Karla, una flaquita que me dio sus nalguitas (2 – final)

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T. Lectura: 4 min.

Sabía que era un orgasmo anal y muy fuerte y como pude entre toda esa agitación le dejé ir la verga en la panochita y le di un vaivén de porno duro hasta que ella se fue saciando y yo le inundé la panocha con mi segunda corrida. Se volteó y me dio un beso y bajó a mi verga y me la comenzó a mamar hasta quedar flácida de nuevo y sacarme la última gota de leche. En eso estábamos cuando su celular sonaba, pero como estábamos mojados ella lo ignoró para insistencia de otras varias llamadas. Ella solo me dijo que deberían ser sus amigas que ya habían despertado y la comenzaban a buscar.

Salimos con Karla y de nuevo nos acomodábamos en la cama cuando ella poniendo su cabeza entre mis piernas le contestaba a sus amigas dejando la bocina encendida para que yo escuchase la conversación:

-¿Karla, donde estás… todo bien contigo?

-¡Mejor no podría estar! Estoy viviendo uno de los mejores momentos de mi vida. -dijo.

-¿Eso significa que estas con alguien y te estamos interrumpiendo?

-Algo así… pero no te preocupes, estoy tomando un descanso pues después de 7 corridas…

-¿Siete corridas? ¿Es un hombre o un robot?

-Mira, este hombre no es un hombre, es un Dios del sexo. Estoy a punto de perder la virginidad de… tú ya sabes.

-¿Se lo vas a dar? ¿Tanto así Karla?

-Si amiguita… tómense unas Coronas para que te pase la cruda que yo regreso en un par de horas… quiero aprovechar la tarde.

-Disfrútalo, amiga… vamos a brindar por ti, por la culeada que te estarán dando… enhorabuena, Karla. – Y se oyeron unas risas.

Tan pronto colgó resumimos la acción. Le pedí a Karla que se sentara sobre mi cara y que de esa forma le iba a comer el culo. Al principio se puso de enfrente y le comía la panocha y el culo, pero con los minutos le pedí que se pusiera a la inversa y en esa posición solo alcanzaba su culito confortablemente. Ella me pajeaba la verga y yo pasé alrededor de 12 minutos comiéndome ese culo y en esa posición miraba como contraía el ojete sin control. Poner la lengua en su ojete era una reacción de temblor en esa zona tan erógena.

Y como he dicho en muchos relatos, el sexo anal no es solo la penetración y más que todo, la zona donde están esos nervios que llevan el placer se ubica en la zona superficial del ojete y en las paredes de las nalgas, si se estimula esta zona eventualmente tu pareja llegara al orgasmo sin ni siquiera tocar su vulva o clítoris.

En esta ocasión por su altura y la posición que estaba sobre mi cara, era Karla la que buscaba el placer y era ella la que descubría esos lugares donde quería sentir mi lengua y me dejaba llegar con mis manos a sus pequeñas tetas. Le sobaba las tetas y le apretaba los pezones mientras le comía el culo y explotó y solo restregaba el culo sobre mi cara buscando mi lengua y fue entonces que le metía uno de mis dedos en su panocha mientras se corría.

Karla la estaba gozando y después de aquella corrida, la puse de cucharita y con los jugos de su vagina y mi liquido preseminal los ocupé para lubricar ese precioso culo. Me tomé el tiempo para decirle lo linda que era mientras mis dedos sobaban su orto. Le hablaba al oído y le decía lo rico que me había corrido en su conchita, que quería sentir sus labios halando mis huevos y verga y mis dedos se hundían en su culito despacito, con mucha paciencia. Le decía que le iba a gustar, que la clave era relajarse y jugaba diciéndole que absorbiera mi dedo y que no lo rechazara. De esta manera pasamos unos veinte minutos y esta chica estaba tan caliente que su panocha se inundaba.

Le comencé a asomar mi glande y elevando su pierna le pasaba mi verga por la rajadura de sus nalgas y jugaba con sus tetas, le mordiscaba su lóbulo y le decía las ganas que tenía de ser el primero en estar adentro de su culito. Ella me lo ofrecía, me decía que me lo quería dar… que quería sentir mi verga en su culo, que lo deseaba. Era un preámbulo que la relajó lo suficiente que la penetración le fue muy placentera. Le gustaba escuchar ese chapoteo que hacía mi verga contra sus pequeñas nalgas.

Su anillo atrapó mi glande y ella solo gimió con un suspiro de relajación. Pensé que le incomodaba, pero Karla me decía que quería sentirla toda… que continuara. Cómo se sentía de apretado ese culo, pero esta flaquita lo toleraba y uno puede sentir que la verga ya no entrara más y quizás eran doce a quince centímetros de mi verga en el culo de Karla. Para aminorar la atención le comencé a chaquetear el clítoris con mi mano derecha y con la izquierda me apoderé de su pezón derecho y sin mucho movimiento se volvía a correr y me apretaba con su culo ya bien apretado mi verga. No aguanté y ambos jadeábamos de placer y fue en este momento que le di un vaivén a su culito con más movimiento mientras le insertaba un dedo en su panocha. Realmente fue muy rico.

Media hora después lo repetíamos, pero esta vez la puse de perrito y fue cuando con su cámara o celular le grabé esa penetración a su culo para que lo tuviera de recuerdo. El culo de Karla sangró en esta segunda penetración y es por eso por lo que, recomiendo la penetración anal en posición de cucharita, pues muchas chicas me lo han dicho, que es más confortable que penetrarlas de perrito. Se quejó un poco más del dolor, pero la excitación superó al dolor y en mucho tiempo no me corría 4 veces cogiendo a una chica. No sé cuántas veces esta chica se corrió, pero de seguro esta cogida la recordará por toda la vida, pues creo que no se lo esperaba y fue un golpe de suerte que nos hayamos encontrado en las playas de Cancún.

La faena duró cuatro horas y media y la llevé al hotel con sus amigas a quienes conocí y pasé con todas ellas disfrutando de la música en el bar. Y no sé, pero el sexo fue muy rico con Karla y tengo esas imágenes cuando la encontré ya desnuda o cuando le comía ese pequeño pero rico culo que tiene.

Las imágenes de esa pequeña panochita donde miraba a mi verga hundirse, de como me daba una rica mamada… todo eso muy rico, pero la imagen que llevo y me salta a cada momento es cuando la vestía y le ponía ese traje de baño color naranja que le cubría su sexo que no volvería a ver, cuando le subía ese pequeño pantalón corto que dejaba ver media nalga y, cuando le asistía poniéndole esas sandalias de cuero y ella me dijo: ¡Don Antonio Zena, lo recordaré por toda la vida!

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2 COMENTARIOS

  1. Con la mayoría de las flacas he tenido esas buenas experiencias. Por ahi habrá alguna que si estaba bastante reducida y es un tanto frustrante no penetrarla toda cuando uno está bien excitado, pero hay que tener mucho cuidado.

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