Las fiestas navideñas habían finalizado y mis hijos habían vuelto a las clases el mayor y mi hija en la universidad, mi pequeñín, que acababa de cumplir los dieciocho años al instituto, donde cursaba su último año.
Entre los compañeros de mi hijo se encontraba Paulo, con cuya madre Sofia teníamos una gran amistad, la semana de reanudación de las clases Pablo, aunque acudía normalmente a clase no dormía en su casa, sino que decidió pasarla su padre y su nueva mujer, y le pidió a mi hijo que se acercará a casa de su madre, que está muy cerca de la nuestra, y le llevara algo de ropa, entre las dos familias existía una cierta confianza, así que mi hijo aceptó ir al salir de clase, y esto fue lo que paso, según mi hijo:
Llegué a casa de Pablo después de clase, su madre Sofia, me recibió muy efusivamente, nos conocíamos desde que había coincidido con su hijo al comenzar la ESO y habíamos hecho toda la enseñanza media juntos, y nuestras madres se habían conocido en las reuniones de padres y se había establecido una cierta amistad entre ellas, yo desde que la polla se me puso a poner dura, no había podido dejar de mirar las enormes tetas de Sofia, y me había hecho pajas a su salud, hasta hacia poco era para mi un sueño, pero después de follar con mi madre, ninguna mujer me parecía imposible.
Sofia vestía una blusa muy ajustada que remarcaba sus tetas y una falda por encima de la rodilla que remarcaba sus piernas, al verme me abrazó muy efusivamente, cosa normal como ya he explicado, pero que puso a mi polla en movimiento, después me dijo:
-Acabo de llegar del trabajo y no he tenido tiempo de preparar la ropa de mi hijo, pero si te esperas lo hare.
Me dio la opción de quedarme en el salón o de ir con ella a la habitación de pablo y hablar mientras la preparábamos, me decidí por la segunda, mientras la recogía la que se agachaba yo me quedaba mirando su culo, en un momento de la conversación, ella me dijo:
-Que pena hacerse vieja, ya ves mi marido se ha ido con otra.
Yo le dije que de vieja nada, que estaba estupenda, la rodee entre mis brazos y finalmente la bese en la boca, ella se quedó sorprendida, pero no ofendida y me dijo:
-Oye veo que no eres un niño.
No la respondí, pero antes de que reaccionara la subí la blusa y ante mi vista apareció mi gran sueño, Sofia tenía unas tetas impresionantes, más de lo que había imaginado, me lancé sobre ellas y me puse a acariciárselas, y después llevé mi boca también hacia ellas y comencé a chupárselas.
-Caramba con mi Ikercito, dijo Sofía, ya es todo un hombre.
Por supuesto que lo era, y se lo iba a demostrar, la pedí que se sentara en una silla que había al lado de la cama, y cuando lo hizo me arrodillé ante ella, la subí la falda hasta dejar al descubierto su tanga, que era pequeñísimo, lo parte y ante mí, por segunda vez en poco tiempo, apareció otro lugar paradisíaco, el coño de Sofia, lo tenía peludo, pero no me importaba, debía de demostrarle a esa mujer que era una hombre, así que arrime mi cabeza hasta su sexo y sacando mi lengua la introduje en el sitio que tantas veces me había imaginado en mis pajas, y comencé a chupárselo, ella al sentir mi lengua dijo:
-Oye se nota que no es tu primera vez, me estas dando un gusto increíble. Llevaba años que con mi marido no hacía nada parecido.
Pero no era solo ella la que estaba gozando, para mi comerme ese chochete era extremadamente delicioso, lo había hecho muchas veces con la imaginación, pero ahora estábamos en el mundo real, y esto era aún mejor, seguí con mi lengua explorando su cosita.
-Verla gemir, y saber que el responsable de sus gemidos era yo, me hacía sentirme más hombre, así que utilizando os conocimientos que había adquirido haciéndolo con mi madre y las demás mujeres con las que lo había hecho, seguí lamiendo su coño, hasta que ella con un fuerte gemido se corrió y sus líquidos llenaron mi boca, era un sabor delicioso. Ella se estuvo como paralizada un momento, después pareció volver en si y con una amplia sonrisa en su cara me dijo:
-Muchas gracias, mi amor, hacía mucho tiempo que no experimentaba nada parecido, ahora me toca a mí darte gustito.
Me hizo una señal para que me pusiera de pie, y ella levantándose de la silla se arrodilló ante mí, llevó sus manos hacia el botón de mi pantalón y me lo desabrochó, y después de bajarme la cremallera, hizo lo propio con mis pantalones y el short, mi polla quedó al descubierto ante su vista, cuando esto sucedió ella dijo:
-¿Pero qué maravilla es esta?, no me imaginaba yo que tu siendo de la edad de mi Pablito tuvieras este pedazo de polla.
Yo sabía que Pablo la tenía de un buen tamaño, así que la pregunté:
-¿Y no piensas que Pablo la pude tener igual?
-Pero él es aún un niño, protestó ella.
Estas madres que ciegas pueden ser, su hijo y yo acabamos de cumplir los dieciocho y yo la podía tener grande, pero mi amigo era aún un niño, jajaja, pero en esos momentos, ella cogió mi polla con una de sus manos y me la acaricio, y después se la metió a la boca y comenzó a chupármela, viendo cómo me lo hace mi madre me di cuenta de que estaba algo desentrenada, pero me la chupaba con tantas ganas que su torpeza me resultaba excitante, de repente ella me pidió:
-Túmbate en la cama.
Después se desnudó rápidamente y poniéndose encima de la cama a cuatro patas siguió chupándomela, hasta que yo, que no podía aguantarme las ganas le supliqué:
-Por favor, Sofia, déjame follarte.
Ella al oír mi petición vino donde yo estaba, le indique donde guardaba los condones, ella me acercó uno para que me lo pusiera y me dijo:
-Yo no tengo práctica y podría ponerlo mal.
Me lo puse y en ese momento ella se abalanzó sobre mi puso mi polla en el interior de su coño y se puso a cabalgarme. Lo hacía de una forma ansiosa, se le notaba que tenía muchas ganas de follar y mientras lo hacía me dijo:
-Gracias, mi amor, no sabes lo maravilloso que es para una vieja como yo tener una polla joven y potente como la tuya dentro de su coño, lo repetiremos, solo te pido una cosa que sea nuestro secreto, que ni mi Pablito, ni tu madre se enteren.
Lo que ella no podía imaginar es que en ese momento mi cabeza estaba desarrollando la idea de que igual que yo me lo hacía con mi madre Pablo se lo hiciera con la suya.
Ella ajena, al menos por el momento, a mis pensamientos siguió cabalgándome, follaba divinamente, en realidad, gracias a mi madre, estaba descubriendo que las maduritas follan muy bien, se movía arriba y abajo con gran facilidad, llevándome a la gloria, así estuvimos follando hasta que sentí que me venía, y debí de soportar un montón de leche dentro del condón.
-Perdona si me he corrido demasiado pronto, le dije.
-Para nada cariño, me has hecho venirme un par de veces, algo que con mi marido me costaba muchísimo, y muchas veces me quedaba a medias.
Sus palabras me hicieron sentirme muy bien, fui a quitarme el condón, pero ella me dijo:
-No mi amor, deja que lo haga yo,
Y llevando una de sus manos hasta mi polla se puso a quitarme el condón, con la otra buscó su tanga, me quitó el condón y con su tanga me limpio la polla, mientras lo hacía me dijo:
-Así podre sentir tu olor cuando quiera.
Cuando hubo limpiado mi polla, se la llevó a su boca y me la volvió a chupar, como he dicho antes, no es que fuera una experta, pero se notaban sus ganas de hacerlo bien, con este tratamiento logró que mi polla se pusiera dura de nuevo, pero una vez que lo hubo logrado siguió chupándomela, era delicioso, tuve que ser yo quien la dijera:
-Para ya, quiero volver a metértela en tu coño.
Mis palabras surtieron efecto Sofía dejó de chupármela Yo tenía ganas de masturbarla e introduje dos de mis dedos dentro de su coño, ella comenzó a gemir, se la notaba que estaba disfrutando mucho, mi madre me había enseñado a valorar la humedad del coño de una mujer y Sofía lo tenía muy húmedo y estuve así un rato, oírla gemir era muy satisfactorio, hasta que ella me dijo:
-Mi amor follame ya otra vez
Se levantó y se fue hasta donde estaba mi paquete de condones, cogió otro y me lo colocó en mi polla, esta vez sí se había atrevido, la pedí que se abriera bien de piernas y ella lo hizo, yo me puse de rodillas enfrente de ella y la introduje la polla, nuevamente, en el interior de su coño, ella comenzó a gemir, mientras decía:
-Caramba Ikercito, quien se podía esperar que con tu aspecto de niño fueras un follador tan maravilloso.
Sus palabras hicieron que mi excitación aumentara, ni en mis mejores sueños había con ella había disfrutado tanto. Así que aumenté el ritmo de mi bombeo, notaba como sus gemidos iban en aumento y me di cuenta de que estaba teniendo varios orgasmos, yo procuraba no correrme esta vez, quería que mi hembra quedara muy satisfecha; ella dijo:
-Mi amor, ahora que lo estoy haciendo contigo me estoy dando cuenta de que no sabía lo que era el placer, con mi marido nunca gocé ni la mitad, te adoro.
Yo me sentía maravillosamente bien con sus palabras, veía en su cara como seguía gozando a tope, y aceleré mi ritmo de follada, sabía que mi hembra estaba gozando, finalmente no pude más y me corrí.
Cuando terminé de hacerlo me salí, ella me pidió:
-¿Me puedo comer tu leche?
Por supuesto que la dije que sí, me tumbé en la cama y ella después de quitarme el condón con su lengua paso a lamer toda mi polla hasta no dejar ni gota de leche, pero eso no evitó que siguiera chupándomela, al parecer se había vuelto adicta a mi polla y el resultado fue que mi polla se puso otra vez durísima, ella me dijo:
-Cariño me ha encantado que te subieras encima de mí, ¿Pero sabes? Lo de estar encima de un mach, para mi es algo nuevo y es algo que quiero seguir experimentando, por favor, no me lo niegues.
Que una mujer te pida eso, es algo a lo que no se puede uno negar así que nuevamente, me tumbé en la cama con las piernas juntas, ella sonriendo, me volvió a colocar un condón, al parecer sus ganas de follar le habían llevado a aprender, rápidamente como colocarlo.
Y después poniéndose encima de mí volvió a introducir mi polla en el interior de su coño, para mí era la gloria, ella comenzó a subir y bajar, mientras yo imaginándome que era pablo comencé a decir:
-Mamita esto es delicioso.
Al oír mis palabras ella cerró los ojos, quizá mi idea no le pareciera tan mal, se puso a cabalgarme de una manera más intensa, yo con esas tetas tan impresionantes sobre mi cabeza no pude menos que amasarlas entre mis manos, ella al sentirlo se puso a gemir aún más fuerte, luego se decidió por un cambio de postura y se puso de espaldas a mí, montándome de esta manera yo tenía un primer plano de su culo y me pareció fantástico, y decidí que ese trasero iba a ser mío esa misma tarde. Así que me dije:
-Mami, tienes un trasero espectacular.
En ningún momento parecía que ella se sintiera molesta, al contrario, notaba como el hecho de que yo le hablará como si fuera Pablo la calentaba, en un momento dado me dijo:
-Joder follar contigo es fantástico, hasta hoy estaba preocupada porque mi marido me hubiera dejado y soñaba con que él volviera, pero desde ahora eso se acabó, quiero disfrutar del placer que dais los chicos jóvenes.
Y mientras decía esto seguía montándome, yo notaba la pasión que mis palabras de tipo hijo-madre provocaban en ella, que me cabalgaba con más ganas, notaba como la venían varios orgasmos, yo intentaba aguantarme, pero mi resistencia era cada vez menor hasta que finalmente, dije:
-Mamita me corro.
Y noté como una gran cantidad de mi leche salida de mi polla y se estrellaba contra las pareces del condón que llevaba puesto, cuando ella notó que había terminado de eyacular me beso en la boca y me dijo:
-Desde luego mi Ikercito es todo un semental.
-Muchas gracias mami.
En ese momento aproveché la ocasión para llevar mi mano hacia su culo y se lo acaricié, a ella parecía gustarle, me atreví a ir algo más lejos y la introduje uno de mis dedos en su culo, ella protestó de una manera muy suave:
-¿Pero qué haces?
-Me encanta tu culo, y quiero poseerle, le respondí.
-Eso es una guarrería, dijo ella,
-Lo deseo tanto, la respondí mientras la besaba en su boca.
-Lo tengo virgen, dijo ella.
-Deja que yo lo estrene mamacita, le respondí.
Parece que mis palabras lograron convencerla y dijo:
-Está bien, pero deberás tener mucho cuidado, lo tengo virgen, al cabron de mi ex nunca le interesó.
Por supuesto le dije que sí, tenía tantas ganas de follarme ese culo, le pedí que se pusiera encima de la cama a cuatro patas, ella lo hizo, en ese momento yo parecía el adulto y ella la jovencita, me puse detrás de ella y encaminé mi polla, que parecía saber el festín que la esperaba y se había puesto durísima, y poco a poco lo introduje en ese agujero tan delicioso, nada más entrar yo sentí un inmenso placer, mi madre me había enseñado como hacerlo y me puse a moverme en su interior, ella al principio dio unos gritos muy suabes de dolor, la ofrecí sacársela, pero ella me dijo:
-No mi amor, quiero experimentar esto hasta el final, sigue follandome.
Con mucho cuidado seguí moviéndome en el interior de su culo y noté como sus gritos de dolor se transformaban en gemidos de placer, eso me llevó a aumentar el ritmo, al cabo de un rato ella dijo:
-Mi amor esto es fantástico, lo que me he estado perdiendo por tener un marido tonto y mal follador.
Sus palabras me encantaron y mantuve el ritmo de mi follada, mientras sus gemidos se intensificaban, me decidí a introducir uno de mis dedos dentro de su coño y noté que lo tenía mojadisimo, en ese momento la adoré, pero se incrementó en mi la idea de que mi amigo Pablo, su hijo, debía de disfrutar del hecho de que su madre fuera una verdadera máquina de follar, como yo disfrutaba de la misma, seguí follandomela quería que gozara como nunca en su vida.
Finalmente mi polla descargo en el interior de su culo, para mi fue un orgasmo impresionante y cuando la saqué y vi su culo lleno de mi leche me sentí muy macho, ella me dio las gracias por lo que acababa de sentir y por haberle abierto los ojos.
Me condujo a su baño, pese a que yo conocía el camino de hecho algunas veces cuando iba a buscar a Pablo me metía en el baño, y es que allí Sofía ponía sus tangas sucios, y a mi me encantaba olerlos, no se como no me pillaron, sabía que eso se había acabado, desde ese día tenía a su dueña.
Después de lavarnos me vestí y fuimos los dos hasta la puerta de su casa, al despedirme con un beso me pidió:
-Porfa mi Ikercito, de esto nada a tu madre, ni a mi hijo.
Por supuesto la dije que sí, pero cuando pude se lo conté a mi madre, añadiéndole la idea de que Sofía se lo hiciera con su hijo, mi amigo.