Me obsesioné con mi tío y terminé siendo su puta

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Mi nombre es Ana Katherine, tengo 24 años, trabajo en las oficinas administrativas de un complejo residencial en la ciudad de México, lo que más me gusta de mi cuerpo es mi culo, bien formado, resaltado por mi angosta cintura, un pecho afortunadamente de buen tamaño, soy bastante vanidosa en todo sentido, acostumbro hacer ejercicio y yoga, en dichos lugares conocí buenos amantes, pero de ellos les contaré más adelante.

Por ahora quiero confesarles algo que, si bien me encanta no significa que este bien, pero me encanto en su momento y me sigue encantando, todo comenzó cuando despegue mi vista de los libros y el espejo, comencé a permitirme interés por los chicos, interés de verdad no solo el de querer ser admirada, deseada, sino algo que me llevará a una relación de verdad, pero realmente me parecían tan insípidos los chicos que me pretendían, yo deseaba algo más intenso, tenía dieciocho años y buscaba una relación pero estaba equivocada, porque cuando conocí el placer carnal mi visión cambio completamente.

Tengo una familia grande y como en toda familia grande la diferencia de edades a veces no es mucha, entre primos o incluso tíos y en mi caso esa primera aventura, calentura y obsesión fue un tío, Rodrigo, el tenía veinticinco años y yo dieciocho, estaba ya en la universidad, el siempre me soltaba halagos por mi apariencia, su mirada siempre recorría mi cuerpo entero, por alguna extraña razón cuando el lo decía me ponía nerviosa, me gustaba y siempre buscaba oportunidad para estar cerca de él, cada vez fui más descarada, a la hora de acercarme o hacer de todo para poder estar a su lado en cualquier lugar y el fuera de alejarse por lo indiscreto de mis intenciones parecía gustarle.

No decíamos nada en doble sentido pero su manera de tocarme la pierna discretamente o pasar su mano por mi cintura incluso en una ocasión me dio una nalgada, acto que repetía a escondidas claro, bueno así no se toca a una sobrina.

El día de una fiesta por el bautismo de una de las primas más pequeñas fue que me descarte completamente, saque a bailar a mi tío el por supuesto que aceptó bailábamos pero lo notaba nervioso, quizás no estaba cómodo sabiendo que a diferencia de otras veces si me tocaba indebidamente todos se darían cuenta. La fiesta había sido en un jardín así que tuve una muy buena idea.

-Tío que le parece si vamos a fumarnos un cigarro —le propuse parando de bailar.

-Vamos, por allá creo que vi unas bancas —me señalo para el fondo de aquel jardín.

Yo lo que quería era alejarnos lo más posible, sinceramente ya estaba bien cachonda, ya me urgía dejar de darme dedo, o con el vibrador, quería sentir una verga de verdad rellenándome el coño. Camine con mi tío aún más allá de las bancas que había dicho, el jardín era enorme de camino saque el cigarro y lo prendí, íbamos fumando y platicando pero cada vez se me acercaba más, hasta que llegamos a una parte no del todo obscura pero si alejada y escondida, había una especie de bloque rectangular de concreto, parecía una banca o una mesa, no lo se pero allí deje mi bolsa y recargue mi culo.

-¿Estaba algo floja la fiesta no? —le comente a mi tío, este se quedó parado muy cerca de mi, tan cerca que tenía que mirar hacia arriba para verlo a la cara.

-Bastante, ya me quería ir pero igual y sale algo más divertido ahorita —no por algo me siguió hasta aquí el sabía lo que yo, quería lo que yo, miró a los lados y paso su mano izquierda por mi cintura, yo le ofrecí el cigarro.

-Podría ser que si, si usted quiere —me hice más atrás para sentarme en aquella estructura de concreto y separar algo mis piernas, mi tío bajo la vista y sonrió soltando el humo del cigarro.

-Eso no se pregunta —se metió entre mis piernas y me apretó por la cintura para atraerme hacia el — Nos traemos ganas ¿no?

-Por eso ahora nada más traigo tanga — le dije y me hice a un lado el vestido pero mi tío no esperó, porque ya me estaba metiendo la mano entre las piernas.

Se me salió una risita, estaba extasiada por lo que estaba empezando, me frotaba sus dedos en mi coño ya mojadito, sus guapos rasgos se deformaban para hacer una expresión llena de lujuria, movía rápido su mano, abrí más las piernas y gemí, quería sentir más, me baje el vestido del frente, dejando salir mis tetas, al verlas se relamió los labios como un lobo hambriento.

Fijé mi vista en su bulto, lo quería ver, quería sentir, estaba como una loca por ello, me vi tan desesperada queriendo sacarle la verga de los pantalones que detuvo lo que hacía para ayudarme, cuando se la sacó y vi ese largo y gordo trozo de carne, erecto, duro, empecé a masturbarlo, mientras el me masajeaba las tetas y las chupaba, mamaba mi pezón tan rico que el coño me palpitaba demasiado.

-Quiero que me la chupes, —hablo sin dejar de apretar me las tetas.

Yo más que encantada me baje para arrodillarme frente a el, abrí la boca sacando la lengua y me dio unos golpes en la cara antes de metérmela a la boca, mamé cual ternero hambriento, escuchaba los gemidos de mi tío, sus jadeos y de la nada ya lo tenía moviendo su pelvis haciendo que su dura erección me pasará por la garganta, soltaba arcadas por la falta de experiencia en ello pero me fascinó sentirla llenar mi garganta, me agarró por la cabeza.

-Así sobrina que rico la chupas —y empujaba de vez en vez para que me la tragara toda.

Así me tuvo mamándosela un rato mas hasta que me jalo para levantarme y volver a subirme a la mesa de piedra, me abrió las piernas haciendo la tanga de lado y empezó a lamerme el coño, eso me arranco la cabeza yo perdí totalmente la noción todo era placer, pero me tapé la boca para no hacer tanto ruido.

-¿Te gusta? —me pregunto levantando la cabeza y acomodándose entre mis piernas.

-Si —le gemir quitando la mano de mis labios.

-Está te va a gustar mas —me froto su cabezona, dura y gorda en mi hambriento coño.

Abrí más las piernas esperando el empuje, pero palmeo mi coño con su verga un par de veces, cuando menos lo espere me la clavó, empujó duro tras gemir ronco y profundo, yo solté un grito, me dejó ir la mitad sin piedad, fue delicioso, pedí más entre gemidos, y empujo de nuevo, si bien era una sensación extraña no dolió como yo esperaba, estaba tan cachonda que yo solo quería sentir más y más…

-Mierda que coño tan rico sobrina —jadeo bien rico y se empezó a mover como un desquiciado lujurioso.

-Deme verga tío, me tiene bien cachonda —le rogaba entre gemidos.

Mis tetas rebotaban tras cada choque, el sonido de este era bien húmedo rico, gemía como una loca, ya poco me importo si escuchaba alguien, yo estaba disfrutando la cogida que me estaba metiendo mi tío, me agarraba de las piernas y me jalaba hacia el cada que empujaba, cada vez más duro, oírlo gemir me erizaba la piel, oírlo jadear y decirme: te mojas como una buena puta, eso me llevo al límite, la mente se me nublo por completo, el calor se acumuló en mi vientre explotando en un delicioso orgasmo, mis jugos salieron a chorro, grite de placer, mis piernas temblaron.

Y mi tío se movió como un poseso, mientras se movía casi bramaba como un toro en celo, eso se mezclo con mis gemidos, quedé sofocada y con las piernas temblando, los espasmos de placer relamían mi clítoris como llamaradas, pero no me dejó descansar, porque salió de mi solo para darme la vuelta y ponerme en cuatro, no sé cómo pero aquella mesa estaba a cierto desnivel o no se pero quedé perfecta a cuatro patas para mí tío.

-Pero que rico culito Anita —me acaricio la nalgas como si fueran una bola de cristal — Se te ve más grande así empinadita.

Me dio una nalgada bien duro y me ensartó la verga muy brusco, grite no me dio tiempo a responder algo, empezó a cogerme duro, se movía como un loco, apretaba mis caderas el choque se escuchaba muy rico, un ritmo delicioso.

-Que rico rebota este culito —decía mi tío entre roncos gemidos — Sabia que terminarías siendo mi perrita.

Yo no podía más que gemir, me cogía como un salvaje el choque cada vez más intenso, más mojado y delicioso, casi se me iban los ojos en blanco tenía la boca abierta gimiendo como una completa loca, sentía mis tetas rebotar, mi culo contra la pelvis de mi tío, su mano contra mi nalga una y otra vez, el parecía poseído, mis rodillas ya dolían y el no se cansaba de follarme, de vez en vez me sacaba la verga y me daba golpes con ella en las nalgas, la volvía a meter y seguía con el mismo ritmo que antes, de pronto sus gemidos fueron más profundos y comenzaba a decirme cosas como: “Que rico rebota este culito”, “Así perrita gime para tu tío”, “Que putita tan rica tengo de sobrina”.

Sentía las piernas empapadas, temblaban y el calor intenso invadió mi vientre, gemí más fuerte y mi tío me empezó a follar más duro, me daba metidas más lentas pero profundas gimiendo muy fuerte y ronco hasta que me la saco y se quedó jadeando, sentí como me dejaba las nalgas llenas de semen, estaba sofocada, con las rodillas doloridas, piernas temblorosas y mojadas, el coño palpitando chorreando juguitos, estaba completamente satisfecha.

Mi tío volvió a acomodarme sentada en la mesilla, sentía frío del concreto en mis nalgas doloridas de tantas nalgadas, se metió entre mis piernas dejando ambas manos en mi cintura, yo dejé una sobre su pecho, este subía y bajaba con su continua respiración, se acercó a mis labios pero no para besarme sino para hablar.

-¿Eso es lo que buscabas sobrinita? —dijo, me apretó más hacia el por la cintura y yo solté un jadeo — Una buena cogida eso querías no? – preguntó.

-Me fue mejor de lo que esperaba —le dije, yo si le mordí su labio inferior y pase mis brazos por su cuello — Coge bien rico tío.. —susurre.

-Ahora que ya probé ese coñito no me voy a quedar con las ganas, cuando se me antoje te voy a ir a coger —me dijo pasando una de sus manos para mis tetas apretando una como en un masaje circular.

Aquella promesa se convirtió en un trato, en nuestro sucio secreto un placer prometedor, no me pude resistir al ansia de un nuevo encuentro del como sería, la promesa de ser la perrita de mi propio tío me mantenía más cachonda a cada segundo.

Cuando volvimos a la fiesta hicimos como si nada, bebimos, bailamos y platicamos en familia de la manera más normal pero con simples miradas nos recordábamos lo rico que la habíamos pasado.

Con esto comenzó mi adicción al sexo, después de este día di rienda suelta a mi deseo carnal, fuera con quién fuera…

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7 COMENTARIOS

  1. Muy buen relato ya que un encuentro así hace que uno esté contento con las relaciones entre familia. Bien por tu tío pero mucho mejor bien por ti ya que tu actitud es de una mujer convencida de lo que desea. Espero más porque además redactas muy bien ya que detallas con gusto y mostrando cachondez.😘

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