Iniciando a nuestros hijos mellizos (19)

15
15435
37
T. Lectura: 12 min.

Esa misma noche le informamos a Sandy sobre el compromiso el miércoles con Carlos y Valeria, mi hija se emocionó y aunque nerviosa por el encuentro nos dijo que estaba más que lista.

El miércoles la llevamos a su cita, el nerviosismo de los tres en el auto era evidente.

“¿Como te sientes cariño?” Pregunto mi esposa

“Bien, no se preocupen solo voy a una cita a un café”

Sandy se bajó del auto, la vimos alejarse, nos envió una sonrisa y entro al establecimiento, vestía con pantalón de mezclilla y un bonito suéter de color rojo. La vimos desaparecer, Myriam y yo nos quedamos un tanto angustiados, nos fuimos a caminar al centro de la ciudad y en algún momento recibimos la llamada de nuestra hija para que pasáramos por ella. La encontramos en el mismo lugar que la dejamos, se subió al auto, note que venía alegre lo que me dio tranquilidad.

“¿Y bien, señorita como estuvo su reunión?” Pregunte camino a casa.

“Son una hermosa parejita, me cayeron super bien, Valeria y yo tenemos muchas cosas en común, los dos son simpáticos y muy bellos” Contesto

“¡Vaya! en verdad te impresionaron” Le dijo Myriam mirándola por el espejo retrovisor.

“Si, definitivamente estoy lista pata vivir la experiencia” Contesto, sentí un vacío en el estómago, estaba más decidida que nunca.

“¿Y cuando tienen planeado reunirse y en donde si se puede saber?” Le pregunto Myriam.

“Quedamos en dos semanas, ellos ya saben que soy yo quien les ha estado escribiendo en el sitio, querían que fuese este próximo sábado y bueno me quede pensando que no tengo ropa que haga juego con la lencería que compramos en la sex shop, me gustaría prepararme mejor y que ustedes me den algunos consejos. ¿Qué les parece si regresamos a la tienda y compro una falda y unos accesorios que vi la vez que fuimos?” Mi hija estaba realmente emocionada con sus nuevos amigos.

“Si hija, podríamos ir mañana si gustas a la tienda” Sugerí

“Mejor el sábado, recuerda que Juan y Martha irán” Dijo mi esposa, yo tenía en mente que iríamos con ellos el sábado por ello sugerí que fuésemos uno o dos días antes con Sandy.

“Bueno sí, pero en esa cita no vamos a ir especialmente a la tienda sino a la otra zona” Le recordé.

“Lo sé, vamos a ir a las cabinas, quizá sea buena idea que Sandy conozca a Juan y Martha” Dijo mi esposa.

“¿Se van a meter a las cabinas prohibidas que nos contó papa el otro día?” Nos dijo mi hija con cara picara y divertida.

“Compramos la membresía la última vez que fuimos” Le contesto mi esposa.

“Muy bien chicos, mientras ustedes entran a divertirse a ese lugar prohibido yo puedo hacer mis compras, y si me gustaría conocer a sus amigos.

Esa noche al llegar a casa mi esposa y yo volvimos a tener sexo, fue un encuentro salvaje estábamos muy excitados, la idea del próximo encuentro de nuestra hija a los dos nos ponía a tope. Además, había visto el video que me envió Juan varias veces, ver a mi esposa gimiendo en la doble penetración era un estimulante continuo.

“¡Te quiero ver otra vez como te la meten por todos lados!”

“¡Siii eso quiero!”

“¡¿Quieres que te rompan el culo los negros también?!”

“¡No lo se. pero si quiero una de esas vergas negras adentro!”

“¡Haa puta quieres esos chocolates!!¡”

“Siii”

“Dime que más quieres… ¡Dímelo!”

“¡Muchas vergas… muchas y que me llenen de leche!”

“¿Y porque quieres que el sábado vayamos al sex shop y que Sandy se entere que vamos a las cabinas?”

“¡¡No sé… me parece excitante, quiero que nos vea entrar… quizá ella también se anime y nos acompañe… Cógeme!!”

Nos corrimos al mismo tiempo. Tenía razón Juan. Myriam ya había pasado a otro nivel, no me sentía seguro de poder controlarla.

El sábado, acudimos a la tienda para adultos en horas nocturnas, ya que éramos consciente de que este era el horario preferido para las parejas en las cabinas de “glory hole”. Sandy entro a buscar su falda para la reunión, se sentía totalmente ilusionada al descubrir a una pareja de su edad que se describían a sí mismos como liberales. nuestra hija estaba cautivada por vivir la experiencia de interaccionar con un matrimonio joven y abierto a la libertad de sus preferencias sexuales.

Habíamos citado a Juan y Martha a las 8 y les avise que nos acompañaría nuestra hija para presentárselos. Sandy avanzo delante de nosotros en el centro comercial, su falda corta de mezclilla revelaba un indicio de la piel suave y flexible de sus muslos, era imposible que no llamara la atención. Su comportamiento al caminar era una mezcla de emoción y una oleada de adrenalina sexual. El descubrimiento a un mundo nuevo, libre y excitante.

Dentro del local, la iluminación tenue y los escaparates repletos de artículos de cuero, lencería provocativa y juguetes eróticos, El olor a cuero y aromas exóticos invadía el ambiente, nos atendió otra chica que no vimos las ultimas veces, en la caja estaba Brian el chico que nos sugirió comprar la membresía para acceso a las cabinas, nos reconoció y saludo con un gesto amable y pícaro.

Mi hija note que se sentía atrevida, un poquito intimidada quizá por la situación, pero decidida a comprar su atuendo erótico y hacernos compañía.

Después de elegir su atuendo y el collar que le sugirió mi esposa, llegaron Juan y Martha, mi hija al inicio se cohibió, fue su segundo encuentro con una pareja swinger (técnicamente la tercera contándonos) aun sin participar en alguna reunión; nuestros buenos amigos del lifestyle swinger.

Le presentamos a nuestra hija “Un gusto Sandy, que no te de pena, somos de confianza” Le dijo Juan tomándole ambas manos paternalmente y sonriendo, Martha se acercó y le dio un tierno beso en la mejilla, suavizando la situación.

“Gracias por la invitación” Agrego Martha, “Hace rato que no veníamos a este sitio, teníamos unas cuantas cosas en mente para comprar” Dicho eso, se acercan a Brian el cajero y le piden un consolador de la vitrina y, además. “Queremos adquirir la membresía anual, nos la sugirieron nuestros amigos aquí presentes” Dijo Juan.

“¿En verdad pagaron la membresía?” Pregunto mi hija

“Si, la vez anterior que venimos tu mama la pago” Le respondí. “Les contamos a Juan y Martha en la última reunión, y queremos echar un vistazo el horario es el adecuado para parejas, vamos a entrar si gustas esperarnos dentro de la tienda o ir a algún lugar del mall, no tardaremos solo será un vistazo”

“¿Puedo entrar? me gustaría ver de qué se trata” Dijo mi princesa con cara de inocencia.

“Por supuesto que nos puedes acompañar, te vamos a cuidar hay cada loco en esos lugares” Le respondió Juan

Pagamos nuestras compras y tomando nuestros artículos con discreción nos conducimos a la sección de las cabinas, que se encontraba al fondo del local, Mi hija tenía rubor en las mejillas, con una sonrisa tímida avanzo a lado mío y de su mama, La curiosidad y la excitación se le podía ver en la cara.

Las cabinas del Glory Hole, un concepto que ya habíamos experimentado como espectadores en un club swinger de la ciudad, era un cuarto relativamente grande, cerrado y privado, rodeado por un pasillo circular con orificios en la pared, por los que se podían insertar las manos o los genitales para mantener contacto sexual con las personas que entraban al interior del cuarto central o cabina. Por una puerta entraban las mujeres en el caso de la sala hetero.

“¿Están listos?” Pregunte, todos asintieron con la emoción del desconocimiento.

Entramos a la cabina, por el lado del pasillo, era un estrello túnel que rodeaba la cabina, iniciaba y terminaba en la puerta de acceso, la iluminación era tenue y se podía escuchar el sonido de las pocas personas que había murmurando, algunos gemidos o hablando en tono bajo, de inmediato me llego el característico olor a sexo mezclado con aromatizante ambiental tan común en orgias en clubs swinger. Las paredes tenían dibujos eróticos que parecían ser la guía de lo que se podía disfrutar allí. A simple vista vi en el cuadrante que nos tocó a 2 hombres observando y masturbándose, después nos enteramos que eran los esposos de dos mujeres que estaban adentro.

Alrededor de la habitación había orificios para introducir los penes o manos y un cuadro a la altura de la cara para observar lo que adentro sucedía. Las dos esposas se repartían entre 4 miembros erectos que chupaban y lamian al otro extremo de la habitación. Observe a mi hija que estaba a un lado mío y evidentemente se impactó, el hecho de que mirara a hombres con los miembros erectos siendo mamados por las 2 mujeres y tener a un lado a sus dos maridos masturbándose era demasiado impactante.

“Esto es más fuerte de lo que imagine” Exclamo Sandy nerviosa.

“Relájate, si no te gusta o te sientes incomoda, puedes salir en cualquier momento hija, no te sientas obligada a permanecer.” Le aseguro Juan, acariciándole los hombros con una sonrisa tranquilizante.

Sandy con la mirada fija en la escena mordía su labio inferior, para mí un claro signo de excitación y nervios.

Juan y yo, a su espalda, la observábamos. Se veía muy atractiva en su falda de mezclilla ajustada que acentuaban su cintura y resaltaban sus nalgas. note que Juan no le quitaba la vista de su espalda y culo. El lenguaje corporal de mi hija era seguro, era plenamente consciente del efecto que tiene en quienes la rodean. Habíamos criado a Sandy y Enrique con la mentalidad de que el sexo no era malo, que la exploración era natural y que debía de ser disfrutado. Pero verla ahora, en un entorno tan explícitamente sexual, me causo un extraño sentimiento de orgullo y excitación.

Mi esposa se había sentado en una banca a nuestra espalda de momento aislándose, me miraba, sabía lo que pensaba, podía leer en mi cara la lujuria que sentía. Se paró y se acercó a mí con gesto preocupado y me susurro al oído “Creo que ya vimos lo suficiente, no queremos que ella se sienta presionada”.

“Déjala, ella sabe que es lo que quiere, es muy madura, en cuanto se sienta incomoda nos lo comunicara” Le respondí en un susurro.

Myriam sonrió nerviosa y se alejó encogiéndose de hombros, dando a entender que confiaba en mí y en nuestra hija.

Sandy continúo observando, sus ojos se desplazaron de un orificio a otro, mirando las caras de placer de las dos desconocidas señoras cuarentonas un poco pasadas de peso que chupaban y daban lengua con verdadera pasión a los miembros que entraban por los orificios o ver la excitante escena de masturbación de sus maridos. La escena se volvió aún más interesante con la entrada de dos jóvenes, uno moreno y musculoso, el otro de cabello rubio y ojos azules, se pararon justo a mi lado derecho.

No podía evitar sentir mi miembro palpitar más rápido ante la atención que prestaron a mi hija, su mirada se clavaba en su culo y en sus piernas, era obvio que la situación le gustaba a mi hija ya que paraba más las nalgas.

“¿Cuantas veces has participado en una cabina de Glory Hole?” Me susurro el joven moreno sacándose y estirándose el miembro, su aliento con olor a menta y alcohol me erizó la piel.

“Es la primera vez que entramos”, respondí con la mirada fija en mi hija protegiéndola de alguna manera de los intrusos.

“¿La chica viene con ustedes?” Pregunto el rubio.

“Si, es una “amiga” de mi esposa”, Mentí, “Mi esposa es la que está sentada en la banca”

“Muy linda tu pareja amigo. ¿Va a entrar a la cabina tu esposa?” Pregunto el moreno.

“¿Tu esposa? ¿Te gusta ver a tu esposa en estos lugares?” Inquirió el joven rubio.

“Ella, bueno, somos pareja liberal, swingers al igual que nuestros amigos que nos acompañan, no tenemos problemas al respecto” Respondí con cierta vacilación.

Mi hija, escucho la conversación y se sonrojo levemente al sentirse incluida en el término de “ser swinger”

“¿Y qué pasaría si ella quiere unirse a la diversión?” El joven moreno dijo con un tono sugerente mirando a mi hija con lujuria.

“Ah, ya veríamos… Es su decisión ya es mayor de edad, ella es consciente de antemano de lo que pasa aquí adentro” Le conteste con una sonrisa vacilante.

Mi esposa se acercó a mi nuevamente y me susurro “¿Podemos irnos ya? Esto me pone cada vez más nerviosa”

Le di un beso en la mejilla “Solo un rato más, es bueno que ella vea lo que significa un mundo liberal, estoy aquí para guiarla” Le respondí en un susurro inaudible para el resto.

“¿De verdad, estas seguro?” Me miro con ojos de incredulidad.

“Ya sabes que soy un buen guía” Le dije con un guiño.

Mi esposa se acercó a la ventana por la que yo veía y observamos juntos. La escena era más candente de lo que habíamos anticipado. Las dos mujeres, semi desnudas, se turnaban entre las pollas que les ofrecían sus maridos y los dos jóvenes que habían entrado recientemente, ya habían aniquilado a los 4 anteriores que se retiraron en silencio, tenían rastros de semen en pechos y cara.

Note que Sandy cruzo su mirada con uno de los esposos que la miraba con ojos cargados de lujuria y deseo y le sonreía mientras recibía sexo oral. Ella, sin darse por aludida, se sentó en la banca junto a su mama y comenzó a ajustarse la falda en un acto de pudor, la sentía algo incomoda.

Juan me llamo para consultarme o pedirme autorización si me parecía bien la idea de que Martha entrara a la cabina, le gustaría mirarla junto a las dos mujeres, pero no quería darle una impresión demasiado fuerte a nuestra hija, lo pensé por un momento y le dije “Amigo, es tu decisión, mi esposa ya quiere que nos retiremos, no te preocupes si desean estar más tiempo, nosotros nos retiraremos”. Myriam y mi hija estaban sentadas en la banca con las piernas cruzadas, se veían muy sexys e inocentes, el chico moreno y el rubio recibían lengua de las señoras dentro del cuarto a través del orificio y miraban en dirección de mis dos mujeres.

“¿Sabes que es lo que más me gusta de este sitio?” Dijo el joven moreno en voz alta dirigiéndose mi hija sin dejar de moverse para introducir el miembro en la boca de una de las esposas, “Es que no hay reglas, no hay límites, solo la imaginación y el consentimiento”

“Si, lo sé, mi “amiga” me lo ha contado”, Dijo para mi sorpresa Sandy señalando a su mama, sus mejillas ardían, lo podía ver desde donde yo estaba, “Pero no estoy segura de estar preparada para eso”

“Tranquila, si no te sientas cómoda, no tienes que participar. Si deseas solo ver también es excitante. Tú tienes el control”, Le dijo a su vez el rubio, su sonrisa era seductora, su acento extranjero le daba un toque de misterio.

Mi esposa y yo intercambiamos una mirada, se acercó a mi dejando a Sandy sola en la banca.

“Deberíamos irnos ya” Insistió mi esposa, algo ansiosa.

“Dale un minuto más, es su decisión” Le dije abrazándola.

Sandy, sentada en la banca, ya no observaba lo que pasaba adentro de la cabina, movía una pierna encima de la otra un gesto que hace su mama cuando está sumamente excitada.

Una de las esposas salió a reunirse con su marido, venia totalmente desnuda. Al ver a Sandy en la banca le dijo:

“¿Te gustaría unirte a nosotras? Están llegando más chicos” Preguntó con la cara y pechos con semen, le entrego la ropa a su esposo y regreso a la cabina.

Sandy vacilo por un instante, su respiración se aceleró. “Yo… no estoy segura.” Nos dijo a su mama y a mí como si tuviese obligación de hacerlo por el hecho de habernos pedido entrar.

Martha, se desnudó se llenó de aceite el cuerpo y entrego la ropa a Juan. Con un movimiento fluido, la puerta se abrió y ella, desnuda y con la piel brillante por el aceite que la cubría, se deslizó en la cabina.

“Hola chicas” Dijo con una sonrisa cautivadora en medio de las dos, “¿Necesitan alguna ayuda?”

Juan se acercó a mí con la cara enrojecida por la excitación y la respiración jadeante. “Que excitante es esto, vendremos más seguido, tenías razón amigo, ¿Les molesta si me saco el miembro?, Necesito liberarlo” Nos dijo sin importarle que a medio metro atrás estaba sentada nuestra hija.

“Es tu decisión, disfrútalo. Esto es lo que elegimos.” Le respondí resignado.

Con la entrada de una nueva pareja más ocho chicos adicionales, la atmósfera del cuarto se empezó a viciar, el olor a excitación, a aceite corporal, perfumes, sudor y semen se combinaron en un ambiente que era a la vez asfixiante y emocionante. Sandy se mantuvo en silencio, observando a las personas que se introducían por el pasillo buscando algún lugar disponible, la curiosidad se apoderó de ella y regreso a mi lado, Myriam le cedió su lugar regresando a la banca, colocándose en medio entre Juan y yo que había metido también su miembro a uno de los orificios.

Los ojos de mi hija brillaban, cada risa que escuchaba y cada gemido que se filtraba por los agujeros le llamaban la atención, parecía asustada, aturdida.

Se pegó a mi buscando protección, su respiración se aceleró y su corazón latía fuertemente contra mi pecho. Podía sentir su excitación crecer con cada minuto que pasaba. “Papá, no sé si puedo con esto” Me susurró al oído.

“¿Te sientes incómoda?” Le dije, “Podemos irnos si quieres.”

Ella negó con la cabeza. “No, solo me siento un poco nerviosa. Nunca vi antes personas teniendo sexo en vivo.” Me dijo temblando.

“Eso es lo bueno de ser liberal” le dije con una sonrisa buscando tranquilizarla, “Siempre hay cosas interesantes que descubrir.”

Mi esposa se acercó nuevamente a nosotros y le susurró al oído “¿Crees que te estemos haciendo daño, cariño?”

“No” Respondí en lugar de mi hija con confianza, “Ella ya es adulta. Está aquí por su propia voluntad y es consensuado.”

Mi esposa asintió resignada, su propia excitación era evidente en su rostro, pero no lograba liberarse y también disfrutar ya que a la vez se sentía preocupada. La situación se estaba saliendo de control y se alejó de nuevo a sentarse a la banca acompañada de mi hija a observar cómo más chicos se unían con sus miembros a la cabina, prácticamente todos los espacios estaban ocupados. El aforo del sitio estaba lleno: 25 personas, quienes entraran tendrían que esperar que alguien saliera, eran las reglas de la tienda.

Martha, era el foco de atención, se movía con la gracia de una bailarina, tomando cada miembro que le ofrecían, acomodándolos con habilidad en su boca o en sus manos los gritos de placer de los hombres se escuchaban en todo el pasillo.

Mi hija nerviosa se levantó y retomo su posición en la ventana observando a las mujeres, cada movimiento, cada toque, cada sonido que emitían la tenían completamente hipnotizada.

“¿Papá, crees que algún día… podría probar?” Preguntó Sandy, su duda se notaba en la voz, era un tono que no me era familiar en ella, su timidez se enfrentaba a su intriga.

Asentí con la boca seca “Si, claro, si tú lo deseas, recuerda que tus tomas tus propias decisiones.”. No estaba preparado realmente para su pregunta.

Con un respiro profundo, Sandy siguió observando, se mordía los labios, su pecho se hinchaba bajo su delgada blusa.

“¿Sandy…?” Le dije con calma, “¿Te sientes incómoda?”

Ella negó con la cabeza, “No, solo… no sé, es… es todo tan… irreal, tan crudo”

“Lo es, cariño” Le respondió su mama acercándose, “Pero recuerda que estamos aquí para apoyarte. Nunca te forzaremos a nada que no quieras.”

Mi hija asintió lentamente, y su atención volvió a la escena del interior de la cabina. Los dos chicos que estaban a mi derecha se acercaron a ella, la miraron con ojos llenos de deseo, sus manos moviéndose en sus respectivos penes, se veían ansiosos por que Sandy se les uniera. Ella les sonrío tímidamente sin saber que hacer, y el moreno, el que me hablara anteriormente, se acercó y le dijo:

“¿Te gustaría estar con nosotros? Seremos cuidadosos” Su tono era suave, seductor. Como si fuese la pregunta más natural del mundo. Estuve a punto de reaccionar, dentro de mí se activó el celo de padre, inexplicablemente no dije nada, estaba en shock.

Sandy se puso roja, “No, no creo que… ” Le contesto tímidamente, como si por educación fuese la respuesta correcta, vi que Myriam se puso a la defensiva, le hice una seña de que todo estaba bajo control.

“Venga, solo un poquito, no te vamos a lastimar, será divertido” Dice el rubio con una sonrisa que debería ser encantador, si no estuvieran en la situación más comprometedora y con el miembro erecto en la mano

Mi hija me miro, buscando respuestas en mi cara, buscando mi protección o aprobación, o alguna indicación de que hacer en una situación así, era nuestra alumna, éramos su guía. No me atreví a dar ni una ni otra. Solo la mire, le di un beso en la mejilla y le susurre, “Solo si te sientes cómoda, si no, no te presiones, sigue tus instintos.” Atine a decirle.

Mi esposa se levantó de la banca, “¿Podemos ir a tomar aire fresco? Estoy empezando a sentirme un poquito… asfixiada.”. Buscando sin duda una salida a la bizarra situación. Para los chicos ella era una mujer que estaba ahí por voluntad propia, no podrían imaginar que se trataba de nuestra hija, eso hubiese sido de escándalo, ahí fue cuando entre un poco en razón, me estaba dejando llevar por mi excitación.

Mi esposa me toma del brazo y me susurra, “¿No crees que ya llegamos demasiado lejos?”

La mire a los ojos, “Nosotros no lo empezamos, recuerda que fue tu idea que viniéramos.”

Ella asintió acongojada, quizá arrepentida.

Mientras tanto, Sandy continúo hablando con los chicos, sus manos se movían nerviosamente, tocando sus piernas, su cabello, sus mejillas ardiendo.

“¿Por qué no te unes a la fiesta?” Dice el moreno, “Podemos ser discretos si lo quieres, tus amigos al parecer tienen su propia diversión.”

Sandy, que ya se sentía un poquito más confiada, le sonrío y dijo, “Tal vez más adelante… en otra ocasión, en otro lugar”

Mi esposa y yo, a un costado, la observábamos. Tan hermosa, la luz del neón iluminando sus ojos marrones, su cabello castaño oscuro y lacio cayéndole por los hombros. No podíamos dejar de sentirnos orgullosos de la muñeca que habíamos criado. A sus veintiún años, Sandy era una hermosa y apetitosa jovencita que emanaba una sexualidad innata, que ahora se encontraba en la atención de todos, al parecer se corría la voz entre los hombres del recinto ya que venían a mirarla seguramente advertidos por otros de su belleza y se regresaban a sus posiciones en el pasillo.

Sus piernas, que se asomaban por debajo de la falda, se movían rítmicamente brillando con la humedad que el ambiente había generado, y su cara, su rostro angelical que se tornaba cada vez más pecaminoso, reflejaba la excitación que la embargaba.

Continuará.

Loading

15 COMENTARIOS

  1. Estamos a punto de preocuparnos seriamente. Hay una parte 20 o…? Jaja. Un abrazo mi estimado

    • Claro que hay parte 20 y muchas mas si lo piden! Ya los deje descansar he subido la parte 20 y si el sitio lo autoriza estara en linea. Saludos !

  2. Gracias Enrique, esta historia se esta poniendo bien intensa…. Sandy esta mas dispuesta con cada capitulo…

  3. que morbo generas en las situaciones previas, que bien enlazas las historias, estoy impaciente por saber el desenlace de Sandy en el hloryhole
    felividades

      • Lo mejor y peor de que tardes en subir lo relatos es que nos obligas a releer todos los episodios anteriores para ponernos en situacion. Repito, magnifica serie y muy morbosa

  4. Enrique la trama de còmo se van produciendo los hechos, me tiene en vilo el esperar cada uno de ellos por lo excitante que son, he leido muchos relatos pero los tuyos son los mejores porque el morbo no es vulgar

DEJA UN COMENTARIO

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí