Mi hijo me dio por el culo creyendo que estaba dormida (4)

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T. Lectura: 9 min.

Hola amigos. Gracias por los consejos y comentarios que me envían.

A los que no leyeron mis relatos anteriores, les cuento que me llamo María. Ahora tengo 39 años. Estoy casada. Mi esposo tiene 43 años. Tengo un hijo que ahora tiene 22 años. Este hijo es solo mío. Fruto de un desliz en mi juventud. Mi esposo es estéril. No puede procrear. Pero él no se hace problemas con eso. Está contento con mi hijo, a quien quiere como si fuera suyo.

Como ya saben los que leyeron mis relatos anteriores, mi esposo trabaja como agente de ventas de una empresa de artículos tecnológicos. Además, es supervisor de las sucursales. Él viaja al interior del país, y está ausente por semanas intercaladas. Es decir, está una semana en la casa, y la otra está de viaje.

En mis relatos anteriores, cuento como mi hijo empezó a follarme cada vez que yo regresaba de alguna reunión con mis amigas. Debo decir que yo tengo debilidad por el vino y la champaña, y a veces me paso de copas. Mi hijo esperaba que me duerma, luego me sacaba el calzón y me manoseaba. Para después meterme su verga por mi culo. A veces yo me despertaba y fingía estar dormida. Pero otras veces no sentía nada. Solo al día siguiente me daba cuenta de lo que me había hecho porque estaba con el culo lleno de semen.

Después me enteré que mi hijo me tomaba fotos mientras me manoseaba. También me grababa en video. Debo confesar que a mí me gusta salir con mis amigas y tomamos algunos tragos. A veces vuelvo un poco mareada, y me duermo profundamente. Mi hijo se aprovecha de eso para hacerme esas cosas.

En uno de mis relatos cuento como tuve sexo con mi hijo y su amigo Bruno estando presente mi esposo, pero dormido y borracho. Así hemos estado viviendo todos estos días. Yo creo que mi hijo les ha contado todo a sus amigos. Porque cuando vienen según ellos a hacer sus trabajos de la universidad, me miran el culo y murmuran despacito entre ellos. No niego que me gusta bruno y los otros amigos de mi hijo. Todos jóvenes y fuertes, de cuerpos atléticos. Pero a mi edad, no podía coquetear con ellos. Ni siquiera dar alguna señal de mis deseos. Porque yo debía guardar mi lugar como mujer casada y madre de un hijo joven.

Un día mi hijo me dice que uno de sus amigos le había dicho que si podía celebrar su cumpleaños en mi casa. Que este amigo vive solo en la ciudad, porque sus padres están en provincia, y él no podía viajar hacia allá. Yo le dije: Mejor hagan la fiesta en el departamento de él. Pero mi hijo me dijo que este amigo solo tiene una habitación chica, y no se puede hacer una fiesta allí. Me rogó tanto que yo terminé aceptando. Me dijo que no me preocupe de nada porque ya todo lo tiene solucionado.

Para esta fecha, mi esposo estaría de viaje. Y aunque el estuviera presente, seguramente le hubiera aceptado a mi hijo hacer la fiesta en mi casa. Por ese lado no había ningún problema. Yo hablé con mi hijo, y le dije que no vayan a beber mucho licor. Y que traten de terminar la fiesta a la hora adecuada. Él me dijo que estarían máximo hasta las dos de la mañana.

Cuando llegó el día de la fiesta, mi hijo al salir de la casa me dijo: Mamita rica. Para la noche quiero que te pongas tu ropa sexi. Porque van a venir varias chicas y quiero que tu estés más linda que ellas. Y que mis amigos te vean más sexi que ellas. Yo le dije: Esta fiesta es de ustedes. Yo no tengo porqué vestirme como tú quieres. Además, yo no quiero estar en la fiesta. Voy a salir con mis amigas. Él me dijo: No te hagas la difícil. Yo le dije: No insistas yo saldré con mis amigas y volveré cuando haya terminado la fiesta. Él me dijo: espero verte en la fiesta.

Así salió mi hijo porque ya se hacía tarde para la universidad. En realidad, yo si quería estar en esa fiesta. Me imaginaba a los amigos de mi hijo todos jóvenes con las hormonas alborotadas tratando de bailar conmigo. Pero no podía darme esas libertades. Tenía que guardar mi lugar, y evitar cualquier mal momento para mí, o para mi hijo. Entonces decidí llamar a mi amiga, la más alegre y fiestera. Le conté lo que sucedería en mi casa. Ella me dijo: Oye, aprovecha y date un baño de juventud. Yo le dije: No puedo hacer eso. Tienes que salir conmigo, o simplemente tenerme en tu casa hasta la hora que termine la fiesta en la mía. Ella me dijo: Está bien. Vente a mi casa a la hora que quieras.

Me fui a la casa de mi amiga como a las seis de la tarde. Todavía no llegaba mi hijo de la universidad. Allí en la casa de mi amiga estuvimos charlando y tomando vino haciendo tortas y comiendo con otras amigas más. Hasta que me pareció la hora que ya debía retirarme a mi casa. Eran las tres de la mañana. Mi amiga llamó un taxi y me fui a mi casa. Me sentía un poco mareada por el licor que tomé con mis amigas. Pero para mí eso era normal porque siempre llego a mi casa un poco mareada después de estar con mis amigas.

Al entrar a mi casa, escucho música y voces de hombres hablando y riéndose. Llego a la sala, y encuentro a mi hijo, a cuatro jóvenes más, y a dos hombres mayores como de unos 40 y 45 años aproximadamente. Uno de ellos era moreno. No había ni una sola mujer. Cuando entré, todos se pararon y me saludaron. Yo correspondí a los saludos, tratando de ser amable. Luego llamé a mi hijo a la otra habitación, y le dije: Ya es hora de que se retiren tus amigos. Él me dijo: Mamita estás borracha. Y quiso besarme en la boca. Te estábamos esperando. Yo lo aparté y le dije: Mira: Dile a tus amigos que se vayan. Porque yo no voy a ir a la sala. En este momento me voy a dormir. Evidentemente mi hijo estaba borracho.

El me abrazó a la fuerza así parados como estábamos. Me agarró las nalgas y me dijo: No te hagas. Se bien que quieres que mis amigos te agarren el culo. Yo traté de alejarlo, pero él tiene más fuerza y me llevó cargando hasta la sala. Allí traté de disimular y me senté en el sillón que estaba desocupado. Estaba con un vestido que me quedaba un poco alto y se me veían las piernas. Mi hijo alzando la voz dijo: Amigos. Aquí está mi madre. Díganme si no es linda como les dije. Ella bailará con todos. Si o no mamita. Yo les dije: Señores. Por favor ya es hora de retirarse. Gracias por su comprensión. Pero mi hijo les dijo: No se vayan amigos. La noche es joven sigamos divirtiéndonos. Diciendo eso, puso música bailable en la computadora y me sacó a bailar. Todos le aplaudían.

Yo tenía que bailar a regañadientes. Mientras bailaba, yo miraba a los amigos de mi hijo. La verdad estaban muy guapos. Y los dos hombres maduros, también tenían lo suyo. Poco a poco empecé a disfrutar la música. Creo porque estaba un poco mareada por el vino que tomé con mis amigas. Mi hijo me agarraba de la cintura, y me hacía mover las caderas. Le pregunté porque no había ni una chica. Él me dijo: Hace rato esto estaba lleno de gente. Había muchas chicas, pero ninguna como tú. Ya se fueron todas con sus parejas. Solo se han quedado los solteros esperándote a ti.

Yo le dije: Compórtate. Y no hagas ninguna estupidez delante de tus amigos. Él me dijo: Ya mamita. Si tú te portas bien conmigo, yo también me portaré bien. No te vayas a dormir. Porque yo te sacaré alzando hasta la sala. Yo sentía que mi vestido se subía cada vez que movía mis caderas bailando. Y trataba de jalar mi vestido para que no se suba mucho. Él me dijo: deja que mis amigos te miren las piernas y el rico culo que tienes. En ese momento paró la música y me fui a sentar al sillón. Allí escuché que los jóvenes incluido mi hijo le decían "profe" a los dos hombres mayores. Saqué la conclusión que esos hombres mayores eran sus profesores.

Luego empezó nuevamente la música. Y mi hijo les dijo a los mayores: Ya profes. Saquen a bailar a mi mamita. Uno de ellos vino y me extendió la mano. Yo me paré y empecé a bailar con él. Bailando él me dijo: Señora es usted muy linda. Yo le dije: Gracias. Usted también es guapo. Al decir yo eso, el hombre interpreto que yo le estaba coqueteando y me dijo: La verdad usted tiene las piernas más lindas que he visto en mi vida. Y como yo ya estaba entonada, le dije: ¿solo las piernas? Él me dijo: Con todo respeto no solo las piernas: Sino también las nalgas y todo el cuerpo y el rostro. Yo le dije: No sea grosero. Soy una mujer casada, y mi hijo está presente. Él me dijo: Perdón. Pero usted me hace decir esas cosas. Espero que no se moleste. Yo le dije: Está bien no me molestaré si solo mira y no toca.

Luego me sacó a bailar el otro hombre mayor. Este era más "mandado" Al instante puso sus manos sobre mis caderas. Yo estaba con mis manos en sus hombros. Él me dijo: Señora. Dichoso su esposo de tener una mujer como usted. Yo le dije: ¿Por qué? Si usted no me conoce y no sabe cómo soy yo. Él me dijo: Solo basta mirarla para desearla. Yo quisiera tener una mujer como usted. Yo le dije: ¿Y qué haría con una mujer como yo? Él me dijo: Si usted me permitiera, yo le sacaría toda la ropa y le lamería todo el cuerpo. Luego le chuparía la panocha y metería mi lengua en su rico culo. Después la pondría de rodillas para penetrarla primero por la panocha y luego por el culo. Diciendo esto el hombre puso sus manos sobre mis nalgas.

Con esas palabras y sus manos sobre mis nalgas, y entonada por el vino que tomé con mis amigas, yo estaba ya caliente y quería que este hombre y todos los otros me agarren y me hagan todo lo que él me decía. Pero trataba de hacerme a la difícil y le dije: Usted es muy grosero. Fíjese que soy casada y mi hijo está aquí. Él me dijo: Señora mía: todos los que estamos aquí, ya sabemos lo que usted hace con su hijo. Él nos dijo que esta noche, usted nos dará el culo a todos. Por eso la hemos estado esperando.

Aunque yo me esperaba algo así, En ese momento me sentí indefensa. Ya me imaginaba lo que se me venía. En ese momento mi hijo dijo: Ya profe usted mismo es. De pronto este hombre alzó mi vestido y me agarró las nalgas desnudas mientras bailábamos. Las estrujó como a una masa con sus dos manos y me dijo: Que rico culo tienes mamacita. Traté de zafarme de las manos de este hombre, pero el me sujetó con fuerza y no me dejó zafarme. Yo sentí que me bajaba un líquido por mi vagina. Todos los demás incluido mi hijo gritaban a este hombre animándolo y le decían: ya profe. Ese culo es tuyo.

De pronto el hombre metió su dedo por debajo de mi calzón y me dijo: Mamacita. Ya tienes la panocha mojada. Diciendo eso, me tumbó lentamente sobre la alfombra y me sacó el vestido. Entonces el otro profesor vino, y entre los dos me sacaron el calzón dejándome solo con el brasier tipo corsé. Mi hijo decía: Ya mamita. Cómete a mis profesores para que me pongan buena nota. Jajaja. Mi hijo y los otros jóvenes estaban sentados en el sillón grande tomando licor y mirando lo que me hacían los hombres mayores. Si yo quería, podía levantarme e irme corriendo a mi habitación y dejarlos a todos con ganas de tenerme. Pero sabía que mi hijo estaba mareado y me sacaría alzando hasta la sala. Yo se lo terco que es el.

Pero también yo ya quería sentir las vergas de estos dos hombres maduros que estaban deseosos por meterme sus vergas. Los miraba desesperados por desvestirse lo más rápido que podían. Luego me sacaron el brasier quedando totalmente desnuda. Me sentía deseada a mi edad. Y el morbo de estar desnuda en manos de siete hombres era más fuerte que yo. Y me quedé echada esperando lo que venía. Yo estaba echada de espaldas con las piernas abiertas. Los dos hombres ya totalmente desnudos me manoseaban todo el cuerpo. Uno metía sus dedos en mi vagina. El otro manoseaba mis tetas hasta hacerme doler. Yo gemía suavemente tratando de no ser muy vulgar. Uno de ellos metía su dedo en mi ano, y se lo llevaba a la boca. Luego nuevamente me lo metía en mi ano. Los dos decían: Que rica puta. Que buen culo tiene. Que ricas piernas.

Mientras uno me seguía lamiendo la vagina y metiéndome el dedo al culo, el otro me hacía mamar su verga metiéndome hasta la garganta. Yo me sentía en la gloria con esos hombres haciéndome de todo. En un momento miré a mi hijo, y vi a todos los jóvenes totalmente desnudos. Masturbándose y mirando lo que me hacían sus profesores. Esos dos hombres maduros me hicieron de todo. Me follaron por todos mis agujeros. En todas las posiciones tragué semen de los dos. Hasta lloré de dolor cuando me lo metieron por el culo. Me trataron de puta y perra. Pero llegué al orgasmo como tres veces. Los dos maduros gritaron de placer al llegar al orgasmo. Me llenaron de leche el culo, la boca y la vagina. El semen chorreaba por mis piernas hasta llegar a la alfombra.

Sentí que mi hijo y sus cuatro amigos se acercaron a mí. Yo le dije: Hijito por favor ya no más. Estoy muy cansada y adolorida. Él me dijo: Como crees que no nos vas a dar el culo a nosotros. Tu solo aguanta, que nosotros haremos el trabajo. Los cinco me manoseaban y no sabían que hacer conmigo. Me metían el dedo al culo y a la vagina. Uno intentaba meter su verga a mi culo, Mientras que el otro me hacía mamar su verga. Yo ya no tenía fuerzas ni deseos de sexo. Solo soportaba lo que me hacían. Me follaron a su antojo volteándome a cada rato. Eran insaciables una y otra vez me lo metían por todos mis agujeros. Hasta que por fin uno a uno iban cayendo por el orgasmo alcanzado. Quedé bañada en semen. Estuvieron maltratándome hasta las siete de la mañana.

Después le dije a mi hijo que los despida a todos. Me fui a bañar con las pocas fuerzas que me quedaba. Mi hijo despidió a todos y nos fuimos a dormir. Dormimos en mi dormitorio hasta las tres de la tarde del domingo. Ya por la tarde hablé con mi hijo y le dije: Que van a pensar de mis tus profesores. Porque has hecho esto. Él me dijo: No te preocupes mamita. Mis profesores son casados ellos no quieren escándalos ni problemas. No hablarán nada a nadie. Yo le dije mira: Yo te acepto a ti y dejo que me hagas todo porque te amo. Pero ya hacerlo con personas que ni conozco es otra cosa. Corremos riesgos. Tanto tu como yo. Esperemos que tu padre no se entere de nada. Él me dijo: Ese cabrón no es mi padre. Y tú eres mi mujer. Solo dejo que el cabrón te folle para no levantar sospechas. Pero si fuera por mí, serías solo mía. Aunque también me excita saber que tu marido te está rompiendo el culo cuando escucho tus gemidos.

Después de esa fecha, algunas veces se ha repetido la orgía. Claro que estando yo mareada. A veces venía uno de los profesores y otras venían los dos. También venían los amigos de mi hijo. Una vez me desperté en la noche cuando uno de los profesores de mi hijo me estaba manoseando las nalgas mientras yo dormía un poco mareada. Claro que después me dejé follar ya despierta.

Bueno. Esta fue mi última experiencia. Tengo fotos y videos de esos encuentros. Fotos y videos que encontré en la computadora de mi hijo.

Quiero dejarles mi correo a los que quieran escribirme. Les enviaré mis fotos y videos. Mi correo es:

[email protected]. Espero que me escriban.

Relatos anteriores:

Mi hijo me dio por el culo creyendo que estaba dormida

Mi hijo me dio por el culo creyendo que estaba dormida (2)

Mi hijo me dio por el culo creyendo que estaba dormida (3)

1 COMENTARIO

  1. Hola María no sabes cuánto me exito tu relato lo disfrutaste al máximo debiste saber gosado cada minuto con tu hijo me imagino que eres la mujer más feliz del mundo

  2. Mami me calientas muchísimo, quiero tener mi turno para estar contigo y darte lo que tanto te gusta 🔥, te escribí por correo electrónico para hablar más a fondo y ver esos vídeos que mencionas

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