Carolina es una chica que conocí en la universidad. Casi siempre estábamos juntos en la facultad; hacíamos trabajos y tareas juntos, íbamos a desayunar, ella iba a mi casa y yo a la suya. El punto es que agarramos mucha confianza.
Una vez teníamos que hacer un trabajo final, lo hicimos en su casa. El día que lo terminamos compramos cerveza y pizza. Nos sentamos en el sofá y pusimos una película.
—Tengo calor—. Dijo mientras se quitaba los tenis junto con los calcetines y subió sus pies en la mesita de centro. Ponía más atención a sus pies que a la película porque hasta ese día no había visto sus pies desnudos, a lo mucho la veía con flats por lo que para mí ver sus pies se había convertido en una obsesión.
—¡Deja de verme los pies! —dijo de repente—. ¡No me digas que te gustan las patas!—. Dijo riéndose.
—Esteee no… bueno, me gustan tus pies, son muy bonitos—. Respondí nervioso.
Me vio, estiró su pierna frente a mí y puso la planta de su pie en mi cara.
—Huélelo—. Me ordenó.
Acerqué mi nariz y aspiré lentamente su planta, tenía un fuerte olor a patas, era delicioso e inmediatamente empecé a excitarme.
—Ahora chúpalo—. Puso sus dedos en mi boca.
Comencé a lamer todo su pie; planta, talón, dorso, dedo por dedo, estaba extasiado con el delicioso aroma de su piel, ella solo me miraba y reía.
—Jajaja ya se te paró—. Dijo burlona.
—Jálamela con los pies.
—¿Cómo se le dice a eso?
—Footjob.
Me desabrochó el pantalón y sacó mi verga, abrió bien los ojos.
—La tienes de burro jajaja.
—Je no tanto pero sí.
Empezó a jalármela con sus piecitos. No tardó mucho y se puso de rodillas y empezó a mamármela, desesperada, metiéndosela hasta el fondo de la garganta.
La puse de pie, le quité los jeans, me empujó hacia el sofá y se subió en mí, se quitó la playera y empezó a cabalgarme.
—Te mueves muy rico Carito.
—¿Sí? ¿Te gusta?—. Decía casi sin aliento.
Le chupé las tetitas y sus pezones paraditos.
—Ven, vamos a mi cuarto.
Me terminó de desvestir, la puse boca arriba, fui directamente a su conchita húmeda y con vello crecido.
—Me gusta hairy.
—Jajaja tú y tus fetiches, mejor cállate y métemela.
—¿Tienes condones?
—Noup, cuando te vayas a venir sácala… y a parte no me gusta coger con condón.
Entré en ella, estaba estrecha y calientita. Le mordía los pezones, el cuello y los labios, Caro gritaba y apretaba muy rico.
La puse en cuatro, besé sus nalgas y su culito.
—Por atrás no, de una vez te digo.
—¿Lo has hecho por atrás?
—No wey, ¿quién crees que soy?
—OK ya entendí jajaja.
La agarré firmemente de la cadera, me escupí en la verga y entré lentamente en ella, Caro soltó un gemido fuerte y levantó las nalgas. La agarré del cabello y lo jalaba con fuerza aumentando mis embestidas.
—¡Ayyy sí qué rico! ¡más fuerte! ¡aaah!—. Chillaba ella.
—¿Te gusta así zorrita?
—¡Sí! ¡Nalguéame!
Le daba duro en las nalgas mientras la jalaba del cabello sin detener la penetración, Caro se vino y quedó rendida en la cama. Estaba a punto de venirme dentro de ella pero la saqué inmediatamente, solté un fuerte gemido y me corrí en sus plantas, me exprimí la verga para vaciarme todo en sus pies. Me tiré a su lado.
—Siempre pensé que había cierta tensión sexual entre nosotros.
—¿Por qué pensaste eso?—. Dijo limpiándose los pies con mi playera.
—¿No te gusto?
—¿Para novio?
—Sí.
—Sí iii pero puede haber confusión porque acabamos de tener sexo, mejor hablémoslo “sobrios”.
—Je de acuerdo.
—¿Tienes otro fetiche?
—Sí.
—¿Cuál?
—Doble footjob.
—¿Que dos morras te la jalen con los pies?—. Respondió riendo.
—Sí.
—Estás bien loco.
En un cumpleaños ella y una de sus amigas hicieron realidad esa fantasía. Tal vez se las cuente.
Digamos que este encuentro sirvió para “reforzar nuestra amistad”.
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