Mi lado gay

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T. Lectura: 2 min.

Soy un hombre maduro, de más de 50 años, me acababa de divorciar, no lo había pasado nada bien y estaba dispuesto a buscar nuevas experiencias, sin mujeres. Desde hacía un tiempo pensaba en cómo sería tener sexo con otro hombre, cada día me excitaba más imaginar a dos hombres haciendo el amor. Besándose, tocándose, abrazándose. El siguiente paso fue comenzar a ver vídeos de porno gay. Me empecé a fijar en los cuerpos tan musculosos y en las pollas tan grandes y duras, me parecían preciosas.

Observaba con detalle cada vídeo que me gustaba y no podía evitar terminar masturbándome, acariciaba mi polla suave y despacio mientras aquellos chicos tan hermosos estaban follando desnudos. Uno besaba al otro, sus lenguas se encontraban dentro de la boca del otro, besaba su cuello, su pecho, mientras su mano acariciaba su polla, su lengua bajaba por su torso hasta llegar a aquella polla que tenía sujeta con la mano, después pasaba su lengua por ella comenzado por la punta, despacio, lo que hacía que el chico gimiera, mientras la lengua recorría todo el miembro, no quedándose ahí, ya que recorría también sus testículos, para terminar introduciendo la polla en su boca, mientras el otro chico gemía sin parar, cuando el primero la chupaba con maestría.

Mientras eso sucedía en el vídeo, yo me seguía masturbando desnudo, mi polla crecía y crecía sin parar ante las caricias de mis dedos, aunque imaginaba que era la boca de aquel chico la que producía tan placentero efecto. Estaba muy excitado y cada vez más.

Mientras en el vídeo, el chico juzgó que era el momento de dejar de chupar la polla, que había alcanzado un tamaño y grosor considerable, y disfrutar de los placeres que podía ofrecerle aquella polla tan dura.

Así se sentó sobre el miembro, mirando a la cara al otro, la introdujo dentro de su culo y comenzó a cabalgarla, primero despacio, como para que tomara bien su medida, para empezar a moverse cada vez con más velocidad, subiendo y bajando sin parar. Ninguno de los dos podía dejar gemir, sus caras describían lo mucho que ambos disfrutaban de aquel momento, mientras yo hacía lo mismo con mi mano y mi polla, hasta que el chico pasivo se corrió, luego se levantó de encima del otro, volvió a chupar su polla hasta llevarlo también al orgasmo, tragando todo el semen que salía de aquella polla tan enorme. Así terminaba el vídeo, justo cuando yo también tuve un fuerte orgasmo que me hizo gritar y soltar un tremendo chorro.

Me quedé muy bien, pero no dejaba de pensar si no sería el momento de dejar de ver vídeos y probar de manera real.

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