visto bien! –se quitó el suéter y modelo una playera ajustada al cuerpo, que llevaba bordadas en letras grandes “I love Incest” al parecer sin ningún tipo de sostén, pues se podía adivinar fácilmente el tamaño de sus pezones.
–¡Oh!, aunque me parece un poco atrevido lo que sugiere tu playera –le contestó.
–Mira cuñada, vine aquí porque tú también me gustas, me dijo tu hermano que vieron la revista que les presté y que por fin se animaron a eso que debieron haber hecho hace ¿cuatro años?, pero nada está perdido, todo puede recuperarse.
–¿No vas muy rápido, cuñada?
–¿Tú así lo sientes? –se acercó a su rostro y Luisa se puso un poco nerviosa.
–Es que…
–¿Acaso no te gustó, cuñada?
–Tengo cafecito y unos pastelillos que compramos. ¿Apeteces un cigarrillo? –dijo Luisa
–Claro que lo apetezco, siempre es bueno un cigarrillo antes de cualquier postre, sabes a lo que me refiero, ¿verdad?, dime ¿qué te parecieron nuestras fotos?
–Eeestán muy bien y se ven muy bien los tres…
Mientras platicábamos Cristina empezó a poner sus manos sobre las piernas de mi hermana para acariciarlas muy sutilmente. Mi luisa se puso un poco nerviosa.
–Me dijo tu hermano que les fue muy bien ayer.
–Está muy bonito el bordado, aunque muy sugestivo…
–Y eso que no has visto lo que hay debajo, no me digas que no te gusto porque tú me gustas y mucho. ¿quieres ver lo que hay debajo de mi playera?
–Pero… yo también quiero ver lo tuyo… –se acercó a su boca para plantarle un beso en los labios, Luisa no hizo nada para evitarlo.
–Te dije que vas muy rápido
–¿Quieres que volvamos a intentarlo dentro de cuatro años?
–¡No, por supuesto que no! –aceptó su beso, correspondiéndolo.
–¿Me puedo quedar con ustedes? –dijo.
Continúa.
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