Las aventuras de Dick y Jane

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T. Lectura: 4 min.

Mi nombre es Dick, soy hombre de 37 años, piel morena, cabello negro, mido 1.77, de contextura normal.

Mi ex, la protagonista de las aventuras, Es una mujer hermosa de 37 años, mide 1.60 aproximadamente, de tez blanca, cabello rulo, su nombre es Jane, mujer inteligente, del hogar, posee estudios y un empleo estable, carita angelical, labios carnosos, senos pequeños pero firmes y paraditos bien bonitos y sabroso, buen culo super buen culo, la forma de sus nalgas son espectacular.

Tuvimos una bonita relación de 17 años, ahora ya no estamos juntos, Pero fueron tantos momentos que me animé a relatar algunos de ellos.

Una noche estando en casa de mi madre, ya que al separarnos me fui a vivir con mi madre, bueno esa noche comenzamos a chat vía WhatsApp temas varios normales, de un momento a otro la conversación tomó un tono erótico, le pedí una foto a ver cómo estaba vestida para dormir, me respondió que tenía un short normal y le dije que no importaba, que me mostrara, accedió y me envió unas fotos normales

Pero luego llegó una foto dónde mostraba sus nalgas sin quitarse el short (ella sabía que ese tipo de fotos me prenden). No pude evitar masturbarme dos veces seguidas aquella noche pensando en ese culaso que se gastaba.

La mañana siguiente era una mañana normal cómo todas las otras, desperté, tomé una taza de café, un cigarrillo y fui al baño, me di una ducha, haciéndolo tuve una erección descomunal, pensando en las fotos en short rojo que me había enviado mi ex la noche anterior, me di otro pajazo en su nombre, terminé de bañarme y me vestí para irme al trabajo, saliendo de casa de mi madre algo me dijo que fuera a casa de mi ex para verla temprano, me arriesgué y fui hasta su casa, le llamé por teléfono para que me lanzara la llave de la reja, al principio no quería pero luego de insistir accedió.

De sólo lanzarme las llaves provocó en mí una erección de inmediato, iba subiendo a su casa con el pipí parado y el corazón acelerado hasta más no poder, al abrir la puerta estaba en una toalla ya que recién se había bañado, ufs que espectáculo de mujer me acerqué a ella lentamente y le pedí un abrazo, no quería pero accedió a ellos.

Al abrazarla sentí un montón de cosas increíbles, la cargué y acosté contra la puerta, le di un beso, un beso de esos únicos, con ganas, con amor y pasión, no opuso resistencia alguna y me regreso el beso, le aparte un poco la toalla y ufs se dejaron ver esos lindos senos, pequeños pero firmes, paraditos y divinos, gran vista tenía de esa hermosura de mujer, piel blanca, cuidadito.

Daban ganas de comérsela enterita allí mismo, comencé a mamarle las tetas poco a poco de una manera dulce y agradable, a besarla por su pecho y luego subí a su cuello, ya en ese punto ella gemía ahhh que rico papi, su cuerpo temblaba de lo excitada que estaba.

Me dijo que parara y fue a la habitación y se estaba vistiendo, le dije que me mostrará el pantys que se había puesto a lo que sin pensarlo apartó la toalla y dios mío, una pantys verde oscura que le quedaba divinísima, mi guevo no podía estar más parado, babeaba líquido preseminal, babeado por completo, sentía que iba a soltar cargas de leche de tan sólo verla así. Me acerqué a ella, la cargué frente al espejo y wao me encantaba verla así, montada sobre mí, agarrándole las nalgas y besándola, si ella supiera lo increíble que se veía así. Nos besamos sabroso, con más amor y pasión que los besos en la puerta.

La tumbé en la cama, aparte un poco su pantys y estaba mojada de una manera exquisita, le toqué su cuca y palpitaba cómo solía hacerlo cuándo estaba excitada, gemía, se retorcía de placer, diciéndome que rico mi amor, sigue papi.

Me acerqué y pasé mi lengua suavemente por su clítoris, una y otra vez, estaba disfrutando mucho ese momento, ella comenzó a moverse cómo una diosa mientras le hacía sexo oral, me agarraba por los cabellos y apretaba a su cuca con muchas ganas, le veía su cara, se mordía los labios, estaba en llamas llena de placer, en un momento rápido, se sentó me dijo “negro” con la voz entrecortada e intento quitarme la correa del pantalón ufs lo que brotaba en esa habitación no era normal.

Al decirme “negro” la tomé por el cuello y le dije que no me dijera así ya que eso me prendía aún más, me desabroché el pantalón y saqué mi pene, ella al ver semejante erección, se paró de la cama, se puso a un lado y se lo metió en la boca ufs comenzó a succionarme sólo la cabeza y eso lo hace de una manera única y muy sabroso, me veía con cara de puta con ansias de leche mientras me lo mamaba, ya en ese punto quería llenarle la boca de leche caliente, pero no quería desaprovechar la oportunidad de hacerle el amor una vez más.

Siguió haciéndome sexo oral, se metía todo el guevo en la boca, quien la viera con su cara de inocente y resulta que las apariencias engañan ya que era una demonia mamándome el guevo, de un momento a otro me pidió que me acostara en la cama y me bajó todo el pantalón y el bóxer, lo que se venía era memorable ya que esa mujer montada es una fiera jaja de verdad que sí, cuesta aguantar el polvo con esa mujer encima moviéndose.

Cómo lo sospeché, se arrimó la pantys y se metió solita su pipí, ufs esa cuca estaba caliente, echando candela, al entrar en ella se sintió wao sabroso, esa totona palpitaba y comenzó a subir y bajar lentamente, al momento en que le mamaba las tetas y le masajeaba las nalgas ricas que tiene, ella gemía, decía groserías, que guevo tan rico no joda, jadeada, estaba echa toda una potra montada, la vista era espectacular cómo entraba y salía mi pipi de su cuca.

Mi pipi lleno de sus fluidos era espectacular verle la cara cómo se mordía los labios, entre gemidos de ambos y groserías aceleró el ritmo de la montada hasta que sonaba sabroso, la respiración ya era bastante agitados entre ambos, ella acabo en un orgasmo divino llenándome el guevo de sus fluidos, le dije que iba a acabar y se metió de nuevo el guevo en la boca como una diosa y me decía dame mi leche mi amor anda, ufs que maravilla, comencé a acabar y a llenarle su boca de leche, ella seguía mamando, sin dejar derramar una gota de esa leche que tanto le gustaba, nos dimos un beso y ella aún tenía leche en la boca, esos besos nos prendían aún más, eran muy excitantes.

Quedamos sudados y agitados en la cama luego de ese polvazo que nos habíamos echado…

Continuará.

A los pocos meses hubo otro encuentro en mi cumpleaños, dejen sus comentarios a ver si quieren otro relato, son muchos.

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