Regularmente paso los dos primeros meses del año en Cancún, pero en esta ocasión comencé mis vacaciones en la primavera. Siempre visito la zona hotelera y donde por $25.00 puedes acceder a sus instalaciones y esa misma cuota te sirve para consumir. En esta ocasión visito uno de esos hoteles donde más suerte he tenido con las chicas y llego con mis pantalones cortos, mi camisa polo y unas sandalias. Me quedo cerca de una de las piscinas y donde convenientemente también me queda uno de los tantos bares o cantinas del lugar.
Son las once de la mañana y la algarabía apenas comienza, pues estos lugares son conglomerados por las tardes y noches. Las sillas reclinables se van llenando y de repente veo a esta chica flaca con unos pantalones blancos muy cortos, un top de baño color naranja que cubren unos pequeños pechos y sus sandalias de cuero. Puedo ver que lleva una cadena de oro que cae por su tobillo y veo un par de tatuajes pequeños en una de sus piernas y otro en su hombro y veo que va en dirección mía donde hay todavía una silla reclinable vacía. Me pregunta: -¿Le puedo acompañar o está ocupada?
Le dije que estaba vacía y en ese momento me dijo que se llamaba Karla y directamente me dijo que me hacía plática para esquivar a un chico que la había estado acechando desde la cantina y que la venía siguiendo y por eso decidió hablar conmigo para que este individuo viera que estaba acompañada, o por lo menos esa fue su excusa. Me presento y es donde ella me interroga por mi acento en español y la plática se extiende donde me cuenta que está en su segundo año de derecho y que ha venido acompañada con sus amigas, pero sus amigas se tomaron unas copas de más esa noche anterior y se han quedado dormidas en la habitación y ella decidió bajar. Luego me vuelve a preguntar: -¿De veras no esperaba a nadie? No me gustaría ser impertinente.
Respondí su interrogante y le hacía saber que su compañía era como un anillo al dedo. Karla es una chica mestiza de bonitas facciones. Carita alargada, un bonito y ligero cuerpo y se le miraba el culito muy bonito con esos pantalones cortos de color blanco donde también divise llevaba su bikini de baño ya puesto y que parecía ser al igual que su top de color naranja. Su piel ya asoleada la hacía ver más morena, pero se podía notar esos ademanes finos y un cuerpo joven muy bien cuidado. Ella me hizo esas preguntas de rigor de mi estado civil y ella me contestó que no tenía novios, pues los novios según ella decía, estorban cuando se estudia. Al principio me dio esa impresión de ser recatada, pero luego descubría a una chica muy lanzada quien decía tener solo 19 añitos.
De un bolso pequeño sacó un tubo de bloqueador solar y sin duda alguna me pidió que, si le asistía en untarlo a su cuerpo, lo que yo definitivamente no tenía ninguna objeción. Me abalancé hacia ella y comencé con la faena de untarle aquella crema por su espalda y hombros y fue cuando Karla me dijo: -Usted tiene las manos muy suaves, inclusive más suaves y delicadas que las de mis amigas. – Y se sonreía con su comentario. Yo iba a parar de untarle el bloqueador, pues asumía que los brazos y las piernas ella lo haría por si misma y ella viendo mi movimiento de retroceso me lo decía: -¿Y mis brazos y piernas?
En ese momento supe que esta pequeña y fina chica se me estaba ofreciendo… ya no era insinuación, pues que chica le pide a un extraño que la toque de todo el cuerpo. Tomé el bloqueador de sol y se lo unté por todas las piernas y brazos y siendo ya más declarado le masajeé buena parte de sus pequeñas nalgas y llegué cerca de su sexo cuando hacía lo mismo en su entrepierna donde miraba como su piel se erizaba al contacto. Me lo repetía: -Tienes unas manos muy suaves y dejas una vibra muy rica. -Me dijo.
Cuando una chica me habla así y me provoca de esta manera siempre pienso en mi edad y si ella imaginará o calculará que me acerco a mis 60 años. Varias chicas jóvenes me han dicho que no aparento esa edad y siempre estas chicas me han dado cumplidos y que les parezco un hombre atractivo y muy sensual. Unas me han dicho que mi sonrisa es muy sexy, que mi cuerpo es muy deseable y cosas así.
Karla después de haber esparcido el bloqueador por casi todo su esbelto cuerpo pasa a quitarse el pequeño pantalón blanco y se quedó ante mí con un pequeño bikini que su parte trasera se le metía en la raja de sus nalgas y cuando se volteó ante mi podía ver como ese hueso pélvico se notaba y se le hacia esa rajadura de su panochita. Esta flaquita tiene un cuerpo muy sensual y fue ahí donde descubrí otro tatuaje en sus nalgas de algo que parecía ser una flor con un bejuco. De nuevo se sentó a la par mía y yo solo le dije: -¡Tienes un hermoso cuerpo! -Y ella solo me dijo como respuesta: -¡Y tú no solo tienes un lindo cuerpo, tienes la sonrisa más hermosa que apuesto derrite a mujeres!
Tenía la seguridad que se me estaba ofreciendo y en ese momento me preguntaba: ¿Cuándo regresas a USA? – La verdad apenas comenzaba mis vacaciones, pero le contesté que el siguiente día me iría. Ella se volvió a parar y me preguntó si quería alguna bebida y le pedí una cerveza y Karla traía dos.
Seguimos platicando y quizá ambos teníamos la seguridad que íbamos a ir a coger y después de 30 minutos de charla ella me dijo: ¡Por eso no me gusta mucho la cerveza, me da de ir al baño seguido! -Fue cuando me paré por primera vez para acompañarla a los baños cerca de la piscina y me dijo: -Uf… te miras grande, pero no sabía que eras así de alto. -Nos fuimos dejando las toallas en las sillas y regresamos. Ella con una piña colada y yo con mi güisqui regular solo con hielo.
Yo estaba seguro de que me la iba a coger y no llevaba prisa, pero creo que Karla tenía más prisa que yo y aquella cerveza y la piña colada le daban esa barrera que ya no miraba el pudor. Karla me preguntaba:
-¿En qué habitación te hospedas?
-Yo no estoy en este hotel, estoy en un lugar más privado que pertenece al mismo hotel.
-¡Uf… me gustan los hombres que sean privados! Tony… ¿No me llevas a conocer tu habitación muy privada?
-¡Por supuesto! Si gustas podemos ir ya.
Le dio algunos cumplidos a mi coche que todavía huele a nuevo y tomamos la carretera y en doce minutos entrabamos a mi casa en Cancún y donde hay cuatro casas más las cuales rentamos a turistas. Todas están amuebladas y sabía que la más grande no estaba rentada y llevé a Karla a ese lugar. -¡Ya veo los gustos que se da! ¡Me gusta este lugar… todo está a detalle! Pero, pero … esto es toda una casa, tu me dijiste que me llevarías a tu habitación privada. La llevo a la habitación matrimonial de este lugar y pienso que va a sospechar que yo no estoy hospedado ahí, pues no tengo ropa alguna.
Yo para que pierda la posibilidad de analizar y que no sospeche me abalanzo y le doy un beso en la boca el cual Karla corresponde y le tomo de las nalgas sobre su pantalón corto y bajo por su cuello a besarla y me dijo: -Tony, démonos un baño porque si no nos estaremos comiendo el residuo del bloqueador. -decía sonriendo. -Está bien, entra tu primero en lo que ordeno otra piña colada para ti y otro güisqui para mí. -Eso me dio tiempo para ir por ropa a mi casa, agarrando lo que podía y colgando un par de camisas en el armario. Salió ella del baño cubierta con solo toallas y entré yo a tomarme el baño cuando llegaron también las bebidas.
Las bebidas quedaron a un lado porque esta linda y pequeña chica estaba ansiosa de coger como si de eso dependiera su vida. Sali del baño y ya ella había abierto las cortinas que dejaban ver un jardín desde el segundo piso y estaba completamente desnuda esperándome. Me quitó la toalla que me cubría el sexo y tomándolo en su estado pasivo me comenzó a chupar los pectorales mientras con la otra mano se apoderó de mi nalga. Karla me chupaba las tetillas y me pajeaba la verga que conforme crecía en sus manos ella solo exclamaba: ¡Tú si tienes pito! ¡Y que rico se te mira!
Se hincó ante mí y con esa pequeña boca miraba su bonita y delgada cara tomando mi falo y tragándose lo que más podía. Me besaba el glande, me la chupaba al contorno hasta llegar a mi huevos y me hacía el ademán que mi verga era más grande que su rostro. Chupaba rico y se atragantaba queriendo comérsela toda mientras con sus manos me masajeaba los testículos. Luego solo me la chupaba mientras me masajeaba las nalgas sobándome con su saliva el ojete y aquella combinación como que me estaba enviando al paraíso.
Hice una pausa para poder resistir y tomé a Karla y la elevé con mis brazos y puse sus tetas al nivel de mi rostro y comencé a chupar esos meloncitos y aunque Karla es flaca, sus tetas son muy visuales con una areola café y un pezón largo. Ella me abrazaba con sus piernas y podía sentir su panochita que era fuego y sentía que se derretía de las ganas.
La bajé y la puse en cuatro a la orilla de la cama, puse una almohada en mis rodillas porque son pisos de cerámica y comencé a comerme esa conchita jugosa y ese culito apetecible. Ese culo se le miraba brilloso de mi saliva y sus jugos vaginales y de un constante masaje en su culo y su concha Karla comenzó a mover su pelvis pidiendo verga y no dudo en pedírmela: -Tony, dame la verga, que la deseo muy adentro de mí.
Le puse la verga por sobre su espalda baja y mis 21 centímetros se miraban imponentes sobre su pequeño cuerpo y entre sus nalgas que imaginé que tenía que ir despacio para no dañarla. Y esto es lo que me han sorprendido muchas chicas con esta anotomía… se sienten apretadas, pero aguantan una buen verga. Poquito a poquito se la comencé a meter y sentía ese apretón de su vagina, pero Karla se movía con esa ansiedad de cogerla toda y se le hundió toda y sin mucho, ni esperar que se ajustara a mi grosor y tamaño comenzó un vaivén endemoniado.
Esta chica movía su pelvis con buenas revoluciones y mis pelotas solo pegaban en sus nalgas haciendo ruido de aplauso que se magnificaban en estas paredes de cemento y pisos de cerámica. Sus jadeos elevaron sus decibeles y le taladré esa concha sin piedad y escuché a Karla decir: -¡Puta! Me vengo, dame esa verga, que me vengo… así, fuerte, no pares dame, dame, dame. – Y con esa letanía de “dame” Karla sucumbía al placer y se fue de bruces contra la cama dejándome solo el culo elevado para que siguiera en ese picoteo que le causaba tanto placer.
Ella sabía que no me había corrido y tomando aire me indicó que me acostara y ella se subió por sobre mí y se hundió mi verga y comenzó su cabalgata. Al principio fue algo semi lento, pero con los minutos parecía una licuadora y podía sentir ese rico golpeteo de su hueso pélvico y ese chapoteo incesante de mi verga entrando y saliendo de esa pequeña panochita. Ajusté la posición de Karla y la halé hacia mí para mamarle los pequeños pechos y fue como el punto que comenzó a mandarle esa señal de su segundo orgasmo.
Movía esa panochita bien rico y yo le daba un azote frenético de vez en cuando y chupándole las tetas y apretando la otra de modo intermitente sentí de nuevo la vibración de su vagina, que era algo así como carrasposa y me masajeaba la verga rico y precisamente cuando ella gozaba de su segundo orgasmo le inundé la concha con esperma blanco, muy blanco y espeso. Le saqué la verga flácida y su concha comenzó a drenar todo aquello frente a mí. Tomamos unas toallas y en eso me hacía platica:
-¡Esa cogida estuvo de maravilla… me has hecho correr dos veces ya y en la posición que más me gusta!
-¿Cuál? -le pregunté.
-En cuatro… nunca me habían hecho acabar así. Casi me desmayo del placer. Y ese oral fue divino… creo que eso ayudo a que llegara así.
-¿Te gustó?
-Si… aunque sentí incomodo que llegara usted allí, nunca nadie había llegado de esa manera allí.
-¿Te refieres a tu panochita?
-Si también, pero a mi culito nunca.
-Lo importante es que te haya gustado y disfrutado.
-Ya mero me hacía acabar así, por eso esa verga la sentí divina cuando me llenó. Se mira que usted sabe lo que hace. Dígame… ¿Qué otra cosa me enseñará esta tarde?
-¿Ya te han cogido por el culo?
-No… nunca.
-¿Te lo han pedido antes?
-No… Mi experiencia solo ha sido con un novio, pero nunca llegamos a eso. Con él solo lo básico y de por sí solo con sexo oral me hacía llegar.
-¿Te gustaría intentarlo esta tarde?
-Si usted quiere… no quiero irme de aquí con la curiosidad.
-Está bien, a mí me gustaría hacerlo contigo, tienes un culito bien paradito y muy apetecible.
-¿Se le antoja mi culito?
-Primero me lo quiero volver a comer y luego quiero que sientas como mi verga entra centímetro a centímetro en tu culito y si quieres lo filmamos con tu cámara para que lo tengas de recuerdo.
-¡Uh… que rico! Ya siento que mi pepita me está vibrando otra vez. Déjame decirte Tony, que tú sí sabes encender a una mujer… solo con tu sonrisa, tu voz me harías venirme.
-¿Tú tienes algo en mente que deseas experimentar?
-Pensaba lo mismo cuando me lo hacía por detrás. Creo que es el día que mi culito perderá la virginidad.
-Una pregunta Karla: ¿Te cuidas? Te eché la corrida en tu panochita.
-Si… estando en la universidad es lo primero que me aconsejaron mis amigas. En el DF hay muchas violaciones y la universidad no es exenta de ello.
-Y… dime, ¿de verdad ese chico te acechaba esta tarde? No vi a nadie que lo hiciese obvio.
-La verdad… No. Solo quería saber que podría pasar con usted. Se me hizo un hombre muy varonil y guapo y comencé a fantasear con usted. Tony venga para acá… quiero comerme esa hermosa verga que tiene.
Yo me acomodé elevando con las almohadas mi cabeza y ver como esta chica me daba otra mamada en la verga. Esta vez Karla iba más lenta, menos ansiosa con la felación, como que quería disfrutar mas saboreando mi verga lentamente. Me pidió que abriera mis piernas aún más para chupar mis huevos y era lindo ver a esta chica con su carita delgada jugar de esa manera con mi verga. Subió de nuevo a chupar mis pectorales y fue que llegué con mis dedos a su panochita de nuevo y obviamente ya me la encontré bien húmeda.
En ese momento tomé yo el control halándola para volver a chupar sus pequeñas tetas y mis dedos le sobaban el clítoris en círculos y de vez en cuando le hundía uno o dos dedos en su cavidad vaginal. Karla solo cerraba sus ojos disfrutando el placer que la chupada de tetas y las masturbación le provocaban. Ella jadeaba profusa y nuevamente me pedía que le hundiera la verga y obviamente que la obedecí. Se acomodó sobre mi verga y en esa posición sobre mis almohadas le chupaba una de sus chiches y mi dedo comenzó a masajear su pequeño ano a la vez.
En ese momento Karla me decía al oído: -Usted si sabe lo que una mujer quiere… Sus manos, su lengua, su verga a la vez me están llevando al cielo bien rico Tony. ¡Que delicia de verga tienes Tony… esto no me lo esperaba ni en sueños hoy!
Karla respiraba profusamente cerca de mis oídos y esta vez nos besábamos y nuestras lenguas se enredaban. Las caderas de Karla se movían con un ritmo armonioso lentamente, como queriendo sentir ese roce de la cabeza de mi verga llegar a golpearle el útero. Mis dedos jugueteaban con su ano y ella me miraba como untaba mis dedos con mi saliva y volvían a masajear su pequeño ojete y las yemas de mis dedos se lo golpeteaban mientras levantaba y se sentaba sobre mi verga y cerraba los ojos. Volvíamos con los besos y sentí la vibración de su vagina, como un golpeteo interno y sin control.
Esta vez no dio gemidos y solo me dijo sonriendo mientras me volvía a atrapar mis labios con su boca: -¡Me estoy corriendo bien rico Tony… que deliciosa corrida! -Sentí sus jugos llenar toda mi zona pélvica y más parecía que Karla estaba orinándose. Le batí mi verga con un poco más de revoluciones y ella me pidió que no me moviera mucho, que así estaba rico solo sintiendo las compresiones que le enviaba mi verga.
Cuando me secaba la zona del pelvis vimos que aquella humedad había llegado a las colchas de la cama y me decía Karla que era la primera vez que le pasaba; un orgasmo como con ganas de orinar en el proceso o lo que muchos conocen como “Squirt”. Por la humedad no fuimos a dar otra ducha y fue ahí donde comencé a trabajar ese culito. Mientras nos caía agua tibia y Karla en una posición inclinada contra las paredes del baño comencé a darle una chupada en el culo. Por la posición era más cómodo chupar solo el culo. Le abría esas pequeñas nalgas y le mordía las paredes de cada nalga para luego llegar al ojete he intentar penetrárselo con mi lengua.
Karla solo me decía casi gimiendo: -¡Tony, que rico… usted tiene una lengua muy juguetona… me encanta… uf que rico! – Aquellas palabras eran monotonía en quizá unos diez minutos de chupar esas nalgas y concentrarme es su ojete y de repente Karla movía sus caderas chocando su culo con mi lengua y comenzaba a jadear y vi esos espasmos en sus solidas nalgas y en áreas de sus bien tonificados muslos. Sabía que su primer orgasmo anal le venía, 10 minutos de chuparle ese culito le llevaban a un orgasmo que Karla según sabía, nunca había experimentado y de repente quedó temblorosa y solo me pidió que le metiera la verga.
Sabía que era un orgasmo anal y muy fuerte y como pude entre toda esa agitación le dejé ir la verga en la panochita y le di un vaivén de porno duro hasta que ella se fue saciando y yo le inundé la panocha con mi segunda corrida. Se volteó y me dio un beso y bajó a mi verga y me la comenzó a mamar hasta quedar flácida de nuevo y sacarme la última gota de leche. En eso estábamos cuando su celular sonaba, pero como estábamos mojados ella lo ignoró para insistencia de otras varias llamadas. Ella solo me dijo que deberían ser sus amigas que ya habían despertado y la comenzaban a buscar.
Salimos con Karla y de nuevo nos acomodábamos en la cama cuando ella poniendo su cabeza entre mis piernas le contestaba a sus amigas dejando la bocina encendida para que yo escuchase la conversación:
-¿Karla, donde estás… todo bien contigo?
-¡Mejor no podría estar! Estoy viviendo uno de los mejores momentos de mi vida. -dijo.
-¿Eso significa que estas con alguien y te estamos interrumpiendo?
-Algo así… pero no te preocupes, estoy tomando un descanso pues después de 7 corridas…
-¿Siete corridas? ¿Es un hombre o un robot?
-Mira, este hombre no es un hombre, es un Dios del sexo. Estoy a punto de perder la virginidad de… tú ya sabes.
-¿Se lo vas a dar? ¿Tanto así Karla?
-Si amiguita… tómense unas Coronas para que te pase la cruda que yo regreso en un par de horas… quiero aprovechar la tarde.
-Disfrútalo, amiga… vamos a brindar por ti, por la culeada que te estarán dando… enhorabuena, Karla. – Y se oyeron unas risas.
Tan pronto colgó resumimos la acción. Le pedí a Karla que se sentara sobre mi cara y que de esa forma le iba a comer el culo. Al principio se puso de enfrente y le comía la panocha y el culo, pero con los minutos le pedí que se pusiera a la inversa y en esa posición solo alcanzaba su culito confortablemente. Ella me pajeaba la verga y yo pasé alrededor de 12 minutos comiéndome ese culo y en esa posición miraba como contraia el ojete sin control. Poner la lengua en su ojete era una reacción de temblor en esa zona tan erógena.
Y como he dicho en muchos relatos, el sexo anal no es solo la penetración y más que todo, la zona donde están esos nervios que llevan el placer se ubican en la zona superficial del ojete y en las paredes de las nalgas, si se estimula esta zona eventualmente tu pareja llegara al orgasmo sin ni siquiera tocar su vulva o clítoris.
En esta ocasión por su altura y la posición que estaba sobre mi cara, era Karla la que buscaba el placer y era ella la que descubría esos lugares donde quería sentir mi lengua y me dejaba llegar con mis manos a sus pequeñas tetas. Le sobaba las tetas y le apretaba los pezones mientras le comía el culo y explotó y solo restregaba el culo sobre mi cara buscando mi lengua y fue entonces que le metía uno de mis dedos en su panocha mientras se corría.
Continuará.
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